EL GOBIERNO ARGENTINO, AYUNO DE TANGO.
Cuesta, en realidad, comprender la historia
reciente de Argentina, a mi juicio de los pueblos inteligentes y educados
de nuestra América Latina. A principios del Siglo XX Argentina sobrepasaba a Francia y Alemania en cuanto
a riqueza y desarrollo.
Particularmente, recuerdo con enorme cariño a no
pocos profesores, provenientes de esa nación que, en los tiempos de “la
guerra sucia”, el lapso del predominio de las dictaduras militares (1976 –
1983), huyeron a Costa Rica, dada la persecución a la que fueron sometidos, de
la cual también fueron objeto el exmandatario peronista Nestor Kirchner
(+) y su esposa, la actual presidenta Cristina Kirchner.
De nuevo, la patria
de Carlos Gardel, el máximo exponente de
la belleza del tango, es hoy una potencia regional golpeada por la
recesión económica, las
perspectivas de un 33% de inflación en el 2013 (que daña a los pobres), así
como de la emigración de capitales y del riesgo, otra vez, del “default”
(el impago de la deuda externa).
Esto último, se atenuó por los
préstamos de la Venezuela de Hugo Chávez, aliada del kirchnerismo.
Entre 2006 y 2008, Chávez compró bonos a Argentina por unos 5.000
millones de dólares, permitiendo al matrimonio gobernante saldar deuda con organismos internacionales,
aunque a intereses de hasta el 15 por ciento anual.
Asimismo, los acuerdos energéticos posibilitaron a Argentina acceder
al petróleo venezolano en momentos complicados (Infolatam/Efe, 2013). En la orden del día quedaron ventilados los financiamientos a las campañas electorales, útiles para
apalancar los diez años en el poder de
los Kirchner (padre, madre e hijo), con propensión a prolongarse.
Siempre constituye un enigma el descifrar al
peronismo como corriente ideológica. Ni
la izquierda, al igual que la derecha latinoamericana se pusieron de acuerdo
para injertarlo en sus filas, ambas a
veces lo aceptaban o bien lo rechazaron; al extremo que en su etapa de
auge, el Partido Comunista argentino y la Embajada de los Estados Unidos de
América llegaron a vincularlo con el fascismo alemán, esto cuando
el mundo se alistaba para la Segunda Guerra Mundial.
La leyenda de Juan Domingo Perón y Eva Perón continúa
embalsamada en la política de ese país; es una leyenda que ni “los Clinton del
sur”, o sea los Kirchner, podrán superar, siendo esta su obsesión, traducida en centralizar el poder y modelar
instituciones de acuerdo con sus intereses y fijaciones, entre ellas, el Poder
Judicial.
Tampoco han poseído el prestigio suficiente, puesto
que la imagen de Cristina, se ha visto desgastada por las acusaciones de
corrupción, alteración en cuanto a la presentación al Fondo
Monetario Internacional de los datos económicos del país (Jaime Daremblum,
2012), el incremento del desempleo y la pobreza, así también el impacto en su
imagen, que trajo consigo el trágico accidente ferroviario de febrero del
2012, que dejó un saldo de 51 muertos.
Numerosos informes señalan que la causa del
accidente fue “la desidia oficial”. El Auditor General de
Argentina afirmó que el desastre era perfectamente evitable (Jaime Daremblum). Al mismo
tiempo, el gobierno no
tomó inmediatamente ninguna medida en contra de la compañía ferroviaria
responsable del accidente.
Las últimas revelaciones alrededor de “las
maquinaciones” del gobierno argentino, las cuales complotaron, sin éxito, la
elección del cardenal Jorge Mario Bergoglio al Pontificado Romano, han
comenzado a generar desafectos en el
público argentino.
Un público también tensionado por los yerros
económicos y la corrupción del gobierno,
ya no se come el
cuento de los reclamos contra Gran Bretaña por la cuestión de las islas
Malvinas. Esos territorios en disputa
que arrastran la amarga experiencia en
tiempos del general y presidente de la dictadura, Leopoldo Galtieri (1982),
quien lanzó al país a la aventura de la guerra.
En aquel entonces, poco sirvió a la dictadura militar
la manipulación del “patrioterismo”, con tal de recuperar Malvinas. Lo cierto es que le infringieron una
humillante derrota, medida no solo por la pérdida de centenas de soldados, sino
por los fallidos cálculos políticos, en
pos de conseguir respiración asistida
para sobrevivir. La cual estuvo lejos de proveerle la hipótesis
triunfalista, eso que a la dictadura le permitió entrar en guerra contra los británicos.
Siguiendo los pasos de aquellos militares, la vía de la reivindicación de las Malvinas la
intenta fabricar el gobierno argentino, asediado por la pérdida de credibilidad,
y frente al signo de interrogación de perder de Venezuela, parte de la
cooperación energética (y financiera), bajo
el supuesto que el próximo gobierno (bolivariano)
preste mayor atención al crítico (e insostenible) estado de sus finanzas
públicas, causado por el derroche y las dádivas chavistas.
Congraciándose con los aliados chavistas - maduristas, el gobierno
kirchnerista sale con el exabrupto de secundar la sospecha lanzada por el
pintoresco presidente encargado venezolano, en cuanto que el cáncer que padeció el fallecido líder bolivariano,
Hugo Chávez, fue "inoculado" por "enemigos" del régimen
chavista, una posibilidad que todos los especialistas en oncología desestimaron
durante la jornada (Mariano Obarrio,
2013). Un disparate, que seguro pone a cuestionar
al inteligente pueblo argentino acerca del grado
de cordura, atribuido al gobierno.
Estupefacta está la comunidad internacional frente al Memorándum de Entendimiento entre Argentina y el aislado Irán (la Ley 26.843), el cual contempla la Comisión de la Verdad que ambos
estados deben crear en el marco de dicho acuerdo, a fin de interrogar al grupo
de cinco iraníes, perseguidos por INTERPOL e imputados por la (relevada) justicia argentina, al acusarlos de participar
en el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AIMA)
perpetrado en julio de 1994 en Buenos Aires (Mariano Obarrio,
2013).
Lo sorprendente es que entre los
imputados se halla el comandante en jefe
de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán durante 16 años,
Mohsen Rezai, quien a la vez ha
anunciado su candidatura para concurrir a las elecciones Presidenciales iraníes a celebrar este
junio. Rezai pertenece a la tendencia
más conservadora del régimen teocrático (Mariano Obarrio),
los llamados "Principalistas" o "Sultanistas", por lo que ya
recibió el apoyo público del Líder Espiritual, ayatolá Ali Jamenei.
La alianza iraní - argentina parte de la lógica del riesgo de que Venezuela,
sin Hugo Chávez, se convirtió en un aliado rodeado de incertidumbres. Lo anterior, es contraproducente para los
ayatolás, ávidos de buscar aliados extranjeros, para remontar así el aislamiento impuesto por Occidente y
las Naciones Unidas, en razón de su desacato en detener los programas nucleares.
En este sentido, Argentina es una alternativa predilecta, a la cual se le
podrá ofrecer “la influencia” del Movimiento
de los No Alineados, presidido esta vez por los iraníes; desde ahí se podrá
desacreditar y presionar a Gran Bretaña
por el asunto de las Malvinas.
Únicamente, por ese terreno de la diplomacia
puede interesar Irán, una nación demasiado
lisiada por el bloqueo comercial y económico. O a menos que todo el gobierno de
Cristina Kirchner haya decidido en estos días adoptar las enseñanzas del Corán,
para ser consecuente con los vaivenes
ideológicos del peronismo.
Ronald Obaldía González (Opinión personal)