viernes, 10 de octubre de 2025

EL ATENTADO TERRORISTA DE "LA PENCA". SUEÑOS TRUNCADOS DE UN HABITANTE DEL DISTRITO DE ZAPOTE (SAN JOSÉ, COSTA RICA). Autor: Ronald Obaldía González

EL ATENTADO TERRORISTA DE "LA PENCA". SUEÑOS TRUNCADOS DE UN HABITANTE DEL DISTRITO DE ZAPOTE (SAN JOSÉ, COSTA RICA). Autor: Ronald Obaldía González Años atrás las barriadas josefinas de Costa Rica poseían innumerables atractivos. La singularidad y la riqueza espiritual de sus personajes eran parte de su ser. Las barriadas del distrito de Zapote que me vieron nacer y crecer se distinguieron justamente por la peculiaridad de los estilos de vida de algunos de sus hijos e hijas. Compartir con esas gentes resultaba un aprendizaje. Igualmente, la constructiva convivencia era motivo de gozo y crecimiento. Las hermanas Celia Piedra Bonilla y Rosario Piedra Bonilla (conocida como Chayo) eran dos piadosas y laboriosas mujeres que decidieron vivir unidas en un mismo techo por largo tiempo en el vecindario de San Gerardo (o Barrio Pinto) , junto a sus respectivos hijos, Eduardo Piedra - conocido en la Escuela Napoleón Quesada simplemente como Piedra - y Jorge Quirós Piedra (de 26 años a la ocasión de su fallecimiento), quien llegó a desempeñarse como camarógrafo - periodista de Notiseis (un noticiero del costarricense Canal 6), y que fuera una de las víctimas del brutal atentado terrorista de "La Penca", ocurrido el 30 de mayo de 1984. Celia fue siempre una persona reservada, pensativa y de un arraigado espíritu de servicio. Sus facciones se asemejaban a los costarricenses precolombinos. Solía dar consejos bien atinados a la gente que se le acercaba con algún tema espinoso. No había necesidad de acercársele, ya que ella acudía de manera oficiosa al alma vacía y sedienta de sus apreciadas orientaciones. En cambio, Chayo era una fiesta completa. En cualquier celebración popular estaban presentes sus coplas y sus bailes. Carecía de inhibiciones para expresar sus dotes de artista improvisada y extrovertida. Las declamaciones y las canciones de las que hacía gala por las calles de algunas localidades zapoteñas , removían las fibras del cuerpo de cualquier cristiano, pues estaban acompañadas de hondos sentimientos y, de vez en cuando, de un chiste pícaro bien empaquetado, ofrecido de este modo para evitar a toda costa herir susceptibilidades. Tanto Celia como Chayo tenían, cada una un hijo. Eran madres amorosas y sacrificadas. Las penurias económicas las hacían indoblegables, sobre todo que sus vástagos consistían la razón de vivir de ellas. Era cosa seria tener algún lío con sus hijos, solo así se transformaban en fieras tigresas, aunque sus vecinos estaban advertidos de tales credenciales. No pocos dolores de cabeza le arrimó a Chayo su único y reservado hijo, Jorge Quirós Piedra, quizás debido a las travesuras ordinarias de la juventud de aquellas épocas, cuando se aspiraba a cambiar el mundo, a través de los valores trascendentales del amor y la paz. Sin embargo, la dulce madre lo pudo comprender y remediar, dado que el agradecido muchacho con enorme fuerza de voluntad, trataba de aliviar a su progenitora de la angustia, afortunadamente, transitoria y superable, lo cual le pudo haber apagado a ella, por ligeros instantes, los encantos de artista de barriada y portadora de simpatías. Jorge tenía fe de su potencial, a pesar de los tropiezos que, en adelante, pudieron condicionar una difícil vida. Su espíritu cargaba cierto desasosiego, tal vez porque le fue imposible alcanzar la meta y el propósito que tanto pudo haber anhelado. Lo que el joven había ignorado, por un breve lapso, era el genio que tenía escondido, que al salir a la luz con fuerza, vino con ello a retribuir los sacrificios de su generosa progenitora, como también los de su inteligente tía y primo hermano, todos ellos bastiones de sus ilusiones. El empleo que encontró en la compañía costarricense de televisión Canal 6 - Notiseis - le modificó por completo la vida al hijo de Chayo; aumentaron los ingresos de su círculo familiar, por ello nuestro barrio perdió de repente la compañía de tan gratos socios. Al descubrir su pasión incontenible por el arte de las cámaras de televisión, rápidamente fue reclutado por el noticiero de esa empresa, cuyo Director le dio la oportunidad de demostrar sus enormes capacidades y acuciosidad ilimitada por captar las escenas reales, que daban lugar a las transmisiones de los periodistas. Pienso que al nuevo camarógrafo le despreocupaba que la desgracia significara un riesgo intrínseco y constante en su nueva ocupación, como en efecto llegó a suceder en el atentado de La Penca: el cobarde acto terrorista del 30 de mayo de 1984, cuyo objetivo sería el asesinato del comandante guerrillero Edén Pastora, nacido en Nicaragua. Acto, el cual tuvo lugar en "una improvisada casucha", ubicada cerca de la nicaragüense ribera norte del río San Juan, el sitio selvático de la estruendosa explosión de la bomba, donde perdieron la vida, en el primer ataque contra una conferencia de prensa, la periodista estadounidense Linda Frazier y el camarógrafo zapoteño y su ayudante Evelio Sequeira, además resultaron veinte dos personas heridas. Hubo sangre y "gritos de dolor". Años después falleció Roberto Cruz, de la agencia Xinhua, quien resultó gravemente disminuido. Edén, el también tico nicaragüense, otrora había sido aliado de los sandinistas de Nicaragua, quienes lograron derrocar en 1979 la dictadura de la familia Somoza, pero luego entró en confrontación bélica contra ellos. Él era considerado un estorbo, pero en aquellas incongruencias servía de punta de lanza del gobierno del dictador Daniel Ortega, éste dispuesto a dividir los guerrilleros contrarrevolucionarios, ávidos de derrocarlo. Pastora había encabezado un movimiento de resistencia guerrillera en contra del régimen de Daniel Ortega. Comandó un frente sur fronterizo con Costa Rica, ya que cuando "llegó al poder, Ortega lo marginó a un viceministerio de defensa, con lo cual Pastora no estuvo cómodo y por eso renunció y se distanciaron”. Veintisiete años hubo que esperar a que fueran liberados testimonios verídicos sobre aquel crimen, a pesar de que las primeras líneas de investigación nunca descartaron la responsabilidad en él del primer gobierno de Daniel Ortega (1979 – 1990), en extraño contubernio con fuerzas ultraderechistas, financiadas por la CIA de los Estados Unidos de América, por cuanto ambas partes habían coincidido en la necesidad de eliminar al exguerrillero y comandante Pastora, un contra sandinista, quien encontró refugio en Costa Rica. Pastora había decidido residir en nuestra comunidad de Zapote, en una casa de habitación situada 75 metros al sur del desaparecido salón Montecarlo; cercana a la residencia de la familia Cordero Mora. La vivienda, esa, llegó a ser una rareza a nuestras pacíficas gentes, en cuenta al futuro camarógrafo. Él a menudo se acercaba a ella a curiosear, según nos lo había comentado. El inmueble permanecía resguardado, supuestamente por guerrilleros, quienes le brindaban protección a su comandante. El sosiego de nuestro distrito se vio alterado ante las cualidades de aquel riesgoso vecino. Los seres humanos no solo sobrevivimos por el poder de la razón y el mundo objetivo. Hay eventos inaccesibles a la razón y lo estrictamente tangible. Qué se iba imaginar nuestro Jorge Quirós que el morador de ese inmueble opaco se convertiría en uno de los definidores del destino de su existencia. Enigmática coincidencia. Años después, el comandante de "la contra" se convirtió en el falso “ingeniero” del controvertido y malicioso dragado del río San Juan, eso lo condujo a invadir y agredir nuestra isla Calero, violando así el territorio nacional. Ello dio justificaciones a nuestra Asamblea Legislativa, a efecto de despojarlo de nuestra ciudadanía costarricense. Peter Torbiörnsson, turbio periodista danés, antiguo aliado del Frente Sandinista de Nicaragua, quien estuvo presente en el atentado de La Penca; había compartido tres semanas con el autor material del crimen, un tal argentino, Roberto Vital Gaguine, ese terrorista se hizo pasar por periodista danés. Fue quien llevó la bomba oculta en una maleta que parecía de equipo de grabación. Bajo el nombre falso de Per Anker Hansen, asistió a la conferencia ayudado por el citado periodista y cineasta sueco Peter Torbiörnsson, a pedido del FSLN. Después se supo que Per Anker en realidad era un mercenario argentino llamado Roberto Vital Gaguine y quien murió en 1989 en su país natal (Fuente: Jessica Rojas Ch. Periodista del periódico La Nación - Costa Rica. En: Revista Dominical, Periódico La Nación, 26 de mayo del 2024). Posteriormente, Torbiörnsson llegó a producir un documental de televisión, por el cual responsabilizó de manera explícita a los sandinistas del acto terrorista. Un hecho de por sí indiscutible, el cual, por cierto, está lejos de exonerar a Torbiörnsson de haber sido parte activa de aquella red de mafiosos y asesinos (pseudo-sandinistas), a todos ellos como al argentino o danés, distan de remorderles las consciencias, dado que la vileza y el cinismo se encargaron de hacerlas añicos. Pero no así, eliminar las voces indomables de Chayo y Celia, que, en vida, hasta donde les alcanzaron sus fuerzas, nunca dejaron de reclamar justicia. El atentado de La Penca equivale a la historia de un crimen impune que conmocionó al Istmo centroamericano hace 41 años, en particular a nuestro país. El fatídico día del terror de "La Penca" sería la primera cobertura de nuestro convecino Quirós, un encargo de gran envergadura, asignada por el noticiero; era el punto culminante de su carrera, porque Edén Pastora ofrecería declaraciones clave acerca del curso de la guerra contrarevolucionaria (o la batalla de "los contras"). El equipo enviado del noticiero estaba conformado por Nelson Murillo Murillo (periodista), el zapoteño Quirós (camarógrafo) y Evelio Sequeira (asistente). El periodista Murillo recuerda que sus compañeros y él estaban bastante emocionados por viajar a la frontera para entrevistar a Pastora. Jorge Quirós y Nelson tenían una fuerte amistad desde que el reportero ingresó al canal, ya que Jorge trabajó primeramente como chofer. En su labor como periodista de sucesos, Murillo departió mucho tiempo con el zapoteño y contó que él se esforzó por aprender a utilizar las cámaras de televisión con el propósito de ser ascendido a camarógrafo en algún momento, lo cual ocurrió pronto (Fuente: Jessica Rojas Ch. Periodista del periódico La Nación - Costa Rica. En: Revista Dominical, Periódico La Nación, 26 de mayo del 2024). Murillo relata que cuando iban de camino a Boca Tapada, el zapoteño le dijo que se esforzaría demasiado en su trabajo para hacerlo de la mejor manera y que si él tenía algunas observaciones, que se las indicara para que el trabajo fuera impecable, ya que esa sería su carta de presentación con un tema y un escenario riesgoso. Hizo énfasis en que "se iba a pulir”. Aprovecharía la confianza que la empresa televisora le había depositado en la alta misión (Fuente: Jessica Rojas Ch. Periodista del periódico La Nación - Costa Rica). El joven equipo enviado por el noticiero a la cobertura era relativamente poco experimentado, aunque comprometido con las tareas informativas. Murillo, el camarógrafo Jorge Quirós y el asistente Evelio Sequeira tenían escaso tiempo en el canal. Y ser asignados a esa misión fue una muestra de confianza y respeto por sus trabajos. El periodista Murillo recordó que su compañero (Quirós) sufrió la amputación de un pie y que se desangró en el lugar de los hechos. Durante la emergencia, otro compañero intentó aplicarle un torniquete para detener la hemorragia. Sin embargo, la ayuda no funcionó. “Antes de morir le dejó un mensaje a su mamá con su colega José Rodolfo Ibarra. Le mandó a decir que no sufriera, que pensara que iba a estar bien en la otra vida, que tuviera coraje. Él estaba consciente de que estaba muriendo”, contó el reportero (Fuente: Jessica Rojas Ch. Periodista del periódico La Nación - Costa Rica. En: Revista Dominical, Periódico La Nación, 26 de mayo del 2024). En la cobertura del suceso, el periódico La Nación entrevistó a doña Rosario Piedra (Chayo), madre del camarógrafo. Ella confirmó que le rogó insistentemente que no fuera a la conferencia en La Penca, "pero su hijo le contestó que debía de cumplir con su responsabilidad. Esa fue la última vez que hablaron por teléfono". Tras haber superado hechos que lo habían limitado en su vida, era lógica la reacción del camarógrafo ante el presagio de su madre. Su trabajo lo hacía sentir realizado; a él se entregaría por completo. Su propia progenitora hubo de experimentar lo beneficioso del ascenso laboral del buen hijo. Carlos Roverssi Rojas (2010 - 2014), hijo de nuestro distrito de Zapote, egresado del Liceo Rodrigo Facio Brenes, al ser designado en el alto cargo de Viceministro de Relaciones Exteriores y Culto (2010 - 2014), ofreció una audiencia al periodista Nelson Murillo con la finalidad de revisar el caso de La Penca. De paso nos comisionó indagar ante el señor Jorge Chavarría Guzmán, en aquel entonces Fiscal General del Ministerio Público, el avance de las investigaciones llevadas a cabo. Parte de lo aquí expuesto nos lo reiteró el Fiscal General. Él afirmó que el caso estaba abierto: apenas una simplista expresión jurídica. Por su parte, la justicia internacional ha puesto de manifiesto su inercia. La impunidad imperó, por más que la agradable Rosario o Chayo (+) y la cantidad de afectados intentaron evitarlo. La herida tampoco ha sanado. La violencia, además de originar sufrimiento y destrucción, es inmoral. Vista del conjunto de viviendas, ubicadas en el Barrio San Gerardo (Zapote - San José), donde en una de ellas residió el camarógrafo periodista Jorge Quirós Piedra, herido de muerte en el atentado terrorista de "La Penca".

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