miércoles, 10 de junio de 2015
REINO, COMIDA DE CORDERO Y ABRAZO FRATERNO, ARTÍCULO ESCRITO POR EL TEÓLOGO RODRIGO DÍAZ BERMÚDEZ.
REINO, COMIDA DE CORDERO Y ABRAZO FRATERNO, ARTÍCULO ESCRITO POR EL TEÓLOGO RODRIGO DÍAZ BERMÚDEZ.
(Artículo para los estudiantes de teología Sebid) y para el que desee leerlo)
Jesús jamás explicó qué era el Reino. Describió sus características por medio de las parábolas. Su falta de explicación es porque todo el mundo sabía de que él estaba hablando. Sus escuchas sabían qué es.
El final del mundo sería como el principio del mundo. Época de idilio milenial. Reflejo de eso son los mil años que anuncia el libro del Apocalipsis. Reflejo de lo que Jesús pensaba como reino.
El Reino presente era uno del príncipe de este mundo, Satanás, pero el venidero será la victoria contra el enemigo.
Jesús entra a Jerusalén y Jesús entra el templo. Dos pasajes bien decorativos del marco general, con los colores de la narración de Jesús hablando con la samaritana. Son apenas dos pinceladas de su mesianismo extraordinario.
Desde el punto de vista de un mesías celeste, fue presentado el mesianazgo de Jesús.
Reino y fin son dos planos del Jesús de la historia. Este mundo para él no sirve, sino el venidero.
La Santa Cena, última comida, es narrado en el más viejo texto, que es el de Pablo, en I Corintios en su capítulo once. Versículo veintitrés al venintinueve. Esto es mi cuerpo, esta es mi sangre. Algunos ven ya todo un acto litúrgico, una teología de la alianza y con las consecuencias somáticas de tomarlo sin la preparación previa. Esta copa y sangre es una unión con Cristo. Toda una teología paulina. Es la copa del Mesías que diferencia a los ritos de las mistéricas religiones helénicas.
La noche del jueves llamado santo, es vista como una figura reductora de todo un episodio periodístico de la pasión. Aunque se vea como una pascua, la cual es sabática, aparece de repente como un rito de jueves. Reflejo de la teología joánica nuevamente.
Y esta cena con respecto al Reino. No apunta a un cordero, ni a cena del recuerdo del desierto, con sus normas o sedher, con su organización. Pan es lo primero. Contrario a la pascua. Elemento que apunta hacia un tema evangelístico frente a las religiones mistéricas, que sí celebraban una cena con el pan primero y no el vino.
Tenemos dos escenarios. Uno del Jesús histórico, cuya visión es judaica, mirando hacia un reino completamente diferente, escatológico e instalado para Israel. Y una teología paulina, dando un contexto narrativo de apertura a la gentilidad, para inaugurar un reino. Marcos, con sus elementos paulinistas descubiertas por la exégesis moderna, presenta una amplitud, de sangre de pacto abierto. Marcos 14. Jesús dice, que el alcance será hasta su reinado más allá del judaismo. Ahí volverá a beber del vino, del fruto de la vid. El bebiendo vino, su sangre. Anuncia allí, su muerte y su resurrección por medio de la metáfora de la bebida del vino, hecha ahora, suspendida por un tiempo, luego un reinado donde volverá a la cena con todo y el vino de celebración.
El sentido de la teología marquiana, nos presenta un bello paisaje desde el reino predicado por el Jesús judío y la resolución final del Jesús escatológico. La matriz, según los hallazgos exegéticos está en la tradición que ha recibido Pablo. Que él recibió, de quién, pues de donde él ha recibido todo, de REVELACIONES, no de la transmisión apostólica. Pablo dice que él tiene una revelación directa. Sin mediación de Jerusalén. Es una revelación en la diáspora en plena gentilidad. Es un cristianismo carismático. No un cristianismo tradicional apostólico. La sede de Jerusalén nunca conocieron esta práctica de la Santa Cena. Esto es paulino, una revelación especial del Espíritu para Pablo. El pasa de la cena de despedida a una cena eucarística revelada por Dios directamente a Pablo. La presencia de Jesús en esa cena paulina es por fe y es real. No lejos estuvo Lutero con su doctrina de presencia real. No el extremo romanista de la transustanciación. Esa presencia es más cristológica que jesusológica. Ese Cristo revelado para Pablo trasciende el judaísmo, es el Cristo Místico, identificado con la iglesia. La iglesia es parte de ese reino de comunión. Parece que la hermenéutica de las parábolas, en canto o narración eclesiológica, nos puede brindar un reino concentrado en la celebración litúrgica de la Santa Cena, Eucaristía o Comunión. Reino es comunión con Cristo. Reino es comunión fraterna. Reino no es solo el nacionalismo judío con que comienza Jesús en la pedagoga divina, sino el Cristo Resucitado, celebrando su sacrificio para toda la humanidad, tiempo y para todo el cosmos. Quizá Chardin T. meditaba en eso en su misa sobre el universo. Jesús instituye la Santa Comunión, fundante en la revelación a Pablo, nos brinda este valioso instrumento o medio de gracia. A los Corintios les habla de esto, lo que calla a otros, por razones pastorales. Con los corintios no hay presiones de los judaizante. En el mundo helénico la plataforma es religiosidad helénica. Las religiones y cultos que practicaban todavía algunos cristianos. Es como la influencia del vudú en el mundo caribeño africano, especialmente en Haití. Las fiestas de palos para los de origen afrocaribeños reflejados en los cultos pentecostales de zonas permeadas por la santería. Así estaba Pablo, predicando a gente aque deseaba encontrar esa comunión buscada en Cibeles u otras. Así Pablo les presenta el bautismo como muerte instantánea y vida instantánea, sin tener que pasar por los ritos ocultos del mundo helénico, comunión también rápida mediante esa nueva revelación que es la Santa Cena. Así lograr un ingreso inmediato al reino. De la cena de despedida a este ritual evangelizador vino a ser la herencia a los otros escritos sinópticos, con sus diferencias en Juan en donde el lavatorio de pies viene a tomar otro protagonismo vivencial.
De nuevo estamos en deuda con Pablo. Por eso el Espíritu Santo le revela esta nueva forma, este contenido del desarrollo de la fe. Diversas formas de presentación siempre de los mismos misterios, pero simplificando, convirtiéndolo en su momento en formulaciones o credos. Tradiciones pascuales junto a tradiciones más escuetos junto a otros largos, aportan, elementos como el de conocerle a través de la comida fragmentada, fracción del pan, ahí lo conocen los discípulos de Emaús. Lo que podemos rescatar de todo este rastreo del Reino, como comida. Es que Jesús comió. Que esa comida se traduce en la teología paulina y revelación dada a este, en una dimensión espiritual evangelísitica, escatológica y en una presencia del mismo Jesús en cada comunidad de fe, iglesia, congregación, acto que supera los rudimentos o iniciaciones de otras religiones que aspiran a un encuentro tan fundamental y feliz como hacerse uno con el maestro. La epístola de los Hebreos nos da a ese Jesús como sumo sacerdote, ofreciendo el sacrificio, el cual puede ser comido simbólicamente en la iglesia primitiva y en la actual cada vez qaue lo hicieramos en su nombre, ese Cristo es la pascua, cordero ofrecido del Reino. Así que cada vez que hay sacrificio por amor al Reino, comida de amor, acercamiento de afecto místico, acompañado como hemos dicho en Juan, con lavar los pies unos a los otros. Reino es servicio. Reino es comida y bebida pero no solo eso, es gozo y paz. Es superar el tabú judío de no poder beber sangre simbólica. La vida, que está en la sangre es ahora sangre mística, la Preciosa Sangre de Jesucristo. Es presencia del Espíritu. Es la razón de ser del Jesús histórico, recogida por la Cristología revelada a un poderoso hombre de Dios, llamado Saulo de Tarso.
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