sábado, 27 de diciembre de 2014

NEGOCIOS Y BIEN COMÚN.

NEGOCIOS Y BIEN COMÚN. Días atrás recibimos el Suplemento Publicitario Especial, editado por la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR), referido a la XVll Edición de los Premios a la Excelencia, otorgado a las empresas tanto privadas como públicas del país, las cuales se sometieron a las evaluaciones del Programa de Excelencia, que patrocina dicha organización empresarial. Las evaluaciones a cargo de gente calificada, se realizaron con apego a los principios de confidencialidad, ética profesional e imparcialidad, dice la publicación, que, de forma sencilla, pone de manifiesto que la preocupación en torno al medio ambiente y la ética de la responsabilidad social son postulados intrínsecos al interés de la rentabilidad, el crecimiento y la salvaguardia de los riesgos (Klaus Schwab, 2014), como parte del desempeño de las corporaciones nacionales (y extranjeras), de quienes depende, sin excepción, el desarrollo de cualquier país. Vale la pena estudiar este Suplemento - que difiere del fatalismo de algunos reportes locales, generadores de desconfianza -, comprobadamente nos expone un segmento de la evolución real de este país en las últimas siete décadas: específicamente, la economía del café de la joven nación dio pasos atrevidos en dirección a incentivar las manufacturas y la industria agrícola. Ya acerca de esto hemos argumentado lo suficiente, así también al positivo rol cumplido por la inversión extranjera directa. Con la captación en el Gobierno de José María Figueres de las inversiones de INTEL, se comenzó a quebrar (relativamente) el molde exportador de productos tradicionales (café, banano, azúcar, cacao, tabaco, etcétera), por lo que la economía de servicios (Banca y finanzas, telecomunicaciones, transportes, turismo, productos médicos, proveedores locales) ocuparon notoriedad en el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB), llegando a exigir mayor ambición al sector industrial, comercial, y a las propias universidades, sean de carácter público como privado, y, en general, al sistema educativo. Por eso, en este tiempo que debatimos alrededor del objetivo de velar por la seguridad alimentaria, a lo cual, Costa Rica tampoco ha renunciado, igualmente hay que apostar por el crecimiento de la ciencia y la industria propias, eso sí enlazadas con la apertura y las redes globales, de este modo se garantizará el mejoramiento continuo. La cuestión es que en la Costa Rica, procreada en el Valle Central por montañeses (Constantino Láscaris, 1983), en efecto, ha tenido éxito no solo en su política social, sino que también en sus recientes políticas de desarrollo y generación de empleo, particularmente en lo que respecta al fortalecimiento del sector industrial y tecnológico. Sabemos que las complicaciones derivadas de la pobreza representan un factor adverso a la competitividad y la cohesión social, pero mientras se logre superar tal desequilibrio, para lo cual existen herramientas gubernamentales y corporativas, se debe dar atento seguimiento a las exigencias de la economía del conocimiento, que impone la innovación y la capacitación para la consolidación y aportes a los mercados. Así lo ha puesto de relieve el Suplemento de la CICR, de cuyos contenidos inferimos que, en verdad, la democracia costarricense continúa viva, en tanto que la sociedad civil y los partícipes en los procesos de creación de conocimiento y aplicaciones tecnológicas, sean parte significativa de su firme sostén, como otrora fueron los gestores de la economía del café, los educadores y los letrados del Siglo XlX, forjadores de la institucionalidad nacional. Quiere decir además que la creatividad delante de la iniciativa individual, orientada al bien común, hay que protegerla de las ataduras, fijadas por rígidos convencionalismos o del gremialismo prebendario y, más aún, defenderla del hábito contagioso de las estructuras burocráticas, que, a través de la tramitología y la estulticia, suelen menospreciar el talento de cuantos fomentan la investigación y la innovación en las unidades de trabajo. Todo ello, enfermedades frecuentes en las organizaciones, lo cual causa inmovilismo y falta de excelencia. Mencionemos esa excelencia, la cual debemos aprender, que “más que un logro, es una forma de ser”; una conveniente reflexión para iniciar el año del 2015. Bendiciones a todos. Ronald Obaldía González (Opinión personal).

El Teólogo Rodrigo Díaz Bermúdez escribió: "NAVIDAD IMPIA NAVIDAD NO FELIZ"

NAVIDAD IMPIA NAVIDAD NO FELIZ Las tiendas están llenas de gente comprando, felices por poder hacer lo que en todo el año anhelaron hacer, por qué, en última instancia porque uno imagina que haciendo eso se sentirá muy feliz. Y en el momento hipnótico de seguir a la colectividad en el rito del compre y compre, se da el proceso de llegar hasta arriba y comenzar a descender. El ánimo sube, sube y sube. Llena al punto más alto y comienza sin percibirse a bajar y bajar hasta volver al enero de resacas financieras. Esta es la historia que se repite. Y no tiene en sí nada de malo participar de toda esta fiesta del aguinaldo y doble sueldo. De más dinero por la calle como dicen los vendedores. La economía se activa. Pero este juego, esta dinámica nos revela algo interesante. Las gentes queremos dinero, es la magia de ser feliz. Pero, sin saber producir dinero y sin conocer las leyes de gestionarlo. Los ricos han aprendido más. Ellos hacen su agosto en diciembre. Somos tan sensibles en darle un plato de cena navideña a los pobres, pero resulta que ese día sobra quien se los dé. Y justamente por eso, porque sobra. Nos revela eso la injuria que se esconde. La injuria se llama pobreza. No es virtud para nadie, quizá para los que hacen de ella un romanticismo religioso. Pero la verdadera pobreza, es maldita. Y las festividades navideñas sirven para eso, para ocultar injurias profundas. Al final de la jornada navideña, quedan los pobres ilusionados con menos fantasías y sin dinero. Y los más ricos quizá desilusionados de no haber vendido todo lo que imaginaron vender para seguir en el rito de un sistema que necesita ser humanizado. Sin capitalismo no habría desarrollo. Pero el desarrollo implica lo humano. Y allí éste, deja mucho que desear. La navidad, exceptuando al hermoso Jesús y los buenos sentimientos de amor, fuera de eso, es sólo una injuria del capitalismo. Hay que hacerla desaparecer, esa sería la conclusión. De ninguna manera, como diría Pablo de Tarso, es sólo que necesita dar un giro y dejar de hacer del otro ser humano un pretexto y una mercancía. Eso es pecado. La navidad a cómo está diseñada hoy en día es pecaminosa. Es una fábula de mal gusto Entonces por que decir feliz navidad. Y por qué no decirlo, lo bueno de eso es esencial, desear el bien. Pero sin el derroche. Sin excusarse a través de un plato flatulento el veinticuatro o el treinta uno, enviado a los pobres. Un régimen civilizado comenzaría por recoger todo el dinero derrochado e invertirlo en salud para todos, mediante sistemas que garanticen a los ancianos no rodar por las calles sin protección. A los indigentes poder ingresar a la plaza de la salud de los ricos financiados por el fondo sostenido con todos los aguinaldos y dobles salarios invertidos como capital social. Y entonces cuándo consumiremos todo lo que nos traen las tiendas. Pues cuando lo primero esté garantizado. Mientras tanto sabio es que no gastes tu doble salario o aguinaldo en nada que no sea prioritario. Pero si ya lo tenía comprometido. Oh, si ya lo gasté. Esa es la trampa. Orar, amar, regalar con sencillez, recibir con gratitud, visitar al enfermo, acompañar al anciano, jugar con los niños, y al parque a sonreír con las estrellas, eso vale más que gastarse el dinero en una frivolidad sin utilidad. Para decisiones así, hay que salirse de la hipnosis y pensar con mayor claridad. Agradecer todo lo que el capitalismo nos ha traído de bueno, pero controlarlo desde lo personal, comunitario y social, obligándolo mediante leyes, educación, indignaciones pacíficas, el mensaje de la prosperidad integral, el Shalom de Dios, la producción de una fuerza moral dignificadora. Obligarlo a dejar de ser criminal y evolucionar hacia nuevas formas no despóticas, no tiránicas, alejadas de toda dictadura sea militar o proletaria. Nada de eso ha funcionado. El capitalismo es un rico bonachón que mata distribuyendo besos. Es un niño inmaduro que debe madurar sirviendo a la causa humana. Sus fiestas locas e impías deberán cambiar algún día, por festividades de sensibilidad, respeto y consideración para todo ser humano. Eso no se logra con rosas, ni con revoluciones sangrientas. Eso pasó y no sirvió. Se logra con una nueva inteligencia, una nueva forma cerebral regida por un alma transformada de verdad. Algún día será posible otro tipo de navidad, celebrada diariamente. Aunque a los pobres... siempre los tendréis, pero eso es otra cosa.

viernes, 12 de diciembre de 2014

POR TIERRA FIRME EN AMÉRICA DEL NORTE.

POR TIERRA FIRME EN AMÉRICA DEL NORTE. “El derecho a no migrar” está bastante alejado de las prioridades de varios países de la región, así que los éxodos de su gente llegan a convertirse en cuestionable alivio a sus inequitativos sistemas sociales, distinguidos por la disparidad y la pésima distribución de la riqueza y el ingreso nacional. Sin pasar por alto los flujos migratorios intrarregionales - males menos espinosos - el destino tradicional de los latinoamericanos emigrantes siempre continúa siendo la nación estadounidense, seguida, bastante atrás, por Canadá y España, ésta accesible hace tiempo por la predominancia allí del idioma castellano. Lo cierto es que todo el que llega a los Estados Unidos de América sueña con los papeles de residencia, su anhelo es encontrar un conjunto de oportunidades, que sus países de origen les han negado. Documentados o “mojados”, los migrantes terminan echando raíces allí, lo cual hace posible tener hijos con nacionalidad estadounidense. Anhelos que ponen al descubierto la naturaleza del ser humano, dotado de espíritu de superación y realización personal, que solo sociedades que tutelan la libertad individual, la propiedad privada, el funcionamiento del mercado y el respeto a los derechos humanos pueden alimentar. El mejor testimonio lo acaba de brindar el Presidente Barack Obama al imponer la Medalla de la Libertad a la famosa escritora chilena – estadounidense Isabel Allende. Asimismo, entre los condecorados, a título póstumo, figuró el ex congresista Edward Roybal, del que se destaca que fue el primer mexicano estadounidense en ser elegido miembro de la Cámara de Representantes por California en casi un siglo, quien a su vez llegó a "abrir las puertas a nueva generación de líderes y valores latinos". Como ellos, encontramos a miles de migrantes latinos, que continúan ofreciendo, sus aportes de todo tipo al “coloso del norte” y más allá de él; solo que ello arrastra el fenómeno de la llamada fuga de cerebros (Ana María Aragonés, 2014), implicando cuantiosas pérdidas a los países de origen de las personas talentosas que emigran al mundo desarrollado. En noviembre pasado, el Presidente Obama dio a conocer un repentino y audaz anuncio, relacionado con la aprobación unilateral de las medidas ejecutivas sobre migración, con las que se evitará, en adelante, la deportación o expulsión de cinco millones de indocumentados, entre ellos, más de medio millón de jóvenes. Al mismo tiempo, el mandatario hubo de apoyarse en dicha decisión, con tal de "reparar" el sistema de inmigración” del país, a riesgo de las amenazas de los grupos antiinmigración del Partido Republicano, opuestos a sustituir la complejidad de la "reforma migratoria integral" por la aplicación de las medidas ejecutivas. Máxime que diversos sectores de la opinión pública asocian el control migratorio con las políticas y estrategias de seguridad nacional, específicamente con el reforzamiento de la vigilancia y el control de las fronteras, objetivo en el cual se presupuestan en el Estado de Texas cerca de 12 millones de dólares al mes (Gobernador de Texas, Rick Perry; 2014), para prevenir infructuosamente la llegada de indocumentados. Las inversiones domésticas en seguridad fronteriza han sido incapaces de contener tales flujos, o "nuevas olas de actividad" migratoria, como las califican los Republicanos. El caso particular del Estado de Texas es de los más sensibles, pues el dispendioso despliegue policial, resultó inoperante para percatarse del drama de las diásporas de los niños centroamericanos y mexicanos – no acompañados - , quienes se desplazaban a los Estados Unidos en condiciones inhumanas, por cuanto en sus países de origen sus vidas corrían peligro, a consecuencia de la inseguridad, provocada por organizaciones criminales, aparte que ellos son víctimas de la extrema pobreza. Por ello, ahora se debate si estos menores de edad deberían ser objeto, más bien, del otorgamiento del estatus de refugio, asilo o de alguna protección internacional. Aunque apenas representa “un alivio temporal”, raramente, hubo un discreto respaldo de los gobiernos latinoamericanos a las recientes medidas de Obama, a pesar de ser los más favorecidos con tales disposiciones, puesto que sus respectivos pueblos representan los mayores emisores de migrantes hacia los Estados Unidos de América. En lo actuado por Obama salió a la superficie el fracaso de convencer a los republicanos de la necesidad de transformar el (colapsado) sistema migratorio, consensuando una reforma unificada (Ana María Aragonés, 2014). Ahora los antiinmigracionistas republicanos visualizan un camino empedrado, en cuanto a detener la orden ejecutiva, ésta justificada en valores familiares (Antonio Navalón, 2014), según la argumentación del Presidente y el Partido Demócrata. Ni siquiera las amenazas de los republicanos que empujaron la parálisis administrativa como la vivida en el 2013, cuyo efecto llegó a ser el bloqueo de la aprobación de los fondos presupuestarios, habrá de detener las decisiones de Obama a favor de la documentación y regularización. Los antiinmigracionistas, al colocar estrictamente en el ámbito de la seguridad nacional la cuestión de los 11 millones de indocumentados y promover su expulsión, marginan la realidad del envejecimiento de la población. Por eso la sociedad estadounidense que envejece exponencialmente, no ha alcanzado el nivel de reemplazo (2.09 por ciento), situación demográfica de efectos negativos, pues los rezagos en el mercado laboral pueden frenar el crecimiento económico (Ana María Aragonés, 2014), a lo cual jamás ha renunciado la gran potencia. De modo insensato, se renuncia a compensar tal envejecimiento de la población, a cambio de la regularización de los millones de indocumentados, los mismos que en los hogares anglosajones protestantes (o blancos) limpian la piscina, cortan el césped, pulen el coche, cuidan los niños y cocinan (Antonio Navalón, 2014). Eso sí, no pocos republicanos hacen generalizaciones equivocadas, respecto a que los inmigrantes entran al país a ocupar los servicios públicos y a vivir de la asistencia social (Carolina Martín Adalid, 2014). Ciertamente son mano de obra barata, pero aún así progresan, diferente en sus países de origen, donde estarían viviendo en condiciones paupérrimas, indeseadas y crónicas. Por eso el retorno lo han descartado en sus planes de vida, al cabo que han incrementado la participación cívica en la Unión (Organización Jackson Heights, 2014), a efecto de presionar a la institucionalidad, de este modo, fortalecen la posición de los nuevos inmigrantes. Dicho lo anterior, los Republicanos incurren en descuidos tácticos, omiten el hecho de que las medidas ejecutivas de Obama en torno a la migración van dirigidas a asegurar el voto latino, frecuentemente éste le ha dado la espalda al “Gran Partido Viejo” en los comicios presidenciales. “Quizá por esa razón, Obama quiere ahora hablar español”. Lo que tiende a ignorarse es que una nación con orígenes y profunda influencia hispanoamericana es precisamente los Estados Unidos de América, quien al mismo tiempo se torna cada vez más hispanohablante e hispanocultural (Javier Lafuente, 2014). Casi que es innecesario dominar el idioma inglés para sobrevivir allí, irónicamente lo subrayaban en sus amenas conversaciones el afamado escritor Carlos Fuentes (qepd) y el excanciller mexicano Jorge Castañeda. De todo ello dan testimonio Texas, La Florida, Colorado y California, etcétera. Hasta la tradición de los superhéroes norteamericanos procede de las raíces hispanas, del ejemplo modélico de “El Zorro”, ese personaje que actuaba al margen de la sociedad, convertido mágicamente en un individuo al servicio de ella. El extranjero, el extraño, que se convierte en salvador”, argumenta el historiador Felipe Fernández-Armesto, que entre risas destaca: “Todos los grandes superhéroes (estadounidenses), salvo Superman, heredan esa estética (hispana) de cubrirse la cara antes de ejercer sus poderes” (Lafuente, idem). En plena superpotencia ha resurgido la veintiún nación hispanoamericana, de rasgos diversos, que sobrepasa los 37 millones de personas, crece vertiginosamente; de acuerdo con estimaciones recientes, esta comunidad dinámica y fogosa representará casi la mitad de la población (48%) para 2060 (Pew Research Center, 2014). Entonces hay una multitud de justificaciones para hacer más fecunda la solidaridad y la cooperación entre la cultura latinoamericana y anglosajona. Por esta ruta brillan más los astros. Ronald Obaldía González (Opinión personal)