domingo, 15 de mayo de 2022

UN BALANCE SATISFACTORIO PARA EL GOBIERNO DE CARLOS ALVARADO QUESADA (COSTA RICA, 2018 - 2022). Autor: Ronald Obaldía González

UN BALANCE SATISFACTORIO PARA EL GOBIERNO DE CARLOS ALVARADO QUESADA (COSTA RICA, 2018 - 2022). Autor: Ronald Obaldía González Superados de forma gradual los impactos de dos años de la pandemia del covid 19, a través de los efectos positivos de la vacunación, exitosamente llevado a cabo en Costa Rica, con todo y ello las perspectivas económicas mundiales en el curso del segundo semestre del 2022 auguran complicaciones a los países emergentes y a los en vías de desarrollo, debido al incremento de las tasas de interés en los países de alta renta, destinado a contener el aumento de la inflación global, percibido desde la segunda mitad del 2021. La tasa de política monetaria de Costa Rica subió un 4%, lo cual implicará que las tasas activas del sistema bancario (para el crédito) se eleven entre el 2% y 2,5%. De paso se reducirá el consumo de bienes y servicios; así se evitará una superior inflación doméstica, la cual posee un comportamiento alcista durante el presente año. La tasa de política monetaria (TPM), es la tasa de “interés objetivo” para las operaciones interbancarias que el Banco Central costarricense procura lograr mediante sus instrumentos de política monetaria, sean las operaciones de mercado abierto, facilidades de crédito y depósitos. Al ser incrementada la TPM por el ente emisor, tal decisión llega a diferir de las políticas expansivas, lo cual alentó la recuperación de la actividad económica tras los efectos pandemia, enfermedad que acarreó “shock” sobre todas las estructuras sociales, productivas y sanitarias nacionales. La flexibilización de las medidas financieras provocó el desplazamiento del consumo desde servicios hacia bienes (Banco Central de Costa Rica), tal cual se experimentó en el pico de la enfermedad del covid-19, cuando a la vez se alentó el crédito y el gasto en transferencias sociales, cuya reiteración es imprescindible frente a la inminente alza en el precio de los alimentos, las materias primas, la energía, producto de la guerra en Ucrania. CONDICIONANTES EXTERNOS. La invasión de Rusia a Ucrania y la escalada militar (un episodio geopolítico), el nuevo confinamiento en China, frente al rebrote del covid 19, vienen deteriorando los términos de intercambio al interrumpir las cadenas de producción globales, se elevan los costos del transporte marítimo. Todo ello son factores que inciden en el incremento de los precios de los fertilizantes, los granos básicos, los combustibles y demás materias primas. Razón por la cual, el Banco Central de Costa Rica realiza esfuerzos posibles por contener la inflación - equivalente a un impuesto a la gente de menores ingresos - , al igual que las presiones sobre el tipo de cambio y la fuga de capitales. Cabe señalar que la inflación y el tipo de cambio son variables que perjudican el bienestar de los ciudadanos. En el caso particular del aumento del tipo de cambio, ello probablemente obedezca a la presión por la venta de dólares a las instituciones públicas (RECOPE, entre ellas), sea para cubrir la factura de importación de combustible y derivados, los que han tenido un repunte del precio entre el 40% y 50%”. La baja en los mercados del petróleo dependerá de la duración y la profundidad del conflicto entre Rusia y Ucrania (Norberto Zúñiga). Mientras tanto Costa Rica se verá obligada a hacer más uso de su acopio de divisas, a fin de poder pagar las facturas petrolera y las de la importación de varias materias primas. A nivel mundial se viene experimentando “la crisis encima de otra crisis”. Sin embargo es incorrecto lanzarse a la premonición de “una recesión global”. Sí se prevé un endurecimiento de la política monetaria y puede desacelerarse el ritmo del incremento económico mundial (Banco Mundial; Banco Central de Costa Rica; La Nación, 29 de abril del 2022). A manera de lección se ha puesto de relieve que Europa registra ya efectos negativos al subir los precios en los mercados petroleros, lo que habrá de trastornar el dinamismo de las exportaciones de las naciones meridionales hacia a ese poderoso consumidor de bienes y servicios, por cuanto los europeos son sumamente dependientes de los energéticos (se encarecieron), suministrados por la Rusia de Vladimir Putin, esta vez sancionada comercial y financieramente por Occidente. Un fenómeno desfavorecedor de la actividad del comercio internacional en el actual contexto de guerra en la Europa Oriental, la cual en otro orden empeora la circunstante devaluación del sistema multilateral, regido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Ante lo citado, probablemente nuestro Banco Central deba de ajustar a la baja sus pronósticos de crecimiento productivo de este año, a diferencia del 2021 en el que se apreció un aumento “récord” del Producto Interno Bruto (PIB), a un nivel del 7,8%. Tampoco significa que, con este delicado panorama, se renuncie a la creatividad y el impulso al servicio de los mercados de exportación, los que agregan amplios réditos y utilidades a todos los sectores productivos. Nuestra nación tiene como rasgo destacado el ser una economía abierta e interdependiente del comercio internacional, por lo que es imperativo afianzar la confianza y la preferencia de nuestros socios comerciales, los inversionistas y del sistema multilateral a favor nuestro (Manuel Tovar). LA VERSIÓN EXITOSA. Con base en la receptividad del gobierno del Presidente Carlos Alvarado Quesada a favor de la inversión extranjera (IED), el respaldo al régimen de zonas francas, la constancia y la acuciosidad de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (CINDE), así también la solidez del sistema de salud, equiparable o superior al de las naciones desarrolladas, nuestro país conquistó en el 2022 el primer lugar mundial en inversión extranjera directa per cápita entre 84 naciones evaluadas. En cuanto al logro como tal, según la revista internacional “fDi Intelligence”, nuestro país alcanzó el mayor índice GPI (Greenfield Performance Index) “con una puntuación de 11,4”. La consolidación fiscal y la resiliencia nacional frente a la pandemia fueron determinantes, cuyos beneficios se reflejan en la recuperación del empleo, fuente de bienestar social, teniéndose presente la prevalencia del elevado desempleo, el cual arriba al 13,3% en este año. Costa Rica ha hecho lo mejor en materia de captación y diversificación de inversiones extranjeras directas (IED), generadoras de conocimiento científico, tecnológico y ocupación laboral. Ha habido concentración “en elementos diferenciadores”, los cuales forman parte de sus fortalezas y ventajas competitivas, a saber, nuestra estabilidad e institucionalidad democrática, legitimada nada menos con nuestra incorporación a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Reputaciones provechosas, las que se asocian con el buen desempeño de la economía libre de mercado”, los avances en la educación y la economía digitalizada, la formación de la mano de obra calificada, en cuenta la educación dual, el desarrollo del talento humano, el respeto al imperio de la ley o la seguridad jurídica, “el set de clústeres empresariales” aquí establecidos. Igualmente, ha cobrado fuerza “la nueva marca del país”, concordante con el “nearshoring”, dada nuestra privilegiada ubicación geográfica en dirección al mercado estadounidense, canadiense y europeo (Manuel Tovar). A lo antes citado, sumemos “nuestra trayectoria de sostenibilidad ambiental, impulsora de “la política verde”, configurada por la conservación y la protección de la diversidad de la naturaleza, la descarbonización de la economía, el uso de energías renovables, limpias, así como la mitigación de las consecuencias del cambio climático (los desastres), entre múltiples compromisos ambientales asumidos por nuestros gobiernos, específicamente los contemplados en el Acuerdo de París (2015). En la perspectiva costarricense de la prosperidad socioeconómica, adherida a la política pública, añádase la reciente sanción por parte del Congreso y la Presidencia de la República de la “Ley de Fortalecimiento de la competitividad territorial, para promover la atracción de inversiones fuera de la Gran Área Metropolitana. Todo lo cual, en aras de fomentar la generación de oportunidades de empleo y desarrollo en las zonas costeras y fronterizas, y con ello cerrar las persistentes brechas regionales (entre las urbanas y las rurales), las que dificultan su reactivación económica (CPNews). En complemento a la legislación y los propósitos de desarrollo regional enunciados, o bien a las alternativas afines , el gobierno costarricense y los grupos de inversiones podrían conceder facilidades a aquellas iniciativas empresariales, específicamente relacionadas con el empoderamiento de las mujeres en las empresas sobre la base del enfoque de género. Han salido a la luz diferentes estudios, en los cuales se determina que las empresas que integran una fuerza laboral y una conducción diversas (hombres y mujeres en proporciones similares) acumulan enormes probabilidades de expandir su modelo de negocios y la participación de mercados, como también en los hallazgos y la efectividad de capturarlos, renovados y ampliados (Christina Juhasz y Stephen O'Driscoll). A reserva de los significativos rendimientos de nuestras políticas comerciales y de inversión, los gobiernos costarricenses han indebidamente descuidado al sector agropecuario, por cuanto ha habido claros señalamientos acerca “del rezago que sufren los productores en materia de innovación, investigación y transferencia tecnológica. Dicho sector primario es el facilitador del desarrollo económico en las áreas rurales, llega a ser “mucho más que una actividad económica relevante”, puesto que genera empleo, produce bienes sociales, y principalmente los alimentos (José Rafael Brenes), en función de la seguridad alimentaria, objetivo superior al cual la nación costarricense injustificadamente puede renunciar. “NO ES PARA ALARMARSE”. Nuestro país pasó la primera y segunda revisión del Fondo Monetario Internacional. El organismo se ha convencido de las positivas medidas en cuanto a la recaudación, el control del gasto fiscal y el endeudamiento público. Igualmente, ha valorado de manera satisfactoria el crecimiento de la producción económica, pues aporta más ingresos tributarios, originará menor desempleo (Thelmo Vargas), al cabo que se tenderá a bajar ese 43,9% correspondiente al trabajo informal. Vale la pena comentar que uno de los factores relevantes en la reactivación productiva se relaciona con la intensificación de la actividad del turismo, la cual se recupera vertiginosamente, cuyos réditos pronto llegarán a los niveles obtenidos antes de la pandemia, toda vez que ese empuje económico hace menos gravoso los desembolsos de la deuda. Más aún si tomamos en cuenta que en este periodo de la pandemia se realizaron exportaciones por $14.553 millones, equivalentes a un crecimiento del 24%, un incremento desconocido durante los últimos 15 años (PROCOMER). Coincidiendo con las declaraciones del actual Vicepresidente de la República, Stephan Brunner, el destacado economista Luis Mesalles en uno de sus comentarios (La Nación, 30 de abril del 2022) recalcó lo que sigue: “La realidad es que el país no está en quiebra”, “pero sí de cuidado". Pues la Contraloría General de la República reporta un aumento de la deuda pública de 12,3% en 2021, la menor cifra desde el 2013. En cambio, entre el 2011 y el 2021, la tasa promedio de ascenso anual de las obligaciones fue de un 15,6%. Sin embargo, la deuda pública equivale a 68,3% del PIB, “sigue elevada”, fuera del rango ideal del 50%. A fin de lograr sostenibilidad, hay que intensificar la tarea de disminuir el peso del servicio de la deuda en el presupuesto gubernamental y en la economía. Para Mesalles hay una mejor situación financiera en comparación con hace cuatro años, en razón de la mejora en los ingresos tributarios, a la vez se han captado préstamos externos con mejores tasas de interés (Contraloría General de la República). Ciertamente, en aquel entonces “la deuda pública era menor que ahora, al cabo que el gobierno enfrentaba vencimientos de ella en su primer año”, bastante parecidos a los actuales. Menos aún había “muchas fuentes de financiamiento disponibles”. A diferencia de ahora en que el gobierno dispone de “proyectos de financiamiento a ser aprobados por la Asamblea Legislativa, “cercanos a los $2.600 millones, así como la posibilidad de nuevas emisiones de eurobonos”. Los cuales el Gobierno del Presidente Alvarado acaba de presentar (Mesalles) de manera responsable. Incluso, el FMI destacó que Costa Rica “saldrá a flote con las metas de ajuste fiscal, aun sin más impuestos". El economista Mesalles anota que en el 2018 el gobierno enfrentó “una situación de gasto y déficit fiscal crecientes”; mientras que el Gobierno del Presidente Rodrigo Chaves maniobrará “con un gasto que casi no crece”, sea por la aplicación disciplinada de la regla fiscal - preceptuada en la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas - y el superávit primario previsto para el 2022, “en lugar de déficit”. Lo cual reduce “significativamente las necesidades de financiamiento adicional”. Como lo indicamos, el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) ha aprobado la actuación del Gobierno de Carlos Alvarado respecto a la contención gradual de la deuda pública; la que había crecido hasta alcanzar niveles demasiado peligrosos. En cambio en la Administración saliente hubo progresos aceptables como porcentaje del PIB, por cuanto ella creció en 1,6 puntos porcentuales, el menor incremento de los últimos ocho años (Contraloría General de la República). En esta orientación, el déficit financiero (que sí incluye el pago de intereses de la deuda) cerró en 5,03% del PIB, “una cifra menor al 8,03% del 2020”, el más bajo en nueve años (Ministerio de Hacienda; Banco Central de Costa Rica). A lo antes dicho, se agregan los esfuerzos del Gobierno por disminuir el déficit primario, es decir, el resultado de los ingresos menos los gastos, el cual cerró en un 0,28% del PIB - “sin tomar en cuenta el pago de la deuda pública gubernamental”; resultado que estuvo ausente desde hace 13 años (Contraloría General de la República). De acuerdo con las dos revisiones practicadas por ese organismo multilateral, nuestro país está encaminado “a frenar la espiral de endeudamiento para emprender el camino de reducción y su sostenibilidad en el 2023. Al tiempo que se ha logrado recuperar confianza con la comunidad financiera internacional, mediante la reforma fiscal y la aprobación de la ley marco de empleo público – de los pasos previos hacia la inevitable reforma del Estado -, la cual fija el salario global en el Estado, “a igual función, igual pago” (Ministerio de Hacienda; José Luis Arce ). La prioridad es detener el aumento desproporcionado del gasto salarial en el sector público. El caso es que el excesivo gasto en salarios bajó a un 0,4% en el 2021, después de que entre el 2015 y el 2020 este rubro registró un incremento promedio anual del 3,1% (Ministerio de Hacienda; Contraloría General de la República); simultáneamente se frenaron los abusos consignados en las convenciones colectivas. Alrededor de estas decididas variaciones, “los ajustes realizados y sus resultados” tangibles alrededor de las finanzas y presupuestos nacionales, conviene destacar el hecho de que las firmas Fitch, Standard and Poor’s, Moody's mejoraran las calificaciones de riesgo de nuestro país. Todo ello favorece el “ambiente económico” costarricense, así como su reputación crediticia a nivel internacional. Por eso la prima por riesgo se le ha reducido (Elian Villegas). Esto quiere decir que se tiene que “pagar una tasa de interés menor por los fondos que se le prestan”. LA ALTERACIÓN DEL ORDEN PÚBLICO. La ratificación legislativa y del Poder Ejecutivo alrededor de las reformas fiscales y financieras, así como las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), “transitaron un camino difícil” en medio de la propagación del coronavirus. Desde todo punto de vista eran requeridas e impostergables, a fin de prevenir la precariedad de liquidez estatal, “y de llevar al país a un default o impago” en cuanto a sus obligaciones crediticias. Hubo resistencia “cuasi subversiva” frente a las políticas públicas de sostenibilidad fiscal y contención del endeudamiento. Aun así fue posible enfrentar “la huelga más turbulenta en muchas décadas”; luego facilitar las medidas de política fiscal, monetaria y financiera, imprescindibles en el objetivo de llegar a la estabilidad macroeconómica. A la cual le faltó mayor agresividad en propiciar un verdadero descenso de la pobreza, así como equidad en el acceso a las oportunidades y la movilidad social (José Luis Arce), una falla indiscutible de la segunda Administración del Partido Acción Ciudadana (PAC). También quedó pendiente y en cuestión el cambio en la simplificación de la estructura tributaria”, en el entendido que el sistema “de la tributación es tan herramienta clave al desarrollo socioeconómico, como en lo tocante a reducir la exclusión o la marginalidad social, puesto que a través de la eficiencia en la recaudación de impuestos habría mayúsculos ingresos fiscales. De este modo, se dedicarán al financiamiento de los programas sociales; se podrán construir numerosas obras públicas e infraestructura física en función de la competitividad nacional, que a decir verdad esto último llegó a ser el logro visible, cumplido a cabalidad por el gobierno saliente. En medio de las adversidades globales y domésticas, justo es entender que hubo cuatro años de transformaciones en ascenso y progreso. Una nación respetada por la comunidad internacional lo es por su desarrollo económico, sus capacidades tecnológicas o el valor de su capital humano (Javier Solana). Y un sistema político honesto lo es por la vigencia de la democracia plena y el completo apego a los derechos humanos. En cuanto a estos postulados hay superioridad histórica bajo la presidencia de ese joven de 42 años que acaba de cumplir su compleja misión. DIGRESIÓN Y EPÍLOGO. Parafraseando a un filósofo francés, nos amparamos en el valor de la naturaleza de “la política con contenido”, quien se adopta de verdades, presupuestos y razonamientos para acercarse o comprender correctamente las realidades. Seguro que ella puede tomarse la atribución de desmentir los comportamientos fatalistas, inmovilistas e indolentes, además el de la frecuente “guerra narrativa”. Sin perder la esperanza, el ideal de la política virtuosa hasta sería capaz de someter a juicio los opacos intereses corporativos y los gremiales, en cuenta los personalistas, en complicidad con los vicios mencionados. Añádase la posverdad, la retórica conspiradora, la antipolítica, en cuenta los ardides por los que compite, entre otros, el populista, el politicastro, “el peorcrata”, el corrupto, el llamado “opinólogo” y los inescrupulosos “troles” de las redes sociales de la Internet. A nuestro modesto entender, pareciera que ese ambiguo y malicioso colectivo, distante de “la madurez moral”, quien hace mella en la convivencia democrática y la sana gobernabilidad, ha llegado a superar en estragos, riesgos, lo mismo que en alto costo social los ataques cibernéticos y los hackeos del cibergrupo “Conti”. Hoy afrontados por el gobierno costarricense, el cual da por un hecho el inicio de otra emergencia nacional más, imputable de sobra a las reales amenazas, tan instintivas de los sujetos corpóreos, incorporados a los berridos nuestros. Entonces, nuestros aplausos a Carlos Alvarado Quesada.