miércoles, 29 de abril de 2020

LA COMPRENSIÓN SOCIALMENTE AVANZADA FRENTE AL COVID-19 Autor: Ronald Obaldía González

LA COMPRENSIÓN SOCIALMENTE AVANZADA FRENTE AL COVID-19 Autor: Ronald Obaldía González En los Estados nacionales, en cuya formación histórica corren arraigados los postulados de las democracias reales, los poderes legitimados, libre y soberanamente por sus pueblos, e institucionalidad de bienestar con base en la economía social de mercado, en los cuales los habitantes depositan su seguridad y confianza y entre sí, por lógica persisten perfectibles sistemas y organizaciones públicas (y privadas) de protección social. Asimismo, se esfuerzan en rehabilitar los planes nacionales de preparación y respuesta contra los desastres. Dichos Estados se colocan en mejor condición que aquellos que menosprecian tales fundamentos políticos; habida cuenta de la superior capacidad, gestión y funcionamiento político, técnico y administrativo suyos; al cabo de "guardarse un profundo respeto por los hechos, la evidencia empírica, la investigación y el razonamiento científicos, además de la información transparente y veraz, en el entendido que el conocimiento es una suma de información, aprendizaje y evaluación. Razones por las cuales se les hace más llevadera la atención de cualesquier cataclismos; por lo tanto, el camino de la rehabilitación, lo mismo que el gradual retorno a la normalidad será menos empedrado, principalmente cuando prevalece el compromiso de la colectividad social entera. En cambio los regímenes populistas o autócratas se resisten a los métodos, diagnósticos y los resultados científicos, así como desdeñan las medidas de confinamiento y el distanciamiento social, sea esta vez la emergencia (temporal) del covid-19, la enfermedad originada por el nuevo coronavirus. "Una molécula infecciosa de diez millonésimas de milímetro de tamaño, causante de enfermedad y muerte", a saber, el primer trastorno global del Siglo XXl, el cual amenaza 8.000 millones de personas (la humanidad entera), de ellas más de 200.000 fallecidas. Kenneth Rogoff, economista y profesor en Harvard, cree que el vigor de una salida de la crisis de la pandemia del covid-19 depende de dichos "procedimientos sanitarios", por los que se comienzan a disminuir de forma gradual, "para que los países puedan reabrir sus economías con cautela”. Mientras que los absurdos "acientíficos" es algo que comparten los populistas, independientemente de si son de derecha o izquierda (Bolsonaro, López Obrador y los hampones Ortega - Murillo); por eso los pueblos sufren temibles consecuencias (Kevin Casas). NINGÚN PAÍS ESTÁ FUNCIONANDO NORMALMENTE. En las democracias surgen imprevistos, repentinos e inesperados.Siendo así, los Estados democráticos saben reaccionar a favor de sus habitantes, se adaptan a las crisis bajo soluciones humanitarias, ejecutan las enmiendas de manera racional, de inmediato asimiladas por los gobernados, quienes tienden a acatar medidas inusuales: el confinamiento, el distanciamiento físico, las prácticas de los hábitos higiénicos repetitivos. Por si acaso, hay demasiadas vidas humanas en juego y puntos descendentes del Producto Interno Bruto - PIB - (Ricardo Hausmann), incluido el espectro de un colapso social y económico global, adjunto a un mayor empobrecimiento, a menos que se continúe actuando de modo solidario e imaginativo en los ámbitos de la cooperación integrada entre todos los Estados, en vista del carácter transfronterizo de la enfermedad. En este orden de la intensa cooperación multilateral frente a la pandemia, ha habido poderosas razones para el relajamiento de los escenarios bélicos, tales como en Siria y Yemén (AFP, Londres). De igual forma, otros implicados en guerras se han mostrado dispuestos a detener los enfrentamientos, los que sacuden a África, Colombia, Ucrania, Birmania y Filipinas. Lo cual confirma nuestro supuesto del escrito anterior, cuando hicimos referencia a la probabilidad de tal inflexión. Los horrores del mundo antes del 2019 quedaron atrás frente al enemigo común, al menos en términos de transmisión de noticias a través de las distintas vías y medios de comunicación universal. Casi nadie se extraña que no pocos Estados, en el interés superior de proteger las vidas de sus gobernados, de paso anticiparse a la parálisis total de los sistemas productivos, ya sean las empresas privadas, los servicios públicos estratégicos, la fuerza laboral, hubieron de tomar decisiones excepcionales, entre otros, el cierre de las fronteras territoriales, el aumento del gasto público más allá de los límites exigidos, la suspensión parcial de la administración pública (los centros educativos, organizaciones burocráticas no esenciales) y de las actividades privadas sustantivas de la sociedad civil, además del recargado esfuerzo de las instituciones sanitarias, de salud, en cuenta la seguridad pública. En este cometido de la asistencia multilateral resultan imprescindibles los financiamientos, las donaciones, los créditos bastante blandos a favor de las agencias de salud pública, científicas, económicas y universidades, al igual que en la compras de equipos de testeo. Así como dar pasos más allá en los servicios destinados al desarrollo, fabricación y distribución de dispositivos de diagnóstico y vacunas en proceso de producción, entre otros equipos médicos convencionales, de tal suerte que sea garantizado el acceso equitativo de estos insumos a todas las sociedades nacionales. Desde ya los expertos en diversas disciplinas del conocimiento y de la sociedad civil, paralelo a las ideas del grupo de trabajo del G-20 - convoca a las 20 economías poderosas del planeta - vienen uniendo esfuerzos, a efecto de responder y "exigir una acción internacional inmediata y coordinada, en cuanto a movilizar los recursos necesarios, en pos de enfrentar la crisis generada por el virus covid-19, tan dañina a ricos como a pobres; e impedir que la actual catástrofe sanitaria regrese a modo de "segunda ola". Toda vez que de alcanzar ese nivel, habría de convertirse en la peor de la historia, al conllevar depresión global (Erik Berglöf, Gordon Brown, Jeremy Farrar), capaz de devastar la cohesión social y las economías nacionales. Mejor dicho, los embates presentes del coronavirus habrían de perjudicar gravemente la economía global, si bien es cierto en este primer cuatrimestre desestabilizó los intercambios económicos y comerciales, los mercados financieros y bursátiles, paró la producción industrial, en parte porque la mayoría de los seres humanos ha debido soportar restricciones a causa del confinamiento.Economistas de Goldman Sachs y Morgan Stanley afirman que la economía mundial ya tocó fondo y apenas comienza a recuperarse. Las consultoras pronosticaron que las economías avanzadas se contraerán en promedio un 32% en el cuatrimestre actual, antes de crecer un 16% en los próximos tres meses y un 13% en el último trimestre del año (Infobae). Aunque advirtieron que a medida que los Gobiernos alivian cada vez más las restricciones por el coronavirus, una segunda ola de contagios podría trastornar aún más la maquinaria social y económica. Una fuerte señal que a la vez nos obligará por el bien común de la humanidad a limitar la relativización de la salud y la alimentación, al igual que a generalizar los hábitos higiénicos y la cultura sanitaria. Concordamos con la tesis del afamado escritor Sergio Ramírez Mercado en que habrá cambios fundamentales, inmediatos, tanto en el sistema mundial de producción y consumo, sino también en las relaciones psicosociales e interacciones en la vida pública y en comunidad, diferentes a lo acostumbrado antes del covid - 19. Eso sí, pensamos que lanzarse a la aventura de presagiar la fase de la desglobalización, o bruscas rupturas al interior de la civilización occidental, a causa de los efectos de la pandemia, obedeciendo a ideologías deterministas de la historia, o de "la conspiración", eso mismo equivaldrá a ignorar la naturaleza flexible y capacidad de adaptación de nuestras propias estructuras societales. EN LA PICOTA. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha quedado en entredicho al ser objeto de graves acusaciones por parte de Alemania, Francia, Gran Bretaña, Japón y el propio Estados Unidos de América. Es un hecho cierto el estrecho vínculo del Director General de la OMS con el gobierno chino. A la Organización se le achaca el haber encubierto, en un principio, el peligro del brote inicial del coronavirus en la ciudad de Wuhan de China, antes de que se extendiera por todo el planeta (AFP). Un hecho impredecible e impensado dentro de la comunidad internacional, quien se encontró con la guardia baja (Shlomo Ben Ami). Pudieron salvarse miles de vidas y simultáneamente prevenirse el resquebrajamiento de la economía global; pero la tardanza y "mal praxis" en reaccionar frente a la pandemia, quedaron condicionados a los cálculos del comportamiento politizado y la falta de transparencia del régimen autocrático, todo ello a su mejor interés y conveniencia, porque es sabido que habría de primar la reputación del poder expansivo, falsamente "misionero" del gigante asiático, por eso sus autoridades suprimieron toda clase de datos. Hubo un cálculo irresponsable y desmanejo de la emergencia, del que también dio cuenta la afamada escritora china Fang Fang, ahora amenazada por los "hiper-nacionalistas" adeptos del gobierno. Las acusaciones se extienden más allá, al extremo que creció el argumento del virus, el cual pudo haberse filtrado o escapado de uno de los laboratorios, ubicados en la ciudad china de Wuhan, un laboratorio financiado - qué ironía - con fondos estadounidenses. Por su parte, Xi Jinping, el Presidente de China, lo niega, al tiempo que descarta la inspección internacional de sus laboratorios. Según él, cualquier afirmación de que el coronavirus fue liberado de un laboratorio es "infundada y puramente fabricada de la nada". Mientras tanto, las agencias de inteligencia estadounidense se muestran reservadas, aducen "que todavía están examinando si pudo haber sido el resultado de un accidente en un laboratorio chino". El Presidente Donald Trump se aparta de la cautela de sus propios aparatos de inteligencia, más bien planea futuras represalias económicas y financieras contra Beijing para castigar al gigante asiático por su "pésima" gestión de la pandemia (The Washington Post). Valga subrayar que se desperdiciaron otras oportunidades de anticiparse a la crisis del covid-19. Se llegó a ser omiso alrededor de los informes de inteligencia estadounidenses, los cuales desde el 2009, sea en medio de la asunción del Presidente Barack Obama, habían alertado, en múltiples ocasiones, sobre el inminente riesgo de una pandemia global, "altamente letal", también capaz de "trastocar la economía" y ser autora de colapsos económicos. Dicho sea verdad, las predicciones de inteligencia llegaron a convertirse en la profecía exacta de la covid 19 (Kent Harrington,ex-analista superior de la CIA), de la cual se desentendieron los Gobiernos de Estados Unidos de América y de Occidente, al extremo que el presidente Donald Trump decidió disolver la dirección del Consejo de Seguridad Nacional, encargada de vigilar las amenazas de las pandemias (Kent Harrington, ídem). UN PASO AL COSTADO EN ESTE ESCRITO. Ciertamente, el covid-19 ha puesto al desnudo no pocas vulnerabilidades de "la política de poder internacional", específicamente "la diplomacia de donación de China, cuyo motor descansa en el capitalismo productivo, pero autoritario, duro y de fuerza, desconocedor de las libertades fundamentales del pueblo. Todo ello, un sistema más cercano al fascismo que al comunismo (Carlos Alberto Montaner), el cual tampoco puede desestimar el repudio de los sectores contestatarios domésticos, localizados en las regiones urbanas y rurales, así también el de las minorías étnicas y religiosas, las cuales el régimen ha fracasado en desmovilizarlas. Las censuras de Occidente frente a la opacidad de la actuación del gobierno de Xi, de esconder datos relevantes, relacionados con la aparición de la pandemia, eleva las probabilidades de la escalada de guerra fría bilateral entre dicha potencia asiática y los Estados Unidos de América, en áreas significativas tales como en lo comercial, lo financiero (divisas, inversiones, deuda) en tecnología, datos, ciberseguridad, etcétera. Un desacople el cual hace más disruptiva la economía china, pues ella ha sufrido los severos efectos en las cadenas de suministro globales, entre ellos los insumos farmacéuticos, de los que la potencia asiática es un proveedor significativo. La serie de virus que la han atacado - el SARS y el covid-19- ; los disturbios políticos de Hong Kong, igual que la reelección de un presidente totalmente proindependista en Taiwán, el repunte de la seguridad naval estadounidense en los mares de del este y sur de China (Nouriel Roubini), habrán de obligar al régimen chino de protegerse y sobreponerse de las amenazas geopolíticas. Cualesquiera escaramuzas militares entre Estados Unidos de América y la China Popular llegan a ser opciones predecibles, peligrosas; basta hacer un recorrido acerca, no solo de los efectos del lenguaje hostil del covid-19 entre ambas potencias, sino la continua tirantez en cuestiones geoestratégicas, en lo cual el régimen chino es sujeto activo. EL ARRIBO DEL AUTORITARISMO. Llega a ser altamente riesgosa la tendencia de algunos pueblos, quienes acogen las medidas autoritarias de sus gobiernos, en lugar de inclinarse por la mayor democratización (Jan-Werner Mueller) y profundización a favor de los derechos humanos, pero esta deseable vía exige grandeza. La identificación con los estados de fuerza, hace a los pueblos igual de antidemocráticos, al mejor estilo de sus gobernantes. Esto último, uno de los tantos fermentos de ideologías y conductas polarizadoras, extremistas y violentas. Con esto se abre la imposición de restricciones a las libertades fundamentales, al magnificarse pseudocrisis; se reprimen los movimientos opositores, "se invade la privacidad de las personas" y a la vez se les espía a través de las tecnologías de información y comunicación, usándose de pretexto la propagación del conavirus. Entre los mejores exponentes encontramos a los presidentes Erdogan en Turquía, Orbán en Hungría, el vitalicio Putin en Rusia y por supuesto Xi en China. Estos mandatarios autoritarios llegan hasta a emprender acciones discriminatorias y abusivas contra las migraciones, los refugiados y las minorías étnicas. O bastante cerca de aquí, hemos quedado informados del autoritarismo imperante en El Salvador, donde el estrafalario y demencial Presidente Bukele ha exacerbado el odio populista y ejecutado castigos desproporcionados contra los miembros de las pandillas delicuenciales, recluidos en las cárceles. Dicho lo anterior, hay que prestarle profunda atención a las embarazosas y violentas "plagas de egoísmo" (Sergio Ramírez Mercado), de quienes se aferran al poder, así como a los enfrentamientos militares, evitando que el covid-19, desencadenante de crisis y sufrimientos humanitarios, arrastre consecuencias superiores e irreversibles, a costa de las inestabilidades políticas, tanto en las esferas nacionales como a escala internacional (Joschka Fischer). Lo cual desemboca, casi siempre, en debilitamientos al Estado de derecho, en constantes violaciones a los derechos humanos, dramáticos desplazamientos humanos, etcétera. De ninguna manera, se ha de permitir el empeoramiento de la pandemia del nuevo coronavirus en los 55 países más vulnerables, quienes poseen Estados frágiles, aparte de capacidades reducidas en el orden sanitario, ambiental y socioeconómico. El covid-19 le ha asestado un fuerte golpe a los procesos integracionistas, entre ellos, la Unión Europea (UE), a quien los italianos parecieran seguir las huellas de los británicos al adoptar posturas euroescépticas, radicales y ultranacionalistas, pues acusan a sus socios europeos de insolidaridad en la emergencia sanitaria. Ellos han debido encarar casi solos la pandemia, acumulan 30.000 muertes a causa del virus, el cual los golpeó severamente (AFP). Más del 50% de italianos concuerdan con la idea de abandonar el bloque comunitario tal cual, ya que Alemania y Holanda se han negado a emitir a favor de Roma un crédito del tipo "coronabonos", por cuanto se calcula que el Producto Interno Bruto italiano caerá un 9,1% este año (Fondo Monetario Internacional - FMI-). Tales decisiones escasamente colaborativas las saben explotar las formaciones ultranacionalistas y de la extrema derecha, las cuales se arropan de xenofobia y antieuropeísmo. Tampoco puede eludirse el trauma de la ingobernabilidad (Shlomo Ben-Ami), fuente del extremismo y la polarización políticos. Fenómenos que "gatillan" a la gente a salir a las calles a protestar, dado el malestar económico y social, ante el caso dado del mal manejo de los efectos del covid-19. Los gobiernos de determinadas naciones cuando exhiben inoperancia e irresponsabilidad, hasta elevada corrupción y falta de transparencia, llegan a ser causantes de incendios sociales. Es un hecho cierto que las epidemias y las pandemias no solo hacen estragos en los aparatos económicos, sino que también ponen al descubierto las desigualdades sociales, elevan la vulnerabilidad de los pobres y marginados (Ben-Amí, ídem), el desempleo alcanza niveles exponenciales. De tal descontento y desconfianza frente al statu quo se abren paso las tendencias autocráticas, populistas y represivas. En otros escenarios, la duración de los despotismos resulta también incierta, difícilmente pueden ocultar su ineptitud e incapacidad en los asuntos de la administración de crisis. En estos contextos antidemocráticos, el combustible de los incendios actuales es el incontenible anhelo popular de democracia (ídem). Asimismo, en la emergencia temporal se debe aprovechar al máximo el uso de las interconexiones, ello en función de la profundización de la democracia, "llámese a distancia". Incluso, trascender. Las tecnologias de comunicación otrora tan criticadas, además de transformarse hoy "en nuestra compañía socializadora", hasta útiles en el cumplimiento de las actividades laborales y las gestiones cotidianas. Las podemos colocar al servicio de la difusión de los postulados y los valores de la democracia liberal, en cuenta la transmisión de métodos educativos, vinculados a la prevención de catástrofes y de enfermedades, entre ellas las pandemias y otras amenazas contra la salud, porque en medio de cualesquiera consideraciones habrá de superponerse el valor supremo de la felicidad y la reproducción de la raza humana. CIENCIA CON ÉTICA. Las investigaciones y los inventos médicos deben universalizarse - lo mismo que el consumo del agua y los alimentos - , tal que, sin distinción, todas las gentes de las naciones - especialmente los pobres, pues "la pobreza mata"; la multitud de grupos étnicos, los enfermos, los ancianos, los discapacitados; y la gente que sobrevive a través de la economía informal -. posean acceso a los medicamentos e insumos, dispositivos, etcétera, así como a la esperada vacuna (anticovídica), con tal de acabar con el mal; lo mismo que a los tratamientos y técnicas terapéuticas, en aras de proteger, curar, y transmitir salud a las poblaciones. Por esto, la urgencia de definir el mecanismo de información a la comunidad internacional e industrias de la ciencia, para la liberación de patentes sobre pruebas y medicinas contra el covid-19 (Daniel Salas, Ministro costarricense de Salud). Igualmente, se requerirán nuevos procedimientos internacionales, en aras de promover las innovaciones tecnológicas, tal que sean asequibles, más fáciles de producir y mantener, así también sencillas de usar, en lugar de ser simplemente rentables y complejas, aparejado al despliegue de la asistencia internacional a favor de los gobiernos de los países de menores ingresos, en aras de comenzar rápidamente a ampliar la escala de los (modestos) esquemas de salud existentes (Martin Ravallion), lo mismo que en ofrecer "orientaciones epidemiológicas". De lo dicho dependen las armas poderosas en frenar el covid: los protocolos de salud en función de contener la propagación de las enfermedades virales. Hay que estar vigilantes en lo atinente a la innovación científica y las terapias médicas, al punto que los conocimientos aplicados sean enfocados bajo la lupa de los principios éticos de humanidad, de la filosofía política, evitándose que dichos beneficios solamente lleguen a multiplicar las ganancias de los accionistas de las compañías científicas privadas. Lo otro significa la conveniencia de fusionar los avances de las ciencias nacionales con las mundiales, quiere decir, una fusión libre de nacionalismo inútiles (José Ángel Vargas Vargas), coadyuvada por las universidades, las agencias públicas y privadas, las organizaciones filantrópicas, cuando sabemos que la prioridad mayúscula descansa en la producción de vacunas y la prestación de tratamientos farmacéuticos y médicos, con vistas a restaurar la normalidad de las convivencias nacional y global. AMENAZAS ADYACENTES. Un hecho amoral y repudiable evidenciado en esta emergencia, es lo relacionado con "el canibalismo" en los mercados de suministros internacionales, asociado al acaparamiento de equipos y medicamentos, a la adquisición de insumos básicos para tratar a los enfermos del covid (Justin Trudeau; Román Macaya Hayes). Han sido reiterativos los cierres de fronteras en lo tocante a la exportación de productos fundamentales, lo cual podría poner en riesgo a millones de personas, a menos que las propias naciones sean capaces de producirlos localmente, pero a altos costos y en medio de dudas acerca de su calidad y efectividad. Será imperativo el control de las competencias desleales entre los Estados, en cuanto a acceder a tales productos; de lo contrario, habrá colapsos a causa de malversaciones y favoritismos en la adquisición. La comunidad deberá ser determinante y firme en frenar "el nacionalismo de vacunas", una vez que salgan al mercado, lo mismo que en la piratería médica. En su lugar hay que elevar los niveles de cooperación con el propósito de proteger vidas humanas (Gordon Brown, exprimer ministro británico). El fracaso en el mundo en cuanto a haber detenido el covid-19, consistiría otra vez en dejar ilesas o permanentes las vulnerabilidades, a consecuencia del acaparamiento de los recursos y productos científicos. Existen riesgos adicionales a mediano plazo, relacionados con el cambio climático, los cuales podrían causar costosos desastres ambientales, entre ellos, los daños irrecuperables a la biodiversidad, más la conmoción en los hábitats humanos. Ellos representan una grave amenaza aquí y ahora, como lo testimonian la creciente frecuencia y gravedad de los fenómenos climáticos extremos (Roubini, ídem), pese a haber un encogimiento transitorio de la economía mundial, en tanto que el covid causó - paradójicamente - una reducción del 6% de las emisiones de gases de efecto invernadero, principal causante del calentamiento global (Peterry Taalas). Una vez que arranque la re-industrialización y la recuperación de las economías, las posibilidades de repetir el ciclo negativo son enormes. En el interés superior y el bien común de la humanidad, debemos obligarnos y responsabilizarnos en proteger nuestro planeta tanto del coronavirus como de la amenaza existencial de las perturbaciones climáticas, pues el daño que le hacemos a la naturaleza se revierte en creces (Rodrigo Gámez; Pedro León). Una de las asignaturas poco comentadas, se relaciona con la posible conexión del peligro de las recesiones económicas, producto de los estragos de la pandemia en la mayoría de países, en especial de los de menor renta, lo que acarreará la marcada disminución de los ingresos fiscales, las constantes presiones sociales, el aumento de la pobreza y el desempleo, entre otros fenómenos sociales. La vulnerabilidad manifiesta podría dejar venas abiertas al crimen organizado, en la instauración del tipo de economías subterráneas, por las cuales además de alentar la corrupción en grados superlativos, habría de ser la ruta equivocada de los sectores empresariales y productivos en cuanto a resolver las debilidades de liquidez de las economías domésticas. Nada distante está la posibilidad de plantearse la legalización del mercado de las drogas. EL AFÁN DEL ESTADO NACIÓN DE MOSTRARSE. Vemos los efectos de la pandemia del coronavirus, a través del lente de la reivindicación del "Gran Gobierno"; este concepto planteado por Joschka Fischer, ex-Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, en uno de sus brillantes escritos. El "Gran Gobierno", o mejor dicho el abrir las puertas a la "nueva solidaridad" (Fischer, ídem), multilateral e interdependiente, a través de la cual el Estado nacional acaba asumiendo diversas prerrogativas, haciéndose cargo del timón de la presente emergencia, en el cercano desconfinamiento paulatino, derivados de la pandemia. Todo ello, sin detrimento de la aplicación de las estabilidades fiscal y monetaria, fundamentos del uso justo, racional y eficaz de los ingresos y gastos estatales. Las democracias liberales de Occidente hicieron despertar, con suficientes destrezas, el Estado de bienestar, tan lastimado en los últimos tiempos por los apologistas del modelo del libre mercado (autoregulado). Ahora el Estado se apresta a rescatar (o estatizar) sectores productivos y empresas privadas en riesgo, "considerados esenciales o estratégicos", por lo que en la etapa del postcoronavirus podrían "reprivatizarse", concediéndole al público determinadas liquidaciones. De igual forma logró imponer la tesis de la imposibilidad de privatizar los sistemas de salud, además de sus instituciones especializadas de carácter público, estimadas en bien básico, crucial en "la seguridad estratégica". Los subsidios sociales de carácter estatal a las familias de bajos ingresos y los desempleados adquieren enorme relevancia, al punto de ejecutarse renovados programas, dedicados a combatir la pobreza, el parón laboral o prepararse en la rehabilitación de la economía doméstica. Aquí va incluida la determinación constante de la seguridad alimentaria, en simultaneidad con el respaldo a los sectores agropecuario y pesquero, mediante el aporte crediticio, la innovación tecnológica; o bien, el impulso a la alternativa de "la agricultura familiar", a efecto de anticiparse a las consecuencias de las catástrofes, entre ellas, la carestía de alimentos. Resulta demasiado "el sufrimiento de la humanidad", sobre lo cual los gobiernos responsables se han visto obligados a incrementar sus gastos fiscales e inversiones públicas, en lo que respecta a anticiparse a los colapsos políticos, sociales, y salvar vidas. En esto cabe añadir los aplazamientos temporales de impuestos a hogares y empresas privadas, la readecuación de los préstamos bancarios, e incluso a los sectores productivos de las regiones golpeadas por el coronavirus (Alejandro Izquierdo; Martín Ardanaz), bajo la perspectiva de la recapitalización, el sostenimiento de los mercados de créditos, la dotación de liquidez a las empresas; de seguido mitigar los costos económicos, derivados de la pandemia. EN EL CIERRE DE ESTE ESCRITO hacemos hincapié en la renegociación (o la suspensión) del pago de la deuda externa a favor de los países de menores rentas, a la vez los mayormente golpeados por el COVID - 19. Conocedores de las complicaciones de ellos, en cuanto al acceso a los mercados financieros, la tesis bien podría ir unida a los términos de la cooperación externa. Pensamos que es lo suficientemente apropiada y conveniente, por lo que sería positivo convertirla en la causa del grupo de países latinoamericanos, caribeños y africanos, especialmente. La suspensión de la deuda de $44.000 millones al África aliviaría el peso de las responsabilidades, en lo concerniente a la atención de su gente, afectada por la pandemia. En América Latina la deuda pública promedio creció del 40% del PIB al 62% entre el 2008 y el 2019, lo cual genera fuertes reducciones fiscales, por sí mismo un obstáculo en confrontar el virus, el cual continúa desacelerando la producción, el empleo y el consumo. El Banco Mundial destaca que el Producto Interno Bruto (PIB) de la región latinoamericana y del Caribe caerá un 4,6% antes de recuperarse presuntamente en el 2021. En esta línea, la pandemia ha reducido el turismo, la demanda de productos de la región, dado el paro o la rápida contracción de los mercados europeos y estadounidense. Ateniéndonos a los impactos de la pandemia y el bajonazo de las cruciales remesas enviadas por los migrantes a los países en desarrollo, menos probabilidades habrá en la obtención de créditos externos (Humberto López, Banco Mundial), a raíz de las fragilidades financieras experimentadas. Haciendo nuestro el punto de vista de Shlomo Ben Ami, Ex-Ministro Israelí de Asuntos Exteriores, llegamos a convencernos que el covid-19 puso al descubierto "la necesidad urgente de hallar un nuevo equilibrio entre el Estado nación y las instituciones supranacionales", en aras de afrontar con determinación el conjunto de complicaciones resurgidas, "de lo contrario la devastación solo aumentará".