lunes, 23 de septiembre de 2013

ENTRE LÍDERES ASTUTOS.



ENTRE LÍDERES ASTUTOS.
 

A mediados de la década de 1990,  Rusia, “la Gran Madre Patria”, enfrentaba la incertidumbre total.  El colapso de la Unión Soviética pocos años atrás, en particular,  el desmembramiento de aquella inmensa federación de repúblicas multiformes, además de traumático,  llegó a ser uno de los hechos sorprendentes del pasado siglo. Sorprendente, tal vez sea el término inexacto  en tal contexto particular de la historia del pueblo ruso, por cuanto a la Revolución Bolchevique hay que reconocerle el lugar de evento revelador en la Era contemporánea.    

Aunque se  tomara demasiado en cuenta las fuentes del escepticismo, que rodeaba la sostenibilidad del imperio soviético, el cual suponía desde la década de 1980  el glasnost y la pereistroika de Mijail Gorbachov, difícilmente calzaba en las hipótesis y vaticinios de las ciencias sociales de aquel entonces,  ya fuera la caída del Muro de Berlín, emblema del bloque de naciones de la Europa Oriental, pertenecientes a la órbita de influencia de la antigua Unión Soviética), así como la imprevisible desintegración del imperio socialista, seguida de las reformas liberalizadoras de Gorbachov y de Boris Yeltsin.  Como tales llegaron a consolidarse intempestivamente, a pesar de los amagos de resistencia del Partido Comunista, pronto sofocados.  

La nación rusa, heredera del régimen soviético, careció de brújula tras la desintegración del imperio. El grosero reemplazo  de los postulados de la economía centralizada y planificada por la economía de mercado, corrían  empañados de una gran conmoción y desorden social. Había (o hay) ausencia de reglas de producción y comercialización favorecedoras de la libertad de empresa y la libre competencia.  

Al mismo tiempo  la privatización de los conglomerados de empresas públicas estuvo encubierta por prácticas de corrupción, que dieron lugar a  las nuevas élites políticas, burocráticas y empresariales, rectores de la estructura de poder semi – dictatorial y de la economía del petróleo, guiada por Vladimir Putin desde 1999.      

Los frustrados intentos de secesión de Chechenia (1994-95), esta reprimida ferozmente  por las fuerzas militares al servicio de Yeltsin, le causó un severo desprestigio internacional a Rusia. Con altibajos la represión contra los chechenos, poseedora de voluminosa población islámica,  sigue siendo un riesgo inherente, a menos que el Kremlin se decida a conceder la independencia de ese territorio. Algo improbable todavía, puesto que el control ruso de los oleoductos que  lo atraviesan, llega a ser el factor primordial, obstaculizador de la autodeterminación de Chechenia.   

En 1997 arribó a la Cancillería costarricense un espigado y elegante diplomático ruso. Era innecesario  especular sobre la inteligencia de aquel hombre de ancestros armenios, pues le brotaba por todos los poros.  Más aún, desde 1994  el Presidente Yeltsin hubo de confiarle la conducción de la Misión Permanente de Rusia ante la Organización de las Naciones Unidas, justamente, cuando a su gobierno le correspondía presidir transitoriamente el Consejo de Seguridad de la ONU.   

En el periodo de 1997 – 1998 Costa Rica ocupaba por segunda vez un puesto no permanente en ese Consejo, lo cual hizo posible que Serguéi Lavrov, el diplomático citado líneas arriba, solicitara un diálogo directo con el señor Fernando Naranjo,  el brillante Canciller costarricense de ese entonces, a fin de coordinar posiciones sobre hechos de la realidad internacional que ocupaban la plena atención de la ONU. Sobre todo,  Lavrov aprovechó el diálogo para aclarar el curso de acción y las reacciones de su gobierno frente a los rebeldes chechenos, catalogadas de excesivas por la comunidad internacional.

Al hacer comentarios sobre la cuestión de Chechenia, nuevamente el inteligente y previsor diplomático extranjero, con el poder de su razonamiento lógico y seguridad personal, logró en el diálogo con el Canciller Naranjo aliviar  la ansiedad que le originaban las turbulencias políticas del “Oso ruso”, incluidas  las vicisitudes de su país en su enfrentamiento con los rebeldes, hervidero de pérdida de prestigio.  Por aquellos años era difícil tomar en cuenta la tesis de Lavrov acerca de la amenaza del fundamentalismo islámico, enraizado en Chechenia, tanto para Rusia como el Occidente.

El tiempo le dio la razón al prestigioso diplomático ruso, a la vez un asiduo estudioso de la historia y de la política del Medio Oriente.  Consciente de los intereses de las fuerzas políticas y religiosas de esa región, seguro que Lavrov ha sido el arquitecto del excelente y más reciente acuerdo ruso – estadounidense sobre el desmantelamiento del arsenal químico sirio, el cual sirvió para contener, por ahora, el ataque militar contra la convulsionada nación árabe.  Todo ello, nos hace recordar a nuestro Don Gonzalo Facio Segreda, también Canciller costarricense, pues aseveraba que “el pueblo ruso era de los más inteligentes del mundo”;  Facio dijo que nunca se arrepintió de aprobar la apertura de la Embajada de Rusia en San José, a inicios de la década de 1970.  

Enseguida hablemos de la próspera Alemania.  Sin la convicción de que existen genuinos líderes la política pierde valor y encanto. Originaria de la antigua Alemania Oriental totalitaria, la alemana Ángela Merkel es simplemente grandiosa. Hace notoria diferencia con ese tren de mandatarios, políticos y burócratas europeos tramposos, despilfarradores, faranduleros,  peleles e ineptos, que al lado de ciertos grupos de presión, entre ellos empresarios, banqueros, “chulos” sindicalistas, merodeadores de prebendas y privilegios, llevaron a la ruina económica  tanto a sus países como al bloque común y la zona euro. 

No es de extrañar que la figura recia, disciplinada y metódica de la reelegida  gobernante alemana provoque ampollas en los pies de tales estructuras corporativas, para quienes el sentido del concepto, relacionado con la “austeridad en las finanzas públicas”, conciliado con crecimiento y el desarrollo económico, está demasiado lejos de la impericia de los gestores de la recesión, los activos tóxicos, el incremento de la deuda y el gasto público desmedidos.

Parte de estos últimos vicios, transferidos a las jaurías de  demagogos, populistas y dicharacheros, visibles en todo el mundo en desarrollo, incluida América Latina, en donde ignoramos que una buena política de solidaridad social es una correcta y responsable gestión económica, conexa al buen gobierno. Sobre este particular,  Merkel imparte lecciones gratuitas.   

Ronald Obaldía González (Opinión personal)

martes, 10 de septiembre de 2013

CAUTELA EN SIRIA.

CAUTELA EN SIRIA.
 
Frente a  las dramáticas guerras y desastres humanitarios que envuelven a Siria y Egipto en el Oriente Próximo, así como la reanudación del terror en Iraq, nada raro resulta que de la retórica diplomática se suprimiera, por ahora,   el postulado de la “no intervención en los asuntos internos de los Estados”.
Invocado y manipulado cínicamente por siniestros  personajes, entre ellos,  el tirano iraquí, Sadam Husein,  a efecto de defenderse en su momento de los ataques militares de los Estados Unidos de América;  luego el dictador Robert Mugabe en Zimbabue lo hizo su principal herramienta, aunados a los fraudes electorales, que constituyen la  vía idónea en su objetivo de perpetuarse en el poder.
Al  igual  que le ha resultado efectivo al totalitarismo cubano  en cinco décadas, el desaparecido Hugo Chávez,  estridente difusor del postulado, lo trastocó para blindar al bloque de naciones del ALBA de “la injerencia imperialista”, lo cual posibilitó la prolongación de los amañados mandatos presidenciales y el menosprecio de los derechos humanos.
En cambio, los diferentes bandos enfrentados en el doloroso baño de sangre, caos y desorden en Siria, así también en Egipto, excluyeron  el principio de “la no intervención”.   Lo  abandonaron de la retórica:  sea el  Gobierno de Vladimir Putin en su  rol de principal sostén internacional del régimen de Bachar el Asad,  así como    los sectores que alientan la  incursión militar de los Estados Unidos de América, en cuenta  la Liga Árabe,  la oposición militar, el islam político, representado por los Hermanos musulmanes, los salafistas, al Qaeda, etcétera.    
El objetivo de los enfrentamientos entre dictaduras militares y el Islam político, además de los correspondientes  aliados,  recae  en reconquistar el dominio de Oriente Próximo, de ahí la razón de las revoluciones y las contrarrevoluciones, que nos transmite la televisión;  en donde todos    hacen del otro principio del derecho y la responsabilidad de  proteger las víctimas de la guerra   una  burla o un mero adorno diplomático.   
Al mismo tiempo,  una especie de surrealismo  desdibujado tiende a generar mayores  confusiones e incertidumbres en esa zona de conflicto. 
Resulta inexplicable que los  Estados Unidos de América, que intenta mantener su influencia en la región  embistan por un lado en Pakistán y en Yemen contra destacados activistas de Al Qaeda; por otro, los misiles Tomahawk norteamericanos se preparan  para golpear en Siria al régimen de Bachar el Asad, enemigo también de esta organización terrorista  (Ignacio Cembrero, 2013),  que a la vez ejerce notoria influencia en los jihadistas,  salafistas y la Hermandad musulmana del Medio Oriente. Todos ellos tan antioccidentales y enemigos de Israel, capaces de impedir  en todos sus extremos una solución política en Siria, Egipto, Libia, Túnez,  e Irak al estilo del liberalismo  contemporáneo. 
La hipótesis de trabajo la expone  en uno de sus artículos el brillante exministro alemán de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer, al señalar que la única opción para los bandos en pugna es obtener dominio y control totales;  pero ninguno de ellos  tiene ni la más remota idea de cómo modernizar la economía y la sociedad de sus países, paralizados por el oscurantismo religioso y las estructuras sociales cuasi medievales, defendidas por las sectas de al Qaeda y por algunas monarquías del Golfo, específicamente Arabia Saudita.  
Según Fischer, “gane quien gane” en las zonas de conflicto del Oriente Medio, volverán a prevalecer el autoritarismo y el estancamiento social y económico, o quizás el radicalismo islámico de recuperar el poder en Egipto, o bien los sunitas en Siria.    
El supuesto triunfador lo  que hará “en última instancia será guiarse por sus intereses, no por sus principios”.  Asimismo, desde el ámbito externo,  los Estados Unidos de América – deseoso de expulsar de Siria al Irán teocrático y nuclear - ,    al  igual que  Rusia, cuyo enemigo, tanto para Washington,   es el fundamentalismo islámico,  están lejos de poseer como interés vital el resurgimiento social y económico de un Oriente Medio, basado en los principios  de la libertad y la justicia.
Un posible ataque (“pequeño y limitado”)  contra Siria va más allá. El principio de no intervención como tal  posee escasa fuerza, como para contener tales ímpetus.   Más bien,  Israel y varios sectores estadounidenses  esperan que una arremetida militar  a Damasco sirva también de advertencia al régimen de los ayatolás, que mantienen  en marcha su proyecto  nuclear, pese a las sanciones internacionales.  El mensaje de Irán es que  "EE UU está equivocado respecto a Siria y es seguro que sufrirá, como en Irak o Afganistán".
Estados Unidos de América intenta evadir  la tarea de ser la última fuerza de orden en Oriente Próximo. Ya se autoexigió y se sobrepasó  en Afganistán e Irak, por lo que  “tiene por delante un recorte de gastos en el frente interno, de modo que está en retirada y no hay otra potencia que lo reemplace”.  Las credenciales rusas en relación con Chechenia son nefastas, tal que ello la aleja de la posibilidad de relevar a Washington y Europa en el Levante, al cabo que Vladimir Putin es rechazado por los sunitas, sobre todo,  que junto al Irán y el Hezbolá, ambos  chiitas,  sostienen  con armamento al presidente sirio.    
En medio del escepticismo y de la devaluación del principio de la no intervención, la Casa Blanca y Moscú se acercan en estas últimas horas a un arreglo en torno a la situación siria.  El déspota El Asad, según el acuerdo en ciernes,  se  comprometería a  entregar todas y cada una de sus armas químicas a la comunidad internacional a lo largo de esta  semana.
Hasta ahora la reacción de Damasco ha sido favorable a la fórmula ruso – estadounidense. Ban Ki-Moon, ha ido más allá y ha indicado su disposición a crear "zonas seguras" en Siria, donde las armas químicas puedan ser depositadas y destruidas. 
Mientras tanto, los rebeldes y la oposición, que también  cometen  abusos espeluznantes y ha fabricado sus propias guerras internas, dudan absolutamente de la credibilidad y de la sinceridad del  régimen  sirio para llevar a cabo el acuerdo de eliminación de tales armas. Esto último dista de incomodar a Rusia, interesada al máximo  en esta propuesta que comparte con Washington, lo cual interpreta como  “una oportunidad para su aliado sirio”, en tanto que el desprestigio de los rebeldes, los lleva a ser calificados como una alternativa peor que El Asad.
Lo explica bastante bien el analista de Reuters S. Karpukhin al citar que el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, ha entregado una tenue cuerda de salvación al presidente sirio, Bachar el Asad, para evitar el ataque que prepara el Gobierno de Barack Obama.
Sin embargo, teniendo presente esta nueva perspectiva de solución al caso sirio, tal vez sería oportuno y  significativo que los estadounidenses e  Irán celebren  negociaciones  sobre la cuestión nuclear tras la victoria del moderado  Hassan Rohaní en la elección presidencial persa.  Este factor  es sustancial en la crisis del Medio Oriente.
Eso sí,   ya es hora que  Alá  sea más piadoso y misericordioso, imponiendo su voluntad  en esa desdichada región árabe - islámica, a la que África le arrebató el lugar del purgatorio.
    
RONALD OBALDÍA GONZÁLEZ   (OPINIÓN PERSONAL)

lunes, 2 de septiembre de 2013

EL VICEPRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE COSTA RICA, DON JOSÉ MIGUEL ALFARO RODRÍGUEZ (1978 - 1982)

Cancillería expresa sentidas condolencias ante fallecimiento de exVicepresidente José Miguel Alfaro, un gran centroamericanista.

02/09/2013 11:43 AM

El Ministerio de Relaciones Exteriores expresó hoy la consternación y profundos sentimientos de pesar por el fallecimiento del Vicepresidente de la República (1978-1982), José Miguel Alfaro Rodríguez, uno de los mayores impulsores de la integración centroamericana y hasta muy recientemente un notable colaborador de la Cancillería en sus relaciones con Centroamérica.

El Ministro de Relaciones Exteriores, Enrique Castillo, la Vicecanciller Gioconda Ubeda y el Viceministro Administrativo, Luis Fernando Salazar, extendieron sus respetuosas condolencias a los familiares del señor Vicepresidente Alfaro.

Hasta hace muy pocas semanas, el exVicepresidente Alfaro se mantuvo colaborando con la Cancillería para lograr una modernización y eficiencia del Sistema para la Integración Centroamericana (SICA), como parte de la una serie de reformas que Costa Rica propuso durante la Presidencia Pro Témpore del Sistema.

“Su contribución fue notable”, recordó el Ministro de Relaciones Exteriores, Enrique Castillo, que agradeció el compromiso y entrega de don José Miguel Alfaro, un “ilustre jurista” a la causa centroamericana.

“Es una dolorosa pérdida para Centroamérica, que encontró en don José Miguel Alfaro uno de los baluartes del derecho comunitario y de la causa de la integración”, dijo hoy la Canciller a.i, Gioconda Ubeda.

La Vicecanciller Ubeda, quien fue Comisionada Nacional del Plan Puebla Panamá (actual Proyecto Mesoamérica), recordó que durante ese período, don José Miguel Alfaro se desempeñó como Comisionado Adjunto.

En Cancillería le recuerdan su don de gentes, su abierta disposición de colaboración, su gran sensibilidad social, así como por su conocimiento, entrega y compromiso con la integración centroamericana.

Don José Miguel Alfaro Rodríguez, se graduó de abogado por la Universidad de Costa Rica, donde también fue profesor de la Escuela de Derecho y, en 1965, fundó la Cátedra de Derecho Comunitario Centroamericano, que desempeñó por varios años.

También se desempeñó como profesor en la Universidad Nacional en San Salvador y fue conferencista o profesor invitado en la Universidad Para la Paz y en universidades de Guatemala, El Salvador y Honduras. Conferencista u orador en eventos internacionales en Argentina, Estados Unidos de América, Alemania, Bélgica, Brasil, República de China en Taiwán, Japón, Centro América.

Asesor legal de la Cámara de Industrias de Costa Rica y de la Federación de Cámara de Industrias de Centroamérica (FECAICA).

Participó activamente en la negociación y formulación del Tratado que creó la Universidad para la Paz. Fue miembro del Primer Consejo, del Board of Trustees y miembro de la Fundación de Amigos de la Universidad Para la Paz.

Entre otros cargos que desempeñó a lo largo de extensa carrera, fue Coordinador de la Comisión Centroamericana de Juristas de la Integración y miembro de la Comisión ad hoc para el Replanteamiento del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).

Fue consultor para los ministerios de Relaciones Exteriores, Comercio Exterior (COMEX), Hacienda, y de Salud Pública, y en el plano regional, prácticamente para todos los órganos de la integración, entre ellos: la Secretaría General, la Secretaría General del Sistema de Integración Económica (SIECA), la Secretaría de la Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana (SG-CECC), la Secretaría del Consejo Agropecuario Centroamericano (SG-CAC), la Secretaría del Consejo Monetario Centroamericano (SG-CMCA), el Instituto Centroamericano de Administración Pública (ICAP), y el Consejo Universitario Centroamericano (CSUCA), entre otros.

Fue Magistrado Suplente de la Sala Tercera (1991-1995) y de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (1997-2001,2001-2005), Concejal Externo del Consejo Universitario de la UNED para el período 2007-2012 y Presidente del Instituto Centroamericano de Extensión de la Cultura (ICECU) de 2011 a 2013.

Comunicación Institucional

(2762 Fallece José Miguel Alfaro)

Lunes 2 de setiembre 2013.