ROGELIO NÚÑEZ DÍAZ, RETRATANDO EL ZAPOTE DE ANTAÑO. Autor: Ronald Obaldía González
Para nuestro antiguo distrito de Zapote, del cantón central de la provincia de San José (Costa Rica) fueron sus habitantes la riqueza esencial. Los primeros precursores del ser y la convivencia pacífica fueron los miembros de las familias originarias, portadoras de apellidos como Díaz, Obando, Mora, Muñoz, Amador, Carvajal, Barboza, Garro, Sandí, etcétera, quienes crecieron en medio de terrenos dedicados a la economía del café.
Luego, bastantes décadas después, debieron acoger a las nuevas y masivas inmigraciones provenientes de diferentes regiones tanto urbanas como rurales de la agitada y cambiante Costa Rica de la década de 1940.
El primer flujo migratorio se había asentado en nuestra Ciudadela, formalmente denominada barrio "El Jardín". A partir de ese aporte demográfico se fundaron nuevos vínculos familiares y relaciones comunitarias, al cabo que las actividades comerciales y de los servicios, especialmente el comercio detallista se iban ampliando, antes de que se instalaran aquí múltiples entidades públicas y privadas. Obviamente, que a partir del establecimiento de la Casa Presidencial se inicia la radical transformación de aquel distrito josefino, que había sido una combinación de ambientes rurales y urbanos.
En cuanto a las familias puramente de origen extranjero que arribaron al Zapote de finales del siglo XlX y principios del siglo XX, hasta ahora ha habido escasa prueba de algún documento o testimonio oral probatorio, el cual proporcione suficientes evidencias. A diferencia de localidades, entre ellas, San Pedro de Montes de Oca, Curridabat, Desamparados, quienes comúnmente les dieron abrigo desde las épocas antes citadas.
Tampoco quiere decir que, del todo, el remoto Zapote estuviera excluido: de ser un destino de personas o familias extranjeras.
Por ello y en aras de dar por sentados otro de nuestros argumentos, en días pasados nos dimos a la tarea de realizar una amena entrevista al señor Rogelio Núñez Díaz, pronto a cumplir 84 años, quien nos recibió en su casa de habitación. Y quien nos aportó los principales datos de este escrito. Nuestro agradecimiento a él por su generosa colaboración.
Rogelio, así de simple, famoso y apreciado; es un comerciante ya retirado, de semblante tranquilo, bonachón, lúcido. La mayor parte de su vida - al lado de algunos de sus hermanos - estuvo entregado a la administración del negocio familiar, llamado "El Dominó", cuya propiedad, localizada al costado sureste de nuestro parque Nicaragua, fue recién adquirida por empresarios italianos.
La casa de habitación suya y la de sus siete hermanos formaba parte del edificio del próspero negocio. En ella los Núñez Díaz nacieron y crecieron. Negocio que primeramente y por largos años, había operado en el terreno, ubicado al costado suroeste de la Iglesia Inmaculada Concepción.
Ahora la nostalgia acompaña a Rogelio, al estar algo distante de su pueblo natal, ese mismo pueblo (Zapote) en donde la familia Núñez García fue realmente una leyenda, dadas la intensa actividad comercial suya, toda vez de su origen europeo, inmerso en convivencia con las familias autóctonas en su mayoría campesinas. Cuyas cabezas de hogar trabajaron en las fincas de café, propiedad de los Dent, los Pinto, los Montealegre, Quesada Durán, entre otros grupos empresariales, o en tiempo pasado, en los locales comerciales que paso a paso se multiplicaron en el centro de la ciudad de San José, principalmente.
Asimismo, la llegada de la Republic Tobacco Company en 1959 y la de la industria Plásticos Star en 1962, entre otras empresas, como la ECLA, la Costa Rican Cocoa elevaron la oferta y las oportunidades labores, tanto de los habitantes de Zapote y Curridabat como de los vecindarios cercanos.
Justamente, nuestro amigo Rogelio, sus hermanas y hermanos descienden de una de esas pocas familias extranjeras que escogieron nuestra comunidad, con el propósito de reconstruir sus vidas.
En 1908 el matrimonio de los españoles Francisco Núñez Márquez y Josefa García Rico - los abuelos de Rogelio - decidieron abandonar España con tal de emigrar a Costa Rica, por lo que nuestro distrito fue su definitivo lugar de morada.
Francisco y Josefa criaron siete hijos, a saber, Juan (conocido como Juanico), Antonio, Jesús, Carmen, Teresa, Josefina y Pilar. La pareja se dedicó al comercio detallista, o a la fundación de pulperías (venta de abarrotes y licores), fueran el Dominó, la Colmena, la Madrileña. Al mismo tiempo comenzaron a adquirir diversos terrenos, los cuales se vendieron a personas físicas y jurídicas, incluido el campo que alberga el polideportivo, ubicado en el barrio San Gerardo. Varios de los Núñez García contrajeron matrimonio con miembros, pertenecientes a las oriundas familias zapoteñas fueran de los Garro, Rojas, Quesada, Díaz.
Como muestra, Juan (o Juanico) Núñez García contrajo nupcias con María Cristina Díaz Rodríguez. La familia de los hermanos Núñez Díaz todavía continúa siendo referencial, difícilmente pueda pasar al olvido de las familias de años. Al contrario, de lo que pueda pensar alguna gente, dicho tronco familiar de los Núñez acepta que estuvo lejos de ser una familia adinerada, aunque sus miembros vivieron con más comodidades que el resto de los pobladores; aparte del Dominó poseyeron pequeños, pero productivos cafetales, ya vendidos y transformados en edificios privados o públicos.
Tampoco los pobladores de aquí vivieron en la miseria, aunque la mayor parte caminaba descalza. Ciertamente, eran pobres, humildes, aún así podían satisfacer las necesidades básicas. Un grueso número de ellos no lograron completar la educación primaria. Una minoría de jóvenes que poseían facilidades asistieron a los colegios Vargas Calvo, o bien al Liceo de Costa Rica y al Colegio de Señoritas. Con la construcción del Liceo Rodrigo Facio Brenes se subsanaron dichas desventajas, hecho sobresaliente que podremos comentar en otra oportunidad.
La tierra estaba bien repartida. Las nuevas generaciones empezaron a trabajar en las florecientes zonas comerciales de San José, o hasta en las oficinas del gobierno, por lo que los ingresos de los hogares comenzaron a mejorar. Más antes la actividad del café, en las fincas aledañas al distrito, se convirtió en la principal fuente de empleo.
La delincuencia era casi inexistente. Sí hubo voces sobrepasadas en contra del comportamiento adictivo a la mariguana de los legendarios hermanos "Conga", descendientes de un varón jamaiquino, quienes en verdad evitaron extralimitarse. Sin embargo, sí eran frecuentes los pleitos callejeros ("las trompadas") por cuestiones deportivas del fútbol frente a los jugadores y simpatizantes de los equipos de Curridabat, San Antonio de Desamparados, Plaza González Víquez y Montes de Oca. O porque resultaron inaceptables los noviazgos de las mujeres locales con caballeros, provenientes de otros pueblos.
Como renglón aparte hacemos mención del negocio "el Dominó", propiedad de Juanico Núñez, una persona bien afamada, emprendedora, conversadora, cuentista de anécdotas locales. Tanto así fue, que al ir modernizándose el distrito, lo que implicaría el incremento del tránsito vehicular por nuestras vías, y en consecuencia de los accidentes, este peculiar personaje se ocupó del conteo mensual y de la narración precisa de ellos. Era (Juanico) de por sí un testigo fiel, por cuanto "el Dominó" se situaba a la orilla de una de las arterias centrales.
Si hay un conocedor de interesantes detalles de la formación histórica de nuestro distrito es precisamente Rogelio, el hijo mayor de Juanico. Algo que desconocíamos era que los negocios Río de Janeiro - propiedad de la familia Quesada Durán - , la Colmena y el Dominó, de estar operando ahora tendrían casi 150 años de existencia. Fueron aquí los primeros motores del desarrollo social y comercial.
"Los tres, tradicionales, fueron pulpería, cantina. Especialmente, el Río Janeiro funcionó como una especie de comisariato, allí se vendía de todo", asegura nuestro entrevistado. El incendio que otrora sufrió la Municipalidad de San José, causante de la desaparición de tanta documentación, ha hecho imposible identificar la fecha exacta del comienzo de tales pequeñas empresas comerciales.
En el caso de la administración del Dominó, se la turnaron el abuelo de la familia Cisneros Quesada, otra de los hogares nativos, y el español Francisco Núñez, fundador de los Núñez García. Ellos conocían solamente tan peculiar trato empresarial.
Sociedades similares montaron Alcides Mora y José Ramón Sandí Obando, a efecto de fundar el Salón Montecarlo; de los relevantes clubes sociales que llegaron a generar entretenimiento y diversión, así como el salón Platense también de la familia Cisneros Quesada. Eventos que los fines de semana se veían precedidos con el buen fútbol del Deportivo Marte, la mejor escuadra entre las décadas de 1940 y 1950, con la cual contó el pueblo, esto a juicio de Rogelio.
Sobre todo cuando Juanico, su padre, falleció en diciembre de 1972 - la madre murió en octubre del 2003 - , Rogelio comenzó a hacerse cargo de la administración de dicha pulpería y el bar, de las principales actividades empresariales de la familia. Ya desde años atrás él se venía convirtiendo en la mano derecha. Tradicionalmente, ambas actividades comerciales operaron juntas en la misma edificación. El bar o cantina con frecuencia era visitado por celebridades como Fabián Dobles y sus compañeros socialistas, con quienes cultivó una respetuosa amistad.
Rogelio Núñez nos ha colaborado en la descripción de un Zapote que, como sea, se resiste a desaparecer como comunidad, con identidad propia. Ha habido nuevos ingresos de habitantes con proyectos de vida distintos, más en conexión con la colosal actividad comercial, financiera, la economía digital y con el accionar de los servicios públicos, con sede aquí mismo. Y tal vez ellos figuran o interactúan menos con el trabajo intracomunitario; se supone que hay excepciones. Casi ningún vestigio ruralizado ha sobrevivido. Se cuentan con los dedos las viviendas solariegas o las construcciones de adobe.
Los esfuerzos realizados por los zapoteños. agrupados en sus actuales organizaciones civiles, en pos de llevar a cabo labor altruista, deben merecer el reconocimiento y la gratitud, tan enlazados a reivindicar nuestra historia: la de un distrito, fuera de lo común, el que floreció bajo la guía de líderes con mentes visionarias y tesoneras, quienes privilegiaron en aquel entonces la educación, la protección social, las obras de infraestructura y las sanas relaciones vecinales. FELIZ NAVIDAD.
En la gráfica aparecen en su respectivo orden los hermanos Olga, Rogelio y Luis Paulino Núñez Díaz
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