lunes, 1 de marzo de 2021

DOS PERSONAJES DEL DISTRITO DE ZAPOTE (SAN JOSÉ - COSTA RICA): DON JOSÉ JOAQUÍN NÚÑEZ GONZÁLEZ Y DON JOSÉ MORA CALVO (1894 -1977), UN PEQUEÑO CAFETALERO ZAPOTEÑO.

DON JOSÉ JOAQUÍN NÚÑEZ GONZÁLEZ. La fotografía siguiente corresponde a José Joaquín Núñez González (+), más conocido como "Quincho", quien era propietario de un negocio de pulpería, la cual llevó el nombre del Barrio San Gerardo (Zapote - San José), el mismo lugar donde funcionó justamente aquella tradicional y reconocida pulpería, sitio de encuentro de la mayoría de los residentes del diminuto caserío. Un hecho curioso es que años atrás el mencionado barrio fue habitado por varias familias apellidadas Vargas, Marín, Díaz, Rojas, González, Solano, Fonseca, pero que entre ellas ni siquiera había lazos de consanguinidad. Lo cierto del caso es que Quincho fue un animador nato de esta barriada. Él, al lado de los dirigentes comunales Luis Enrique Portilla Barquero, Manuel Riotte (+), Anael Bejarano (+) y otros vecinos, sostuvieron por demasiados años a la famosa Unión Deportiva San Gerardo (UDSG), uno de los equipos de fútbol más exitosos del distrito Zapote. Por allí pasaron jugadores proyectados a nivel nacional e internacional tales como Jimmy y Jorge Grant, Herberth Ovares, Jorge "Koki" Mendez, Carlos Enrique Vega, Johnny Williams, los hermanos Cavallini, Jorge "cuqui" Rojas, Juan Ortega y Jorge Arturo "colacho" González, etcétera. El equipo San Gerardo reclutó jóvenes talentosos tanto de Barrio Pinto y de Zapote, como de Curridabat, San Francisco de Dos Ríos, entre otras comunidades adyacentes. Alumnos del Liceo Rodrigo Facio Brenes formaron parte de dicha organización deportiva, la cual alcanzó en diciembre de 1972 el cetro de campeón nacional en la categoría juvenil de la Federación Costarricense de Fútbol al derrotar a la Universidad de Costa Rica. Nuestro vecino Quincho fue un personaje sumamente simpático, afable, poseía un fino humor. Se convirtió en el típico pulpero de pueblo, con el valor extra de que en su viejo negocio se armaban las exquisitas tertulias de aquel viejo Zapote futbolero de décadas pasadas. Futbolistas de las otras organizaciones zapoteñas visitaban al famoso comerciante ya fuera para levantar retos, competencias, o bien repasar las jornadas dominicales del fútbol local, llevadas a cabo principalmente en las plazas del centro de Zapote y la cancha de "Los ciegos". Asimismo, los debates políticos y los proyectos comunalistas formaron parte de la agenda de la pulperia suya, así como la infaltable anécdota o la historia escondida de algún personaje que diera motivos, según las antiguas costumbres de los ticos. Como añoro a nuestro Quincho. DON JOSÉ MORA CALVO (1894 -1977), UN PEQUEÑO CAFETALERO ZAPOTEÑO. Entre las décadas de 1950 y 1960 el paisaje del Distrito de Zapote (San José - Costa Rica) comenzó a transformarse de forma inusitada. Al estar dominado desde sus orígenes (entre los Siglos XVlll y XlX) en un entorno abundante de fincas cafetaleras, tanto pequeñas como medianas, fue nuestra comunidad una de las que llegaron a ser receptoras de varias industrias nacionales, producto del auge de las manufacturas y empresas agrícolas (la YARACUY de la familia Quesada Romero), todo ello era parte del proceso de diversificación económica, experimentado por Costa Rica a partir de la década de 1950. A causa de lo anterior, las empresas tales como la poderosa Republic Tobacco Company (1957), la COCOA, la ECLA, luego la Librería Trejos, Plásticos "STAR" se asentaron al este de nuestro Distrito. Hasta se llegó a pensar que éste podría convertirse en una zona industrial, tan similar a la Uruca y las Pavas, también otros distritos del Cantón Central de San José. Un fenómeno que de haberse hecho realidad hubiera logrado ahogar acá cualesquiera identidades y vínculos de convivencia comunitaria. Felizmente, todavía hasta la década de 1980 en Zapote lograron sobrevivir algunas fincas cafetaleras, especialmente en el este, noreste y noroeste, cercanas a los cantones de Montes de Oca y Curridabat, por lo que la intensidad y la riqueza del ambiente humano y cultural zapoteño continuó reproduciéndose. Para evitar desviarnos del tema, volvamos a nuestro personaje zapoteño Don José Mora Calvo, quien nació en Cartago (1894), igual que casi la mayoría de los primeros pobladores de esta comunidad josefina. Murió a los 83 años. Sus padres fueron Doña Juana Calvo Guillén (oriunda de Juan Viñas) y Don Jesús Mora (nacido en San José), quien procedía, probablemente, de las familias de apellido Mora, quienes ya habían comenzado a poblar La Boca del Monte (1738), hoy San José. En aquel Zapote de principios del Siglo XX, conformado por muy poquísimas familias, Don José tuvo la fortuna de fundar su matrimonio con la bella dama zapoteña Doña Amalia Obando Amador; ella murió en 1991 a los 93 años. Ambos procrearon 7 hijos. Era él un legítimo campesino, dueño de una finca de café, ubicada al frente de la antigua fábrica Plásticos Star. Un terreno que albergó numerosos e inmensos árboles, el cual se extendía hasta la famosa plaza de fútbol de "Los ciegos" del Barrio San Gerardo. En su misma propiedad se hallaba la elegante casa solariega suya. Otra parcela de él estuvo localizada en Tirrases de Curridabat, dedicada al cultivo del café, al tiempo que siempre crió una pequeña porción de ganado, el que alimentaba en la vecina y tradicional finca de la familia Dent, en donde hoy es el Barrio José María Zeledón. En especial a los niños, era un atractivo observar el trabajo, hasta su fallecimiento en 1977, de aquel típico campesino, Don José Mora, vestía como tal, - tan emprendedor y discreto - de batallar con sus vacas en medio del panorama industrial antes mencionado. Dicho sea verdad, sus características físicas y personales, lo mismo que la fortaleza de su labor iban siendo vestigios del Zapote netamente rural, del cual llegó a apoderarse, inevitablemente, la modernización urbana. Sobre todo hubo un atributo especial en la personalidad de Don José, dificilmente pasaría desapercibido, lo cual le dio imborrable fama: su profunda devoción cristiana. Desde las muy tempranas horas de todos los días asistía fervorosamente a la misa, impartida en la Iglesia Católica de nuestro amigable y apacible Distrito; aparte de que se distinguió por las obras de caridad y de servicio a nuestra Parroquia. Cuando cumplía de buena mañana con sus diarios compromisos de la fe religiosa, se incorporaba de inmediato al trabajo cotidiano y esmerado de la tierra, en cuenta la crianza del ganado. Todo aquel ambiente natural y bucólico le concedió a ese campesino un aire de paz y regocijo interior, lo que hablaba por sí solo de él. En la fotografía aparecen Don José Mora Calvo a la edad de 63 años, acompañado de su bella nieta Amalia Mora Obando, a quien le agradecemos la contribución suya a favor de este relato de un ser humano, a quien admiré y respeté sobremanera.