jueves, 25 de agosto de 2022

(SEGUNDA PARTE) ASPIRAR A FAVOR DE UN ENFOQUE HUMANISTA ALREDEDOR DE LAS CORRIENTES MIGRATORIAS. Autor: Ronald Obaldía González

(SEGUNDA PARTE) ASPIRAR A FAVOR DE UN ENFOQUE HUMANISTA ALREDEDOR DE LAS CORRIENTES MIGRATORIAS. Autor: Ronald Obaldía González El ejercicio de la autoridad soberana del Estado en las sociedades nacionales democráticas, pluralistas, abiertas al mundo, respetuosa de “los deberes y los derechos humanos”, pluralistas y abiertas al mundo está condicionado a ejercerse con sentido ético y humanista. A causa de tales valores de convivencia y postulados, injertados en Costa Rica, los Estados nacionales habrían de verse comprometidos a tomar toda clase de decisiones y acciones con benignidad y compasión para con sus habitantes. Al mismo tiempo, por humanidad, ellos deberían hacer que se vea y constate ese comportamiento, acogiendo las personas naturales de los países extranjeros, quienes por múltiples y diversos avatares debieron emigrar de sus países de origen. Allí donde históricamente persiste la ausencia de la ética, los principios de la solidaridad y la acción cooperativa entre las clases sociales de mayores y menores ingresos, sea evidencia de una forma de corrupción pública. Porque Costa Rica ha llegado a ser una de “las veinte democracias plenas” dentro de la comunidad de países. Una deseable reputación internacional, lo cual nos impone la voluntad de ir dando vida y continuidad a esa tradición y entereza histórica, por supuesto al buen vivir en cultura cívica participativa. De lo cual se nutre esa solidez de nuestra identidad, la cohesión y la integración sociales, la familiaridad con las demás naciones, pese a los ligeros vaivenes y convencionales alteraciones. A la vez resulta innegable que lo antes dicho ha dado robustez a nuestro Estado de derecho e institucionalidad política, e impulso al progreso social, económico, científico, a la sostenibilidad ecológica, al competitivo capital humano, al ser privilegiada en inversiones las causas de la educación, la salud, las fuentes renovadas del empleo; aunque algunos detractores por allí piensen distinto. VISTAZO AL PANORAMA INTERNACIONAL. Las discordantes alternativas en pugna: "autocracia versus democracia", comportan inminentes riesgos y amenazas, asociados a la seguridad y la estabilidad global, y específicamente al continente americano, los cuales fueron puestos al conocimiento de la Cumbre de las Américas, que tuvo lugar en junio pasado lugar en la ciudad de Los Ángeles-California. Añadida a ese especie de polarización, en la Cumbre se hizo constatación de la complejidad de las corrientes migratorias y de refugiados, producto del estancamiento económico, acelerados ante las frecuentes interrupciones en las logística y las cadenas de suministros, en simultaneidad con el alza del precio de los hidrocarburos, los fertilizantes y de otras materias primas. Joe Biden, el Presidente de los Estados Unidos de América, evitó en la Cumbre desconectarse “de las prioridades geoestratégicas”, de la guerra entre Ucrania y Rusia; las periódicas disputas entre China y Taiwán; el ascenso del autoritarismo; las tendencias iliberales o las contestatarias contra la apertura económica y el libre comercio a nivel global. En el encuentro hemisférico Joe Biden dio a conocer a sus homólogos más de US$ 300 millones en asistencia, dedicados a enfrentar la inseguridad alimentaria, progresar en las iniciativas de preservación de la salud, la educación, la conectividad, la asociación sobre resiliencia climática. Además, hubo de poner énfasis en otros compromisos a favor de los sectores privados (MIGUEL JIMÉNEZ Y LUIS PABLO BEAUREGARD), vinculados a neutralizar el cambio climático. Asimismo, la pobreza mundial, la inseguridad alimentaria, la ausencia de oportunidades, que refrenan la movilidad social; los gobiernos corruptos, la violencia, la persecución o la represión política, los efectos adversos de los desastres climáticos, juntos lograron ocupar un magnífico espacio de tiempo en la agenda de trabajo de la cita de los gobernantes americanos. Tampoco se quedaron atrás los recelos de Washington frente a los desafiantes avances de la China Popular en las áreas diplomática, comerciales, culturales y hasta en la cooperación militar en América Latina y el Caribe, ahora una región políticamente fragmentada. Los estándares democráticos paulatinamente decaen en ella; agudizan las asimetrías sociales, profundizadas por la pandemia del covid-19 y sus bruscas huellas en todos los extremos “societales”. El mosaico de países ubicados al sur del río Bravo (pertenecientes al Sur Global) se ve impactado y decaído “sanitaria y económicamente” (JIMÉNEZ Y BEAUREGARD). Toda vez que llegan a ser un lote de factores que desafortunadamente se transforma en detonante de las expulsiones de seres humanos, así también de los ascensos del autoritarismo, el populismo, de las oleadas antisistema. Con frecuencia las encienden los manifiestos reclamos de las movilizaciones populares y del accionar de diversas formaciones políticas, o bien la propia sociedad civil que les dan forma. LA ASIGNATURA “ESTELAR”. Lo sustantivo del encuentro diplomático de los Presidentes, llevado a cabo en la ciudad de Los Ángeles calzó sobre todo con haberse confirmado el considerable volumen de las inabordables diásporas de contingentes o caravanas humanas, las que corren en dirección hacia los Estados Unidos de América. Ellas se vienen originando principalmente en los países conformantes del Triángulo Norte de América Central (Guatemala, El Salvador, Honduras), Cuba, Haití, Venezuela, estos atrapados por diversos males sociales y serios desgastes políticos. En esas latitudes millones de personas han caído en la pobreza, y la inflación global erosiona el poder de compra de los hogares. A tales expulsiones se suma gente extracontinental en tránsito por la región, sean africanos, asiáticos, entre otras nacionalidades. Eso permitió poner al descubierto las verdaderas e insolubles crisis humanitarias, de las que obtienen amplios réditos las organizaciones del crimen organizado. Con tales complejidades de fondo, esta vez el Presidente Joe Biden en la Cumbre anunció la Alianza para la Prosperidad Económica de las Américas, que en la Casa Blanca consideran un apremiante y “nuevo acuerdo histórico” - excluye los inamistosos regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela -, encaminado a contener los éxodos de las personas en estado de marginalidad. Biden dió énfasis al fomento en la región´ de la innovación de los sectores público y privado; el impulso y la agilización al comercio y las inversiones; el reforzamiento de las cadenas de suministro; la seguridad energética, la modernización de la infraestructura; el financiamiento al sector privado, todo ello comprendido dentro de los objetivos de la recuperación y el crecimiento del sistema económico de todo el continente americano” (JIMÉNEZ Y BEAUREGARD). A diferencia de la presidencia de Donald Trump, quien se había distinguido en exhibir “el discurso más duro contra la inmigración”, decantado por el nacionalismo y el proteccionismo económico. De paso con él solo predominó la agenda negativa de la migración. Las naciones latinoamericanas y caribeñas fueron ignoradas por el presidente Republicano, provocando, que fuera de eso, se erosionaron los lazos de interdependencia, así como las capacidades políticas de la influencia estadounidense. Según la Casa Blanca, la Alianza de la Prosperidad habrá de comprender la renovación del trabajo de las instituciones económicas regionales, entre ellos los bancos de desarrollo de la región, en particular la CAF, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los que se ocuparán de aumentar el financiamiento del comercio y las inversiones, eliminar en tales actividades las trabas aduaneras y facilitar los créditos cooperativos a favor del desarrollo de los países que experimentan las emigraciones (idem), al cabo que su prevalencia se asocia con la exclusión y la desigualdad sociales. Recalcando en las acciones cooperativas, sustentadas en las responsabilidades colectivas y compartidas, en lo tocante a desincentivar o reducir las marejadas de migrantes hacia el norte opulento del hemisferio, los Estados Unidos de América con Biden tampoco se apartó en la Cumbre de las posturas de proteger las fronteras, garantizando “la migración segura y legal”, favorecedora del desarrollo de las naciones receptoras. En la primera parte de este escrito, hicimos comentarios alrededor del fenómeno mixto de las migraciones (y los refugiados) y las distintas manifestaciones de la criminalidad en las naciones de tránsito. – dos de ellos la narcoactividad y el tráfico ilegal de personas - . Combinación focalizada especialmente en algunas zonas fronterizos de México, o en las proximidades del cordón divisorio de los territorios de dicha nación y la estadounidense. Definitivamente, consigue ser el talón de Aquiles en las líneas defensivas de las coordinaciones y colaboraciones mutuas en materia de inteligencia, seguridad y vigilancia. Siendo el anfitrión de la Cumbre, Joe Biden pronunció un contundente mensaje en pro de la democracia, la transparencia y la integridad del buen gobierno, así como el respeto a los derechos humanos. Lo enunciado por él guarda similitud con la visión de política exterior, derivada de la Alianza para el Progreso para con nuestro subcontinente - de quien los últimos gobiernos estadounidense se han desentendido (idem) - . Aquel fue un proyecto expuesto y ejecutado con poco éxito durante la década de 1960. ARRIBO DE UNA SUPERIOR COOPERACIÓN EXTERNA. El éxodo de miles de personas provenientes de diferentes confines del planeta casi siempre pone en condición de alerta a la mayoría de los Estados nacionales; lo perciben como una amenaza a las seguridades nacionales. Con excepción de Costa Rica, la gran mayoría de ellos renuncian a convertirse en plazas de destino de nuevos extranjeros, además de la impopularidad interna (la xenofobia), que tristemente sale a relucir en las sociedades civiles. Asimismo, dada la elevada sensibilidad, trae consigo el riesgo del alto costo político y económico, pagado por los gobiernos, por cuanto las políticas a favor de la inmigración imponen el despliegue de recursos y esfuerzos adicionales, en función de ejecutar acciones institucionales, facilitadoras de “la migración ordenada” y digna (José Andrés Céspedes). En otras palabras, en medio de múltiples responsabilidades nacionales, conforme a la legislación local e internacional, la acogida por parte de los Estados implica el gasto en mayor burocracia institucional, ocupada de la atención de los complejos trámites de documentación de los nuevos habitantes, provenientes del extranjero. A la vista también van comprendidas las tareas de inspección, referidas a salvaguardarles el respeto de los derechos laborales, las normas ocupacionales y ambientales; dotarles de costosos seguros de trabajo; las de garantizarles el acceso a la salud, la seguridad social y los servicios financieros. Sean además los servicios de protección humanitaria que han de preverse, si las circunstancias lo obligan. Cabe subrayar que la experiencia demuestra que desde un principio nacen moribundos la organización y ejecución de la mayoría de los controles, propios de la seguridad policial, cuya función consiste en contener en las zonas fronterizas los ingresos irregulares de personas, tal como lo acaba de advertir el Presidente costarricense Rodrigo Chaves en la pasada Cumbre de las Américas. Al punto que acarrean un innecesario incremento de los presupuestos gubernamentales. Ciertamente, hay que reconocer la evidente estrechez de los recursos presupuestarios y el déficit fiscal afrontado por nuestras entidades gubernamentales, especializadas en la rama de la asistencia de las inmigraciones. La cooperación internacional se equivoca en negar al Estado costarricense mayores contribuciones financieras, porque pertenece a la calificación de repúblicas, colocadas dentro del rango de renta media; eso llega a constituir una razón infundada y un serio obstáculo. Pues le son insuficientes las capacidades suyas, respecto a sostenerse entre los más trabajados en responder solidariamente a la pesada carga que significa la persistente asistencia de los flujos migratorios, específicamente los originados desde Nicaragua. En el caso particular de la cooperación de la Unión Europea, sería conveniente que volcara los ojos hacia Costa Rica, financiando proyectos que, por un lado están alineados con las prioridades de la acción exterior del bloque comunitario, las que podríamos resumir en iniciativas climáticas, sostenibilidad ambiental, digitalización, o en proyectos de PYMES, generadores de impacto social, económico y ecológico en la población (Santiago Martín). PRODUCCIÓN DE NORMATIVA LEGAL. En otro orden, nuestros anteriores gobiernos se habían empeñado en actualizar la ley de migración y extranjería, así también las consecuentes políticas públicas en la materia, hecho que quedó consumado durante la administración de la Presidenta Laura Chinchilla Miranda (2010 – 2014). Cabe recalcar que Costa Rica, “una república de 5,1 millones de habitantes, representa el país latinoamericano y caribeño con mayor porcentaje de migrantes regulares en proporción a su población con un 12 %”. Perfectamente, esa cifra podría subir hasta el 20 % al tomarse en cuenta los migrantes irregulares (Presidente Rodrigo Chaves Robles). De ahí la relevancia de apoyar financieramente a los pocos países, entre ellos Costa Rica, - fuente a su vez de envíos de remesas a Centroamérica sin aplicación de impuestos - , quienes acogen un sinnúmero de migrantes irregulares o refugiados. Es una república, altamente receptiva, que eligió llevar a cabo reformas jurídicas y administrativas en dicho ámbito, igualmente coincidentes con los lineamientos y los objetivos de la Alianza para la Prosperidad Económica, proclamada por Joe Biden en junio pasado. Sobre este particular, nos atrevimos a plantear en la primera parte de este escrito el mecanismo financiero de carácter cooperativo, consistente en dispensar a Costa Rica la usual fórmula, reconocida como “swap” (término inglés). La fórmula consistente en canjear el compromiso de dar más acogida de migrantes, a cambio de la condonación de la deuda externa acumulada, contraída con los organismos financieros internacionales, quienes podrían pactar (el swap) hasta con los acreedores privados internacionales. A raíz de la moderna legislación, acá se instituyeron flexibles pero cuidadosos procedimientos legales, técnicos y administrativos, en aras de gestionar esa penosa manifestación global (la llegada de migrantes y refugiados), semejante a la reciente aprobación de la ley y su reglamento que facilita el ingreso de “los nómadas digitales” - otra modalidad del turismo foráneo -. Ya desde antes se había establecido normativa de avanzada, en lo relacionado con la regularización del poder de la migración laboral, tan necesaria en nuestra economía productiva de bienes y servicios; tan colaborativa en los métodos de productividad del trabajo, puesto que ese segmento poblacional constituye un motor del desarrollo “en un lugar seguro”, ajeno a las turbulencias sociales. Sin los aportes de los allegados, ya hubieran colapsado varias economías regionales, y no pocos sectores de la producción nacional, ya que se ha agravado el aumento del envejecimiento de la población nativa, lo mismo que la ralentización en la tasa de natalidad. Debido a la cooperación del sector privado, quien es un participante activo y constructivo alrededor de la modernización de las leyes y los reglamentos, por ello se ha conseguido elevar el grado de idoneidad de los mecanismos de contratación de las personas extranjeras dentro de la economía formal. Tal cual, sin menospreciar la economía informal. QUÉDATE MEJOR EN COSTA RICA. En una siguiente versión acerca de este tema de la informalidad empresarial y laboral, que por ahora poco ocupa nuestra atención, intentaremos posteriormente ofrecer argumentos positivos acerca del tipo de trabajo informal, del cual se benefician el comercio local, la agricultura, las exportaciones, el turismo, las obras de infraestructura, los trabajos manuales, la cultura, el deporte, etcétera. Sobre este respecto, con base en leyes visionarias se perfilan los planes futuros, relacionados con “el sostenido dinamismo económico” de las regiones costeras, rurales y fronterizas; al igual que otras actividades económicas (Coalición de Iniciativas para el Desarrollo – CINDE) que en tales zonas podrían operar. No sobra subrayar las acciones todavía pendientes, dirigidas a determinar cómo los trabajadores inmigrantes admitidos, pueden ayudar a llenar las brechas laborales existentes y emergentes en la nueva economía del conocimiento (José Andrés Céspedes). En tanto, es correcto reconocer en Costa Rica el valor poseído por la economía digital (la conectividad). La gente en los modelos de producción de última generación encuentra constantes ofertas de empleo, a causa del déficit de talento (Santiago Martín; Javier Escalante Madrigal) existente acá. La digitalización tiende velozmente a predominar en los sectores de los servicios público, privado, corporativo transnacional (zonas francas, parques industriales y tecnológicos, etcétera), lo mismo que en los hogares. Lo expuesto en el párrafo anterior resulta compatible con el objetivo de respaldar la continua y creciente inversión directa nacional y extranjera registrada, pues agrega valor a nuestra economía. Por lo pronto hay que contemplar el hecho de abrirles oportunidades dentro de los programas de formación del talento y “capital intelectual” a las personas inmigrantes y refugiadas, incluidas las mujeres de dicho conglomerado. Con esto en mente, en este grupo de extranjeros se promovería la educación, la formación técnica y profesional, el bilingüismo, “la cultura emprendedora” (Nuria Marín Raventós). Procesos de enseñanza y aprendizaje que concuerdan con las demandantes exigencias de las empresas competentes en los proyectos y los objetivos de investigación, innovación y soluciones, unidos a las áreas tecnológicas y científicas. Justamente, ese conjunto de acciones pragmáticas representa uno de los principales ejes de los avances en el conocimiento a las vistas a la producción, la riqueza económica de los Estados nacionales, consustanciales al bienestar y el progreso de los habitantes, tanto nativos como extranjeros. La noción de impulsar mayúsculos conocimientos, habilidades y destrezas en la fuerza laboral, proveniente de otras naciones, se orientaría a insertarla en las estructuras ocupacionales de las unidades empresariales, quienes registran “superior sofisticación y complejidad”. Lo dicho conlleva los objetivos nacionales de reducir los niveles de pobreza, puesto que esas unidades altamente especializadas conceden a los servidores calificados mejores ingresos salariales y bonificaciones, a ser destinados al consumo y al ahorro propios. De manera atinada y apegada a los principios humanitarios de la solidaridad internacional, ahora en la actual administración gubernamental se valora la puesta en práctica de la declaratoria de la amnistía migratoria (Marlen Luna; Reuters) - varias veces aplicada años atrás -. Posiblemente, dicha política pública no establecería requisitos de nacionalidad, por cuanto se perseguiría resolver la cruda realidad del elevado e inmanejable volumen de solicitudes de refugio, incluida la regularización de los extranjeros indocumentados, inclusive. Lo acaba de señalar bien el Presidente costarricense al probar lo poco eficaces que son las draconianas "estrategias de control migratorio, aplicadas, según ellas, para detener el ingreso irregular, mientras se descarte el otorgamiento simultáneo de alternativas legales para estas personas. O en su lugar que sean robustecidos los sistemas de protección humanitaria para los que necesitan refugio. De ningún modo, en nuestras experiencias de nación receptiva se ha renunciado al tipo de alternativas legales y políticas, de las que hace mención el actual mandatario. Aun mejor, él ha expresado su determinación de darles continuidad, reforzando lo ya establecido a nivel político e institucional, lo que tanto prestigio y confianza internacional le ha deparado a nuestra nación. Es una correcta directriz que se iguala con nuestros logros y las contribuciones, acumulados en la preservación de los bienes públicos globales (Kent Harrington) - la paz, el medioambiente, la seguridad internacional o la salud y la estructura sanitaria global. Podríamos asegurar que el tratamiento humanitario a la inmigración trasciende en prestigio internacional, en compañía de nuestras políticas de conservación y protección de la biodiversidad, enlazadas con las economías verde y digital. Las cuales son bien valoradas dentro de las propuestas sustanciales y cruciales para afrontar el cambio climático, ya que se decantan por la vía del desarrollo humano sostenible. Continúan siendo los globalizados fenómenos migratorios, parte de las asignaturas álgidas y reiterativas en las relaciones exteriores de la mayoría de los Estados, cuyas soluciones reales por parte de las distintas esferas, sean las políticas bilateral y multilateral, están bastante lejos de adquirir consenso. Los resultados resultan hasta controversiales. Ni tan efectivos llegan a ser y tampoco del agrado de todos los involucrados, dado su incontenible curso y carácter exponencial, irrefrenables. A manera de resultados apenas producen un ligero alivio a los Estados nacionales dentro del cúmulo de las presiones regulares que de distinta índole deberán afrontar, más cuando los peligros sanitarios, arrastrados por la pandemia del covid-19, todavía no han sido aplacados. Ante lo comentado, en esta ocasión pedimos a ustedes comprender las limitaciones manifiestamente contenidas por ambos escritos, redactados por este servidor. A la postre, y bajo el legítimo principio “del derecho a no emigrar”, recordaré un refrán a los costarricenses, en especial, los que piensan, en condición de migrantes irregulares, fijar como destino las repúblicas del rico Norte Global. Él dice así: “ Es preferible ser cabeza de ratón que cola de león”.