lunes, 13 de abril de 2015
EL REGRESO A LOS VALORES HISTÓRICOS.
EL REGRESO A LOS VALORES HISTÓRICOS.
Costa Rica debe de retornar a sus relaciones originarias para recapacitar en su futuro. Siendo así, encontramos un arsenal de experiencias y logros históricos, al igual que el cúmulo de expresiones de nuestra sociedad que contribuyeron a modelar nuestro Estado de derecho y los preceptos de justicia social, que todavía adquieren vigencia, sin negar las complicaciones que acusa el Siglo XXl.
Tanto discurso y literatura tecnocrática existente alrededor de la reforma del Estado, que dicho sea verdad termina atrincherada en la retórica, así como en ejercicios académicos y burocráticos. Los resultados prácticos de tales exposiciones académicas han sido exiguos hasta ahora, tampoco quiere decir que se deba menospreciar como fuente de conocimiento. Sin embargo, rara vez tienen efectos prácticos y, sin proponérselo, generan inercia.
Dichas doctrinas económico - administrativas, provenientes del extranjero, a veces complican la creatividad y la tenacidad, como lo hace también el lenguaje populista y rimbombante, extraído de “los diccionarios viejos” del marxismo, hoy extendido, lamentablemente, en nuestro medio. Cada una de tales corrientes, respectivamente, tiende a poner énfasis en preceptos estrictamente económicos y de ingeniería organizacional, o bien enfrascarse en procesos sociales en la perspectiva de hacer más elásticas las estructuras de poder nacional.
Hay probada evidencia que ambas corrientes o tendencias han generado corrupción y desigualdad social, incluso hasta ingobernabilidad e ineficiencia gubernamental y económica. Costa Rica ha sido vìctima de esta complejidad, casi que global, aunque se ubique bastante lejos del Chile de Augusto Pinochet o del colapso que castiga a Grecia en el entorno contemporáneo de la Unión Europea.
Nos equivocamos en ignorar nuestras experiencias históricas y políticas, que sirvieron de precedentes a la identidad nacional. Dicho de otra manera, entramos en discusiones a veces estériles, pasando por alto las virtudes de nuestro pueblo, capaz de haber construido una sólida institucionalidad social, que le permitió a este país blindarse de las guerras centroamericanas, de la expansión del imperialismo soviético, así como de la disparatada y total aplicación de los postulados del “capitalismo desregulado”, más proclive a producir desmedidamente riqueza, a costa del medio ambiente, que a distribuirla entre todos los miembros de la sociedad.
Los colonos costarricenses que dominaron montaña en la primera mitad del Siglo XlX para reconstruir comunidades prósperas y socialmente horizontales en el oeste y el sur del Valle Central de este país, carecieron de textos económicos y administrativos, menos contaron con la intervención del Estado en sus cometidos de conquista, pues en aquel entonces éste apenas comenzaba a tomar forma, cuando el humanismo cristianismo y el liberalismo criollo contribuyeron en sus cimientos ideológicos.
Aquellos colonos ticos, sin perder su individualidad, hicieron que su honesta existencia "se dilatara más allá de sí mismos", al concentrarse en el servicio a los demás; las bases éticas y morales de la sociedad política y civil en gestación los educó, a pesar de sus limitaciones culturales, al tiempo que la libertad y la convivencia cívica y democrática, con todo y sus frecuentes tropiezos, estaba destinada a quedar arraigada en el tejido social y en la identidad nacional.
Uno de los múltiples textos académicos del Presidente Luis Guillermo Solís Rivera ilustra la actitud cívica, emprendedora, así también el alto nivel de madurez cívico de los exploradores de la región de Pérez Zeledón, al extremo que consiguieron vencer la adversidad impuesta por la naturaleza para luego forjar una comunidad pacífica, democrática, solidaria, productiva y abierta al mercado nacional e internacional, en tanto que apostaron por la economía del café.
Pensando en la prosperidad de la patria, en esa gente arriesgada y emprendedora, cuyo único recurso del que disponían eran sus valores y la voluntad de crecer e innovar, pasó bastante lejos “la desidia, la codicia y la falta de acción y solidaridad” por alcanzar los mejores cometidos. Dichosamente, todavía existen cientos de grupos de costarricenses organizados y convencidos, en que es inútil desplazar a su antojo los contextos y la historia nacional, a cambio de dar cabida a la retórica vacía, que acarrea la solemnidad del poder y el interés particular, un desatino que por sí mismo alienta el egoísmo, la demagogia, la insensibilidad social y los desequilibrios sociales.
Por eso, de Estado de derecho, justo y solidario, como lo concibieron los fundadores de la República, tenemos a la vuelta de la esquina el inminente riesgo de aproximarnos a la condición de “Estado social burocrático” (Rodolfo Cerdas Cruz, 2009), caracterizado por el poder e influencia de los intereses corporativos (públicos y privados), a la vez los gremiales y sindicales o de los grupos de presión de diversa naturaleza, en cuenta la clase social burocrática. Todos ellos centrados en conservar poder, privilegios y gollerías, junto con la nociva actitud de resistirse al cambio en las organizaciones públicas y la sociedad económica, puesto que en ello descansa la subsistencia de tales fracciones de clase.
Lo apuntaba recientemente un famoso periodista costarricense acerca de la imperiosa necesidad de “derribar las murallas políticas, sociales, económicas, burocráticas y legales” que el Estado social burocrático en curso - ajeno a nuestra historia y ética - ha ido consolidando, “lo cual ha llegado a frenar el bienestar de la sociedad como un todo”.
El panorama tampoco es negativo. Las soluciones las tenemos de nuestro lado, hay que cultivarlas y mantenerlas sanas. El abogado costarricense Fernando Zamora Castellanos en términos sencillos propone que la población resguarde y practique coherentemente los valores que permitieron forjar nuestra nacionalidad, porque las culturas que han decaído son las que renegaron de sus valores. Así de sencillo.
Ronald Obaldía González (Opinión personal)
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Rodrigo Díaz B. escribió:
ResponderEliminarNunca se regresa a nada Ronald, ud
sabe lo dialécticos y poco mecánicos que son los procesos. El comunismo creyó mecánicamente que ellos serían una síntesis pero la humanidad tuvo que entrar por completa en el neoliberalismo. Por ejemplo. Así que Costa Rica no va por la vía del regreso sino por los causes del infernal progreso con sus respectivas curvas divinas.
ResponderEliminarMarianela Álvarez Blanco
7:50 (hace 2 horas)
para mí
Marianela Álvarez Blanco escribió:
Muchas gracias por compartir su texto, cuyo contenido comparto plenamente. Sería interesante profundizar en la metodología para liberarnos de ese Estado social burocrático.
Saludos
Marianela Álvarez Blanco
ResponderEliminarJimmy Bolaños Gonzalez escribió:
Al leer tu excelente artículo se me ocurrió enviarte este material de la USAID, que no lleva ese título que yo le puse -el título es de mi ciosecha-, pero si transcribo textual:
DECALOGO DE LA PERVERSION DEL MANEJO DE LA COSA PUBLICA
Caracterizado por un conjunto de creencias o modelos mentales que presentan una visión que desconoce lo público y el bien común (la función social de la profesión), y que acepta como legítimo el usufructo del cargo público para el beneficio personales propios o de intereses privados:
1. Nadie perseguirá el interés de la comunidad, excepto si le resulta en provecho propio
2. Solamente los funcionarios públicos se interesaran en asuntos públicos, pues son los únicos a quienes se les pagan por hacerlo
3. Habrá poco o ningún control de los ciudadanos sobre los funcionarios públicos, debido a que eso sólo le compete a otros funcionarios públicos
4. Las personas que ocupan cargos públicos, al no sentir identificación con los propósitos de la organización, no trabajarán más de lo necesario para mantener sus puestos y para lograr ascensos (si esto último fuese posible)
5. Los cargos oficiales y la educación superior serán tomados cono recursos para ser usados contra otros en beneficio propio.
6. La ley no será obedecida cuando no exista razón para temer castigo
7. Quien ocupe una posición oficial aceptará el soborno cuando considera que puede salirse con la suya. En todo caso, hágalo o no, todos los demás supondrá que lo está haciendo.
8. No habrá coherencia entre los principios que enuncian en sus discursos quienes detentan cargos públicos y su comportamiento cotidiano
9. Se supondrá que cualquier grupo en el poder es corrupto y saca ventaja del ejercicio del poder
10. El votante podrán poca confianza en las promesas de los partidos. Tenderá a poner su voto para pagar favores recibidos en vez de hacerlo por programas prometidos.
Un saludo,
Jimmy
Carlos Rivera Chavarría escribió:
ResponderEliminarMuchas gracias Don Ronald, excelente
Cecilia Marten Madrigal escribió:
ResponderEliminarBuenos días Ronald!
Estoy de acuerdo con sus ideas y creo que debemos regresar a nuestros valores más auténticos para que esto mejore. Pusiste un excelente ejemplo con Pérez Zeledón. También tenemos que combatir el estado burocrático que nos aplasta, lo malo es que no sabemos cómo. No hemos encontrado el camino, sin afectar tampoco a los ciudadanos y sus familias.
Un abrazo,
Cecilia