miércoles, 18 de junio de 2025

ASÍ NACIERON DOS ENTIDADES PÚBLICAS DEL DISTRITO DE ZAPOTE (SAN JOSÉ - COSTA RICA). Autor: Ronald Obaldía González

ASÍ NACIERON DOS ENTIDADES PÚBLICAS DEL DISTRITO DE ZAPOTE (SAN JOSÉ - COSTA RICA). Autor: Ronald Obaldía González Cabe tener presente que la fundación en 1962 del Liceo Rodrigo Facio en el distrito de Zapote (San José - Costa Rica) trajo innovación, acontecimiento que varió sustancialmente el ambiente social, convivencial, cultural, económico y la vida diaria de los adolescentes y los jóvenes. Felizmente, se originó un intenso movimiento educativo a todo nivel. La realidad social de las familias locales y de los lugares colindantes se fue transformando, de manera positiva, con el impulso de la educación. Gradualmente, Zapote dejaba de ser una comunidad semiurbana, básicamente dependiente de la actividad de la economía del café, producción extendida en las comunidades circunvecinas, entre ellas Curridabat, San Francisco de Dos Ríos, Tirrases, la Y Griega, San Antonio de Desamparados y algunos vecindarios del cantón de Montes de Oca. Las oportunidades laborales y educativas en ese corredor geográfico como tal, eran realmente limitadas. La mayoría de las familias contaban con ingresos modestos; sus recursos eran reducidos, lo que les impedía enviar a sus hijos e hijas a formarse en ciertos colegios, fueran los decanos el Colegio de Señoritas o el Liceo de Costa Rica, mucho menos que pensaran en matricularlos en alguno de los centros educativos privados. En cuestión de desarrollo humano, Montes de Oca había hecho diferencia con la creación en 1940 de la Universidad de Costa Rica (UCR) y posteriormente con la fundación del Liceo José Joaquín Vargas Calvo (1951), entidad a la que, en la ocasión, acudieron un grupo de jóvenes de Zapote y de otras comunidades próximas al pujante municipio. El progreso de las otras comunidades era lento en comparación al desarrollado cantón, quien contaba con superior infraestructura - carreteras, transporte público, ferrocarril, instalaciones comerciales, centros educativos, cobertura de luz y agua, etcétera - , así también gozaba de mayor población con mejores ingresos, la cual disponía de una oferta superior de oportunidades sociales y laborales, y sólida institucionalidad pública. El nacimiento del barrio La Granja y Los Yoses adelantaron el progreso de dicho cantón josefino, lo cual dio pie a la formación de los colegios privados, fueran el Calasanz (1961), el Colegio Metodista (1950), el Colegio Salesiano Don Bosco (1965) y el Colegio Monterrey (1956). El repunte social de las otras comunidades, adyacentes a Montes de Oca, obedeció, en buena medida, a la creación de nuestro colegio de secundaria, fruto de la visión y la determinación de un grupo de proactivos dirigentes comunalistas, centrados en el objetivo educativo. Obsérvese que en 1960 el corpulento cantón de Desamparados había fundado su propia institución educativa de enseñanza media, apenas dos años antes que el levantamiento del colegio zapoteño. Hasta 1967 el municipio de La Unión - Cartago llegó a poseer su propia institución de enseñanza secundaria. Hatillo, cuya población crecía más que nuestro distrito, fundó su propio colegio en 1965, fuera el Liceo Roberto Brenes Mesén. De este modo, Zapote se inscribió dentro del segmento de las comunidades visionarias, cultas y solidarias de San José, las cuales privilegiaron la educación de los niños y jóvenes. Quienes una vez graduados, se les abrieron las oportunidades de superación personal, fundamental en la formación de capital humano, de paso un factor decisivo para la movilidad social en nuestro país. Bendito sea el paso existencial por este mundo de los fundadores, la Directora y los primeros educadores de nuestro colegio: un hecho significativo. Ellos, verdaderos e inteligentes líderes; motivados por el respaldo de las gentes del distrito, entregaron completamente su ser al servicio de la comunidad de Zapote. Hicimos algo de justicia. Siendo miembro de la Junta Administrativa, en compañía del profesor Álvaro Alvarado Castro, nos dimos a la tarea de realizar una investigación, basada en fuentes documentales y orales, a efecto de identificar las personalidades que intervinieron en la obra de nuestra institución docente. Allí fue colocada una placa conmemorativa en la cual dejamos grabados los nombres de sus creadores. Se desvivieron y se sacrificaron por entregarnos el máximo tesoro: nuestro Liceo Rodrigo Facio Brenes, entre otras obras de bien, siempre guiados por la sabiduría de nuestra Doña Lía Gómez Chacón de Brenes, la primera Directora. La educación fue el punto de partida por el que perseveraron, en aquel entonces, cargado de múltiples limitaciones. ¡Que grandes seres humanos vio crecer Zapote! Una nómina de profesores de alto nivel intelectual conformó el primer cuerpo docente del Liceo Rodrigo Facio. Tal distinción y fortaleza se mantuvo con el correr de los años. Nuestros educadores despertaron en los estudiantes el pensamiento creativo, crítico, el amor por el conocimiento, el arte, la cultura, el deporte. Fue una norma respetar a aquellos estudiantes que adoptaron las ideas del socialismo, del hippismo (surgido en 1960 en los Estados Unidos de América), así como la posición anti-racista de los estudiantes afrocaribeños acogidos en nuestras aulas. Los jóvenes que procedían de otros centros públicos o privados encontraron acá realización personal. Ello significó que hubieran de brotar las organizaciones no formales, entre ellas la Juventud Obrera Católica (JOC); el Movimiento Juvenil Cristiano, formado por el sacerdote Claudio Charpentier Chaves (+); la Casa de la Juventud, dependiente del Movimiento Nacional de Juventudes - MNJ -, así como el Periódico Zapote. El deporte cobró enorme relevancia. Estudiantes y egresados de nuestro Liceo alcanzaron triunfos destacados a nivel nacional. En otro escrito haremos referencia a los éxitos imparables del VOLEIBOL zapoteño. Intentaremos contactar a Gerardo (el chino) Solano, Roy Rojas, Luis Acuña Méndez, entre otros, distinguidos egresados, quienes cumplieron un rol inigualable en el desarrollo de dicha rama deportiva, la cual se vio favorecida con la construcción en 1976 del gimnasio de nuestro liceo. Dicho sea de paso, tales instalaciones facilitaron, posteriormente, el inicio de la práctica del "fútbol salón" costarricense. Conforme maduraba el desempeño institucional de nuestra entidad secundaria, la cual se convertía en el motor comunitario, luego salieron a relucir nuevas necesidades pedagógicas, enlazadas también con las expectativas de nuestra colectividad, yendo un tanto lejos, a las de poblaciones aledañas también. UNA SERIA POLÉMICA. La ilustre Directora de nuestra institución de enseñanza, Lía Gómez de Brenes, en múltiples ocasiones había sugerido la construcción de una biblioteca pública en el distrito, accesible a todos los habitantes. La que funcionaba dentro del colegio, apenas daba abasto a los estudiantes, además de las restricciones reglamentarias para que las demás personas hicieran uso de ella. Al cabo que la movilización de los estudiantes a la Biblioteca Nacional representaba incomodidad y gasto adicional a los padres de familia, además de la insuficiente oferta de libros en la Biblioteca. En cambio, la iniciativa de la biblioteca comunitaria se convertiría en una especie de anexo; a través de ella nuestro colegio se proyectaría a través de la extensión social, de manera directa. Allí se contemplarían las realizaciones de diversos eventos cívicos, culturales y artísticos, etcétera. Nuestra Directora procedió a hacer las consultas del caso ante determinadas autoridades gubernamentales, en cuenta con la Junta Administrativa y con el estudiantado en general. Jorge Isaac Amador Hernández (+), el inteligente y emprendedor estudiante, además presidente del gobierno estudiantil (1974 - 1975) acogió con entusiasmo la propuesta educativa y cultural de la señora Directora Lía Gómez. La cual, principalmente, los profesores, los dirigentes juveniles y los egresados avalaron, entre otras personalidades. Un comportamiento que fue compatible con la alta educación recibida en nuestra institución escolar. Los planes de los fundadores del Liceo hubieron de desmarcarse de la idea de la construcción de la biblioteca pública. La construcción de "la capilla funeraria" fue su prioridad desde un principio. Contaron con el respaldo del Párroco Claudio Charpentier Chaves. Como hemos repetido, ellos (los fundadores) habían sido gestores y promotores de obra pública en el distrito, mediante la captación de las desaparecidas "partidas específicas", introducidas en el presupuesto nacional de la República. Logros cruciales, alcanzados, habida cuenta de los vínculos y la influencia acumulada en "aquella época de oro", por estos dirigentes comunales, ante la alta dirigencia del Partido Liberación Nacional (PLN). Hubo posiciones contrapuestas. Entre los años 1975 y 1977 se registró una fuerte controversia, animada por los gestores de la biblioteca y la capilla mortuoria, el cual dio a conocer el Periódico Zapote, dirigido por Hernán Gutiérrez Oviedo, graduado de nuestro colegio y en aquel tiempo estudiante de periodismo. Los jóvenes, inclinados por la construcción de la biblioteca, redactaron "un manifiesto" que fue distribuido por la comunidad, creando una molestia a la parte opuesta. Es decir, la representada por quienes impulsaron la capilla: hoy una entidad primordial, de enorme valía. Los limitados recursos presupuestarios hicieron imposible levantar ambos proyectos, simultáneamente. A manera de suceso curioso, cabe mencionar que entre los argumentos expuestos en aquel "manifiesto", revelador del punto de vista contra la construcción de la capilla funeraria, se insistía que era inapropiada la ubicación del concebido lugar de las honras fúnebres, por cuanto cercano a él se hallaban el salón Montecarlo y la plaza de fútbol, sitios causantes de regocijo y bullicio, contrastantes con los sentimientos de pesar de las personas dolientes. La reflexión filosófica encontró sitio en los cuestionamientos. Se apelaba que la biblioteca "era una vía de aproximación" al conocimiento, la ciencia y la cultura, enriquecedores de la vida y la virtud. Fue tal la desavenencia que alcanzó a los miembros de una de las ilustres familias alrededor de la preferencia por una de las opciones, las que causaron contradicciones intergeneracionales. Finalmente, los impulsores de la capilla lograron concretar el objetivo suyo. En la siguiente gráfica podemos apreciar el pleno avance de la construcción de dicha edificación en 1976. Posteriormente, entre 1982 y 1986 tuvo lugar la construcción de la biblioteca "Isidro Díaz Muñoz", cuyo financiamiento corrió a cargo de la Municipalidad de San José.

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