CONTRASTES HISTÓRICOS: ÁMERICA
LATINA Y ÁFRICA.
Tanto que polemizamos en América
Latina sobre los excesos y abuso de los españoles en las épocas de la conquista
y colonización de América, el Nuevo Mundo. ¿Acaso eran querubines nuestros
aborígenes, los primeros habitantes de los inmensos territorios explorados?
La historiografía pone al
descubierto que las civilizaciones precolombinas practicaron también las
guerras, las masacres, la esclavitud, los sacrificios humanos y otros
comportamientos ampliamente destructivos, los cuales traumatizaron a los forasteros,
que enseguida comenzaron a dominarlos.
Ciertamente, el proceso
civilizatorio americano, desencadenado tras el conflicto entre indígenas y
españoles estuvo signado de prolongadas sublevaciones sangrientas, tal que las
estructuras políticas y la economía extractiva de metales preciosos,
generadoras de riquezas a favor de la Corona, justificaron el inicio de la
separación y la división de clases, así como los primeros síntomas de
diferenciación racial; una honda complicación de la cual el nuevo continente
tampoco fue ajena.
Excepto la inequidad económica y
social, producto de la sociedad colonial, la cual arrastra todavía el Siglo
XXl, las segregaciones y los odios raciales y culturales entre españoles e
indígenas, tuvieron la particularidad de ser apaciguados. Eso fue lo positivo
de un reconocido encuentro de culturas, acentuado a través del surgimiento de
las independencias nacionales y la formación de los Estados soberanos;
aunque lejos de erradicarse, principalmente en puntuales latitudes del
Nuevo Mundo, donde continúan persistiendo los efectos indeseados de
carácter racista.
El resultado del encuentro de
culturas entre ambos grupos étnicos (españoles e indígenas), en un medio
geográfico específico, devino en la constructiva conformación de una renovada
sociedad biológica, con identidad psicosocial, comunicación e interrelación
lingüística propias, cuyo poderío llegó casi a generalizarse en toda la
población de gran parte del territorio americano.
En el terreno de la ética y los
principios morales la emergente civilización iberoamericana, además de
fundamentarse en la doctrina y el mensaje cristiano, posteriormente se
nutrirá de los valores liberales. Bien lo destaca Álvaro Orozco
Saborío, esto último fecundado por los mejores aportes de la
Revolución Francesa, el Acta de Independencia de los Estados Unidos de América,
la tradición de la Carta Magna Inglesa, el legado greco-romano mediante
la reiteración de la Constitución de Cadiz (1812) en la mayoría de nuestras
historias constitucionales, cuyos textos estuvieron liberados
de prejuicios secularistas y elevados a la plenitud de la
evangelización, heredada de España.
En cambio, el continente
negro lamentablemente careció de la experiencia histórica y cultural de haber
contado en el proceso de conquista y colonización con un imperio colonial como
el de España, mucho menos opresor y racista que sus adversarios europeos.
De ello habla por sí solo el
testimonio histórico y moral, que representa la irreparable pérdida del
líder africano Nelson Mandela, quien nos deja también infinitas lecciones,
derivadas de su magnanimidad y espíritu superior, al enfrentar, sin temores,
las raíces del odio racial, la crónica injusticia e indignidad, la
expoliadora “economía blanca”, así como la acumulación de estragos de distinta
índole, originados desde mediados del Siglo XVll por algunos imperios europeos,
siempre en perjuicio de los pueblos del África del Sur.
En este caso, las naciones
sojuzgadas y ensangrentadas por el apartheid y la segregación étnica, en
especial Sudáfrica, deberían continuar exigiendo justas reparaciones
económicas por parte de los países colonizadores europeos, a efecto de
dar puntual seguimiento a las resoluciones que en este sentido se aprobaron en la
Conferencia Mundial Contra el Racismo del 2001. Por qué no pensar
que este compromiso constructivo como tal de las antiguas potencias
coloniales honrará el inmortal mensaje del líder negro que colocó
los principios de la reconciliación por encima de las sórdidas pasiones y
los egoísmos humanos. FELIZ NAVIDAD A TODOS.
Ronald
Obaldía González (Opinión personal)
ResponderEliminarGracias por sus artículos que leo con mucho gusto y son inspiradores.
Excelente oportunidad para desearle y a toda su familia y seres queridos, una Feliz Navidad
Con los saludos mas cordiales, Serge Malé
ResponderEliminarLourdes Montero Gómez
Excelente y acertada reflexión. Gracias, sus ponencias son mmuy aleccionadoras para mí y procuro leerlas con el tiempo que requieren.
Gracias.