martes, 5 de enero de 2016
EN EL MEDIO ORIENTE: LA SUPREMACÍA Y EL EXPANSIONISMO CONSTITUYEN LA PRIORIDAD.
EN EL MEDIO ORIENTE: LA SUPREMACÍA Y EL EXPANSIONISMO CONSTITUYEN LA PRIORIDAD.
Desde tiempo atrás, la enemistad entre los gobiernos iraní y saudita (potencias petroleras) continúa siendo el reflejo de hechos históricos, todavía insuperables, o que no evolucionaron. El origen de ellos se remonta, primordialmente, a la división entre sunitas - los mayoritarios, pues representan entre el 85% y 90% dentro de la comunidad del Islam - y, por el otro lado, los chiitas.
Una división irreversible o irreconciliable, nacida poco después de la muerte del Profeta Mahoma en el año 632, insuflada alrededor de la disputa por la sucesión del liderazgo de la comunidad musulmana, adjunta al crimen de Alí y sus hijos, parientes del Profeta.
Aunque las dos ramas, a duras penas, han “coexistido” por siglos y comparten múltiples creencias y prácticas, las diferencias se extienden a los campos doctrinales, modos de vida, rituales, leyes, conceptos teológicos y organización religiosa. Hasta los objetivos de supremacía, influencia teológica y expansión de cada una de ellas se han transformado en factores divisivos. Por ello, los sunitas (la secta mayoritaria) tachan de infieles y herejes a los chiíes, abogan por su muerte. Estos últimos tienden a ser discriminados en las naciones islámicas y ocupan los rangos sociales inferiores; Yemen y Bahrein - al borde de una convulsión sectárea - son la mejor evidencia de esa marginalidad como tal.
La Revolución Islámica de Irán en 1979 fue percibida como la mayor amenaza de las monarquías sunitas, en especial la saudita. Dicho sea verdad, los Ayatolas iraníes comenzaron a convertirse en faro teológico y político de la comunidad chiita, además de los alawitas en Siria, una de las secciones del chiismo, justamente, a la cual pertenece el Presidente Bashar Al-Assad. Teherán organizó milicias - “o actores no estatales” - , con tal de derribar las monarquías sunitas, sus antagonistas.
Así, la pro-iraní organización (terrorista) Hezbollah, enemiga permanente del Estado de Israel, intentó varias veces derrocar al reino wahabita saudita. Más acá, vemos actuando los Houthi, el movimiento chiita rebelde, en pos de derribar en Yemen a su gobierno, aliado de los sauditas. A estas alturas, no exento de severas controversias, el gobierno de Irak es compartido por los chiitas, sunitas y la etnia de los kurdos, con la ventaja de que los primeros, apoyados por el régimen persa, constituyen la mayoría de los musulmanes iraquíes.
Reconocida Arabia Saudita, líder de la corriente sunita e Irán de los chiitas en el Medio Oriente, al cabo generadores de conflictos sectáreos, en tal secuencia, el Irán debió soportar en aquel entonces la enemistad del antiguo régimen iraquí (sunita), al mando de Saddam Hussein, el cual sirvió de contrapeso. Tanto así que Arabia Saudita y sus aliados en el Golfo Pérsico respaldaron a Irak en la cruel guerra que libraron Irán e Irak entre 1980 y 1988. Una vez desaparecido Saddam, la influencia y la fuerza de los iraníes se recuperó pronto.
El sacrificado en la reciente ruptura de las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita y el Irán, hecho que ya se presagiaba, llegaría a ser, en este caso, el proceso de conversaciones de paz para poner fin a la guerra de Siria, organizado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a su vez motivada ante su buen desempeño en Libia, en razón del pacto del pasado 17 de diciembre en Marruecos, alcanzado por los amplios grupos que entraron en disputas militares, tras la caída del dictador Muamar el Gadafi.
El pacto da pie a la formación en esa nación norafricana del gobierno nacional, regido por un Consejo Presidencial de nueve miembros, un Parlamento y un Consejo de Estado (Sputnik, 2015). La confianza gira alrededor del gobierno de unidad, pues con él pronto se facilitará la expulsión de las fracciones del Estado Islámico, que también ha echado allí raíces.
En cambio, resulta inminente una nueva agudización de las tensiones en el barril de pólvora, el mejor símil para encasillar al Medio Oriente. La reciente tuvo relación con el derribo del avión ruso S-24 en la frontera de Turquía con Siria. La ausencia de la respuesta militar ayudó a un discreto entendimiento entre Moscú y Ankara, al prever “medidas de coordinación, no especificadas, que podrían estar destinadas a evitar la repetición de tales incidentes”.
“Solo esto faltaba”, dijo un comentarista turco, al quedar alarmado de la destrucción del edificio de la Embajada saudí en Teherán. Era de suponerlo. La ejecución en masa de enemigos del reino sunita wahabita en Arabia Saudita, entre ellos el líder religioso chiita Sheikh Nimr al - Nimr, crítico acérrimo de la (impopular, desacreditada y ultraconservadora) monarquía saudita, además de 46 sauditas, acusados de terrorismo jihadista, apenas se convirtió en la gota que derramó el vaso. A esto hay que abonar que los sauditas se han ocupado de reorganizar y financiar los opositores sunitas sirios, enemigos, como los yihadistas del Estado Islámico (EI), del gobierno sirio. Éste, tan defendido por Irán como de Rusia, por eso conforman una coalición para sostener en el poder a Al Assad y de paso atacar los yihadistas.
Acusándose mutuamente de alentar las tensiones en la región, así también de patrocinar el terrorismo y de ejecutar acciones expansionistas en el Medio Oriente, resultaba predecible el rompimiento entre iraníes y sauditas, dadas sus ambiciones y paranoias, cuyo móvil consiste en estabular las sectas que dirigen y controlan, o captar el mayor volumen de adherentes dentro de la comunidad islámica.
Arabia Saudita, con un Producto Interno Bruto (PIB) de $744.000 miles de millones (2013 est.) posee un desarrollo económico superior al de Irán, cuyo Producto Interno Bruto (PIB) se aproxima a $500.000 miles de millones (2013 est.). En cuanto al tamaño de las tropas, Arabia Saudita llevaría las de perder frente al régimen persa, pues cuenta con apenas 250.000 efectivos militares; a diferencia del Irán que abriga fuerzas armadas sofistificadas compuestas por más de 1.300.000 de uniformados, asimismo, con experiencias en guerras. Al tiempo que estuvo cerca de construir la bomba atómica, de acuerdo con los datos de inteligencia israelíes.
A causa de los diversos intereses en juego, el precedente inmediato lo auguraba el incremento de la intromisión de ambas potencias rivales del Medio Oriente (sauditas e iraníes), en el marco de las hostilidades, que todavía azotan a Siria y Yemen, sobre todo, el respaldo político y militar a sus respectivos aliados en tales naciones, sean los grupos rebeldes, ubicados de por sí en la oposición, que desde allí libran guerras domésticas contra los poderes establecidos, igualmente despóticos y criminales.
Es decir, sin haber arrancado, ha quedado lesionado el clima de diálogo, el cual tendrá lugar en Ginebra en el curso de ese mes. Los preparativos iban prometiendo lo suficiente, tras el alivio de las asperezas entre Occidente y Rusia, particularmente, en el más espinoso: el retiro de Bashar Al-Assad del poder. Los rivales, Arabia Saudita (su reino sunita wahabita - ultraconservador) e Irán (o la teocracia chiita) serán parte activa de los encuentros de Ginebra.
Pero, ahora el reino saudita y sus aliados sunitas en el Golfo Pérsico acaban de ofrecer una mala y complicada señal, al negarse a participar en adelante en los distintos mecanismos de seguridad regional (Ángeles Espinosa, 2015). Entre ellos aparecen como miembros, desde pequeños países africanos, a saber Benín o Togo, hasta otros con nutridos ejércitos, como Egipto o Pakistán, pasando por los vecinos Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, que apoyan sin fisuras el enfoque saudí, el cual subió de tono peligrosamente.
Ni cuando ha habido muertes de peregrinos iraníes en Mina, cerca de La Meca, que cobija el reino saudí, se había registrado el alto nivel de agitación entre las dos naciones. Las protestas en Teherán durante los últimos días contra la ejecución del afamado líder religioso chiita tuvieron la capacidad de facilitar la reacción drástica de Riad, una reacción que descansa también en su escepticismo - tan explícito, como el de Israel - frente a los acuerdos nucleares, aprobados por Irán con los Estados Unidos de América, secundados por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; acuerdos a los cuales Irán ha dado debido cumplimiento, según lo confirma la agencia especializada de energía atómica, perteneciente a la ONU.
Respecto a la organización terrorista del Estado Islámico, militarmente golpeada en los días recientes, tanto Estados Unidos de América como Rusia - a inicios del año pasado, distanciados por la intervención del Kremlin en Ucrania - , esta vez expresan estar totalmente de acuerdo en que es una amenaza mundial. Aquí no puede haber ningunas conversaciones de paz. “Se trata de la amenaza terrorista más terrible de todas las que conocemos. Destruyen la cultura y la historia y el mundo civilizado no se tiene más opción que cerrar filas y plantar cara” (Pilar Bonet, 2015).
No son pocos los que piensan que Arabia Saudita, con un régimen medieval, es “el peor de los males”, teniendo presente sus pésimos atestados en el campo de las libertades, la democracia y los derechos fundamentales, donde las mujeres son vistas como propiedad de los padres o maridos, las mujeres no pueden ni siquiera manejar; aún cuando, irónicamente, esa nación árabe forma parte del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
En esta línea se pone a prueba que “si alguien quiere saber cómo sería un país gobernado por los yihadistas, nada más tiene que observar cómo es gobernada la sociedad saudita” (Ciudadano Costa Rica, 2015). Ciertamente, la monarquía saudita, que supo contener con exceso de represión la Primavera Árabe, fomentó y financió el radicalismo islámico salafista, para extenderlo en el mundo, tanto así que la mayoría de los terroristas del 11/9, en cuenta Osama bin Ladin fue saudita (Idem) y se formó en las madrazas salafistas. Sin embargo, “los jihadistas del EI” tampoco han eximido a Arabia Saudita de sus objetivos y ataques militares, pues califican de extremadamente perversa y corrupta a la monarquìa, quien, en el terreno de la diplomacia de los petrodólares, siempre se ha considerado (“extrañamente”) aliada de Occidente.
Antes habíamos hecho una ligera referencia a las crónicas contradicciones entre chiitas, sunitas y kurdos dentro del mapa político del Irak, contradicciones que se extienden y agitan también a otros países del Medio Oriente. Prometemos un futuro comentario sobre este particular, en el que intentaremos explicar “la hipótesis de conflicto”, derivada de tal realidad política, económica, religiosa y cultural, realidad que hasta podría definir el destino del maltratado Medio Oriente.
Esta noche solamente nos resta agradecer a las personas que se ocupan de leer, comentar - o refutar casi siempre - el contenido de nuestros artículos, correspondientes a este humilde proyecto personal, el cual, precisamente, este mes cumple ocho años. A todos muchas gracias.
Ronald Obaldía González (Opinión personal)
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ResponderEliminarSERGIO FERNANDO ARAYA ALVARADO ESCRIBIÓ:
Magnífica síntesis ilustrativa de un complejo fenómeno multicausal, que combina aspectos de orden structural con factores de índole coyuntural. Usualmente me permit compartir sus valiosos artículos con estudiantes y otros contactos de la red, interesados en la política internacional
Esta vez no será la excepción
Saludos. Le deseo un próspero 2016
ResponderEliminarGilda Arguedas escribió:
Por este medio le envío un cordial saludo, con mis mejores deseos de salud, prosperidad y armonía para el 2016. Le agradezco sobremanera el envío de su artículo sobre Irán y Arabia Saudita pues me explicó, de una manera clara y objetiva, el conflicto y sus consecuencias y ramificaciones. Lo felicito por cumplir ya 8 años de este proyecto suyo tan informativo y basado en sus amplios conocimientos de los temas tratados. Gilda Rosa
ResponderEliminarSylvia Poll escribió:
Muchas gracias Ronald por sus siempre enriquecidos comentarios.
Feliz Año nuevo 2016!
Sylvia Poll
ResponderEliminarMarlen Luna Alfaro escribió:
Buenos días don Ronald espero que tenga un fabuloso 2016, muy lleno de salud, amor y felicidad. Como siempre mi respeto y cariño y me encantan sus comentarios. Saludos,
ResponderEliminarNorma Ibarra Rosales escribió:
Don Ronald, para este nuevo año que Dios llene de bendiciones su vida y la de su familia.
Muchas gracias.
ResponderEliminarC. Echeverria escribió:
Un articulazo...que situación más complicada...toda la vida...desde que Abraham se metió en tortas. Un abrazo y adelante...8 años!
ResponderEliminarGustavo Elizondo Fallas escribió:
Ronald, excelente, me aclar´varias dudas que tenía sobre ese enredo de Sunitas, Shitas y Kurdos.
Javier Castro González escribió:
ResponderEliminarEstimado Don Ronald, nuevamente mil gracias por compartir su sabiduría conmigo.
Saludos un fuerte abrazo.
Norma Ibarra Rosales escribió:
ResponderEliminarDon Ronald, para este nuevo año que Dios llene de bendiciones su vida y la de su familia.
Muchas gracias.
Magda Brañas escribió:
ResponderEliminarExcelente análisis de la situación de Medio Oriente. Y un gran aporte que aclara y ayuda a comprender una situación tan compleja y delicada internacionalmente.
ResponderEliminarMax Cerdas escribió:
Mi estimado Ronald:
Un saludo de año nuevo y muchas gracias por tenernos en la lista de lectores desde hace ocho años y desde entonces felicitaciones, por esta grata oportunidad de leer pareceres tan interesantes del mundo de las Relaciones Internacionales bajo una óptica tica.
Tengo un nuevo email personal a parte de este que agradecería también desde ahí continuar recibiendo tus escritos; maxcerdasl@gmail.com.
Con mis saludos coordiales.
Max.
Mimi Prado escribió:
ResponderEliminarComo siempre agradecida y deseándote feliz 8vo. Aniversario!