viernes, 23 de octubre de 2020

LA GUERRA DIRECTA ENTRE ARMENIA Y AZERBAIJÁN; Y NAGORNO KARABAJ SOBRE EL FILO DE LA NAVAJA. Autor: Ronald Obaldía González

 LA GUERRA DIRECTA ENTRE ARMENIA Y AZERBAIJÁN; Y NAGORNO KARABAJ SOBRE EL FILO DE LA NAVAJA. Autor: Ronald Obaldía González

En 1918 en el Cáucaso, que es una región localizada en el límite entre Europa del Este y Asia Occidental, la nación islámica – chiita Azerbaiyán, hoy una potencia petrolera y rica, y la cristiana ortodoxa Armenia – el primer Estado del mundo que adoptó el cristianismo como religión en el 301 d. C - se declararon independientes del zarista Imperio Ruso. En la repartición territorial, entre ellos salieron a relucir las contradicciones alrededor de la región denominada Nagorno Karabaj, lo que derivó en una breve guerra.
Los desencuentros quedaron aplacados cuando la comunista Unión Soviética (URSS), regida por Rusia, asumió el control de la zona Caucásica, incluidas Armenia y Azerbaiyán. Allí se estableció la República Socialista Federativa Soviética Transcaucásica (DiegoZúñiga. En: DW – El Mundo-).
Cabe enfatizar que la historia entera del pueblo armenio ha estado plagada de invasiones en su contra, llevadas a cabo por civilizaciones imperiales tales como los persas, los romanos, los árabes, los egipcios. Y principalmente ante el dominio del imperio turco otomano (Siglo Xlll y principios del Siglo XX), quien le hubo de arrebatar vastos territorios, con el propósito de favorecer a sus congéneres los azeríes - la población musulmana predominante de Azerbaiyán -, además de someterlos (a los armenios) a persecuciones y vejaciones (Guía del Mundo – IteM), las cuales dieron como resultado numerosas diásporas.
Precisamente, en 1915 Turquía fue protagonista del atroz genocidio o limpieza étnica (a estas alturas el Gobierno de Ankara lo niega), en contra de los armenios del Oriente de Anatolia - asesinaron más de un millón de personas - , esto debido al apoyo dado por ellos a las fuerzas invasoras rusas, enfrentadas a las fuerzas otomanas - éstas aliadas de Alemania y el Imperio Austro Húngaro - durante la Primera Guerra Mundial.
Armenia y Azerbaiján formaron parte de la hoy desaparecida Unión Soviética (URSS), quien en tiempos de José Stalin había incorporado a la nación azeríe la pequeña región montañosa de Nagorno-Karabaj, poblada mayoritariamente por armenios, origen a la vez de las posteriores reyertas políticas y militares. Tras el derrumbe de la URSS (1989 - 1992) se reactivaron las disputas por la posesión de dicho pequeño territorio, las que el régimen soviético y su "supra-Estado" totalitario y ateo antes había atenuado, por eso quedaron en un plano marginal los diferendos religiosos.
El corto relato histórico ofrecido, nos ayuda a dar un salto a los inicios de la década de 1990 y en adelante, cuando se completa el colapso de la URSS.
Entre 1992 y 1994 se desataron otra vez las escaramuzas, de las cuales obtuvieron ventajas políticas y diplomáticas las fuerzas armenias, no necesariamente territoriales - tampoco los azeríes adquirieron territorios - , sino que comenzaron a ejercer control étnico - cultural de Nagorno-Karabaj, quien de facto se independizó y se autogobernó, por lo que hasta ahora continúa asumiendo el nombre de República Artsaj, ciertamente, una denominación genuinamente armenia. Lo dicho, calificado como amenazas, respondidas enseguida por sus enemigos musulmanes.
De paso, la novel "República" quedó vinculada estrechamente a la política exterior (y nacional) del país armenio, cuyos recursos económicos son extremadamente limitados. A pesar de todo, así también ha sobrevivido Artsaj, a pesar de la resistencia azeríe y turca. Mientras tanto, el Gobierno de Bakú acusa a Armenia de armar, ocupar, ilegal y gradualmente, ese territorio cristiano, del cual intenta apoderarse; tampoco está lejos de la verdad.
Por su parte, las fuerzas militares de Arzebaiján han cobrado mayor poderío que sus empobrecidos enemigos cristianos, habida cuenta de los cuantiosos ingresos obtenidos de la producción local y de las exportaciones de petróleo y otros hidrocarburos. Todo ello significó que en el 2016 ganaran la guerra de cuatro días, mediante un ejército más dotado; por lo tanto, reafirmaron su soberanía sobre la República separatista (Reuters). Moscú hubo de mediar, a fin de apaciguar las hostilidades, pero las tensiones persistieron en una zona todavía en litigio.
El debilitamiento de los armenios de Nagorno vino de la mano con la disolución del imperio soviético, ya que antes gozaron de la protección del Kremlin comunista, cuya real desaparición los hizo pasar otra vez a manos de los musulmanes azeríes, llegando a ser una minoría religiosa cristiana. Razón por la que de inmediato comenzaron a crecer los movimientos separatistas, como también los nuevos frentes de fuego, los que dan a conocer los medios de comunicación y las redes sociales.
Apoyando con armas a los musulmanes (turco) azeríes, el ultranacionalista e islamista mandatario de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, continúa prestándose a cumplir el rol de incendiario en el Cáucaso sur, al insuflar los estallidos guerreristas entre el pueblo cristiano de Armenia y los musulmanes - chiitas – de Arzebaiyán.
Inevitablemente, los cristianos ortodoxos de Rusia - aliados del Gobierno de Vladimir Putin - habrán de intervenir a favor de los armenios (sus protegidos), acelerándose entonces las fricciones con los turcos, aliados incondicionales de los azeríes.
Es abierta la intervención de Turquía al plantear la tesis de que el gobierno y las fuerzas armadas de Azerbaiján, deben recuperar, a toda costa, la plena soberanía de la montañosa región separada de Artzaj; lo han puesto de relieve con la moderna tecnología militar, proporcionada a las fuerzas armadas azeríes (Claudio Fantini).
La Turquía del ambicioso Presidente Erdogan tiene en mente dominar el Cáucaso sur con la cooperación de su aliado; al igual que ejercer influencia en otras latitudes y mares como el Egeo, en donde acaba de entrar en peligrosos diferendos con Grecia, Francia e Israel. Con base en los intensos bombardeos, los azeríes y turcos recobraron varias aldeas de Nagorno, así como la zona de seguridad fronteriza, fijada con la nación Armenia, cuyo ejército se vio obligado a entrar en acción en "la guerra directa" (ïdem, Fantini).
El riesgo inminente reside en la entrada de las fuerzas rusas en las hostilidades - sería una guerra más caliente - , esto en respaldo de Armenia, en tanto que allí posee bases militares, además de la afinidad religiosa (cristiana ortodoxa) y cultural existente entre ambas naciones (ídem). Por lo pronto, el ejército armenio lucha solo (ídem), defiende a los armenios de Artzaj. De perder la confrontación con el ejército turco azeríe, quienes quedarán mal librados habrán de ser los cristianos de Nagorno-Karabaj, territorio que retornaría, sin apelaciones, a Azerbaiján, con el agravante del odio y la intolerancia, que pueda surgir contra ellos por parte de sus históricos enemigos musulmanes azeríes y turcos.
Pensemos en que Vladimir Putin pueda centrarse menos en el proceso de las elecciones generales de Estados Unidos de América, a cambio de decidirse a poner los pies en el Cáucaso sur en apoyo a los dos territorios armenios, sea que tome en cuenta que el propio Erdogan lo ha puesto en aprietos en “la mini-guerra mundial” de Libia. De este modo habrá de prevenir un nuevo genocidio, similar al registrado en 1915.