lunes, 20 de octubre de 2014

EN BOLIVIA: ¿VIVA EVO MORALES?

EN BOLIVIA: ¿VIVA EVO MORALES? Dicho de la manera más simple, las imágenes del indigenismo tanto en Bolivia como en Guatemala – sociedades atropelladas desde los tiempos de la colonia española - nos retratan varias comunidades o pueblos ancestrales, que en pleno Siglo XXl, aceptan con resignación absoluta la discriminación y marginalidad, a la que han sido sometidos antes de la era precolombina y después de ella; como si aquello fuera “un fósil viviente” y revelador de las condiciones invariables de rezago de tales comunidades, contactadas cinco siglos atrás por los europeos. Algunos indígenas, entre ellos, los productores de la hoja de coca (los cocaleros en Bolivia y Perú), mejor organizados se atreven a defender sus derechos culturales, políticos y económicos, ya sea en su “condición de minorías étnicas”, una valoración confusa, principalmente tendenciosa, puesto que ha sido común escucharla de parte de los mestizos (o ladinos) guatemaltecos al referirse así de los mayas, que conforman casi el 50% de la población. También, en medio del apartheid de Sudáfrica fue usual que los blancos, descendientes de europeos calificaran de minoría a la población negra, pese a que representa el 76% de los habitantes: el trasfondo racista estuvo arraigado en tal odioso calificativo. En el caso particular de Bolivia, los quechuas y los aymaras componen el 57% de los habitantes, víctimas además de la extrema pobreza, al extremo que se han visto obligados a emigrar a destinos como Brasil, Argentina y Chile; la economía informal allí los acoge. Curiosamente, a causa de tales flujos migratorios, dos de esas naciones suramericanas (Chile en 1879 – 1883 y Brasil en 1904) pagan hoy costosas facturas: habían sido los autores del desmembramiento territorial de ese país andino, en cuenta la pérdida de sus costas oceánicas, sobre lo cual a Bolivia le asiste la razón del derecho de recuperar, a través de su litigio ante la Corte Internacional de Justicia. Poco más del 25% de mestizos y la minoría de origen europeo constituyen la clase dominante, se concentra en Santa Cruz (este del país), la región de mayor desarrollo, junto a Beni, Pando y Tarija, los motores económicos: “las otras Bolivias”, inspiradas en la oligarquía criolla y los intereses mineros transnacionales. Al principio, estos círculos de poder se negaron a aceptar a Evo Morales como el primer presidente indígena (y cocalero) en la historia de la nación, eso significó que el país estuviera a un paso de fragmentarse en diversas “Bolivias”, amenaza que llegó a superar hábilmente el presidente, al menos por ahora. “La otra Bolivia” ha estado en manos de las mayorías postergadas, los obreros mineros y las etnias indígenas, promotores de la reforma agraria y de la nacionalización de las compañías de minerales, propiedad de capitales extranjeros. De esta Bolivia, recientemente han cobrado auge las ganancias de un sector reducido de cocaleros indígenas, “los nuevos ricos” o “los neoliberales de la coca”, vinculados al tráfico internacional de drogas, protegidos a la vez por el gobierno de Evo, quien resiste por su parte las exigencias de la política antidrogas de los Estados Unidos de América. De ahí, las continuas controversias diplomáticas entre ambos, secundadas por el discurso “antiimperialista”, revivido hoy en varios países suramericanos. Tan apropiada fue a la guerrilla izquierdista, ordenada luego por Ernesto "Che" Guevara, como a las sanguinarias dictaduras militares - unas socias del negocio de la cocaína - el cúmulo de férreas contradicciones sociales, que simultáneamente le sirvió de justificación a la lucha armada. Sin embargo, siguió reproduciéndose "el tipo de antidesarrollo" social y económico, el cual llegó a afianzar estructuras discriminatorias y polarizadas en la sociedad nacional, replicadas por organizaciones sindicales alrededor de la poderosa Central Obrera Boliviana, la cuna política del actual Presidente. Las secuelas destructivas siguen activadas. Ni el esquema de mercado libre y abierto, así también la privatización de las empresas mineras y de hidrocarburos, de los servicios públicos del (“medio gringo”) Presidente de Gonzalo Sánchez de Lozada - fueron capaces de reducirlas; apenas el nacionalismo populista del presidente Morales lo ha conseguido llevar a cabo de modo discreto, a menos que la propaganda oficial sea efectiva para que haga creer resultados ficticios. El logro político desde diez años atrás se materializa en la estabilidad marcada por las sucesivas administraciones de Evo; justamente, en una nación en que fueron recurrentes los golpes de Estado, en la mayoría de los casos patrocinados por el ejército - en asocio con las élites económicas - , aunque en su interior saltó a la palestra el general Juan José Torres (1969) de orientación anti - estadounidense y populista. Como sea, se disiparon serios escollos, causantes de inestabilidad: las pretensiones secesionistas o autonomistas de “los blancos”; incluso, esta vez, Evo obtuvo una victoria en Santa Cruz, donde se concentra el grueso de la oposición. El presidente indígena se convenció de que estorbar en los negocios, - o entorpecer las boyantes exportaciones de gas a través de un puerto peruano - era contraproducente, concretó acuerdos con los empresarios, especialmente los de Santa Cruz, sus enemigos declarados. Bolivia ha pasado de ingresar por la exportación de hidrocarburos 600 millones de dólares en el 2005 a 14 mil millones en el 2014 (Rogelio Núñez, Infolatam, 2014), el incremento en el precio internacional de las materias primas, en particular petróleo y gas natural, viene a ser el factor principal de ello. Lo que supone las aceptables mejoras sociales a favor de los grupos históricamente discriminados, la creación de empleo y la reconocida popularidad del régimen “Evista”; quien a sus inicios (2006) nacionalizó los hidrocarburos, por lo que “se revirtió el reloj de la distribución de la riqueza”: el Estado boliviano se queda con el 75-85 por ciento. Al mismo tiempo, ese país posee reservas internacionales que superan los 14.000 millones de dólares, según lo constata César Navarro, Ministro de Minería. El riesgo que apuntan los especialistas a Bolivia es su alta dependencia alrededor de los ingresos generados por los hidrocarburos, cuyos precios están sometidos a severas fluctuaciones globales. Es decir, frente a un descenso severo de los precios del gas y el petróleo habría una reducción en las entradas de capital (Wilfredo Rojo Parada), con la desventaja que su economía es poco diversificada; cuya debilidad se manifiesta en las escasas capacidades y opciones de recurrir a otro sector productivo, con tal de reponerse de inmediato, en caso del descenso en los precios de esas principales fuentes generadoras de ganancias. Con todo, la permanencia de Evo en el poder continuará dependiendo de la bonanza originada de las exportaciones de hidrocarburos, factor que otorga tranquilidad y estabilidad política a su mandato, lo cual de hecho llegará a influir en el 6,5% de crecimiento del PIB, pronosticado este año en Bolivia, de los mayores en América del Sur. En esta asignatura influye que las empresas pagan más impuestos, los precios de los productos básicos han mejorado, se ha alcanzado el equilibrio fiscal y el déficit bajo”, comportamiento económico que ha dado confianza al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial. Posee la ventaja “del peso abrumador” del aparato del Estado que no es neutral, sino que está completamente al servicio de las políticas clientelistas y prebendarias del presidente (Fernando Molina. Infolatam, 2014). Evo administra a su antojo los recursos del Estado - pero administra mejor que el despilfarrador y “antiimperialista” Gobierno de Venezuela los recursos del “boom” de los hidrocarburos -; “sujeta con mano de hierro un bloque de medios de comunicación; así también, controla la Justicia y manipula movimientos sociales, sindicatos” y las organizaciones indígenas. El gobierno ejerce control sobre el Tribunal Supremo Electoral y “sus malas prácticas”, pone restricciones a la competencia democrática justa - la pasada elección lo puso de manifiesto - , donde los periodistas y activistas de oposición son hostigados, arrestados y a veces hasta exiliados (Steven Levisky, 2014). Al igual que sus pares del ALBA, el líder indígena construyó un partido robusto, el Movimiento al Socialismo, convertido en el único movimiento (personalista) de alcance nacional, tras quebrantarse los impopulares partidos de la acera del frente (Fernando Molina, idem), que otrora pactaron entre sí, al cabo que se desacreditaron, pues hasta el narcotráfico y el enriquecimiento irregular se entronizaron de lleno en las altas estructuras. Pongamos el caso de la oscura alianza entre los enemigos de otro tiempo: el MIR del izquierdista Jaime Paz Zamora y el militar derechista Hugo Bánzer, máximo dirigente del partido Acción Democrática Nacionalista (ADN). Más grave aún, las posturas relacionadas con la plena liberalización de la economía, adoptadas por Sánchez de Lozada - refugiado en Miami - , a las cuales sigue apegada buena parte de la oposición, tienden a ser superadas por los logros sociales aceptables del mandatario indígena, quien tal vez disimula el deseo de reelegirse indefinidamente. Su aplastante triunfo en los pasados comicios es desesperanzador en lo concerniente a las ambiciones electorales de una oposición bastante desunida y deslucida, sobre todo, que el líder aymara ya aprendió a negociar con los empresarios de los tradicionales y complicados aliados de las denominaciones políticas que lo adversan. Según nuestros vaticinios, habrá Evo para rato. Ronald Obaldía González (Opinión personal).

sábado, 11 de octubre de 2014

El Teólogo Rodrigo Díaz Bermúdez escribe: "El Ebola, el grito de Dios".

El Ebola, el grito de Dios Mientras esta enfermedad afectaba a poblaciones empobrecidas del África, a los ricos occidentales poco les importaba los impactos de la misma ni sus causas sociales e implicaciones futuras para esas sociedades. Pero, el grito de Dios se hizo sentir, al tocar a misioneros y gente del mundo blanco y entonces un fantasma comenzó a amenazar a América blanca y a la vieja Europa. Cuando lo que afecta a los pobres se salta la acera de los ricos entonces se vuelven estos sensibles no al dolor sino al temor de ser afectados. Esta es una vieja historia de un sistema que avanza constreñido e infectado de acumulación de injusticias, cuyo clamor llega hasta la presencia de Dios y entonces este grita, su alarido hoy lleva el nombre de Ébola. La gran pobreza de estos africanos los obligó a comer carne de monos y de murciélagos, los que son portadores de esta fatal enfermedad. Lo irónico de esto es que dicha patología si se atiende con los cuidados de que si disponen los países ricos y mal llamados civilizados, no se hubiera convertido nunca en las dimensiones que ha alcanzado. Por otro lado, la posible vacuna, o medicamentos no son un obstáculo científico en cuanto a su experimentación o ensayos, sino que han sido objeto de mediación mercadológica por parte de las compañías farmacéuticas. No es rentable producirlos puesto que cuando pase la epidemia que futuro tendrá un producto que dada la demanda social del mismo podría no ser mercadeado a los precios que les interesa al gran capital de estas enormes redes empresariales que lucran con la salud a base de la explotación científica del conocimiento regida por las leyes incontrolables de un mercado que gobierna al alma humana postmoderna. Sólo Dios puede gritar tan fuerte, y lo ha hecho por medio del Ébola. La advertencia es clara. El mundo debe humanizarse. Los sistemas deben humanizarse. De lo contrario, lo que creemos que sólo afectará a insignificantes pobres de rostro oscuro, trascenderá hasta la casa de la realeza y contaminará el aire que Dios hace salir para todos. Escuchemos a Dios, está gritando a través del Ébola, a favor de una justicia y una reconciliación humana capaz de poner las riquezas por debajo del valor de la vida y de la solidaridad. Rodrigo Díaz Bermúdez, Teólogo.

martes, 7 de octubre de 2014

CHINA POPULAR Y HONG KONG: PREFERIBLEMENTE CONTINUAR CON LA FÓRMULA DE "UN PAÍS DOS SISTEMAS".

CHINA POPULAR Y HONG KONG: PREFERIBLEMENTE CONTINUAR CON LA FÓRMULA DE "UN PAÍS DOS SISTEMAS". Los acuerdos de julio de 1997 entre la Gran Bretaña y la República Popular China hicieron posible la devolución de la isla Xianggan (Hong Kong) al gigante asiático, cedida a Gran Bretaña a "perpetuidad" en 1842, cuando los ingleses atacaron el continente chino en la primera Guerra del Opio en 1839. Años más tarde los europeos se apoderaron de otros territorios cercanos a esa isla, producto de dos episodios aborrecibles y, a la vez, íntimamente enlazados. El primero de ellos tuvo que ver con la expoliación del imperio británico en la China, donde extrajo buena parte de sus recursos y materias primas; comportamiento inherente al periodo del colonialismo europeo en Asia, África, América, incluida, cuyas secuelas aún continúan sintiéndose, casi como si la historia tuviera la potestad de decretar sentencias con efectos perpetuados. Acépteme la digresión. Lo percibimos en Siria e Irak en donde el terrorismo despiadado de los musulmanes de ISIS tiene, desafortunadamente, sus raíces en los atropellos y abusos coloniales por parte de Occidente en el Medio Oriente, lo cual sembró las semillas del odio y el resentimiento en los propias superficies, donde nacieron civilizaciones hoy milenarias. A quienes les impusieron formas de organización política y divisiones territoriales, en simultaneidad con la formación de nuevos Estados nacionales, yendo todo ello a contrapelo de sus tradiciones y concepciones de vida. El otro acontecimiento - que apenas cité en párrafos anteriores - llegó a ser la vergonzosa "Guerra del Opio", mediante la cual los británicos le impusieron condiciones excesivamente humillantes a la dinastía china. Presionada, tuvo que abrir las fronteras de la nación a las reexportaciones del opio, venidas de la India, otra de las colonias de la potencia europea. Comercio insano, por el cual se equilibró la balanza comercial deficitaria en contra de los intereses ingleses. Enseguida, se extendió entre los chinos la adicción por la amapola, alcanzando niveles de epidemia, difícil de ser controlada por la dinastía, que había combatido las plantaciones domésticas del opio. Las dos “Guerras del Opio” fueron insuficientes, en cuanto a poner coto a las arbitrariedades colonialistas, las que fueron más allá, al arrancarle a la China una porción de su inmenso territorio: la isla Xianggan, más conocida como Hong Kong. Al menos, hay que hacer una diferencia entre Hong Kong y lo que sobrevino de las apropiaciones y divisiones territoriales, practicadas por los británicos, de manera específica, en el Medio Oriente, en el mundo musulmán, en donde las grandes potencias trazaban fronteras, quitaban y ponían gobernantes, según sus intereses (Jose María Aznar, 2014). Desde que se apropiaron del pequeño Hong Kong, los ingleses construyeron allí un próspero y pujante enclave comercial, financiero y manufacturero. Quizás esto vino a ser una excepción a la regla, puesto que la ingobernabilidad, las ebulliciones, los antagonismos religiosos, los crónicos síntomas de descomposición politico y cultural, el atraso social, depararon las convulsas imágenes del Medio Oriente de los tres últimos siglos; a diferencia de Hong Kong, que creció sobre las bases del capitalismo moderno, floreciente en la Europa (colonialista) del Siglo XlX. China, antes y después de proclamarse república (1912), reclamó a Hong Kong como suyo, al tiempo que su territorio era objeto de invasiones y reparticiones, fraguadas por europeos o japoneses, incluso de Rusia. Tras la victoria comunista en 1950, liderada por Mao Zedong, los bloqueos políticos y comerciales de Europa y de los Estados Unidos de América se endurecieron de modo significativo, lo cual hacía improbable la devolución de Hong Kong. Al entrar en antagonismos los líderes chinos comunistas con sus pares de la Unión Soviética (URSS), respecto a “la praxis” del marxismo leninismo, los acercamientos de Occidente con Pekín fueron adquiriendo mayor notoriedad; en tanto que el tema de la recuperación de la soberanía de los chinos sobre la moderna isla tomaría relevancia en los debates bilaterales, ya que ellos se visualizarían menos amenazantes que la superpotencia moscovita. Asimismo, el fracaso de la Revolución Cultural de Mao, sellado con el fallecimiento del líder comunista, originó el inminente relajamiento del régimen totalitario de China, la que iba dando cabida a la apertura al comercio y al ingreso de la inversión extranjera, impresionante proceso social que por su lado el mismo Hong Kong, Singapur, Corea y Taiwán contribuyeron a impulsar. Según el acuerdo establecido en 1984 con los ingleses, los comunistas prometieron libertades civiles a los habitantes de Hong Kong — ausentes en el resto de China — después de que tomara el control del pequeño territorio de apenas 1000 kilómetros cuadrados, que abriga a poco más de 7 millones de habitantes. Igualmente, ellos contarían con un elevado grado de autonomía, punto medular del acuerdo en cita. Sin embargo, tal como están los hechos en Hong Kong, el retrato que captamos es el despertar del disgusto de un pueblo, especialmente guiado por los estudiantes universitarios en su liga “Occupy Central”, opuesto a la arbitrariedad del poder de Pekín de minar la autonomía del enclave y de restringir los derechos y las libertades de los ciudadanos, aprobando en agosto pasado el principio de que el próximo líder de Hong Kong sea elegido por sufragio universal en el 2017. Aunque el número de posibles candidatos será limitado a dos o tres, además, estos deberán pasar el filtro “de un comité consultivo” del Partido Comunista chino. Ese comité estará compuesto por magnates, de conformidad con los criterios de ese "comité de elección”, en gran medida, proclive a Beijing; al tiempo que cualquier candidato deberá asegurarse más del 50% de respaldo de sus miembros, a fin de correr como candidato en la elección del jefe ejecutivo de la isla. Las tentaciones de reducir la autonomía y de controlar completamente Hong Kong traen sus antecedentes; solo que esta vez las reacciones de los grupos pro-democracia tomaron el agitado curso de la “desobediencia civil”, de la que dan cuenta las agencias noticiosas. Ciertamente, ese control se producirá a plenitud en el 2047, cuando expire el acuerdo entre la China y la Gran Bretaña; mientras tanto son 1.200 miembros de un comité de elección el que elegirá la principal autoridad, con el agravante de que la mayoría de ellos - como dijimos - están plegados a los dictados de Pekín. La naturaleza represiva coloca al régimen comunista en una encrucijada. La repetición en este caso del modo brutal de la matanza de miles de ciudadanos y estudiantes universitarios en la plaza Tiananmen, en 1989, (Jaime Daremblum, 2014), podría desacreditar los tímidos intentos de la reforma política, sobre todo, las bases morales del prestigioso y acelerado crecimiento económico. Este, todavía, ayuno de libertades públicas, pluralismo, atiborrado de negativos expedientes en materia de derechos humanos, e incapaz también de superar los crónicos desequilibrios, respecto a los ingresos entre la gente de las regiones urbanas y rurales. China, al “pasarse de la raya” en su objetivo de contener la ola de demostraciones, podría remover los factores de riesgo, ya inherentes en su sistema social, principalmente a su propia economía, la cual enfrenta una fase de desaceleración, por lo que el clima político de los negocios es imprescindible que se vea desprovisto de cualquier perturbación, no solamente doméstica, sino de la región entera del Asia Pacífico, de quien depende su comercio, flujos financieros y los servicios de comunicaciones y transportes. Hong Kong no es igual a las zonas postergadas del continente, que se han convertido en zonas de tensión, pongamos como caso el Tibet y la provincia occidental de Xinjiang. A los manifestantes hongkoneses, Pekín tendrá que trabajarlos con manos de terciopelo y escrupulosamente, evitando hacerse de la compañía de la mafia china, a efecto de sofocarlos, lo cual arrastraría una ola de condenas internacionales: quizás a sanciones por parte de Occidente, a las cuales ha sometido al “Oso ruso” de Putin, a causa de sus desmedidos apetitos territoriales en Ucrania y la Europa Oriental. Todo hace indicar que el riesgo de la torpeza como la de Tiananmen, está lejos de los planes de la policía o del ejército, que siempre se ha distinguido por irrumpir de inmediato frente a “algún signo de amenaza interna”, sin medir las consecuencias. La razón es que Pekín posee consciencia de que el enclave, que opera bajo el sistema capitalista, ejerce real influencia en su sistema económico, ya que canaliza el 11% del comercio del país, tiene a su haber reservas por $4 billones, su per cápita es cuatro veces mayor que el de sus hermanos continentales (Carlos Alberto Montaner, 2014), en tanto que la pobreza ha sido casi eliminada. El experimento de “un país, dos sistemas”, susceptible - según los chinos - de aplicarse a la futura reunificación de China y Taiwán, seguro que llegaría a crear graves incertidumbres y desconfianza, de recrudecer las protestas populares en Hong Kong, así como la eventualidad de ejecutarse de manos de los comunistas una imprudente salida violenta con tal de sofocarlas, suponiendo, de manera equivocada, que frenaría el contagio por todo el continente, una idea fija que les quita el sueño. Por ello, hay que prestarle atención al llamado al diálogo y a las negociaciones formulado por las autoridades hongkongonesas pro - chinas, que la oposición democrática ha pospuesto. El gigante asiático sabe bien que las virtudes y los escrúpulos confusianos, que el régimen totalitario ha reivindicado, han de prevalecer en la controversia, aprovechando que todavía la sangre no ha llegado al río. Por ahora, el más perdidoso llega a ser Leung Chun-ying, el Jefe Ejecutivo, quien ha demostrado escasa habilidad y solvencia, en lo tocante a poner fin a las revueltas estudiantiles, conducta que los líderes del Partido Comunista distan de tolerar, pero que es conveniente disimular: está de por medio el rico Hong Kong. Los factores adversos o cuestionamientos en Taiwán en torno a la reunificación se multiplicarían, de registrarse un segundo Tiananmen, por lo que también habría que suponer el retroceso de los crecientes y variados acercamientos entre los chinos continentales y los taiwaneses. Los segundos apegados también al principio de la autonomía de su ejemplar nación, tal que sería puesto en riesgo frente a la posibilidad de la reunificación, al temerse la intromisión directa de los dictadores del Partido Comunista de Pekín, pues en Hong Kong así se vienen comportando. Como sea, los comunistas del continente, los taiwanes y hongokoneses poseen sus particulares y exitosas sociedades chinas, las cuales han logrado entenderse y tolerarse. A pesar de sus especificidades culturales, ideológicas y de algunas etapas álgidas en sus relaciones, el capitalismo les ha calzado a su manera. Además hay demasiados conflictos en el planeta, para qué otro entre hermanos, pertenecientes a una civilización de las más ancestrales. Ronald Obaldía González (Opinión personal)

viernes, 3 de octubre de 2014

ENCUENTRO DE LOS EGRESADOS DE LA GENERACIÓN DE 1974 DEL LICEO RODRIGO FACIO BRENES (ZAPOTE - SAN JOSÉ)

ENCUENTRO DE LOS EGRESADOS DE LA GENERACIÓN DE 1974 DEL LICEO RODRIGO FACIO BRENES (ZAPOTE - SAN JOSÉ) Queridos compañeros y compañeras, ¡buenas noches! Demos un caluroso agradecimiento a los compañeros que tuvieron la feliz iniciativa de organizar este encuentro para conmemorar el 40 Aniversario de los Graduados en 1974 del Liceo Rodrigo Facio Brenes (Zapote - San José) en el Nivel de Bachillerato de la Educación Secundaria costarricense; y congratulémonos por haber venido en buen número y festiva acogida. Hoy es otra de nuestras celebraciones que iniciamos hace 20 años en la vivienda del compañero y amigo Jorge Pérez en los altos de San Ramón de Tres Ríos. A partir de ahí, nos hemos mantenido en permanente comunicación, hoy con el convencimiento de que, en efecto, 40 años son suficientes para mantener vivos los hermosos recuerdos de la época de estudiantes en el Liceo Rodrigo Facio, que, en su tiempo, fueron hechos intensos que en buena medida alimentaron el alma de nuestra personalidad. Con los recuerdos que albergamos de experiencias comunes, somos y seguiremos siendo memoria para nosotros, nuestras familias y los jóvenes que cursan hoy estudios en la institución, la cual nació en el distrito de Zapote, otrora una de las porciones de tierra de las 950 hectáreas que heredó el Padre Manuel Antonio Chapuí de Torres, a quienes casi a finales del Siglo XVlll desearan trasladarse a vivir cerca de la ermita de la Boca del Monte, después conocida como la Villita o Villa Nueva y después denominada oficialmente como San José. Nos reconocemos como compañeros que continuamos dando testimonio de que aun somos árboles que siguen dando fruto; que la edad que poseemos, de modo particular, es un tiempo de gracia y sabiduría, en el que el Señor Dios en nuestra Patria nos renueva con optimismo y alegría en la vida; nos llama a custodiar el sentido de la amistad fraterna, nos llama a orar y pensar por aquellos compañeros de generación que fallecieron, por los otros que enfrentan enfermedades y vicisitudes, quienes merecen además nuestra cercanía, solidaridad y ayuda. Una de las cosas misteriosas o apasionantes de la vida es tener encuentros con aquellos seres humanos con los que compartimos vivencias, que todavía nos son imborrables, no importa su naturaleza. Pues nos dejaron profundas enseñanzas, así como las flores del jardín que aceptaron con generosidad al sol, el viento y la lluvia, y que por tales compañías todavía son poderosas y bellas a pesar de su fragilidad. Dichosos nosotros que tuvimos compañeros de colegio, que compartimos una época bastante diferente a la de ahora, con sencillez y la misma fe en el amor y la unión. Jóvenes ayer, ciudadanos adultos hoy, llamados a imaginar, con ilusión y valentía, peregrinando con devoción por este mundo, un mundo que seguirá siendo hermoso mientras tengan asidero los buenos sentimientos, esos sentimientos que nuestra generación de egresados siempre aprendió a cultivar. MUCHAS GRACIAS.