lunes, 17 de julio de 2023

TERCERA PARTE Y FINAL. CONFIGURACIÓN DE LA GEOPOLÍTICA EN LA ETAPA DE LA POST - PANDEMIA DEL COVID – 19, INDUCIDA BAJO LOS PODERES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, RUSIA, LA CHINA POPULAR Y OTROS. Autor: Ronald Obaldía González

 TERCERA PARTE Y FINAL. CONFIGURACIÓN DE LA GEOPOLÍTICA EN LA ETAPA DE LA POST - PANDEMIA DEL COVID – 19, INDUCIDA BAJO LOS PODERES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, RUSIA, LA CHINA POPULAR Y OTROS. Autor: Ronald Obaldía González


TERCERA PARTE Y FINAL. CONFIGURACIÓN DE LA GEOPOLÍTICA EN LA ETAPA DE LA POST - PANDEMIA DEL COVID – 19, INDUCIDA BAJO LOS PODERES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, RUSIA, LA CHINA POPULAR Y OTROS. Autor: Ronald Obaldía González
Brasil aspira a convertirse en un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) – lo integran Estados Unidos de América (EEUU), Rusia, Gran Bretaña, Francia, China -; sin embargo está lejos de poseer la talla y el cariz internacional para alcanzar tan alto rango.
El desenlace de la Segunda Guerra Mundial, esto fue la derrota del nazifascismo, se anticipó a ofrecer el veredicto acerca de la composición del órgano relevante de la ONU, irreversible. Por ello, resulta inverosímil que su presidente Ignacio Lula da Silva, vacío de créditos, se autopostule a cumplir el rol de mediador en la guerra entre Rusia y Ucrania.
La protección del medio ambiente y los compromisos, relacionados con la reducción de los gases del efecto invernadero, generadores del cambio climático, a Brasil le resultan compatibles, en vista de las obligaciones y responsabilidades ética y moral suyas de proteger y conservar los territorios selváticos del Amazonas, degradados por el ultraderechista Jair Bolsonaro. Hasta aquí le alcanza a Lula y Brasil en la esfera global.
Las vanidades, o el entremetimiento, del Presidente Luis Ignacio Lula da Silva de aspirar a ser el máximo mediador de paz en el conflicto ruso ucraniano, de hecho que ha sido respondido con la máxima indiferencia.
Encima, el entremetimiento del brasileño nos hace recordar la pomposa misión del presidente Oscar Arias Sánchez en su segunda administración, quien ofreciendo justificaciones a uno de sus superfluos e irrelevantes viajes al exterior, se desplazó al Medio Oriente a intentar resolver, según él, el interminable antagonismo entre judíos y palestinos. Ocasión en la cual el ofendido Primer Ministro israelí de ese entonces se negó hasta atenderlo en audiencia, habido conocimiento de cierto tufo antisionista en la decisión del gobierno de Arias de haber trasladado nuestra embajada de Jerusalen a Tel Aviv.
En nuestros tiempos casi lejanos, un mal a los exabruptos, era común espetar así: “no sea babascaidas”. Apenas no más un jocoso y folclórico dicharacho de larga data, ya casi desaparecido; sin ir más lejos, acoplado a los delirios y los egos de Arias y Lula.
Rara vez el narcisismo emigra de las mentes de numerosos estadistas y líderes políticos, en cambio se entrampan fácilmente las fantasías, a las cuales se contraponen los entresijos ocultos de la política del realismo de los intereses, localizados a años luz de distancia de “los diminutos e insignificantes jugadores”.
A propósito de las cuestiones geopolíticas; es inevitable la construcción de coaliciones amplias, unidas con las empresas privadas, en todos los ámbitos político, económico, comercial en la vía de confrontar sus “shocks, las recesiones globales y los desastres climáticos”, así como la superación de los efectos nocivos de la pandemia del covid que colocó unos 70 millones de personas en el rango de la pobreza en todo el mundo (Ngaire Woods).
El remedio a ello han de ser las continuas inversiones en salud, educación e inversiones en infraestructuras (Ngaire Woods), lo cual deviene en ofrecer soluciones multilaterales a la agudización en numerosos países de las desigualdades domésticas, al igual que las brechas de desarrollo entre los (Estados nacionales) de rentas elevadas y bajas.
Algunos observadores subrayan el fenómeno de la depresión geopolítica (Nouriel Roubini), imperante en la etapa de la post pandemia del COVID – 19. A decir verdad, la economía global afronta varios retos de enormes proporciones. Las tasas de inflación son las más altas desde finales de la década de 1970 (Diane Coyle). El crecimiento de la productividad en Occidente “sigue siendo lento”. Los países de renta baja y media continúan siendo golpeados por el alto costo del pago de la deuda, por lo que los acuerdos de reestructuración merecen la atención de los países y las agencias acreedoras.
La deuda de las naciones de menores ingresos, adyacentes a la inflación global, prevenida con los aumentos de las tasas de interés, acarrean turbulencias y desaceleración (desglobalizadora) en los sistemas productivos y los flujos comerciales.
Ha habido una ligera estabilización de las cadenas de suministros, aun cuando aumentan las tensiones comerciales, especialmente entre Estados Unidos de América, la Unión Europea, Rusia y China (Diane Coyle).
A nivel geopolítico hay evidencias del ingreso de las ideologías hegemónicas, impulsoras de una modalidad de Guerra Fría, la cual desglobaliza, habida acción de “la guerra comercial y la guerra de los chips”. Consistente a la vez en bipolarizar el planeta entre las opciones de la democracia liberal o el autoritarismo; o entre Occidente y el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) frente al eje de Rusia, China, el cual suma a regímenes (totalitarios) como Irán y Corea del Norte. Un eje que aboga por la tesis del multilateralismo y la fragmentación multipolar, su mejor carta de navegación, pero ajenas a las normas y las reglas hegemónícas de Washington y de sus aliados, provenientes del capitalismo liberal.
La formal adhesión de Finlandia, ahora el miembro número 32 de la OTAN, representa una desafección a los intereses del gobierno de Rusia, el cual no se mantiene indiferente (Valentino Maglione), por lo que se vislumbran reacciones que darán cuenta de una respuesta, que siga la misma lógica de demostración de fuerza. La entrada del país finlandés implica que Rusia tiene ahora otros 1.300 kilómetros de frontera con su enemiga la OTAN; es un revés estratégico para Moscú.
Precisamente, la OTAN se ha impuesto estrechar los lazos estratégicos militares con las democracias del Indo Pacífico, concertando mecanismos de cooperación y de asistencia en dicha área, a disgusto de China, el dragón o la nación milenaria asiática, puesto que percibe un acorralamiento y provocación en su contra.
China y Rusia se han visto forzadas a aliarse para poder hacer frente al bloque occidental, dirigido por Washington, “pero desde el país del Presidente Xi Jinping no lo ven claro”. Según China, acuerpada por el Kremlin, la civilización occidental está en declive, es parte de su pensamiento ansioso (hegemonista y expansionista) y su obsesión subyacentes (Chris Patten).
Ciertamente, ha habido carencia de diálogo en materia nuclear entre Estados Unidos de América, Rusia y China, las principales tres potencias mundiales. Observadores exponen que “se corre el riesgo de sumir al mundo en una carrera armamentista incontrolada, la que amenaza tanto la estabilidad global”, así como los intereses militares específicos de las mismas potencias. Las consecuencias de la proliferación podrían ser imprevisibles(Escenario Mundial). En la guerra de Rusia y Ucrania hay una vía abierta o inminente.
Mientras tanto Irán y Corea del Norte, ambos sancionados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), “han estado avanzando seriamente en sus propios programas nucleares”. Países que durante mucho tiempo han confiado en el poderío nuclear de Estados Unidos de América para su protección, como Corea del Sur, Japón y Arabia Saudita, ahora “se cuestionan” si es conveniente “crear su propia infraestructura nuclear”, por temor a que las capacidades disuasorias norteamericanas sean insuficientes “con tal de mantenerlos a salvo” (Escenario Mundial).
PANORAMA GLOBAL DISRUPTIVO.
El fenómeno de la depresión geopolítica (Roubini, idem) lo explican los antagonismos entre las máximas potencias en la región del Indo Pacífico – de las rutas marítimas comerciales sobresalientes y estratégicas a nivel global -, sean los Estados Unidos de América, Europa, Japón y otros potencias menores del Asia Pacífico, quienes perciben el expansionismo político, militar, económico y tecnológico de China entre las amenazas de primer orden, además representativa del autoritarismo e iliberalismo.
La agresión militar de Rusia a la ya destruida Ucrania, al igual que la geopolítica del pretendido “dominio forzoso” de China sobre Taiwán, la nación insular del Asia Pacífico, encuentran interconexión con el gradual deterioro del conjunto de las relaciones y las comunicaciones entre Occidente y China, guiado por el absolutista gobernante Xi Jinping.
Asimismo, en el Medio Oriente, entre múltiples complicaciones, la habitual región del fundamentalismo islámico, de los violentos estallidos entre los judíos y los palestinos, de los encendidos antagonismos de Israel frente al gobierno de Siria, aliado de su enemigo Irán, está preparado el terreno de un ataque (demorado) del Estado hebreo contra los laboratorios iraníes, presuntamente al servicio de los despropósitos de los Ayatolas de la fabricación de la bomba atómica. Al oriente del Asia continúan registrándose los ejercicios nucleares de la excéntrica dinastía comunista de Corea del Norte, los cuales alientan a Irán a seguir el mismo curso.
Bajo el inquietante panorama de la post - pandemia cobra auge la carrera armamentista o el rearme: el ADN de la guerra ruso ucraniana, en donde las potencias occidentales, respaldan con asistencia militar a la nación agredida, sin el sacrificio de un soldado de ellas. El incremento del uso de armas sofisticadas - las bombas de racimo, una de ellas - , pone en situación aún más delicadas cualesquiera negociaciones, encaminadas a poner fin a las hostilidades, en las que llevan superior ventaja las fuerzas de Moscú, de acuerdo con los testimonios de altas autoridades del Pentágono estadounidense.
UNA ECONOMÍA MUSCULOSA.
“La economía estadounidense sigue creando empleo a buena velocidad, superando un mes tras otro las previsiones más optimistas”. En lo que va del año, se han creado una media de 314.000 puestos de trabajo al mes, y la tasa de paro, del 3,7%, sigue cerca de su nivel más bajo en medio siglo. El Producto Interno Bruto (PIB) “encadena tres trimestres consecutivos de crecimiento y el 0,5% del primer trimestre de 2023 se sitúa muy cerca del 0,6% del último de 2022”.
La revisión del PIB al alza recién comunicada por la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio se debe sobre todo a la fortaleza del consumo y a unas exportaciones mayores que las calculadas anteriormente. “La economía de Estados Unidos resiste las subidas de los tipos de interés mejor de lo esperado”. (Miguel Jiménez).
Por su parte, los Estados Unidos de América se ha convertido en una economía que, mediante la Ley de Reducción de la Inflación, subsidia a lo máximo a su poderoso sector industrial, particularmente al fabricante de vehículos en su propio suelo, eso sí afectando tanto a Japón y Europa.
El dólar tiene la particularidad de ser una de las monedas más fuertes a escala global, a niveles dómesticos es utilizado por la gente para múltiples transacciones, y las inversiones distan de ser la excepción; más aun tomando en cuenta la reciente subida en las tasas de interés, tanto en moneda nacional como extranjera (Luis Enrique Brenes).
Un intento de desplazar el dólar o erosionarlo en el comercio internacional, según lo pretende el Presidente Xi, al ser moneda dominante y segura, ha sido hasta “desdeñado”, casi como el desplazamiento de los hidrocarburos o combustibles fósiles. Por eso, lo de China es puro populismo diplomático, ya que ha optado por los controles de los flujos monetarios, rechaza liberalizar su moneda, el Yuan, y permitir que el dinero entre y salga libremente de su economía.
LA GENERACIÓN DE LAS MÚLTIPLES CIENCIAS Y LAS REDES DE TELECOMUNICACIONES Y DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL RESIDE, SIN LÍMITES, EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.
La única superpotencia continuará dominando, con base en inversiones suyas en asocio con los aliados, la estrategia universal de redes. Por lo tanto, aprovechará a favor de sus poderes globales (geopolíticos, económicos y científico - tecnológicos) toda clase de investigaciones e innovaciones, ya sean la Internet, los satélites, la fibra óptica, la computación en la nube, entre otras genialidades (Liza Tobin, Warren Wilson y Connor Martin). La conectividad digital inherente a “la aldea global”, lo que define el desarrollo en el Siglo XXl, deriva de la creativa sociedad estadounidense.
Las demás potencias, en cuenta China, Corea del Sur, Japón, Alemania, Países Bajos, otros Estados europeos, quienes invierten activamente en investigación y desarrollo de Inteligencia Artificial (IA), hacen esfuerzos de convertirse en operadores en los sectores de la Inteligencia Artificial (IA), la automatización y los semiconductores (chips). Las empresas surcoreanas Samsung y SK Hynix, dos de los mayores fabricantes mundiales de chips de memoria dinámica de acceso aleatorio, pueden aportar su liderazgo. Ambas invierten activamente en investigación y desarrollo de la (IA).
Washington ha puesto en marcha la Ley de Incentivos para la Producción de Semiconductores y Ciencia (CHIPS Act). Con ella habrá de fomentar esta industria a nivel nacional “para evitar la dependencia de terceros y sacar músculo frente a China, que es su principal competidor en la área científica tecnológica. Europa sigue igual ruta. El plan comprende $280.000 millones, de los cuales 52.000 millones irán destinados a subvenciones para construir instalaciones y apoyar la investigación” estadounidense (LA INFORMACIÓN - MERCADOS Y BOLSAS).
LOS ENGRANAJES DE LAS DISCORDIAS.
Las relaciones entre Washington y Pekín se han visto enturbiadas por la cuestión de la independencia o autonomía de la nación insular de Taiwán, incondicional aliado de la superpotencia. Pekín la considera una provincia rebelde, ya que forma parte de “una sola China” soberana. Hasta optaría recuperarla por la fuerza, una advertencia inadmisible a Occidente y la OTAN. Basta haber hecho referencia a esta pugna en los escritos anteriores.
Hay que añadir los amenazantes ejercicios navales militares en las aguas del Estrecho de Taiwán que rodean la isla, a la vez que Pekín impide a sus vecinos la libre y abierta navegación por el Mar Meridional de China. Obstáculos que inducen al ejército estadounidense a celebrar “acuerdos sobre el despliegue de tropas en el sur de Japón, el norte de Filipinas, así también en Australia, ellos estratégicamente cercanos a Taiwán” (Pekín. AFP).
Habría por parte de la OTAN y Occidente la disposición de responder a cualquier contingencia ante “el compromiso de defender la libertad de navegación y sobrevuelo en la región Indo-Pacífica, de las rutas marítimas comerciales sobresalientes.
Las rivalidades en el campo tecnológico y la inteligencia artificial (IA) conforman el engranaje. El Presidente Xi Jinping rechaza las restricciones del mandatario estadounidense Joe Biden a la exportación de semiconductores (chips) de alta gama a China. Estados Unidos justifica la medida, por cuanto, entre otros motivos que en adelante daremos a conocer, teme que sean utilizados esos materiales a fines militares, ciberataques y espionaje, unidos a las ilegales reivindicaciones territoriales del gigante asiático en el mar de China Meridional. Allí donde sus fuerzas obstruyen temerariamente la libre navegación.
Los buques militares estadounidenses, también los de sus aliados, navegan habitualmente por el estrecho taiwanés, enfadando a China, que considera tales misiones (o bien comerciales) una provocación y agresión.
Tanto es así el actual periodo de mayores tensiones que el gobierno estadounidense ha advertido a sus ciudadanos el abstenerse de viajar a China a causa “del riesgo de detención arbitraria” de ellos, por parte del gobierno de ese país" (Jennifer Hansler en CNN).
En línea con los derechos humanos, el trato cruel y despiadado a los uigures, una minoría musulmana del noroeste de China, lo mismo que las agresiones del régimen de Xi contra el Tibet y Hong Kong, los desertores políticos, llegan a ser una compleja pieza de las divisiones chino - estadounidenses. Aparte de que China, que se considera víctima de las presuntas campañas de desinformación del lado de Occidente, con tal de atentar contra su desarrollo y progreso económico, ha evitado condenar la agresiva invasión de las fuerzas militares del Presidente Vladimir Putin en Ucrania.
En su lugar se propone mediar, si bien se ha abstenido de hacer entrega de armamento a Moscú. Obviamente que las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China se han agudizado a partir de la invasión rusa a Ucrania - cuyo ejército mantiene una férrea resistencia - a quien Vladimir Putin pretende recolonizar, o sino borrarla del mapa. La visita del año pasado a Taiwán de la poderosa congresista Nancy Pelosi y el incidente del derribo en el territorio estadounidense del supuesto globo espía chino acabaron por encender las rivalidades.
Asimismo, el Gobierno de Joe Biden presiona al gobierno de Xi Jinping a que frene el envío a América Latina de los precursores químicos, los que luego son empleados para la producción de fentanillo – la nueva droga - ; un poderoso analgésico que está originando una pandemia que mata a decenas de miles de adictos estadounidense cada año (Pekín. AFP).
RELACIONES BILATERALES EN SU PUNTO MÁS BAJO; SIN OPTAR POR LOS DESACOPLES.
En el 2022 China envió a Estados Unidos mercancías por valor de más de 536.000 millones de dólares. En cambio, Estados Unidos exportó a China bienes por valor de 154.000 millones de dólares, según datos de la Oficina del Censo de los EEUU, recogidos por la agencia de prensa AP.
Habiendo adoptado desde principios de la década de 1980 los postulados de la economía capitalista del libre mercado, “China, a pesar de ser el socio comercial más grande de EEUU, es también el adversario estratégico número uno”. A pesar de ello, prevalecen las suspicacias, relacionadas con la seguridad nacional, porque Pekín podría llevar a cabo labores de espionaje, hackeos, ciberataques o interrumpir las comunicaciones militares en territorio estadounidense, las cuales “se han disparado”. Hay un riesgo acumulado puesto que bastantes propiedades de las compañías industriales y agrícolas se ubican y operan cerca de instalaciones de Defensa (Albert Sanchis).
En aras de distensar las relaciones bilaterales, producto de las guerras comercial y de los semiconductores tecnológicos, en julio de este año la Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, viajó a Pekín, capital de la República Popular China a reunirse con altos cargos chinos.
La primera visita de Janet Yellen a China era la segunda de un miembro del gabinete del presidente estadounidense, Joe Biden, en pocas semanas. Días antes la celebró el secretario de Estado, Antony Blinken; fue positiva. Pero luego su resultado quedó empañado ante las palabras de Biden al referirse al presidente chino, Xi Jinping, como un dictador de un país en descenso económico. Xi ostenta los máximos cargos de poder tanto en el partido único del sistema político, como en las fuerzas armadas y en el mismo Estado chino. Está cerca de la figura de emperador (Oscar Álvarez Araya).
Las palabras fueron percibidas por Pekín como una injerencia, provocación y un desentendimiento; opacaron la visita a China en junio pasado del Secretario Blinken.
Tildar a Xi de “enemigo real” deja réditos a Biden, por ahora ocupado en la ruta electoral que, de salir avante, le permitirá continuar en la Presidencia por otros cuatro años. No le será cómodo tampoco, EEUU se halla en una atmósfera política débil y divisiva. Los próximos comicios auguran un clima turbulento; lo será si el polarizador y controvertido Donald Trump, con su apabullante personalidad llega a encabezar la fórmula del Partido Republicano; es casi un hecho.
En cuanto al fondo de la visita de Yellen, ella dejó sentados los tres principios que guían la relación económica de Estados Unidos de América con China, cuales son: en primer lugar, garantizar los intereses de seguridad nacional y los de los aliados y socios, y proteger los derechos humanos”.
En segundo lugar, encontrar una relación económica sana con China: una relación que fomente el crecimiento y la innovación en ambos países. Recalcó que una China en crecimiento, “que respete las normas internacionales es buena para Estados Unidos de América y para el mundo. Ambos países pueden beneficiarse de una competencia sana en el ámbito económico”.
En tercer lugar, hizo referencia a la cooperación en los urgentes desafíos globales de nuestros tiempos (...) en cuestiones como el clima y el endeudamiento”.
Tanto Blinken como Yellen, al lado de numerosos líderes políticos y empresariales de su país, colocan a la nación milenaria asiática entre las superiores amenazas a la seguridad nacional. Dan por probadas “las políticas no comerciales” de Pekín; que también aumentan las acciones coercitivas contra las empresas estadounidense. Subrayan la poca transparencia en las prácticas comerciales y de inversiones, la imposición de las barreras a las empresas extranjeras al acceso al mercado suyo, en cuenta las prácticas irregulares, relacionadas con los robos sobre propiedad intelectual (Treasury Secretary Janet Yellen; Jen Easterly; William Evanina). En los señalamientos y a favor de sus servicios (chinos) de inteligencia, pasan los hurtos de datos confidenciales de infraestructuras críticas de organizaciones de diversa naturaleza de todo el planeta.
El Comité Judicial de la Cámara de Representantes ha sido informado que el régimen chino utiliza un enfoque de “toda la sociedad”, para robar propiedad intelectual y ejecutar hackeos o ciberataques en complicidad con Rusia y el sancionado internacional Irán. Al cabo que la misma Cámara instó al Presidente Biden a reunir a todos los aliados de EE.UU. a intervenir en la llamada "agresión económica" de China, tras haber expulsado a Micron, la compañía tecnología americana, un hecho que ilustra las consecuencias de la guerra de los chips. A tal extremo, los congresistas de EEUU se ven tentados a endurecer la legislación comercial y las inversiones provenientes del régimen de Pekín.
De cualquier forma, con las disputas en pie, la Secretaria del Tesoro renuncia a pensar en “el desacople” entre ambas poderosas economías. Advierte que ello sería desastroso y nada saludable a la interdependencia económica de los dos países, con graves repercusiones en el sistema económico global.
A diferencia de la dirigencia del Partido Demócrata que solo plantea límites y sanciones comerciales en función de los intereses locales, el sector radical de los Republicanos, seguidores de Trump, “gestores de la guerra comercial”, sí lo predican de manera, en aras de la seguridad nacional.
“DES – CHINA”
A partir del 2019 Estados Unidos y China “se encuentran inmersos en una creciente guerra comercial tecnológica”. Involucrando a Europa, Japón, Corea del Sur, Washington comenzó a implementar listas negras y aplicó restricciones a empresas chinas con el objetivo de limitar su acceso a componentes tecnológicos, semiconductores y chips en su territorio, en tanto que ha impuesto restricciones a la exportación de tecnologías críticas a Pekín como microprocesadores de gran potencia.
La administración Biden realiza esfuerzos, a efecto de evitar que China pueda tener acceso a chips avanzados para inteligencia artificial, posiblemente los usaría con fines militares, a ataques cibernéticos y al espionaje, entre otros objetivos. Justamente, estas relevantes piezas de tecnología se han convertido en un punto central de fricción en la batalla económica entre las dos superpotencias.
China tampoco se ha quedado “de brazos cruzados”, por lo que “ha utilizado su poder para asestar y acelerar varios golpes a Estados Unidos de América”. Por ejemplo, limita las exportaciones de ciertos metales (germanio y galio), cierra la puerta a Micron, el mayor fabricante de memorias estadounidense. Aunque en Occidente se pueden extraer tales metales, también a mayor precio, o por productos alternativos, los que son vitales en la industria tecnológica.
China es la potencia global, "interesada más en la expansión económica, en los nuevos mercados y los espacios de influencia, proveedores de materias primas, bienes agropecuarios y minerales", los que necesita su inmensa población y su industria. Desarrolla tecnologías de punta, las más avanzadas, lleva a cabo inversiones foráneas en infraestructuras, cumple el rol de prestamista internacional, todo lo cual le ha permitido crear una imponente riqueza durante el Siglo XXI.
“En su visión de interconexión global, en el 2013 China propuso la llamada “la Iniciativa del Cinturón y la Nueva Ruta de la Seda”, significa la construcción progresiva de todo tipo de infraestructuras; que, partiendo de China y a través de Asia Central y de las costas índicas asiáticas, facilitará el comercio, las inversiones, los vínculos financieros suyos, no sólo con Asia, África y Latinoamérica, sino con la propia Unión Europea y los Estados Unidos (Enrique Vega Fernández). Lo cierto del caso es que no pocas empresas inversoras chinas son protagonistas de sobornos y actos corruptos en sus actividades de ultramar.
Grandes empresarios de EEUU y de Occidente viajan siempre a China, pese a las tensiones comerciales. La comunidad de negocios representa una de las últimas piezas de contrapeso que estabiliza la relación EEUU-China (Wei Shaojun, profesor de la Universidad de Tsinghua).
Pero las maniobras recientes de Pekín para restringir el acceso de los extranjeros a Internet y las operaciones en oficinas de firmas de consultoría alejan las empresas extranjeras, aumenta “la deslocalización” (James Zimmerman); crece la percepción de que no vale la pena el riesgo de operar en China.
Algunos grandes fabricantes están reequilibrando su dependencia de China. Porque Xi Jinping se inclina por las políticas nacionalistas, estatistas, de control de la economía, aprobadas por el Partido Comunista , por eso ha reprimido o limitado las actividades de los influyentes grupos de presión empresariales. Ahora ellos son “una voz minoritaria” (Joe Mazur, analista en la firma Trivium).
Asimismo, un grupo de propietarios de empresas tecnológicas de China continental ha decidido reubicarse en el extranjero, o han eliminado “visiblemente el énfasis en su identidad china”, toda vez que, en las disputas por la obtención de la superioridad tecnológica, en la narrativa política en Washington DC y en diversas capitales de Occidente circula la idea errónea de que, para fines de inteligencia y espionaje, todas las empresas chinas están entrelazadas y reciben instrucciones del gobierno chino y el Partido Comunista Chino (James McGregor).
Las compañías chinas están seriamente golpeadas al tener reducido acceso a la tecnología estadounidense y Occidental, en particular a los semiconductores. Según cálculos de observadores, la nacion milenaria ha retrocedido al menos 10 años, bajo el riesgo que todo puede cambiar para mal (Wei Shaojun, idem).
Los principales puntos críticos de ellas poseen relación con la aplicación de las restricciones a la exportación de chips de EE. UU y Europa, así como el desfinanciamiento en contra de sus compañías. Donald Trump había impuesto aranceles en general; aplicó sanciones a las compañías chinas, entre ellas Huawei, las fricciones se intensificaron bajo el presidente Joe Biden (Delail Brown Nickings).
Las naciones que guardan distancia de Pekín, por objetivos de ciberseguridad, han impedido la habilitación en las redes nacionales de la tecnología 5G China, sea Huawei y ZTE, a causa del riesgo de que su gobierno autoritario puede tener acceso a los datos confidenciales de sus clientes, o sean empleadas con fines de inteligencia, o de persecusión de disidentes. Esto quiere decir que a escala global la nación de Xi compite ahora en términos desfavorables y en ambientes de desconfianza, añádase el desprestigio diplomático acarreado a causa de sus tentativas de agredir a Taiwán.
El gigante asiático, casi cayendo en deflación (exceso de oferta de bienes y servicios y disminución de los precios), podría incumplir con su meta de crecimiento económico del 5% en el 2023 (Javier Vega), aun cuando es el primer mercado de exportación del gas y petróleo rusos, a la vez que las ventas chinas a Moscú ascendieron un 114%.
Los intercambios con la nación rusa llegan a compensar el descenso de las exportaciones suyas – de los motores económicos - con destino a Europa y los Estados Unidos de América (Vega, idem), sus más relevantes e interdependientes socios. Las cuales disminuyeron un 7,5% en mayo pasado, habida atención que el crecimiento de los intercambios comerciales chinos con América Latina pasó del 45% al 3% en solo dos años (Vega, idem).
Paralelo al comportamiento del yuan (defensivo), el que frente al dólar estadounidense “sufrió una depreciación del 6%”, lo cual pueden ser señales del agotamiento del esquema de crecimiento chino a nivel global. Lo explica también el movedizo sector inmobiliario, cuyas ventas se redujeron “en un histórico 100%” (Enrique Vega Fernández).
El influyente banco Goldman Sachs de inversión viene ofreciendo una visión pesimista acerca de la recuperación post-pandemia de China. Ha rebajado su previsión de crecimiento real del producto interior bruto para el conjunto del año, sea del 6% al 5,4%, y ha recortado su previsión de crecimiento para 2024 del 4,6% al 4,5%.
La renta per cápita disponible apenas tuvo un alza inferior al 3%, por lo que son escasas las probabilidades de una mejora a corto plazo, el peor resultado desde finales de la década de 1980 (Vega, idem). De los más afectados de la desaceleración llega a ser la juventud. La tasa de paro de las personas entre 16 y 24 años alcanzó un récord del 20,4% en abril, según las estadísticas oficiales.
La implantación de la política del cero covid impuesta por Xi, apenas concluida a inicios de este año, trajo consigo un exceso de contracción económica.
En distinta dirección, cabe mencionar que "la economía china tiende a ser resiliente" y su poderío económico y comercial es crucial en sus roles geopolíticos. De acuerdo con un reporte de la Agencia Internacional de Energía, “China logró vender el 60% de los autos eléctricos en el mundo durante el 2022. Además, también es el principal fabricante de baterías para autos eléctricos”, con el 34% del mercado en el 2022, representando un tercio de las baterías utilizadas en el planeta.
En la impostergable tarea de aprovechar la energía verde, EEUU ha sido el principal inventor de nuevas tecnologías en las dos últimas décadas; sin embargo, la fortaleza de Pekín residen en haber "tomado la delantera en fabricación y despliegue” (ALBERT SANCHIS). Tanto Europa como EEUU se resisten a la estrategia de Pekín, la “que le ha permitido controlar las partes “clave” en el esquema de las energías verdes, como la fabricación de equipos, las materias primas o el almacenamiento, etcétera” (Carlos Prego).
En cuanto a la carrera espacial, aunque puedan ser “demostraciones de fuerza”, el régimen de Pekín, bajo la cooperación de Rusia, ha avanzado en la preparación de misiones espaciales, con la vista puesta en las expediciones de astronautas a la Luna para el 2030, haciendo uso de un rover lunar, ocupado en las exploraciones científicas.
La nación China está lejos de eliminar los expedientes que conservan la historia en su periodo feudal, específicamente los de la primera mitad del Siglo XlX, relacionados con los atropellos y los vejámenes europeos en su contra, alrededor de “las guerras del opio”. Más de una vez hemos escuchado a gobernantes y funcionarios chinos hacer un repaso de tales hechos.
A manera de pronunciamientos suelen ilustrar la literatura política del Partido Comunista.
El endurecimiento de las políticas nacionalistas de estos últimos diez años, bajo la rectoría del Presidente Xi Jinping, se orientan "a competir" frente a los adversarios en el ámbito de la competencia geopolítica; sin más cábalas, él transformó aquella historia de subordinación insertándola en sus presupuestos y empeños diplomáticos. Porque a Occidente le ha sido dificultoso cualesquiera negociaciones con “ese emperador”.
RUSIA Y VLADIMIR PUTIN, TODAVÍA IMBATIBLES.
La guerra terrestre rusa en Ucrania, la mayor en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, alteró los suministros de alimentos - ello resuelto mediante un acuerdo diplomático entre la ONU con los gobiernos ruso y ucraniano -; generó inseguridad energética, incremento inflacionario; y levantó grandes realineamientos geopolíticos (George Soros).
Si Rusia consigue aplastar del todo a Ucrania, casi lo está, se habrá de requerir $441.000 millones para la recuperación amplia de la economía de ese país agredido (Banco Mundial; Organización de las Naciones Unidas – ONU -; Unión Europea). Adolece de discapacidad, lo que le impide ingresar a la OTAN, esto último una torpeza. Pues exacerbaría más la guerra, en tanto que Rusia percibe tal membresía como real e inadmisible amenaza y humillación. Habría de ser un acorralamiento y conspiración en contra de una potencia nuclear, que de hecho se tornaría peor de belicosa, de continuar el zar Putin ceñido al poder.
Vladimir Putin, el Presidente de Rusia reconoce que Occidente busca desactivar la guerra, se ha agotado, podría incluso dejar de armar al gobierno ucraniano de Volodímir Zelenski (Shlomo Ben Ami). Los combates se han librado en suelo ucraniano, al cual se afana por “recolonizar”; un pueblo testigo de 40.000 muertos, entre 15 y 30 millones de desplazados, mientras que los ciudadanos rusos llevan una vida normal en medio de una economía local escasamente dañada por las sanciones occidentales (Shlomo, idem).
A Rusia le resulta “una ventaja competitiva” frente a la OTAN las armas nucleares (Ana Palacio), “es una amenaza real” a Occidente. Por lo tanto, Rusia puede continuar invadiendo a sus vecinos, dado el peligro que representan su maquinaria de guerra. O generar tensiones similares a la crisis de los misiles cubanos de 1962 (Palacio, idem). Razones por las cuales, a pesar del estancamiento de los negocios diplomáticos, y sin haber cambios de posturas en torno al uso nuclear (Antony Blinken) entre las tres potencias (EEUU, Moscú y Pekín), resulta impostergable la constitución de un tratado renovado, verificativo, disuasivo, a efecto de prevenir riesgos nucleares, frenar la rápida expansión de las armas de destrucción masiva, tal cual pueda involucrar a la propia China, empeñada a tener hasta 1500 ojivas nucleares; un ascenso peligroso.
De alcanzar otra vez Donald Trump la presidencia estadounidense, casi seguro ganador, advierte que acabaría con la guerra, objetivo que respaldan numerosos líderes del Partido Republicano. En esta línea lo ha adelantado el general Mark A. Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto del país, quien “instó a Ucrania a aprovechar los momentos de debilidad rusa”, sea la rebelión de junio pasado de los mercenarios del grupo Wagner, a fin de negociar una solución, “ya que echar completamente a Rusia de su territorio será una tarea muy dificil” (Shlomo Ben Ami).
La narrativa del general Milley pone a prueba nuestro supuesto medular: Ucrania debe pactar con Rusia y hacerse cargo de optar por la autonomía, en vez de la independencia nacional. La historia y el realismo geopolítico tampoco le favorecen. “La paz por agotamiento es mejor que la guerra”, es el consejo categórico, ofrecido por Shlomo Ben Ami, el ex-ministro de Asuntos Exteriores de Israel.
Afueras de la guerra contra Ucrania, el accionar geopolítico de Rusia ha estado condicionado a la asociación (“sin límites) con China, quien le codicia sus vastos recursos naturales (Nina Khrushcheva), primordialmente los energéticos, a la vez que los necesita.
Librándose del máximo aislamiento internacional a causa de la agresión propinada a la ya discapacitada Ucrania, el Presidente ruso Vladimir Putin ha sido objeto de la cooperación sustancial, proveniente del régimen de Xi Jinping. Excepto los armamentos, dadas las presiones emitidas por EEUU y Occidente. Tampoco China podría ser capaz de soportar sanciones adicionales, ya castigada por las guerras comerciales y los chips. Mientras que las fuerzas ucranianas, todavía en combate, es receptora de armas, inteligencia y formación por parte de la OTAN (Richard Haass; DENIS BALIBOUSE; MIGUEL JIMÉNEZ EN: REUTERS).
El apoyo económico de China, tanto en términos de exportaciones como de importaciones, ha sido esencial para mantener en funcionamiento la economía rusa (Vicente Nieves).
La alianza puede ser transitoria. En el ámbito de su Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda, Pekín lleva años poniendo el foco en Asia Central, una frontera que desea cruzar para expandir el comercio, las inversiones; asegurar la energía y los metales industriales; así como mantener la estabilidad, en lo cual Rusia mantiene distancia, puesto que tampoco puede renunciar al objetivo del poder regional y global, lo cual Xi Jinping podría desafiar (Nieves, idem). Tradicionalmente, el Asia Central ha sido consignado dentro de los traspatios de la Rusia zarista y posteriormente de la desaparecida Unión Soviética (URSS).
“Eludiendo las sanciones de Occidente”, Rusia ha logrado tener acceso a exportaciones occidentales de microchips y productos electrónicos clave, los cuales requiere su maquinaria bélica, llegando a tener incluso los mismos niveles que antes del inicio de la guerra, según denunciaron expertos” (Infobae).
A diferencia de Pekín, el bloqueado gobierno de Irán, enemigo de EEUU, ha driblado las sanciones en su contra, derivadas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de Occidente. Moscú ha adquirido sus drones, las compras aumentan. Se usan en dañar infraestructuras energéticas críticas en Ucrania.
Observadores militares aseguran que los aliados occidentales de Ucrania tendrían escasa capacidad, en cuanto a detener tales entregas, más aun el ambiente de combate se habrá de agravar a causa del pronto envío hecho por Washington de las letales bombas de racimo.
Ante el mayor poder de fuego, las propias centrales nucleares ubicadas en el sur del territorio ucraniano, en poder de los rusos, podrían ser objeto de cualesquier ataques subversivos por parte de las fuerzas en disputa, capaces de originar una catástrofe de enormes dimensiones.
Asimismo, el mundo no democrático, la mayoría en este lapso, hubiera preferido la abstención de Washington en la guerra librada en Ucrania (Richard Haass), véase al gobierno (cuasi) iliberal de la India, reacia a condenar a Moscú, al igual que Pekín. La nación más poblada es cliente de sus armas y el petróleo, lo cual pone en entredicho la eficacia del sistema multilateral, hay distorsionante fragmentación; guiado hasta recientemente por la Casa Blanca.
Al mínino funciona el decaído sistema internacional, fundamentado en el liberalismo, que había ofrecido estabilidad generalizada a partir de 1945. “Se encuentra en cuidados intensivos”; a tal condición llegó, en parte por la rivalidad entre Estados Unidos de América frente a China y Rusia, al cabo del ascenso, ni siquiera desestimarlo, de poderes emergentes, - unos autoritarios, iliberales - tales son la India, Brasil, Sudáfrica, Irán, Arabia Saudita, Turquía, Qatar, etcétera.
Ni es constructiva la guerra comercial entre Occidente y China, lo que constituye síntoma de la desglobalización; menos aún el desacople comercial y la desvinculación tecnológica como correlato. Lo cual, según el Fondo Monetario Internacional – FMI - (Kenneth Rogoff), podría llevar a una reducción del PIB mundial del 7%.
UNA CONSPIRACIÓN DESACTIVADA. Frente al riesgo contra la estabilidad del sistema político de Rusia, activado en junio pasado por la rebelión del grupo Wagner o las tropas mercenarias, dirigidas por el controvertido empresario y el criminal “Señor de la guerra”, Yevgeny Prigozhin; la dirigencia superior de los Estados Unidos de América y la Unión Europea han coincidido en que la rebelión muestra que la guerra podría estar resquebrajando al régimen del presidente Vladímir Putin“, o enfrentando “auténticas grietas”. Como sea, queda demostrado el relativo debilitamiento del poder de Putin, quien tampoco llega a ser “el zar todopoderoso”.
Los líderes occidentales aseguran que “no es algo bueno” la inestabilidad política en una potencia nuclear (Josep Borrell). Puede acarrear severas complicaciones, más allá de las existentes, la eventualidad de una guerra civil, combinada con las hostilidades en el territorio ucraniano.
Añádanse las impredecibles y las extendidas secuelas de la fallida subversión de las tropas mercenarias contra los mandos altos de las fuerzas armadas rusas, frente a la posibilidad de sucesivos alzamientos, acerca de lo cual hay leves asomos. Las represiones domésticas y las represalias por parte del gobierno y el ejército ruso en contra de sus enemigos y rivales externos; son opciones que el enfadado y león herido presidente Putin podría estar calibrando.
Al final, el motín de los mercenarios del Grupo Wagner en Rusia duró menos de 24 horas. “Pero el cóctel tóxico de celos, rivalidad y ambición que lo originó lleva meses, si no años, preparándose” (Matt Murphy en BBC News), puede que prosiga.
Los personajes principales de este drama fueron Yevgeny Prigozhin, fundador y líder del grupo de mercenarios Wagner, enemigo de los jefes del enorme ejército ruso: el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y el jefe del Estado Mayor, Valery Gerasimov. Prigozhin los acusa de burócratas, les achaca la falta de juicio e ineptud en el diseño de la estrategia y las operaciones del ejército en los diferentes campos de batalla, razón por la cual se ha prolongado la ofensiva militar.
Entre las pugnas de poder, “el maestro del ajedrez, quien es Putin, mueve piezas por el tablero” y por ahora mantiene el equilibrio. Ya habrá tomado decisiones que casi nadie comprenderá el origen.
El mercenario y empresario Yevgeny Prigozhin ha defendido sus acciones, insistiendo en que la revuelta – sin injerencia de Occidente - estuvo lejos de propiciar el derrocamiento de Putin, antes su mecenas y aliado; sino que la describió como un intento por salvar a sus mercenarios de ser absorbidos en desigualdad por el ejército ruso y de exponer los fracasos del liderazgo militar del país”. (Sarah Rainsford y Alys Davies).
El jefe de Wagner, grupo paramilitar que nació en el 2014, ha tenido un papel destacado en la guerra ruso ucraniana; apoya ahí a los separatistas rusos. Asimismo, “actúa como el brazo armado oficioso del Kremlin en el extranjero”, en la proyección de sus intereses geopolíticos, a saber en el Medio Oriente y África de donde ha obtenido suculentas ganancias mediante negocios ilícitos.
Los principales agentes aliados al frente de los programas de sanciones internacionales, entre ellos EEUU y la Unión Europea, “han mantenido en los últimos años una fuerte presión contra el grupo de mercenarios, al que acusan de violaciones constantes de los derechos humanos” (Oscar Gutiérrez).
Pensamos que lo antes dicho son puntos de vista correctos, si bien podemos contar con un enfoque divergente. Cualesquier sobresaltos o asombros pueden registrarse en el Oso Euroasiático . En los dos escritos anteriores mencionamos hechos históricos fundados.
Las revelaciones hechas nos hacen suponer que todavía el Kremlin permanece empoderado, a pesar del motín del grupo Wagner, apaciguado por el tirano bieloruso Alexander Lukashenko, una frustrada conspiración que atrajo un minoritario respaldo del público y unos pocos militares a la sombra.
La anunciada contraofensiva del ejército ucraniano, se revistió de propaganda, la controlan los uniformados rusos, cuyo pueblo, bastante nacionalista, en su mayoría le concede valor a las posturas y los esfuerzos nacionalistas de Putin de recobrar el territorio ucraniano.
En ello, hay consenso nacional, sino fuera así el antiguo jerarca de la KGB estaría buscando asilo. La bandera del nacionalismo tiene arraigo en las fuerzas armadas, sino ese país dependiente y confiado en la disciplina de ellas hubiera quedado postrado, tras el desplome de la Unión Soviética.
Difícilmente el aparato militar habrá de patrocinar la salida violenta de Putín en el contexto de las hostilidades e inseguridades geopolíticas. Allí hay calma. Seguro que se ha envuelto con los servicios de inteligencia “a fin de prevenir futuros brotes de otros Wagner o deserciones mayores”.
El posible término de la guerra en Ucrania arrastraría heridas en medio de una frágil o imperfecta paz. Esto le ocurrirá a Ucrania, a menos que sea recolonizada por Moscú: una mitomanía. A la nación invadida le será dificil borrar los estragos y la destrucción cometidas (Shlomo Ben Ami), hasta allí podría predecirse la reproducción del paralelismo del conflicto judío palestino.
LA UNIÓN EUROPEA, UNA POTENCIA DE SEGUNDO ORDEN.
Europa – que todavía no es “una potencia real” con su rezago tecnológico e inestabilidad en los costos energéticos - muestra signos de frustración en cuanto a lograr la integración real. Tiene enorme desconfianza para con la Rusia agresiva (Joschka Fischer) - y la propia China. Tras esto ha tenido rezagos en la formulación y la aprobación de su propia estrategia autónoma de seguridad continental.
A ambas las percibe como amenazas graves. Varios países europeos, entre ellos Gran Bretaña, consideran que ellos revisten un interés significativo para China en materia de espionaje e injerencia - en relación con el mundo académico, la industria y la tecnología, y la energía nuclear civil - , dada la estrecha relación con Estados Unidos de América, la pertenencia a organismos internacionales y la percepción europea, como formador de opinión (Comisión de Inteligencia y Seguridad (ISC) del Reino Unido).
Según los europeos, el régimen que manda Xi Jinping intenta influir en las élites y los responsables políticos; adquiere información y propiedad intelectual, “mediante métodos encubiertos y manifiestos”. Utiliza sus “prolíficas” capacidades de inteligencia humana y sus “cada vez más sofisticadas” operaciones de ciberespionaje, en pos de lograr sus objetivos (Infobae). “Es la ambición global de China de convertirse en una superpotencia tecnológica y económica”..
El bloque comunitario junto con los Estados Unidos de América, por parte de sus aliados, suele valorar la inversión en América Latina, desinteresada de la guerra entre Rusia y Ucrania, incluso en Europa, como un multiplicador de fuerzas y un contrapeso a la creciente influencia regional de China, a sabiendas del ínteres por los minerales del litio y el cobre aquí abundantes.
“Mientras tanto a la seguridad nacional de la Unión Europea, ligada a la OTAN, se le manifiesta el reto de hacer frente a todo tipo de amenazas, desde la que supone la invasión de Rusia a Ucrania para la paz, hasta la competencia con China, pasando por la emergencia climática y la ciberseguridad” (Elena Sevillano).
El viejo continente viene de superar las debilidades geoeconómicas de los impactos de la pandemia de la covid – 19, la crisis de los suministros y contenedores, la alta inflación y de las tasas de interés, complicaciones que en parte tienen asidero en la guerra de Ucrania y Rusia. El haber implantado las cuarentenas forzosas de cero covid - 19 para disminuir la explosión de contagios del covid – 19, China hizo que la economía europea ( y global) se desacelerara. El régimen de Xi Jinping el pasado enero puso fin a los tres años de cuarentenas.
China se ha convertido en el segundo socio comercial de América Latina, la Unión Europea se ha quedado atrás. La tendencia de las potencias occidentales respecto al subcontinente latinoamericano, el socio secundario de la relación trasatlántica, consiste en otorgarle un perfil modesto dentro de sus hiper-intereses. Los Estados Unidos de América y la propia Unión Europa están más enfrascados en concentrar sus intereses estratégicos en el Indo Pacífico o en el Asia Pacífico. En un futuro próximo se enfocarían en el Asia Central, región que acumula vastísimos recursos naturales, los cuales tampoco podrán pasar desapercibidos por “la política del poder”.
TAIWÁN, “UN PULGARCITO GLOBAL”
Taiwán es el mayor productor de chips avanzados, el máximo productor mundial de semiconductores, fabricados por la Taiwán Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), una fortaleza que relativamente impide una decidida aventura militar de China, o hecho militar consumado, pues chocaría contra el coloso estadounidense defendiendo la nación insular.
Las relaciones entre China y Taiwán, se encuentran en su punto más bajo desde que Xi Jinping llegó al poder en Pekín hace más de 10 años, se han deteriorado en exceso. En este año China “ha intensificado sus incursiones militares alrededor de la isla”. Quizás sea retórica intimidatoria. Se supone que el dictador Xi tiene preparada la guerra, así como lo hizo Rusia en Ucrania; a diferencia de que con Taiwán se puede llevar una sorpresa - le tiene identificadas las vulnerabilidades militares - , similar a lo acontecido durante conflicto frente Vietnam, quien le dio una lección en la década de 1980.
La comunidad internacional manifiesta interés en mantener la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán, en donde China ha acumulado ventajas económicas y comerciales. La seguridad de las rutas marítimas comerciales (libres y abiertas) y las cadenas de suministro mundiales por el Indo Pacífico depende de la normalidad. “No nos equivoquemos: un conflicto en el estrecho de Taiwán (bajo la jurisdicción del derecho internacional) sería devastador", así lo ha advertido el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin.
La Parte más perdidosa sería China, pues le quedaría casi que garantizado el bloqueo del suministro de petróleo (Maksim Panasovskyi). Sería un traspié, autodestructivo. Sobre todo que su sistema productivo enfrenta dificultades en cuanto a crecimiento, al ser víctima de la guerra comercial y de los semiconductores. O se recrudecen las arbitrarías impugnaciones de soberanía por parte de China sobre la nación insular; o se iniciarán las negociaciones para distensar las el conjunto de las relaciones tan deterioradas.
Obviamente, que los intereses estadounidenses, europeos y de sus aliados en Asia entrarán “en el teatro de las operaciones”.
Pero a pesar del potencial chino, fundamentalmente por su poderío militar, económico y en especial demográfico, las naciones del Indo Pacífico, aliados de los Estados Unidos de América, en cuenta el pequeño país desarrollado de Taiwán, reconocen que su protector lleva décadas de ventajas sobre Pekín pues, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Washington “ha ido salpicando toda la zona del Pacífico de bases militares con decenas de miles de soldados estadounidenses repartidos frente a las costas de China” (ÁNGEL LUIS DE SANTOS@aldesantos).
CONTRAPOSICIONES FRENTE A LA CAUSA DEL CALENTAMIENTO GLOBAL.
Un buen número de activistas del ambiente resaltan el convencimiento internacional de enfrentar las consecuencias del cambio climático, pero con base en la plena retórica, inaplicable, sin desempeños comprobados y logros tangibles, las buenas intenciones pueden desembocar en una onerosa guerra pasiva. Hay que aprender la experiencia del fracaso con el Protocolo de Kioto, la burocracia internacional se distinguió por su incapacidad de gestión, cuando EEUU y China se abstuvieron de suscribirlo, siendo de las naciones más contaminadoras (Antonio Hernández Alende).
El fenómeno del clima origina desinversión, bajo crecimiento económico, empobrecimiento, todavía más por los impactos de los desastres climáticos (Nouriel Roubini).
El impacto de la extrema temperatura en el mundo ha dado lugar a una serie de señales peligrosas: indebido el descartarlas. Ondas de calor, incendios forestales, sequías, inundaciones, tormentas intensas y el avance del mar sobre la tierra firme son algunas de las alarmas que nuestro planeta está dando a luz (Fiorella Montoya).
Estas situaciones han llevado a las principales economías mundiales a replantearse la situación y buscar soluciones, como los Acuerdos ambientales de Paris del 2015, pero hay demasiado retraso y falta de ejecución en su cumplimiento, incluso se cuestionan las prioridades de sus poblaciones (Montoya, idem), cuando simultáneamente podrían resurgir nuevos colapsos sanitarios. Un mínimo de naciones se deciden a actuar en consonancia con los planteamientos de los acuerdos internacionales y reducir las emisiones de gases.
De alcanzar la Casa Blanca otra vez, probablemente Donald Trump contará con el respaldo de los negacionistas del clima, quienes no escatiman esfuerzos en minimizarlo. Nuevamente, con Trump habría escollos infranqueables en lo tocante a acelerar el proceso de la descarbonización o la transición a las energías limpias. En la geoingeniería comienzan a escudarse, cuando en verdad las secuelas de los calores extremos requieren métodos mayormente seguros y sistemáticos, con tal de enfriar el planeta, resolviendo las causas originales del cambio climático, mediante la reducción de los gases de efecto invernadero y la eliminación de dióxido de carbono de la atmósfera.
Hay desasosiego en cuanto alcanzar las ambiciosas metas de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mantener el calentamiento de la Tierra dentro del límite de 1,5°C, fijado por el acuerdo climático de París, así como “evitar los peores efectos del cambio climático” (Gayle Tzemach Lemmon) causantes de muerte y pobreza.Las recientes votaciones de los accionistas de Chevron y Exxon, que rechazaron rotundamente todas las medidas climáticas, sugieren que todos los sistemas de combustibles fósiles siguen teniendo luz verde (ROBERT CYRAN).
La oposición por parte de la dirigencia de las naciones más contaminantes a concluir con las actividades humanas, que empujan los deterioros del clima, tales como “la quema de petróleo, el consumismo desenfrenado” (redundante), así también la destrucción de los entornos naturales vitales (Andrés Hernández Alende), sean los bosques, la contaminación de los ríos, en coalición con las voces negacionistas y los mercaderes, continuarán torpedeando los planes de acción en cuanto a hacer realidad la gobernanza democrática mundial, destinada a proteger nuestra Casa Común.
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