martes, 26 de mayo de 2015
EN LUGAR DE OPCIONES VIOLENTAS, IMAGINEMOS NUEVOS HORIZONTES EN LAS SOCIEDADES ISLÁMICAS.
EN LUGAR DE OPCIONES VIOLENTAS, IMAGINEMOS NUEVOS HORIZONTES EN LAS SOCIEDADES ISLÁMICAS.
En el fondo hay interconexión entre las turbulencias generadas por el fenómeno migratorio en las dos riberas del mar Mediterráneo, ya sean el sur de Europa y la región del Magreb en África y la catástrofe humanitaria, detectada en el sudeste asiático. En este último drama se ve envuelta la etnia musulmana de los rohingyas, minoría discriminada y perseguida más en Birmania que en Bangladesh, ambas naciones vecinas, cómplices de la expulsión al mar de cientos de personas de dicha etnia, rechazadas y devueltas en un principio al mar, por cuanto las naciones desarrolladas de la arriba mencionada región asiática se rehusaron aceptarlas como refugiados.
El año pasado llegaron 170.000 personas a las costas italianas, todo un récord que podría superarse este año (JJ. Massey, EFE,). Planteadas en las soluciones las acciones coercitivas, “para tratar de destruir el negocio de quienes extorsionan a los extranjeros” para conducirlos a Europa o al sureste del Asia, se pone de manifiesto el peso del enfoque de la seguridad nacional, cuando sabemos que el origen de todo descansa en las brechas económicas regionales, así como la falta de cohesión e integración social y cultural, principalmente en las periferias meridionales.
Únicamente, a través de la intervención y presiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los países llamados a mitigar el abandono en aguas marítimas de los migrantes cedieron, parcialmente, respecto a sus endurecidas medidas en contra de los solicitantes de refugio, quienes continúan movilizándose en “barcos prisión”. Su interés consiste en alcanzar las costas de Malasia e Indonesia, principalmente, con la idea de protegerse de la persecución y de la pobreza extrema, de lo cual son víctimas en sus territorios de origen, donde se les niega hasta la nacionalidad, desconociéndose a la vez el arribo de sus ancestros en el Siglo Vll a la región de Rakhine - antiguo Arakan -, perteneciente a Birmania.
La inmigración ilegal y la irrupción del yihadismo “transfronterizo” (el Islam radical y violento), como fuente de inseguridad e inestabilidad - que se alimenta de la tragedia - justifican el uso de los recursos políticos por parte de la comunidad internacional, en lo concerniente a girar su vista a la ribera sur del Mediterráneo, la región subsahariana, así como el Sudeste Asiático, recalcando desde la raíz del problema: el desarrollo económico en países de ingresos extremadamente bajos del África y del Asia. Eso sí, concentrándose por igual en los deleznables atestados en materia de derechos humanos, los cuales aceleran los factores de riesgo de tales complicaciones.
El supuesto que deducimos tiene relación con la ubicación marginal de los miles rohingyas; su radicalización representa un riesgo inminente en el sudeste asiático, al reproducirse el patrón prevaleciente con organizaciones como Al Shabab, instalada en la empobrecida Somalia, Boko Haram, en el noreste de Nigeria, o Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).
En el Islam hay ausencia de uniformidad teológica y doctrinaria, o pertenencia homogénea, pero raramente transcurre alguna orientación próxima a la concepción de vida occidental. Está lejos de ser una religión compacta e íntegra, pues el Islam del sudeste asiático se comporta distinto, menos dogmático, del que luce en el Medio Oriente, tanto así que la cuestión Palestina corre otra suerte en los países en donde Israel tampoco origina odios acendrados, comparables al mundo árabe.
Probablemente, los yihadistas del Estado Islámico (EI) ganen terreno entre los rohingyas – ya ha habido señales - , una comunidad estigmatizada al haber sido colaboracionistas de los japoneses en la Guerra del Pacífico; percibidos además como parias por las otras tendencias islámicas y hasta por los propios budistas birmanos y tailandeses.
Precisamente, las flaquezas de estos grupos minoritarios como los rohingyas, al lado de los sectáreos conflictos locales, constituyen el terreno fértil de las organizaciones terroristas transfronterizas. Por ello, los sunitas de Irak, hoy en posición desventajosa tras el derrocamiento de Saddam Hussein, constituyen el bastión principal de la entidad fundamentalista del Estado Islámico, éste financiado por los ingresos del subterráneo mercado de petróleo, así también las redes transnacionales del narcotráfico aportan su cuota.
Igual comienza a suceder en los territorios palestinos, tanto en Cisjordania como en Gaza, en los cuales las huellas del EI han sido detectadas, lo cual hace poner en alerta máxima las políticas de seguridad nacional del Estado hebreo. Por su parte, la Unión Europea descubrió que sus jóvenes de origen árabe musulmán (carentes de beneficios) se reclutan en las filas del terrorismo yihadista presente en Siria, Libia e Irak (Walter Oppenheimer / Patricia R. Blanco Barcelona, 2015).
Esta pareciera ser la línea táctica de las potencias (subimperialistas y expansionistas) del Medio Oriente, entre ellos Irán: aglutinar los sectores subalternos y excluidos de las estructuras políticas y sociales, insertarlos en sus estrategias de influencia, para luego desplazar las autoritarias élites gobernantes.
De este modo, los nacionalistas houthis - chiitas (anti - yihadistas), respaldados por Irán, marginados permanentemente por los sunitas pro - sauditas, ahora continúan controlando Yemen, a pesar de los ataques aéreos saudíes, enemigos del régimen iraní. Así nace el frente común que atrae y cobra fuerza en Turquía, Pakistán y Egipto; quienes sospechan de los arrestos hegemónicos de los persas, rubricados, según ellos, por el último acuerdo antinuclear celebrado por el gobierno de Teherán con los europeos, Rusia, China y con los Estados Unidos de América, su enemigo histórico.
Hay causas domésticas en la base de cada uno de los grupos desechados, que después recurren a los medios violentos (Feisal Omar, 2015), en cuyo caso instauran (o venden) una versión “rigorista” de la ley islámica, ocupada de recuperar la gloria pasada del Islam, pero que, con el tiempo de la desmembración del Imperio Otomano al concluir la Primera Guerra Mundial (William Pfaff, 2015), éste inmediatamente después cayó en erosión y división incontenibles.
De manera particular, la sociedad musulmana árabe y no árabe, que además de hacer todavía críticas e irreversibles sus antiguas disputas religiosas en torno a la doctrina del Profeta (Pfaff, ídem), apenas sirve de antítesis frente a la convergencia global, favorecedora de la universalización de la auténtica democracia, la dignificación del rol de la mujer, junto con la consolidación de los derechos humanos, la única y sólida doctrina ética, facilitadora de la evolución de la humanidad hacia estadios superiores de entendimiento, solidaridad y convivencia.
Conclusión: La alternativa consiste en repetir y forzar otra vez la Primavera Árabe hacia la regeneración y reconstrucción civilizatoria. Ciertamente, lo que menos hace falta es la intervención militar extranjera (Pfaff), ya sea en el Medio Oriente, en el centro y sudeste asiático, etcétera. A través del uso de la Internet y los dispositivos electrónicos modernos será posible difundir desde fuera, sobre todo, los postulados y valores de la democracia liberal, en simultaneidad con la promoción de órdenes políticos pro - occidentales en tales confines, así arrancó la (primera) Primavera. El experimento de Túnez significa hoy el salto de la quimera a lo verdadero, puesto que la búsqueda del sentido real de la libertad y las sociedades abiertas habrá de constituir siempre la virtud y “el Gran Día” de la humanidad.
Ronald Obaldía González (Opinión personal)
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Elías Calderón Monge escribió:
ResponderEliminarMuchas gracias don Ronald por compartir estos importantes documentos que son de reflexión y preocupación de la forma en que vive y se trata la humanidad.
Elías Calderón Monge
ResponderEliminarCM Echeverría escribió:
Bien Ronald. Estás ya de regreso en CR?
ResponderEliminarCM Echeverría escribió:
Bien Ronald. Estás ya de regreso en CR?
Elías Calderón Monge escribió:
ResponderEliminarMuchas gracias don Ronald por compartir estos importantes documentos que son de reflexión y preocupación de la forma en que vive y se trata la humanidad.
Elías Calderón Monge