lunes, 30 de abril de 2018
INALTERABLE EL CURSO DE LA GUERRA EN SIRIA.
INALTERABLE EL CURSO DE LA GUERRA EN SIRIA.
Fuera del sistema de la Organización de las Naciones Unidas, las fuerzas militares de Estados Unidos de América, Reino Unido y Francia, en abril de este año, procedieron, de modo conjunto, a llevar a cabo ataques selectivos contra Siria. Las justificaciones dadas por estas potencias globales apuntaron “a destruir material químico bélico. A la vez se intentó desalentar al régimen de Bachar al Assad sobre nuevos ataques químicos contra su pueblo, como el ocurrido poco antes en la región de Duma”. El ataque era la vía para disuadir a Assad a desistir de las armas químicas contra su pueblo. El ataque, por cierto, no afectó a zonas protegidas por el sistema antimisiles ruso, instalado en suelo sirio.
Mediante el uso de un centenar de misiles, el Presidente estadounidense Donald Trump proclamó la victoria, después de las incursiones aéreas contra Siria. Entre otras instalaciones, el Centro Sirio de Investigación Científica quedó en ruinas, al ser alcanzado por los bombardeos en Barzeh, un suburbio cercano a Damasco; el arsenal de Sheen, al oeste de la ciudad, “quedó destruido”. Y el Pentágono remarcó en que algunas instalaciones relacionadas con armas químicas quedaron intactas lo que significa que el mandatario sirio, Bashar al-Asad, podría hacer uso de ellas si así lo desea. Según el mandatario sirio sus fuerzas militares amortiguaron el ataque, aunque las imágenes televisivas lo desmienten.
“Prepárate Rusia, porque los que vendrán serán misiles bonitos, nuevos e inteligentes”, llegaron a ser parte de las voces de euforia del magnate mandatario, al advertir además “de que volverá a atacar en caso de que el Gobierno sirio insista en utilizar armas químicas”. Expresiones como estas probablemente digiere Mike Pompeo, el de “los halcones” de línea dura, designado el nuevo Secretario de Estado por Trump, quien casi ha dado por concluida la misión contra el Estado Islámico (EI), tanto en Siria como en Irak.
Instantes después, Rusia - que tiene instalaciones militares en el país árabe, padrino de al Assad, junto con el Irán - presentó un proyecto de resolución, por el cual se condenaban los bombardeos, al considerarlos una “violación del Derecho Internacional, y de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)”.
A Rusia le era indispensable la condena multilateral frente a la alianza “invasora”, ya que con los bombardeos de los tres países occidentales, según ella, “se ha asestado un golpe contra la capital de un Estado soberano que intentó durante años sobrevivir en medio de una agresión terrorista”.
En Irán, el otro aliado sirio, el guía supremo, Alí Jamenei , apuntó que los líderes de Estados Unidos, Francia y Reino Unido “son criminales (...), no conseguirán nada y no sacarán beneficio alguno” (AFP y AP).
Sin embargo, el proyecto de resolución ante la ONU fracasó (AFP y AP), lo cual apenas ha venido a significar un aumento de las tensiones diplomáticas, las cuales se habían disipado desde que terminó la Guerra Fría.
Ciertamente, el régimen sirio posee una "vieja tradición" de liquidar poblaciones enteras con gases como el sarín. Se calcula que en esta guerra los ha utilizado unas 200 veces (Jaime Daremblum, 2018). Razón por la cual habría de plantearse la tarea (pendiente) de la Corte Penal Internacional alrededor de los crímenes de guerra de la dinastía de al Assad.
En medio de la guerra civil de siete años de duración, la de medio millón de muertos, Moscú y Damasco rechazan que las fuerzas del régimen llevaran a cabo un ataque químico (REUTERS), en el contexto de un Medio Oriente disruptivo, lleno de rutas comerciales, y de zonas productoras de petróleo o energéticos.
Sin dudar, el presidente Bachar el Asad controla casi dos terceras partes del territorio y ha consolidado su victoria sobre los rebeldes sunitas y los integristas islámicos, estos arrinconados en el norte y en algunas bolsas cercadas del centro y el sur, gracias al apoyo de Rusia, Irán y sus aliados chiíes de Irak. Por eso, el ataque de Occidente constituye también un mensaje para Rusia e Irán, quienes han armado y defendido el régimen esbirro y despótico de Siria, quien continúa masacrando la población.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (la OTAN) considera el uso de armas químicas una amenaza a la paz y seguridad internacionales, por lo que considera oportuno haber protegido la Convención de Armas Químicas". Para la Organización, esto requiere “una respuesta colectiva y efectiva de la comunidad internacional". En esta dirección, al Presidente Macron le resulta peligroso “tolerar la banalización del uso de armas químicas".
En cuanto al punto de vista de las facciones rebeldes ya sean los árabes sunitas y kurdas, dentro y fuera de Siria, en un principio hubo “una callada esperanza”, que los últimos bombardeos aéreos occidentales pudieran ser lo suficientemente fuertes para debilitar la capacidad militar del gobierno de Assad en el campo de batalla. Pero, según lo que se sabe hasta ahora, el impacto ha sido menor de lo esperado (BBC. Mundo). “En vista de la relativa levedad de los daños”, algunas facciones continuaron sus rutinas de enfrentamiento frente al régimen oprobioso.
Los pulsos de poder entre las potencias regionales del Medio Oriente, así como entre las globales, tienen marginado el objetivo prioritario de poner fin a la guerra civil en Siria, cuyo gobierno, como sentenciamos, se sostiene sobre la base de la cooperación total de los chiitas iraquíes e iraníes, guiados por Putin desde el 2015, quien ha colaborado con aviones, misiles y 50.000 soldados.
Las constantes nebulosas dominan por doquier. Tampoco quiere decir que las potencias ambicionen el reparto territorial de Siria. Conocemos de las relaciones tirantez entre Washington e Irán. Los Ayatolas persas deben actuar con cautela, y no excederse, si en verdad desean mantener vivo el acuerdo antinuclear con Estados Unidos de América y Europa. Las “consecuencias regionales” mencionadas (por los iraníes) a causa de los ataques recientes, no pueden llegar más allá, dado que el pacto multilateral se encuentra en la picota al ser torpedeado por el Presidente Donald Trump cada vez que quiere intimidar.
Asimismo, todo lo seguido pone de manifiesto una crónica e irreversible desestabilización en el Medio Oriente. En cuanto a ejercer influencia en la región, se hallan las disputas entre Trump y la Rusia de Vladimir Putin, este ufanado de las capacidades nucleares y militares de su “invencible” nación, dice él. El agravamiento de la guerra en Yemen, donde se ve involucrada Arabia Saudita; las amenazas o las repetidas operaciones militares de Occidente contra Siria, así también la persecución en territorio sirio por parte de los turcos frente a los osados kurdos, aliados estadounidenses en la batalla contra los terroristas islámicos; las habituales reyertas entre israelíes y palestinos. Mientras tanto, Israel y otros vecinos como Arabia Saudita observan atentos los cambios sobre el tablero sirio, con tal “de reaccionar en función de sus intereses” (Institute for the Study of War y elaboración propia. D. ALAMEDA / J. GALÁN / J. M. ABAD / F. PEINADO/JUAN CARLOS SANZ).
Eso sí, Israel y las monarquías del Golfo Pérsico, principalmente, en compañía de Occidente, se aprestan a contener a Irán y sus milicias chiíes de Irak y Líbano (Hezbolá, enemigo acérrimo de Washington e Israel), por cuanto Teherán trata de erigir un “puente terrestre” hasta Líbano, a través de Irak y Siria, a fin de consolidar su hegemonía sobre tres naciones, “con fuerte implantación” de la rama musulmana chií. Ante todo, la amenaza del terror yihadista global del ISIS no se ha desvanecido, en ello convergen todos: su objetivo es la eliminación de la amenaza terrorista (Idem, Institute for the Study of War), de alcance globales.
El riesgo mayúsculo y potencial consiste en que la guerra de Siria pueda dejar de ser regional, para enfrentar por error de cálculo a dos grandes potencias, EE UU y Rusia, más Irán, tal vez China Popular – Pekín apenas se limitó emitir un comunicado convencional, rechazando el ataque -. Lo que explica la cautela del Pentágono, que trata de frenar los impulsos e ímpetus de un presidente, que se supone “sin estrategia en Oriente Medio” (Francisco G. Basterra, 2018).
Hasta ahora Vladimir Putin solo se ha supeditado a condenar fuertemente el ataque a Siria; pero no amenaza con represalias, lo cual ha evitado el empe0ramiento y reactivación de los factores de conflicto. En vez de eso, el presidente ruso continúa acusando a Washington de “hacer el juego” a los terroristas y de “agravar la catástrofe” en Siria.
Tales incertidumbres estuvieron lejos de la mentalidad de la Casa Blanca, quien defiende el ataque. "Nos pusimos en acción para que el derecho internacional, para que las resoluciones del Consejo de Seguridad ya no permanezcan sin efecto", sostuvieron los asesores estadounidenses. Por su parte, la Canciller alemana Angela Merkel se sumó a dicha postura al reafirmar que el ataque a Siria fue "necesario y proporcionado".
Irritada completamente por sus calificadas sospechas de que Rusia envenenó en Londres a Serguéi Skripal, un exespía ruso en Reino Unido (Natalia Sancha), lo mismo que a su hija Yulia, Theresa May, la Primer Ministra británica, tampoco se queda atrás, al subrayar que era inaplazable el bombardeo; para ella "no había alternativa".
Por lo tanto Trump se ha colocado en posición segura para disuadir al sirio al Assad y sus padrinos de abstenerse a emplear armas químicas. Siendo previsor, Emmanuel Macron, el presidente de Francia señaló que, después de los ataques con misiles, el Consejo de Seguridad debe “ahora retomar, unido, la iniciativa sobre los aspectos políticos, químicos y humanitarios” en Siria (AFP y AP). Además el mandatario francés convenció a Trump de evitar el retiro de los entre 2.000 y 4.000 militares de las fuerzas especiales destacados en Siria, a efecto de asesorar a las milicias kurdas, y los grupos antiterroristas, disuadiendo al mismo tiempo al Assad con la cuestión de las armas químicas. Recordemos que en la campaña electoral, Trump aseguró que el único objetivo era la derrota del ISIS.
El presidente sirio, Bachar al Assad, aseguró que el ataque de Trump y de sus aliados el Reino Unido y Francia contra Siria no debilitará la determinación de su país en la guerra contra el terrorismo. Así lo dijo Asad a su homólogo iraní, Hasan Rohaní. Para al Assad el ataque supone "un reconocimiento de las fuerzas occidentales coloniales de su apoyo al terrorismo”.
Antes del ataque de las potencias occidentales, los expertos de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) tenían previsto iniciar sus pericias e investigaciones, en la región de Duma para tratar de determinar exactamente qué había ocurrido, y confirmar si efectivamente se empleó tal armamento químico venenoso contra la población indefensa. Desde luego, que Siria y Rusia habían boicoteado, de forma maliciosa, los propósitos de las investigaciones dichas de la OPAQ.
En otro orden, el peligro de una escalada incontrolada entre Moscú y Washington, de momento, se ha conjurado. No se dañaron mutuamente ni con el bombardeo contra al Assad, ni más antes. A juzgar por las declaraciones de los representantes rusos, el realismo pragmático, basado en la situación sobre el terreno, la inexistencia de víctimas rusas y las imprevisibles consecuencias de una respuesta militar, prevalecen sobre la traducción de la retórica bélica en acciones concretas (Pilar Bonet). En la teoría del “realismo pragmático” esto forma parte de los réditos. Las circunstancias ofrecen mayor comodidad a los rusos, por cuanto, a todo nivel, muestran demasiada vulnerabilidad, la cual continúa creciendo, frente al poderío global de los estadounidenses.
Nuestra hipótesis (la del realismo pragmático) la sustentamos al citar al disidente sirio Yassin al Haj Saleh, quien de paso por Madrid para promocionar su último libro “Siria. La Revolución imposible”, ha asegurado que con sus ataques al régimen de El Asad, Estados Unidos de América, Francia y Reino Unido, se alejan de "salvar a los sirios de la brutalidad", sino "recuperar parte de su prestigio". Más Estados Unidos de América, quien ha renunciado a ejercer la hegemonía global, en los distintos ámbitos; la guerra económica con China y la Unión Europea lo delata.
En una entrevista con la agencia France Presse, este intelectual de 57 años que huyó de su país en 2013 asegura que el mensaje que las potencias de Occidente envían al régimen sirio es el siguiente: "Sea usted educado, no cruce nuestras líneas rojas (significa no usar armas químicas), y seguirá en el poder. No tenemos problemas con usted, tenemos problemas con que use armas químicas, pero siga matando con barriles explosivos, con torturas y de otras maneras" (Informa France Presse).
La conclusión, tras el ataque de abril de este año, consiste en que Washington y sus aliados no quieren alterar el curso de la guerra en Siria, igualmente la alianza conformada por Siria, Rusia, Irán y otros. La pesadilla es el terrorismo; como sea el Presidente al Assad prácticamente ha ganado la guerra contra la oposición sunita y los terroristas del Estado Islámico. Los costos económicos (e incluso políticos) para Occidente han sido aceptables, en otras palabras, el desgaste ha corrido por cuenta de otros.
Ronald Obaldía González (Opinión personal)
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Fernando Borbon escribió:
ResponderEliminarMi querido amigo Ronald Obaldia :
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Excelente tu artículo sobre Siria.
Lo he disfrutado grandemente, como todos tus comentarios.
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Gracias por compartirmelos
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Abrazo fuerte y bendiciones grandes y abundantes sobre vos y tu familia están
Fernando Borbon
><>
Enviado desde mi iPhone
Carlos Echeverria escribió:
ResponderEliminarExtraordinario e interesante artículo. me parece deberías valorar lo que dicen fue una estrategia de Ziebrinski, de poner a los árabes (y a los personas) en constante pleito para que no se unan contra Israel. Un abrazo,