sábado, 31 de marzo de 2018

ESTRATEGIA DEL CERCO PARA CON COREA DEL NORTE. AUSENCIA DE AVANCES DEMOCRÁTICOS

ESTRATEGIA DEL CERCO PARA CON COREA DEL NORTE. AUSENCIA DE AVANCES DEMOCRÁTICOS. Las grandes potencias globales deploran una inminente guerra comercial, azuzada en parte por las medidas aislacionistas y proteccionistas de Washington, particularmente en su desconfianza para con el sistema internacional liberal basado en reglas, al cual coloca “en zona de peligro”. A todas las perjudicaría. Pronto podrían surgir indicios de posibles medidas que se adoptarían “ante el encono” de la disputa con el presidente Donald Trump sobre acero y tecnología. La tónica de estas semanas ha sido el llamado a favor de la cooperación para lograr que la globalización económica beneficie a todos. Las señales escasamente halagadoras en lo tocante a la globalización, se retratan en el retiro de Estados Unidos de América de la Asociación Transpacífico, el acuerdo comercial que “habría creado un dique de contención contra la China comunista en la región Asia Pacífico. Esa China, ávida de negocios, que “ya está alcanzando al bloque europeo mediante su iniciativa “Belt and Road”, de inversiones y proyectos de infraestructura a lo largo de Eurasia. El presidente estadounidense sabe que si incursiona en ácidas controversias comerciales, se obliga a sí mismo a encontrar un equilibrio en la balanza, una oferta de diplomacia blanda caerá bien en la comunidad internacional. Menos aún, Trump abandonará la idea de contentar a sus votantes ante la convocatoria electoral de finales de año. A la vista sacará ventajas de acoger las negociaciones en la gran cumbre esperada con el mandatario de Corea del Norte, el joven líder dictatorial Kim Jong – un (hijo y nieto de una tiranía dinástica comunista). Una cumbre promovida desde un principio por el presidente surcoreano Moon Jae-in (hijo de refugiados norcoreanos), cuya base reside en su estrategia de dos vías: “sanciones y diplomacia”, la cual sobrepasó a la China Popular, quien dejó de ser la rectora, a pesar de su alianza estratégica con los norcoreanos desde los tiempos en que combatieron juntos en la guerra de la península de Corea (1950 – 1953). “Hoy una especie de matrimonio sin amor”. Lo cierto del caso, es que el mandatario Xi Jinping - ahora sempiterno – evitará en todos sus extremos el desplome de Norcorea, lo cual le habría de corresponder albergar miles de refugiados hambrientos. Al tiempo que ha de rechazar la reunificación de la península coreana, por cuanto el poder geoestratégico estadounidense se incrustaría en la fronteriza península. Entendidos como medidas de disuasión, los ejercicios militares estadounidenses y surcoreanos en el Océano Pacífico han sido argumentos de fuertes fricciones, no solamente con el régimen comunista de Kim, sino condenados por la misma China; la potencia del Asia Pacífico quien evita ubicarse en el segundo plano diplomático entre las negociaciones de desnuclearización de Corea del Norte, recelosa además de los guiños a Taiwán por parte de Estados Unidos de América (Macarena Vidal Liy, 2018). La firmeza de Trump de echar marcha atrás con tales ejercicios le ha acumulado réditos, ya que la reacción del mandatario comunista de alentar negociaciones casi nadie la preveía. Por su parte, Kim ha estudiado los antecedentes pragmáticos del presidente estadounidense, en cuanto a tratar de descertificar el acuerdo nuclear con Irán, en esa línea su astucia le será insuficiente con tal de sacar ventajas en sus tratativas con Trump. Este y sus asesores que comienzan a percibir la perspectiva de amenaza, que significa el presidente Vladimir Putin, apuntando con su “neonacionalismo” a consolidar la visión de una Rusia militarmente fortalecida en parecidos términos a los de la Guerra Fría (Nina L. Khrushcheva, 2018). Las relaciones chino – norcoreanas se enfriaron, puesto que Pekín adoptó las devastadoras sanciones económicas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), destinadas a contener los programas balísticos y nucleares de Pionyang (AFP), programas a los cuales la China se opone abiertamente. De ningún modo, el gobierno de Norcorea podrá prescindir de la China para garantizarse su propia sobrevivencia, el interés primordial del régimen totalitario comunista, así también con tal de reasegurarse el apoyo militar de Pekín frente un eventual ataque militar de las fuerzas de Trump, y de su nuevo asesor “el halcón” de línea dura John Bolton. En el otro frente, China representa el 90% del comercio exterior norcoreano pero, le molesta las pruebas nucleares y de misiles de su vecino. No tuvo más remedio que plegarse a las sanciones multilaterales. Precedida de la otra Cumbre Intercoreana por celebrarse en la zona desmilitarizada (DMZ), la cual separa a los dos países técnicamente aún en guerra, la Cumbre animada por el acercamiento entre Seúl y Pyongyang, facilitado por los Juegos Olímpicos de Invierno en Corea del Sur, ambos mandatarios (Trump y Kim), los dos grandes protagonistas de la escalada de tensión que vivió la región del Pacífico asiático el año pasado (Vidal Liy, idem), apuestan por el éxito de los diálogos directos, por celebrarse a finales de mayo. Con todo y el optimismo, la marcha de las tropas estadounidenses destacadas en el sur de la península coreana, habrá de ser un imposible para Washington y Seúl (Vidal Liy, ídem). Empero, Corea del Norte se respaldará posiblemente en Rusia y China, tal vez en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, habida cuenta que las garantías unilaterales estadounidenses le resultarán poco confiables (Ramesh Thakur, 2018). El tratado de paz entraría dentro de los planes norcoreanos. Eso sí, la agenda de la desnuclearización de la península sigue en pie, sin saberse todavía qué entiende Pyongyang por esa exigencia; el fracaso de las conversaciones significaría lo peor, esto si en verdad Trump realmente cree en lo que dice (Joschka Fischer, 2018). Él tampoco ha desistido de su táctica de máxima presión, al igual que mantener las sanciones. El riesgo de una guerra es real (Ramesh Thakur, 2018). Lo captó Norcorea, y se preparó, al inclinarse por las armas nucleares, suponiendo que así neutralizaría a la vez los intentos de Washington por cambiar su régimen totalitario, quien Corea del Norte se dispondría a renunciar al arma atómica si se garantiza su régimen. Este último, por su parte, se ha visto cada vez más presionado a ceder, dado el aumento de las sanciones económicas, con el bloqueo de la entrada de petróleo o el estrangulamiento de sus exportaciones, que tienen a China como principal cliente. Sin Pekín hubiera fracasado la línea dura del estadounidense (Amanda Mars, 2018), así como de las Naciones Unidas. En acuerdos futuros Donald Trump y su y “su estrategia de cerco” contra el tirano Kim jong - un, es incapaz de legitimar el régimen sin obtener la desnuclearización. Bajo su égida, los Estados Unidos de América dista de exigir avances democráticos en Corea del Norte, por lo que se da por satisfecho con la retirada del armamento nuclear. Y a China le basta con asegurar la continuidad de una dictadura que actúa de barrera de seguridad frente a Corea del Sur y las tropas americanas (Jan Martínez Ahrens, 2018) Como sea, las conversaciones futuras con la tiranía Norcoreana le darán un respiro a Trump, lo necesita en esta ocasión, puesto que su prestigio ha quedado debilitado al aparecer una sensacional actriz porno llamada Stormy Daniels, quien encabeza una disputa legal con Trump por asunto de la vida privada. Hechos, hoy públicos, que el presidente niega. Esto es irrelevante en nuestro comentario, cerramos líneas en la cuestión de los progresos democráticos: en Corea del Norte han de ser lejanos, se excluyeron en “la estrategia del cerco”. Ronald Obaldía González (Opinión personal)