lunes, 1 de junio de 2015
LAS PALABRAS DEL ESPÍRITU SANTO. (Tercera parte). Artículo escrito por el teólogo Rodrigo Díaz Bermúdez.
Las palabras del Espíritu Santo
Lo que Jesús dijo, lo dijo y es Palabra de Dios. Algunas veces lo dijo y fue registrado como un dicho comunicado de boca a boca y posiblemente escrito en alguna lista de logoi como la hipotética fuente Q. Otras veces habrá que leerlo desde la perspectiva pascual, es decir, como una formulación teológica del escritor sagrado, usada para algún contexto específico. En esa misma línea, la iglesia se hizo propietaria de esas frases, sentencias, parábolas y son expuestas en su calidad de Palabra Revelada.
Es que la revelación de Dios, dentro de una teología llamada así, teología de la revelación, viene desde el inicio y para todos los pueblos, judíos o no judíos. Dios siempre ha hablado. Pablo lo afirma en su doctrina expuesta en Romanos al afirmar que toda la creación es una palabra viva de Dios, apuntando a la existencia de un creador. Es decir, siempre ha habido revelación. Algunas veces muy compleja culturalmente para nosotros, como en el caso de las religiones llamadas paganas, mistéricas, naturales, primordiales, etc. Pero siemrpe ha habido revelación. Y esta proveniente del Espíritu Santo.
Desde nuestro punto de vista cristiano, la revelación plena es cuando Dios deja su trono y se manifiesta como hombre. La encarnación. De tal forma que creer que la palabra de Dios es sólo lo que Jesús dijo o no dijo, es no comprender bien este misterio. Lo que Jesús dijo, sea por su boca, sea teologizado por medio de los escritores del Nuevo Testamento, sea a través de la visión pascual de la iglesia naciente, es Palabra de Dios, ya lo dijimos. Pero agregamos una afirmación contundente, y es la siguiente. Lo importante no es lo que Jesús diga como palabra de Dios, sino JESUS MISMO, como Palabra viviente del Padre. El no es un maestro oriental lleno de escritos y filosofías, El es la Palabra misma. Bien lo interpretó el apóstol Juan, al identificarlo con el Logos preexistente y que ahora hemos visto su gloria, El es la Gloria del Padre y la Gloria del hombre. El es el misterio revelado. Esa es la teología bíblica de la revelación fundamental.
Ahora bien, que hacemos con la revelación de Dios. Pues nada, que se revele a cada pueblo y nación como lo ha venido haciendo. Y nuestra tarea misionera es llevar a JESUCRISTO como salvador, revelación plena, que al igual que como lo hizo Pablo, ilumine cuál es ese dios desconocido, El Espíritu de Dios manifestado a través de la cultura y la religión, y que no es otro que Dios mismo apuntando hacia el Dios verdadero, el que no se queda en tronos dorados sino que viene a mostrarse humano y a ofrecer un sacrificio responsable. Hasta ahora han sido sacrificios, cuyo precio lo habían pagado inocentes, como aquellas mujeres tiradas a los volcanes para aplacar la ira de los dioses imaginarios, o aquel padre que con su cuchillo como pretendía hacer Abraham sacrifica a un hijo inocente. Ahora en Cristo, Dios se hace responsable. El mismo se encarna. El mismo se ofrece en la persona de su hijo, el mismo señala el camina y manifiesta cuál es su deseo.Que este evangelio sea llevado a todo el mundo. No como hicieron los españoles cuando trajeron una religión violenta y la impusieron a los indígenas asesinados y doblegados. No como lo hacen los colonialistas al oprimir a los pueblos débiles. No como lo hace un capitalismo bestial, ofertando una religiosidad de mercado. No como lo pretendió el marxismo al querer entronizar una religión de liberación al servicio de un mensaje comunista. No. Sino un evangelio cuya base esté en el testimonio humilde, quizá fracasado como le sucedió al mismo Jesús, un mensaje encarnado en el acompañamiento diaconal que impacte y haga que los llamados paganos, impíos, ateos o indiferentes sea movidos a preguntar y quién es ese Jesús que hace que hayan hombres y mujeres tan especiales que dan la vida por testificar y servir.
Esa es la palabra de Dios misionera, sigue siendo palabra divina pero en la acción humana. Dios sigue hablando. La profecía no ha terminado. Dios sigue actuando, Dios sigue creando. Pero lo pleno, ya fue manifestado, se llama JESUS y este no fracasado sino resucitado.
Las manifestaciones parciales de Dios siguen también. De tal forma que cuando llegamos a un pueblo que no conoce a Jesús, no podemos pensar que no tuvieran experiencia de Dios. Sino que les falta lo que la iglesia humilde lleva, el paradigma, la iluminación completa. A Jesús en estuche muy humano y en el poder del Espíritu Santo. El estuche es usted. El Espíritu es el de Cristo.
Continuaremos.
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