lunes, 26 de mayo de 2014

INTEGRACIÓN FRONTERIZA, SIN SUSPICACIAS.

INTEGRACIÓN FRONTERIZA, SIN SUSPICACIAS. La finalización de los trabajos de la construcción del puente Santa Fe sobre el río San Juan, ubicado cerca de la frontera con Costa Rica - la obra financiada por el Gobierno de Japón -, reta al gobierno y a la sociedad costarricense a poner en práctica, ideas y proyectos auténticamente innovadores en el aislado cantón nacional de Los Chiles, más las comunidades adyacentes, colindantes con la parte de la geografía física nicaragüense que abriga la novedosa obra. Desde tiempo atrás Costa Rica y Nicaragua, a través de los múltiples diálogos oficiales, se han pronunciado a favor de la institucionalización de “cinturones de desarrollo” (Ana Palacio, 2014) en ciertas localidades divisorias de la frontera común, dando énfasis a esfuerzos concertados en aras de la cooperación transfronteriza, humanista y productiva. Sin embargo, las arbitrariedades, las posturas anti – costarricenses y los atropellos contra la soberanía nacional de parte de los gobiernos nicaragüenses, especialmente el de Arnoldo Alemán, ni qué decir, el de Daniel Ortega, desvanecieron lo concertado, por lo que consiguieron sembrar aquí el alejamiento y la honda desconfianza frente al gobierno de la nación vecina, que dicho sea verdad posee un sistema político de rasgos autoritarios e “intereses dispares”. Ciertamente, las relaciones con el Gobierno de Nicaragua se degradaron, a diferencia del dinamismo de los vínculos registrados entre los principales operadores de la sociedad civil de ambas naciones, en particular los sectores empresariales y organizaciones no estatales, por cuanto las inversiones mutuas se incrementan progresivamente. Valga citar la construcción del complejo marino de Quepos y los proyectos hoteleros, propiedad de desarrolladores nicaragüenses; estos son solo una muestra de la vitalidad de tales relaciones alcanzadas a este nivel. En el ámbito cultural y artístico continúa habiendo fluidez en los intercambios, los cuales distan de socavarse a causa de la constante tendencia de la emigración nicaragüense de tener presente a Costa Rica como uno de sus principales destinos. Lo que a su vez tiene favorables efectos en la administración migratoria, y más allá de esto, pues continúa la incrementación del comercio bilateral y el reconocimiento de la inmigración como un factor positivo, en cuanto subsanar “la escasez de mano de obra en el mercado laboral”, a contener el envejecimiento de la población (Peter Sutherland, 2014), así también a dar estabilidad a los cupos de matrícula en las escuelas y colegios. La respuesta funcional de la sociedad costarricense al deterioro de las relaciones oficiales con Nicaragua ha sido sumamente favorable en múltiples aspectos fundamentales. Esto es que el sector privado, animador y gestor, continúa contratando mano de obra nicaragüense, bastante imprescindible en el sector agrícola y la construcción, así como en la prestación de servicios en los hogares. Sobre todo, en este objetivo la moderna ley de migración y extranjería define avanzados conceptos (la integración cultural), procedimientos y herramientas administrativas, accesibles a la población extranjera, necesitada de resolver su condición migratoria irregular y luego tener con ello pleno acceso a los beneficios de la seguridad social. A pesar de las restricciones por el acceso al río San Juan y al hecho premeditado y alevoso de la invasión a la isla Portillos, perteneciente al territorio nacional, vale la pena destacar que, hasta ahora, Costa Rica ha prescindido del gobierno nicaragüense en su objetivo de intensificar sus habituales cooperaciones con la sociedad civil de esa nación. Un resquemor que, asimismo, Japón debió resolver, apartando al gobierno de Daniel Ortega de la ejecución de las obras y, principalmente, de la administración de los recursos financieros, destinados a la construcción del nuevo puente. La conducta como tal, Costa Rica la puede reproducir en la esfera de otros cinturones de desarrollo fronterizo, ya sea el que se avizora tras los positivos efectos sociales y económicos generados por el puente Santa Fe, una vez concluida la restante infraestructura por levantarse en sus proximidades, tanto en los territorios de Nicaragua, como la ruta de la trocha de 1856 al lado de Costa Rica. Bajo el enfoque de la constitución de cinturones innovadores, a un mediano plazo el empobrecido y aislado cantón de Los Chiles, al igual que San Carlos de Nicaragua, entre otros poblados, podrían transformarse en ciudades periféricas, “habitables”, distinguidas por la creación de oportunidades. Siempre que sean tenidos en gran consideración óptimos servicios públicos, a saber, los de educación, formación ocupacional, alfabetización en emprendedurismo, así también los servicios de salud e higiene básicos. Es decir, bajo la visión de planificar “unas ciudades por la vida” (Joseph E. Stiglitz, 2014), las comunidades limítrofes, conectadas por la unión y los vínculos étnicos, llegarían a ser activadas por un entorno migratorio transfronterizo, basado en desarrollo equitativo. Todo lo cual arrancaría con el reforzamiento de la inversión pública y privada en infraestructura, el mejoramiento del transporte público (terrestre y fluvial), equilibrando estas consideraciones con las políticas y acciones relacionadas con la protección del medio ambiente. Repensando en las iniciativas de prosperidad compartida, de lo cual se pueden obtener apreciables ventajas, ahora con la instalación del puente nicaragüense de Santa Fe, perfectamente se podrá rehacer la cooperación interfronteriza con las organizaciones civiles de Nicaragua, al que cabo que se producirán “beneficios en cascada”, ingresos fiscales, enriquecimiento cultural, a través del comercio, el turismo ecológico, al tiempo que inducirá al establecimiento de la zona económica especial, promovida por la sociedad civil de la zona norte costarricense. El sector público y privado costarricense está en condición de materializar con la sociedad civil nicaragüense el emergente cinturón (o corredor) de desarrollo trans fronterizo, compuesto en primera instancia por las jurisdicciones del cantón de Los Chiles y la de San Carlos de Nicaragua. En un principio se puede prever la coordinación y cooperación del Japón, además de otras fuentes de financiamiento multilaterales, tales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial para la financiación de infraestructuras interfronterizas. De hecho, habrá de contemplarse el sentido de ejecución responsable por parte de nuestras instituciones nacionales, comprometiendo el empuje del tipo de organización eficaz y democrática. En un contexto en que tantas comunicaciones y conexiones se han visto severamente interrumpidas con el gobierno nicaragüense, un plan emergente relacionado con la cooperación interfronteriza entre Los Chiles y la zona del puente de Santa Fe, es una oportunidad que Costa Rica y la propia Centroamérica entera no pueden permitirse dejar inadvertida. Solo se requiere de la voluntad política para hacerla realidad. Ronald Obaldía González (Opinión personal).

2 comentarios:

  1. Lourdes Montero Gómez escribió:

    Excelente comentario. Considero que se debe pensar en grande, aunque tengamos obstáculos en Nicaragua, el desarrollo de esa región no se puede parar.
    Gracias.

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  2. Gracias Ronald.- Muy útil su reflexión, considerando en particular que gestioné la integración de la Cancillería en la Comisión de Pasos fronterizos que coordina Comex y que fue constituida principalmente para atender el desarrollo de Tablillas.- Tomo nota de algunos elementos de la reflexión para posicionarlos en el debate interinstitucional; es preciso identificar espacios para reconstruir la confianza, aun cuando sabemos que las autoridades del vecino país no tienen palabra y carecen de transparencia en la ejecución de sus compromisos.

    Atentamente

    Alejandro Solano Ortiz
    Viceministro de Relaciones Exteriores y Culto
    Tel. 00506 25395308
    EMAIL. alsolano@rree.go.cr

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