viernes, 12 de diciembre de 2014

POR TIERRA FIRME EN AMÉRICA DEL NORTE.

POR TIERRA FIRME EN AMÉRICA DEL NORTE. “El derecho a no migrar” está bastante alejado de las prioridades de varios países de la región, así que los éxodos de su gente llegan a convertirse en cuestionable alivio a sus inequitativos sistemas sociales, distinguidos por la disparidad y la pésima distribución de la riqueza y el ingreso nacional. Sin pasar por alto los flujos migratorios intrarregionales - males menos espinosos - el destino tradicional de los latinoamericanos emigrantes siempre continúa siendo la nación estadounidense, seguida, bastante atrás, por Canadá y España, ésta accesible hace tiempo por la predominancia allí del idioma castellano. Lo cierto es que todo el que llega a los Estados Unidos de América sueña con los papeles de residencia, su anhelo es encontrar un conjunto de oportunidades, que sus países de origen les han negado. Documentados o “mojados”, los migrantes terminan echando raíces allí, lo cual hace posible tener hijos con nacionalidad estadounidense. Anhelos que ponen al descubierto la naturaleza del ser humano, dotado de espíritu de superación y realización personal, que solo sociedades que tutelan la libertad individual, la propiedad privada, el funcionamiento del mercado y el respeto a los derechos humanos pueden alimentar. El mejor testimonio lo acaba de brindar el Presidente Barack Obama al imponer la Medalla de la Libertad a la famosa escritora chilena – estadounidense Isabel Allende. Asimismo, entre los condecorados, a título póstumo, figuró el ex congresista Edward Roybal, del que se destaca que fue el primer mexicano estadounidense en ser elegido miembro de la Cámara de Representantes por California en casi un siglo, quien a su vez llegó a "abrir las puertas a nueva generación de líderes y valores latinos". Como ellos, encontramos a miles de migrantes latinos, que continúan ofreciendo, sus aportes de todo tipo al “coloso del norte” y más allá de él; solo que ello arrastra el fenómeno de la llamada fuga de cerebros (Ana María Aragonés, 2014), implicando cuantiosas pérdidas a los países de origen de las personas talentosas que emigran al mundo desarrollado. En noviembre pasado, el Presidente Obama dio a conocer un repentino y audaz anuncio, relacionado con la aprobación unilateral de las medidas ejecutivas sobre migración, con las que se evitará, en adelante, la deportación o expulsión de cinco millones de indocumentados, entre ellos, más de medio millón de jóvenes. Al mismo tiempo, el mandatario hubo de apoyarse en dicha decisión, con tal de "reparar" el sistema de inmigración” del país, a riesgo de las amenazas de los grupos antiinmigración del Partido Republicano, opuestos a sustituir la complejidad de la "reforma migratoria integral" por la aplicación de las medidas ejecutivas. Máxime que diversos sectores de la opinión pública asocian el control migratorio con las políticas y estrategias de seguridad nacional, específicamente con el reforzamiento de la vigilancia y el control de las fronteras, objetivo en el cual se presupuestan en el Estado de Texas cerca de 12 millones de dólares al mes (Gobernador de Texas, Rick Perry; 2014), para prevenir infructuosamente la llegada de indocumentados. Las inversiones domésticas en seguridad fronteriza han sido incapaces de contener tales flujos, o "nuevas olas de actividad" migratoria, como las califican los Republicanos. El caso particular del Estado de Texas es de los más sensibles, pues el dispendioso despliegue policial, resultó inoperante para percatarse del drama de las diásporas de los niños centroamericanos y mexicanos – no acompañados - , quienes se desplazaban a los Estados Unidos en condiciones inhumanas, por cuanto en sus países de origen sus vidas corrían peligro, a consecuencia de la inseguridad, provocada por organizaciones criminales, aparte que ellos son víctimas de la extrema pobreza. Por ello, ahora se debate si estos menores de edad deberían ser objeto, más bien, del otorgamiento del estatus de refugio, asilo o de alguna protección internacional. Aunque apenas representa “un alivio temporal”, raramente, hubo un discreto respaldo de los gobiernos latinoamericanos a las recientes medidas de Obama, a pesar de ser los más favorecidos con tales disposiciones, puesto que sus respectivos pueblos representan los mayores emisores de migrantes hacia los Estados Unidos de América. En lo actuado por Obama salió a la superficie el fracaso de convencer a los republicanos de la necesidad de transformar el (colapsado) sistema migratorio, consensuando una reforma unificada (Ana María Aragonés, 2014). Ahora los antiinmigracionistas republicanos visualizan un camino empedrado, en cuanto a detener la orden ejecutiva, ésta justificada en valores familiares (Antonio Navalón, 2014), según la argumentación del Presidente y el Partido Demócrata. Ni siquiera las amenazas de los republicanos que empujaron la parálisis administrativa como la vivida en el 2013, cuyo efecto llegó a ser el bloqueo de la aprobación de los fondos presupuestarios, habrá de detener las decisiones de Obama a favor de la documentación y regularización. Los antiinmigracionistas, al colocar estrictamente en el ámbito de la seguridad nacional la cuestión de los 11 millones de indocumentados y promover su expulsión, marginan la realidad del envejecimiento de la población. Por eso la sociedad estadounidense que envejece exponencialmente, no ha alcanzado el nivel de reemplazo (2.09 por ciento), situación demográfica de efectos negativos, pues los rezagos en el mercado laboral pueden frenar el crecimiento económico (Ana María Aragonés, 2014), a lo cual jamás ha renunciado la gran potencia. De modo insensato, se renuncia a compensar tal envejecimiento de la población, a cambio de la regularización de los millones de indocumentados, los mismos que en los hogares anglosajones protestantes (o blancos) limpian la piscina, cortan el césped, pulen el coche, cuidan los niños y cocinan (Antonio Navalón, 2014). Eso sí, no pocos republicanos hacen generalizaciones equivocadas, respecto a que los inmigrantes entran al país a ocupar los servicios públicos y a vivir de la asistencia social (Carolina Martín Adalid, 2014). Ciertamente son mano de obra barata, pero aún así progresan, diferente en sus países de origen, donde estarían viviendo en condiciones paupérrimas, indeseadas y crónicas. Por eso el retorno lo han descartado en sus planes de vida, al cabo que han incrementado la participación cívica en la Unión (Organización Jackson Heights, 2014), a efecto de presionar a la institucionalidad, de este modo, fortalecen la posición de los nuevos inmigrantes. Dicho lo anterior, los Republicanos incurren en descuidos tácticos, omiten el hecho de que las medidas ejecutivas de Obama en torno a la migración van dirigidas a asegurar el voto latino, frecuentemente éste le ha dado la espalda al “Gran Partido Viejo” en los comicios presidenciales. “Quizá por esa razón, Obama quiere ahora hablar español”. Lo que tiende a ignorarse es que una nación con orígenes y profunda influencia hispanoamericana es precisamente los Estados Unidos de América, quien al mismo tiempo se torna cada vez más hispanohablante e hispanocultural (Javier Lafuente, 2014). Casi que es innecesario dominar el idioma inglés para sobrevivir allí, irónicamente lo subrayaban en sus amenas conversaciones el afamado escritor Carlos Fuentes (qepd) y el excanciller mexicano Jorge Castañeda. De todo ello dan testimonio Texas, La Florida, Colorado y California, etcétera. Hasta la tradición de los superhéroes norteamericanos procede de las raíces hispanas, del ejemplo modélico de “El Zorro”, ese personaje que actuaba al margen de la sociedad, convertido mágicamente en un individuo al servicio de ella. El extranjero, el extraño, que se convierte en salvador”, argumenta el historiador Felipe Fernández-Armesto, que entre risas destaca: “Todos los grandes superhéroes (estadounidenses), salvo Superman, heredan esa estética (hispana) de cubrirse la cara antes de ejercer sus poderes” (Lafuente, idem). En plena superpotencia ha resurgido la veintiún nación hispanoamericana, de rasgos diversos, que sobrepasa los 37 millones de personas, crece vertiginosamente; de acuerdo con estimaciones recientes, esta comunidad dinámica y fogosa representará casi la mitad de la población (48%) para 2060 (Pew Research Center, 2014). Entonces hay una multitud de justificaciones para hacer más fecunda la solidaridad y la cooperación entre la cultura latinoamericana y anglosajona. Por esta ruta brillan más los astros. Ronald Obaldía González (Opinión personal)

2 comentarios:

  1. Carlos Antonio Estrada Sanchez escribió

    Hola Ronaldinho, lei con interes este comentario, un tema actual en este pais. Me parece que le das algun merito a Obama y caes en cuenta de la posicion antiinmigrante de tu partido Republicano. Como sabes otros temas sobre la mesa por estos dias son el asunto racial que es recurrente y ahora el informe sobre la CIA. Tienes que dar criterio.
    Bueno, hace dias que no se nada de ustedes, c'omo van las cosas por el Mini, que tal los compitas Walter y Abelucho?, tambien estan perdidos M. Charpentier y Gustavo .....y vos en que proyectos estas?
    Saludos a Gloria y no dejes de comunicarte.
    Por ahora un cordial saludo y que pases !!!!FELIZ NAVIDAD!!!!
    Carlos.

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  2. Lourdes Montero Gómez escribió: Me encanta esta conclusión don Ronald: "más fecunda la solidaridad y la cooperación entre la cultura latinoamericana y anglosajona. Por esta ruta brillan más los astros". Dios quiera que así sea, para augurar un futuro mejor a millones de hispanoamericanos.
    Gracias.

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