miércoles, 13 de agosto de 2014
LAS DESVENTURAS DE LA GLOBALIZACIÓN.
LAS DESVENTURAS DE LA GLOBALIZACIÓN
Los escenarios de conflicto proliferan a nivel global, sin que se vislumbren arreglos y soluciones efectivas y duraderas. Los de mayores repercusiones: la guerra en el oriente de Ucrania, asociada a la invasión rusa a Crimea; la inestabilidad en el mar de China, en donde Japón, Taiwán, Vietnam, Surcorea, etcétera, sostienen disputas limítrofes con la China Popular y en especial con “su ofensiva geopolítica”.
Asimismo, pueden mencionarse los nacionalismos y el estancamiento económico de la Europa, débil y tímida a causa de su dependencia del gas ruso; el islamismo fundamentalista desenfrenado, violento (y terrorista) en Oriente Medio y África (Guillermo Pacheco Gaitán, 2014), como también la expansión de epidemias, entre ellas el Ébola, mal que amenaza con propagarse a los otros continentes.
Tampoco se puede apartar el impacto del cambio climático, así como la incapacidad de los programas internacionales y gubernamentales, en cuanto a reducir la elevada concentración del ingreso y la desigualdad en cuanto a desarrollo humano. Agravándose los eventos, puesto que el Sistema de las Naciones Unidas y la propia OTAN caminan de puntillas en torno al panorama de inestabilidad, inseguridad y de desequilibrio social imperante.
Bastante cerca, localizamos a Venezuela, golpeada por las crecientes tensiones internas, agudizadas, sobre todo, por el desgobierno que la empujó al colapso económico; contracara de sus riquezas petroleras que distan de generarle los ingresos suficientes para equilibrar su precarias finanzas e incontrolable inflación. Lo que parecía superado en la región, nos damos cuenta que Argentina entra en “default” al demostrar señaladas limitaciones respecto a efectuar pagos de interés a los tenedores de bonos o acreedores, bajo el riesgo inminente de que le sean cerradas las puertas de los mercados financieros externos, además de ser objeto del poderoso castigo de las calificadoras internacionales de riesgo.
Un analista internacional acaba de preguntarse si es cierto que la indecisión y la pasividad política, la prudencia estratégica o la falta de eficacia de un multilateralismo institucional, cada vez más alejado de la realidad, es la torpe e incorrecta reacción frente a tales convulsiones, las cuales arrastran pérdidas de vidas humanas y ruina a las economías y la infraestructura básica de las regiones en conflicto. Solo la rehabilitación de la empobrecida Gaza tendrá un costo de casi $5.000 millones; al cabo que la continuación de la guerra entre Israel y Hamas desembocaría en la aniquilación de la raquítica infraestructura del diminuto territorio palestino.
Durante la Guerra Fría privaron la influencia ideológica y la carrera armamentista, lo cual signó los intereses incubados desde el antagonismo entre los Estados Unidos de América y la Unión Soviética: los rasgos sustanciales de ese periodo histórico. Exceptuando la rivalidad ideológica (capitalismo y comunismo), todo pareciera indicar que han sobrevivido hasta ahora los apetitos relacionados con la influencia territorial – para fines políticos y económicos -, el poderío militar y la consolidación nacional, situados dentro de las primeras categorías de las prioridades de la mayoría de las potencias globales, encaminadas supuestamente a consolidar un "duopolio" (Juan Gabriel Tokatlian, 2014), a saber: el bloque tradicional, conformado por Estados Unidos de América, Europa y Japón; el otro, su adversario y "emergente", constituido por los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China Popular y Sudáfrica).
A pesar de las señales de alarma de guerra en aquel contexto bipolar, siempre hubo líderes con visión y alto olfato político (hoy inexistente) de la talla de Richard Nixon, Leonid Brezhnev, Ronald Reagan, Mijail Gorbachov, Willy Brandt y Henry Kissinger, quienes abogaron por la coexistencia pacífica, la contención y la distensión, postulados por los cuales se anticiparon a los riesgos devastadores, acarreados por la carrera nuclear, cuya responsabilidad hubiera recaído en el antagonismo de las dos superpotencias. Dichosamente el Muro de Berlín cayó, y como sea el mundo es relativamente menos amenazante y hostil en términos absolutos. Eso sí, en tanto al terrorismo islámico le sea vedado el acceso a armas altamente destructivas.
En cambio, con significativo peso religioso, las complicaciones ideológicas se revirtieron, cambiaron de lugar, al concentrarse en el mundo islámico, en donde los ideales de la democracia liberal y la economía social de mercado se esfumaron completamente. Por largo tiempo, el islamismo fundamentalista e integrista estuvo sosegado, especialmente durante la Guerra Fría. Hubo de refugiarse en las ideas panarabistas y nacionalistas, corrientes fallidas a la vez, similar a la Primavera Árabe, ésta que despertó esperanzas antes de tiempo.
Tras el ascenso de los Ayatolahs en Irán (1979), las posturas a favor de los Estados teocráticos, al igual que “las fascinaciones” ante la instauración de los califatos comenzaron a dominar el pensamiento colectivo de un sector numeroso de mahometanos del Medio Oriente y África. Ascenso que fue percibido con recelo por Occidente; luego por Rusia, una vez desplomada la Unión Soviética, por cuanto ha debido enfrentar con dureza la reivindicación nacionalista de Chechenia, ampliamente acicateada por los grupos islámicos, los cuales operan también en el Asia Central, precisamente a quien el Kremlin tiene como sensible vecina.
La colaboración internacional, facilitadora del derrocamiento en Irak de Saddam Hussein, luego de los talibanes en Afganistán y posteriormente de Muamar Gadafi en Libia, resultó un proyecto demasiado accidentado; de ahí la indefinición en el caso particular de Siria; aunque tarde o temprano las conflagraciones sectareas, tribales e interreligiosas que presenciamos hubieron de estallar, fuera con la permanencia o no de tales tiranos. O, con ellos, quizás el baño de sangre hubiera sido mayúsculo.
En el orden de la economía global las complejidades corren su curso. Las instituciones creadas en el siglo XX para confrontar las diferencias económicas, estallidos financieros y sociales, fomentar el desarrollo y la paz, como las Naciones Unidas, o las instituciones nacidas de los Acuerdos de Bretton Woods en 1944 (el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial), más acá la Organización Mundial del Comercio (OMC), se han visto amenazadas y vulneradas por un mundo "que resulta demasiado grande”, inmanejable y lleno de contradicciones", sobrecargado no solo por los convencionales actores Estatales, sino también por los actores no gubernamentales, desde grandes corporaciones multinacionales, propietarios de infinitas riquezas y calificadoras de riesgo estadounidenses, hasta ONG y grupos criminales transnacionales (Juan Gabriel Tokatlian, idem).
Frente a este panorama, acabamos mencionando un escrito de Rafael Calduch, quien hace un sesudo diagnóstico sobre los hechos expuestos, urgidos de soluciones sostenibles. Nos hemos respaldado en su tesis, de que en verdad la indefinición, la indecisión, el exceso de cálculo y cautela han sido causantes de la sequía tanto de ideales como objetivos e intereses comunes y compartidos, tal que lejos de fortalecer el potencial de la acción colectiva global, al contrario, acentúan “la parálisis decisoria”. Un inmovilismo que va en desmedro de las doctrinas estratégicas y planes operativos viables, que si bien se exhiben como excelentes piezas literarias, resultan pírricas, “ïnutiles”, en términos ejecutivos y en materia de rendición de cuentas.
Calduch incurre en real pesimismo, al subrayar la inexistencia de perspectivas de cambio frente a las nefastas consecuencias políticas de tal brecha e incertidumbre internacional, de modo que niega las posibilidades de cursos de acción favorables en el corto plazo. En cambio, nosotros continuamos confiando en el espíritu e instinto de sobrevivencia del ser humano; y por supuesto, en la Providencia.
Ronald Obaldía González (Opinión personal)
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Carlos Echeverria escribió:
ResponderEliminarBuena artículo Ronaldinho. Los conflictos locales reemplazan ahora los mundiales de antes, excepto en temas como los medioambientales por ejemplo. América Latina es ahora, paradójicamente, con todo y todo, zona tranquila, excepto en ciertas barriadas invadidas por maras y afines. Las disputas entre gobiernos, se están resolviendo por los canales legales. Seguí adelante...
Rogelio Palomo Asch escribió:
ResponderEliminarYa le he dicho que no me quite el tiempo,
Deje de hablar M es pura paja todo esto lo repite usted por lo que dicen los periodistas y pobretones que andan buscando trabajo ESCRIBIENDO ESTUPIDECES hay demasiados periodistas y pajosos que les creen lo que dicen. Venezuela no esta como lo que usted la pone y Cuba no es tan pobre como lo desean los capitalistas del cosumismo salvaje. ¿Cómo va a medir con centimetros si lo que se usa son las cantidades de ideas positivas...?
Sabe que pienso de lo que usted escribe : BAAHHH! Pura M.
ResponderEliminarDaniel Fonseca escribió:
Estimado Ronald.
Muy buen análisis global.
Gracias por compartirlo.
Un abrazo.
Lourdes Montero escribió:
ResponderEliminarExcelente análisis de esta situación a nivel mundial, Gracias. Y que el Señor ilumine a todos los gobernandes del mundo para que actúen con sabiduría y sensatez.
Ronald: hola
ResponderEliminarUna vez vi una película sobre el entrenamiento que le daban a los agentes de la CIA; por supuesto, la película no mostraba (seguro por crueles e inhumanos) ni la mitad de la realidad, pero en todo caso y para lo que interesa ahora, digamos que había un estribillo que le repetían a los agentes: nada es lo que parece. Y se me quedó grabado por cierto. Creo que lo podemos aplicar perfectamente a tus palabras sobre “ la indefinición, la indecisión, el exceso de cálculo y cautela”, en el sentido de que en el fondo NO hay indefinición, ni indecisión, ni exceso de cálculo y cautela, porque …todo está calculado de antemano por los mercaderes del poder, y esos muchas veces ocupan cargos de presidentes o primeros ministros pero la mayoría de las veces NO. La decisiones, las verdaderas decisiones son tomadas por los mercaderes y las autoridades … ejecutan. Son pocos los casos en los que los líderes se imponen y entonces cambia el curso de la humanidad. De esos parece que no hay, pero como creemos en la razón, en la prudencia y en la inteligencia humana pero por sobretodo en la bienaventuranza y generosidad divinas, estoy segura que aparecerá alguno de esos y nos dará respiro.
Ciao.
Ingrid M° Mora C