domingo, 10 de enero de 2016

Profesor Warren Crowther respondió el artículo de Ronald Obaldía González, intitulado: "EN EL MEDIO ORIENTE: LA SUPREMACÍA Y EL EXPANSIONISMO CONSTITUYEN LA PRIORIDAD".

Warren Crowther escribió: Estimado Ronald, Leo con mucho interés sus ensayos sobre la situación del medio oriente: el presente; más YEMEN ES APENAS OTRO DE LOS SÍNTOMAS; EN SIRIA INEVITABLES LAS SOLUCIONES MILITARES, PERO TAMBIÉN LAS VISIONES DIPLOMÁTICAS; y LAS DESVENTURAS DE LA GLOBALIZACIÓN. En el último que acabo de recibir, anota que “Antes habíamos hecho una ligera referencia a las crónicas contradicciones entre chiitas, sunitas y kurdos dentro del mapa político del Irak, contradicciones que se extienden y agitan también a otros países del Medio Oriente. Prometemos un futuro comentario…” No sé si esta “ligera referencia” trata de sus comentarios al respecto en “Las Desventuras de la Globalización”, o si hay otro ensayo al respecto que no conozco. Sin embargo, anticipo mucho ese “futuro comentario” prometido, con ganas de iluminarme más sobre este contexto. Tengo un interés particular en este embrollo dado que fui protagonista en una misión de la ONU a Irak en 1988, y trato de ganar más perspectiva para asimilar mis propias observaciones y adecuar mi propio discernimiento con una adecuada contextualización histórica de la región. Le felicito porque sus ensayos me parecen mucho mejor que otras escrituras que he visto en los EE.UU y acá en Costa Rica sobre los presentes conflictos en el Medio Oriente, en primer lugar por asignar importancia de percibir la relación de lo que sucede hoy con el pasado comenzando con la Revolución Islámica de Irán en 1979. Me llamaron de la oficina del Secretario General de la ONU, si fuera a aceptar una misión a Irak para contribuir a terminar la guerra con Irán, que justamente comenzó en 1979 y fue la guerra de más largo tiempo del siglo pasado. Una cuestión que tuve y sigo teniendo: ¿por qué a mí?, de parte de la ONU e Irak. Y este interrogante se hizo más solemne desde luego al llegar a la Sede para la inducción del equipo de misión y enterrarme que me iban a mandar solito, y que las relaciones entre la ONU y Saddam Hussein eran sumamente tensas.. He trabajado para la ONU en misiones y proyectos en 39 países pero hasta entonces nunca había estado en esa parte del mundo, no sabía nada de árabe o de la cultura ni de la historia. Mis hipótesis, aparte de mi disposición tal vez autodestructiva (dado mi manía contra las guerras a partir de mi trauma infantil en la segunda guerra mundial), tratan de mi nacionalidad gringa (así la esperanza de Irak que eso ayudara a suavizar a la píldora en los EE.UU. cuando iba a seguir su próxima etapa guerrista), y mi misión que me trajo a Centroamérica entre otros objetivos a asesorar a los países de la región en prepararse para administrarse posguerra, y que entre mis trabajos más destacados para la ONU hasta entonces fue bastante innovación en gestión de conocimientos (especialmente bases de datos) con el auge de computación. Supongo que mis intervenciones intensivas y peligrosas a favor de derechos humanos no fueron evidentes a los Iraquís por lo menos. El objetivo operativo de mi misión, aparte de reiterar la última declaración del Consejo de Seguridad de esperanza que el Gobierno de Irak considerara terminar la guerra, en este caso con ponderación de la propuesta al respecto de Irán, era sentarme con los Ministros de Saddam Hussein y elaborar documentos de proyecto (grant proposals) de proyectos de reconstrucción posguerra en Iraq, como ofrenda de la ONU para motivar esa declaración de paz. La guerra terminó durante mi misión (con inmediata celebración de paz, disparando ametralladores toda la noche, y me dijeron matando 400 personas en Bagdad, yo corriendo mi cama del hotel más lejos de la ventana), y llevé los proyectos a Nueva York. Un tiempo después, me llamaron de la Sede para decir que Saddam Hussein querría que yo fuera un supervisor de la ejecución de esos proyectos. Wow. ¿Cómo pude convencer a gente tan mala que yo pudiera tener esa disposición? Me sorprendió la confianza de los Ministros de comentarme sus intenciones próximas y sus justificaciones, y más esta solicitud de mi regreso. Obviamente, no conocieron mi informe de misión a la ONU, y parece nadie más lo leyó o tomó muy en serio. Nunca me olvida de la última reunión con el Gabinete cuando se presentaron los proyectos de reconstrucción, y para cada uno comencé a mencionar especialistas árabes en los temas, cuando se paró el Ministro de la Presidencia, me miró seriamente a mis ojos y me dijo, frente a los demás: “Dr. Crowther, no aceptamos ningún árabe que no sea iraquí. Somos los únicos que sabemos como debe ser el futuro de los árabes”. Esto culminó mi educación sobre las intenciones de ellos al escuchar tantas alusiones de estos Ministros/ideólogos políticos a prácticamente la recreación del Imperio Ottoman con sede en Bagdad. Toda la atención del mundo interesado fue puesta en el dictador Hussein y sus ofensas, y no a su grupo de sonadores algo intelectuales que anticipaba lo que venía en camino. Ni en otras pistas, como el anuncio en un periódico de extender un ramal ferroviario a la frontera de Kuwait (¿para comerciar qué?) y la disconformidad de no resolver la disputa del Río Tigris Éufrates que fue sin duda un factor si no para motivar la guerra por lo menos la estrategia de movimiento geográfico militar durante la guerra, sino en el tratado de paz dejar esta disputa a negociarse. También tuve la oportunidad de conversaciones obscuras con armenios (hmmm, con la misa más dramática e impresionante que he asistido en mi vida), chiitas y kurdos (incluso algunos de los últimos en el gobierno). Así en mi informe de misión advertí que Irak consentió a terminar esa guerra, y no me cabía dudas que estaba preparando otra que muy posiblemente iba a comenzar con una invasión a Irak, y con intenciones bastante imperialistas. Y que tengan cuidado con esos proyectos que dejé, porque aparte de la necesidad de reconstrucciones percataba inversiones afines con intenciones guerristas por ejemplo con respecto a la gestión de conocimientos (computación y telecomunicaciones). Desafortunadamente, mis predicciones fueran acertadas, y entre las derivaciones lógicas vemos ISIS. Con la invasión de Irak, la Embajada de los EE.UU. en Irak y el Director de la CIA dijeron que fueron totalmente sorprendidos. ¡Ha!! Y con eso hemos visto toda la montaña rusa de política estadounidense volviendo a donde comienza pero cada vez más mareada. Vuelvo a un aspecto de esta guerra, si no ayuda explicar su motivo de ser por lo menos puede explicar algo su estrategia militar, que es esa disputa del Río Tigris Éufrates. Me pregunto cuanta analogía exista entre esta conflicto y él del Río San Juan. En este conflicto entre Costa Rica y Nicaragua, ambos países prefieren ganar votos cada uno con su ciudadanía sin mencionar y menos resucitar un Tratado (de 1940) entre los dos países que es uno de los más sensatos que he visto en mi trabajo en cuestiones de paz y derechos humanos para la ONU. Bajo mucha presión de Franklin Roosevelt, los dos países con presencia de los EE.UU. y su oferta de mucho apoyo de ingeniería y financiero para resolver los intereses de fondo de cada país, reconocieron las falsas premisas de los laudos Cleveland y Alexander (como pasó con los ingenieros canadienses cuando construyeron el puente ferroviario más grande en Centroamérica sobre el Río Chirripö, resultando en no tener puente dónde el Río), en que la Delta del Río es típicamente tropical y caprichosa en cuanto a sedimentos y cauces significando que Nicaragua no cuenta con una salida navegable estable al mar (la única es el Río Colorado en Costa Rica, más después del dragado que hizo Costa Rica muy pronto después de acordar este Tratado),y entonces debían construir esa salida en territorio nicaragüense y asegurar Costa Rica el derecho de tránsito en la misma. El Tigris Éufrates también hace depender para su salida al mar (Golfo Pérsico) un paso por Irán, nunca a gusto de los iraquís. Buenos, esto es un resumen de lo que puedo aportar por lo que valga, esperando información complementaria para poder disertar (en carreras universitarias que tratan de guerra y paz) con más perspectiva. Naturalmente, trataría de responder a cualquier pregunta suya. Saludos, Warren Crowther Pensionado de la ONU Profesor de la UCR warren13@racsa.co.cr, Tel. 2219 4678

martes, 5 de enero de 2016

EN EL MEDIO ORIENTE: LA SUPREMACÍA Y EL EXPANSIONISMO CONSTITUYEN LA PRIORIDAD.

EN EL MEDIO ORIENTE: LA SUPREMACÍA Y EL EXPANSIONISMO CONSTITUYEN LA PRIORIDAD. Desde tiempo atrás, la enemistad entre los gobiernos iraní y saudita (potencias petroleras) continúa siendo el reflejo de hechos históricos, todavía insuperables, o que no evolucionaron. El origen de ellos se remonta, primordialmente, a la división entre sunitas - los mayoritarios, pues representan entre el 85% y 90% dentro de la comunidad del Islam - y, por el otro lado, los chiitas. Una división irreversible o irreconciliable, nacida poco después de la muerte del Profeta Mahoma en el año 632, insuflada alrededor de la disputa por la sucesión del liderazgo de la comunidad musulmana, adjunta al crimen de Alí y sus hijos, parientes del Profeta. Aunque las dos ramas, a duras penas, han “coexistido” por siglos y comparten múltiples creencias y prácticas, las diferencias se extienden a los campos doctrinales, modos de vida, rituales, leyes, conceptos teológicos y organización religiosa. Hasta los objetivos de supremacía, influencia teológica y expansión de cada una de ellas se han transformado en factores divisivos. Por ello, los sunitas (la secta mayoritaria) tachan de infieles y herejes a los chiíes, abogan por su muerte. Estos últimos tienden a ser discriminados en las naciones islámicas y ocupan los rangos sociales inferiores; Yemen y Bahrein - al borde de una convulsión sectárea - son la mejor evidencia de esa marginalidad como tal. La Revolución Islámica de Irán en 1979 fue percibida como la mayor amenaza de las monarquías sunitas, en especial la saudita. Dicho sea verdad, los Ayatolas iraníes comenzaron a convertirse en faro teológico y político de la comunidad chiita, además de los alawitas en Siria, una de las secciones del chiismo, justamente, a la cual pertenece el Presidente Bashar Al-Assad. Teherán organizó milicias - “o actores no estatales” - , con tal de derribar las monarquías sunitas, sus antagonistas. Así, la pro-iraní organización (terrorista) Hezbollah, enemiga permanente del Estado de Israel, intentó varias veces derrocar al reino wahabita saudita. Más acá, vemos actuando los Houthi, el movimiento chiita rebelde, en pos de derribar en Yemen a su gobierno, aliado de los sauditas. A estas alturas, no exento de severas controversias, el gobierno de Irak es compartido por los chiitas, sunitas y la etnia de los kurdos, con la ventaja de que los primeros, apoyados por el régimen persa, constituyen la mayoría de los musulmanes iraquíes. Reconocida Arabia Saudita, líder de la corriente sunita e Irán de los chiitas en el Medio Oriente, al cabo generadores de conflictos sectáreos, en tal secuencia, el Irán debió soportar en aquel entonces la enemistad del antiguo régimen iraquí (sunita), al mando de Saddam Hussein, el cual sirvió de contrapeso. Tanto así que Arabia Saudita y sus aliados en el Golfo Pérsico respaldaron a Irak en la cruel guerra que libraron Irán e Irak entre 1980 y 1988. Una vez desaparecido Saddam, la influencia y la fuerza de los iraníes se recuperó pronto. El sacrificado en la reciente ruptura de las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita y el Irán, hecho que ya se presagiaba, llegaría a ser, en este caso, el proceso de conversaciones de paz para poner fin a la guerra de Siria, organizado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a su vez motivada ante su buen desempeño en Libia, en razón del pacto del pasado 17 de diciembre en Marruecos, alcanzado por los amplios grupos que entraron en disputas militares, tras la caída del dictador Muamar el Gadafi. El pacto da pie a la formación en esa nación norafricana del gobierno nacional, regido por un Consejo Presidencial de nueve miembros, un Parlamento y un Consejo de Estado (Sputnik, 2015). La confianza gira alrededor del gobierno de unidad, pues con él pronto se facilitará la expulsión de las fracciones del Estado Islámico, que también ha echado allí raíces. En cambio, resulta inminente una nueva agudización de las tensiones en el barril de pólvora, el mejor símil para encasillar al Medio Oriente. La reciente tuvo relación con el derribo del avión ruso S-24 en la frontera de Turquía con Siria. La ausencia de la respuesta militar ayudó a un discreto entendimiento entre Moscú y Ankara, al prever “medidas de coordinación, no especificadas, que podrían estar destinadas a evitar la repetición de tales incidentes”. “Solo esto faltaba”, dijo un comentarista turco, al quedar alarmado de la destrucción del edificio de la Embajada saudí en Teherán. Era de suponerlo. La ejecución en masa de enemigos del reino sunita wahabita en Arabia Saudita, entre ellos el líder religioso chiita Sheikh Nimr al - Nimr, crítico acérrimo de la (impopular, desacreditada y ultraconservadora) monarquía saudita, además de 46 sauditas, acusados de terrorismo jihadista, apenas se convirtió en la gota que derramó el vaso. A esto hay que abonar que los sauditas se han ocupado de reorganizar y financiar los opositores sunitas sirios, enemigos, como los yihadistas del Estado Islámico (EI), del gobierno sirio. Éste, tan defendido por Irán como de Rusia, por eso conforman una coalición para sostener en el poder a Al Assad y de paso atacar los yihadistas. Acusándose mutuamente de alentar las tensiones en la región, así también de patrocinar el terrorismo y de ejecutar acciones expansionistas en el Medio Oriente, resultaba predecible el rompimiento entre iraníes y sauditas, dadas sus ambiciones y paranoias, cuyo móvil consiste en estabular las sectas que dirigen y controlan, o captar el mayor volumen de adherentes dentro de la comunidad islámica. Arabia Saudita, con un Producto Interno Bruto (PIB) de $744.000 miles de millones (2013 est.) posee un desarrollo económico superior al de Irán, cuyo Producto Interno Bruto (PIB) se aproxima a $500.000 miles de millones (2013 est.). En cuanto al tamaño de las tropas, Arabia Saudita llevaría las de perder frente al régimen persa, pues cuenta con apenas 250.000 efectivos militares; a diferencia del Irán que abriga fuerzas armadas sofistificadas compuestas por más de 1.300.000 de uniformados, asimismo, con experiencias en guerras. Al tiempo que estuvo cerca de construir la bomba atómica, de acuerdo con los datos de inteligencia israelíes. A causa de los diversos intereses en juego, el precedente inmediato lo auguraba el incremento de la intromisión de ambas potencias rivales del Medio Oriente (sauditas e iraníes), en el marco de las hostilidades, que todavía azotan a Siria y Yemen, sobre todo, el respaldo político y militar a sus respectivos aliados en tales naciones, sean los grupos rebeldes, ubicados de por sí en la oposición, que desde allí libran guerras domésticas contra los poderes establecidos, igualmente despóticos y criminales. Es decir, sin haber arrancado, ha quedado lesionado el clima de diálogo, el cual tendrá lugar en Ginebra en el curso de ese mes. Los preparativos iban prometiendo lo suficiente, tras el alivio de las asperezas entre Occidente y Rusia, particularmente, en el más espinoso: el retiro de Bashar Al-Assad del poder. Los rivales, Arabia Saudita (su reino sunita wahabita - ultraconservador) e Irán (o la teocracia chiita) serán parte activa de los encuentros de Ginebra. Pero, ahora el reino saudita y sus aliados sunitas en el Golfo Pérsico acaban de ofrecer una mala y complicada señal, al negarse a participar en adelante en los distintos mecanismos de seguridad regional (Ángeles Espinosa, 2015). Entre ellos aparecen como miembros, desde pequeños países africanos, a saber Benín o Togo, hasta otros con nutridos ejércitos, como Egipto o Pakistán, pasando por los vecinos Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, que apoyan sin fisuras el enfoque saudí, el cual subió de tono peligrosamente. Ni cuando ha habido muertes de peregrinos iraníes en Mina, cerca de La Meca, que cobija el reino saudí, se había registrado el alto nivel de agitación entre las dos naciones. Las protestas en Teherán durante los últimos días contra la ejecución del afamado líder religioso chiita tuvieron la capacidad de facilitar la reacción drástica de Riad, una reacción que descansa también en su escepticismo - tan explícito, como el de Israel - frente a los acuerdos nucleares, aprobados por Irán con los Estados Unidos de América, secundados por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; acuerdos a los cuales Irán ha dado debido cumplimiento, según lo confirma la agencia especializada de energía atómica, perteneciente a la ONU. Respecto a la organización terrorista del Estado Islámico, militarmente golpeada en los días recientes, tanto Estados Unidos de América como Rusia - a inicios del año pasado, distanciados por la intervención del Kremlin en Ucrania - , esta vez expresan estar totalmente de acuerdo en que es una amenaza mundial. Aquí no puede haber ningunas conversaciones de paz. “Se trata de la amenaza terrorista más terrible de todas las que conocemos. Destruyen la cultura y la historia y el mundo civilizado no se tiene más opción que cerrar filas y plantar cara” (Pilar Bonet, 2015). No son pocos los que piensan que Arabia Saudita, con un régimen medieval, es “el peor de los males”, teniendo presente sus pésimos atestados en el campo de las libertades, la democracia y los derechos fundamentales, donde las mujeres son vistas como propiedad de los padres o maridos, las mujeres no pueden ni siquiera manejar; aún cuando, irónicamente, esa nación árabe forma parte del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En esta línea se pone a prueba que “si alguien quiere saber cómo sería un país gobernado por los yihadistas, nada más tiene que observar cómo es gobernada la sociedad saudita” (Ciudadano Costa Rica, 2015). Ciertamente, la monarquía saudita, que supo contener con exceso de represión la Primavera Árabe, fomentó y financió el radicalismo islámico salafista, para extenderlo en el mundo, tanto así que la mayoría de los terroristas del 11/9, en cuenta Osama bin Ladin fue saudita (Idem) y se formó en las madrazas salafistas. Sin embargo, “los jihadistas del EI” tampoco han eximido a Arabia Saudita de sus objetivos y ataques militares, pues califican de extremadamente perversa y corrupta a la monarquìa, quien, en el terreno de la diplomacia de los petrodólares, siempre se ha considerado (“extrañamente”) aliada de Occidente. Antes habíamos hecho una ligera referencia a las crónicas contradicciones entre chiitas, sunitas y kurdos dentro del mapa político del Irak, contradicciones que se extienden y agitan también a otros países del Medio Oriente. Prometemos un futuro comentario sobre este particular, en el que intentaremos explicar “la hipótesis de conflicto”, derivada de tal realidad política, económica, religiosa y cultural, realidad que hasta podría definir el destino del maltratado Medio Oriente. Esta noche solamente nos resta agradecer a las personas que se ocupan de leer, comentar - o refutar casi siempre - el contenido de nuestros artículos, correspondientes a este humilde proyecto personal, el cual, precisamente, este mes cumple ocho años. A todos muchas gracias. Ronald Obaldía González (Opinión personal)

viernes, 1 de enero de 2016

JUAN LUIS CHAVARRÍA, IN MEMORIAM. ARTÍCULO ESCRITO POR JOSÉ JOAQUÍN ARGUEDAS HERRERA.

Ronald Obaldía González compartió la publicación de José Joaquín Arguedas Herrera. JUAN LUIS CHAVARRÍA, IN MEMORIAM "Somos polvo de estrellas, donde la vida es un vistazo momentáneo a las maravillas del asombroso universo". Carl Sagan Recuerdo una tarde -intuyo que era viernes- de finales de febrero del ya lejano 1981, en que me apersoné a las antiguas oficinas de la Dirección General Servicio Civil, para participar en un proceso selectivo. El recepcionista me refirió con el Subjefe de R&S de entonces. Un hombre todavía joven, de aspecto serio y formal, de movimientos enérgicos. Así, Juan Luis Chavarría inició lo que sería una entrevista para una posición en esa oficina. Fui escogido. Toda mi vida posterior ha estado ligada a este acontecimiento. Inicialmente, Técnico en Artes Gráficas del COVAO, Filólogo de formación, Funcionario y Profesor por vocación, Juan Luis desarrolló una brillante carrera por más de dos décadas en al DGSC, tanto técnica como gerencial, dejando estampas imborrables en todos los lugares, incluso organismos internacionales como ILANUD, donde su trabajo tesonero dejó huella. Se retiró de la DGSC a principio de los años 90s, ocupando entonces el cargo de Director de Depto. de Reclutamiento y Selección, dándose la curiosa coincidencia de que me correspondió sucederlo en el cargo. Con fecha 06 de setiembre de 1991, a manera de despedida, escribió lo siguiente: “Al retirarme de la Institución, a partir del 01 de octubre, he querido dirigirme a todos mis compañeros para saludarlos cordialmente y compartir algunos pensamientos que surgen en este importante momento de mi carrera y de mi vida…Del mismo modo, expreso mi gran satisfacción por haberme tocado la suerte de trabajar a su lado y en una Institución de gran relevancia en la función pública… Siempre guardaré un espacio en mi corazón y en mi mente para esta institución querida y para las personas con las he compartido todos estos años de labor…Cordialmente…” Volvió a su viejo amor, la enseñanza del idioma español, donde cumplió una importante misión por al menos tres lustros más. Sin embargo, lo que hoy quiero rescatar es mi fraterno agradecimiento, no solo al Jefe que me dio lo que hoy visualizo como la oportunidad de mi vida, donde crecí personal y académicamente, inicie mi familia, sino que también por la dicha de que, por azares del destino, terminamos emparentados y así pude disfrutar por largos momentos de su sabia conversación. Fue usual que habláramos de literatura, pasión mutua, obviamente era la plática de un aprendiz con el maestro. Juan Luis vivió, como alguna vez Goethe dejo en labios de uno de sus más emblemáticos personajes: “...no son dignos de la vida y la libertad, sino aquellos que saben ganarla cada día”. Juan Luis fue uno de ellos: por su tesón, por su disciplina, por el amor a su familia. Como su apreciado Don Quijote, marchó por campos diversos con hidalguía y férrea voluntad. Fue alguien frontal, no guardó nunca neutralidad, en momentos de crisis moral, como alguna vez poetizó condenatoriamente Dante Alighieri, y como Faulkner, creyó y vivió resistiendo y prevaleciendo, a sabiendas de que “entre todas las criaturas –el ser humano- es el único que tiene una voz inagotable, y posee una alma, un espíritu capaz de compasión, sacrificio y entereza”. De mi parte un saludo fraterno. Su ejemplo y su hidalguía, vivirá con nosotros. José Joaquín Arguedas