sábado, 4 de junio de 2016
Ronald Obaldía González escribe a la señora Eliette Artavia, exprofesora del Liceo Rodrigo Facio Brenes (Zapote - San José).
Ronald Obaldía González escribe a la señora Eliette Artavia, exprofesora del Liceo Rodrigo Facio Brenes (Zapote - San José).
Mi querida y hermosa profesora de Biología. Esta semana que terminamos la tuve demasiado presente. Una vecina me pidió de forma angustiada que sacara de su cochera una culebra. Ella estaba sola con su niña. De inmediato acudí al llamado de ella. Dada mi fascinación por las serpientes, me hice no más de un palo de horqueta que por otros usos poseo. Me apresuré a solucionar el peligro. Cuál fue mi sorpresa que se trataba de una hermosa culebra de tierra, que en su conjunto salen a la superficie debido al impacto de la lluvia. Quien fuera, iba preparado para todo, menos acabar con la vida del reptil, menos en este caso, se trataba de un animal inofensivo. Por qué mi pensamiento?? La recordé demasiado, como le repito. Pues me llegó a la mente un evento suyo con una compañera del colegio en aquellos hermosos años. A su alumna se le había acercado un extraño insecto, exótico, por cierto, enseguida e irreflexivamente lo mató. Usted observó la escena, para mala suerte de ella, por lo que fue objeto de una fuerte llamada de atención, acompañada de sabiduría científica. Le hizo ver el daño ambiental producido con su acto instintivo y destructivo. Así también salieron a relucir los beneficios acarreados al medio y a la protección de la cadena alimenticia, gracias a esa especie de insectos, cuyo ejemplar había sido abatido. Mi querida profesora, su gesto fue toda una lección científica, llena de los más profundos sentimientos que calaron hondo para toda la vida en uno de sus estudiantes. De manera, que la osada culebra de tierra al encontrarme frente a frente intuyó que le respetaría la vida, entonces no ofreció mayor resistencia al capturarla, con los mayores cuidados para evitarle una lesión. Se dejó tomar y después simplemente la colocamos en un sitio más seguro para ella. Así arreglamos aquel litigio biológico. Gracias mi querida profesora.
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