viernes, 14 de marzo de 2014
CELO POR LA HISTORIA COSTARRICENSE.
CELO POR LA HISTORIA COSTARRICENSE.
“No hay quien pueda negar sus convicciones, sin negarse a sí mismo”, lo proclamó el doctor Rafael Ángel Calderón Guardia, Presidente de Costa Rica (1940 – 1944), en su ensayo intitulado: “El gobernante y el hombre frente al problema social costarricense”; escrito por él en aquella época de transformaciones y reformas sociales – y de ebulliciones -. Todo lo cual contribuyó a cimentar en este país las bases del Estado social de derecho, entrañable en nuestra identidad nacional, a pesar de las voces estridentes y autodestructivas que lo ponen en entredicho.
Grandeza y belleza del espíritu sale a relucir en las palabras de Calderón Guardia: su ineludible lealtad a los dictados de la consciencia, sobre todo, en los retos y determinantes eventos de la vida personal, justo cuando se pone a prueba cuán sólidas e irrenunciables llegan a ser los pensamientos y los principios propios frente a las conveniencias personales, cuya transitoriedad y banalidad son capaces de marginar, con no poca frecuencia, la verdad y hasta volverle la cara, con tal de satisfacer la debilidad de las ambiciones y caprichos que una persona en concreto pueda arrastrar, a contrapelo del bien común y la solidaridad con el prójimo.
Pensemos en el elevado espíritu de desprendimiento de Manuel Mora Valverde y del escritor Carlos Luis (calufa) Fallas, quienes renunciaron a su seguridad y al camino fácil de ceder a sus convicciones, a cambio de la continuidad y la consolidación de las Garantías Sociales, aprobadas en 1948. Las cuales la Junta Fundadora de la Segunda República extendió y perfeccionó, por cuanto su máximo líder, José Figueres, consciente de su relevancia, había escogido años atrás la ruta de “la Legión del Caribe”; desafiando así la injusticia de las dictaduras tropicales de Centroamérica y el Caribe, con las cuales jamás condescendió, menos le fue ajeno, por ninguna circunstancia, el carácter oprobioso de tales sistemas de gobierno. Algunos de ellos sobrevivientes, como el de Cuba y Nicaragua, así como el de Venezuela, sumido hoy en la desesperación.
A Monseñor Víctor Manuel Sanabria tampoco lo hicieron retroceder las insinuaciones de “los príncipes de la Iglesia Católica” latinoamericana, quienes sospecharon de su comportamiento a favor de las Garantías Sociales y de su sorprendente alianza con los comunistas criollos, sector que aceptó las recomendaciones del religioso, en cuanto a modificar algunas tácticas del trabajo político, a fin de avanzar en las reformas sociales, auspiciadas por la alianza conformada con el Presidente Calderón.
Al transportarnos a la historia costarricense nos damos cuenta que es innecesario recurrir a ideologías fallidas, sean éstas las que endiosan el mercado, o las que intentan rescatar las vetustas ideas del colectivismo económico, en el que tanto la propiedad y los medios de producción son confiados al poder del Estado,
La recuperación de las fuentes del pensamiento liberal, social cristiano, social demócrata, incluidas las ideas socialistas de Manuel Mora, llegó a ser el hecho sobresaliente que manifestó tener la primera ronda del proceso electoral costarricense, concluida a inicios de febrero del año en curso. Todo ello pone de manifiesto que este país sabe pensar todavía con cabeza propia.
Es innegable la habilidad y la fuerza de la sociedad política y civil costarricense de adaptar a la historia y realidad nacional las tendencias económicas y sociales de naturaleza global. Éstas han estado lejos de convertirse en trauma del país. Al contrario, nuestro sistema democrático abierto las ha asimilado correctamente, sin desmedro de la sustentabilidad de las instituciones fundamentales, así como de la primacía del interés público; dentro de lo cual, es digno de hacer mención de la cultura cívica nacional. La cual, desde larga data, ha privilegiado los valores de la libertad y del respeto a los derechos humanos, como forma de convivencia civilizada. Se mire como se mire en otras latitudes, no es bueno perder de vista que más allá de las fronteras de este país existen pueblos desesperados, ávidos, como mínimo, de la usual solidaridad costarricense. Sea en la fe de que estos valores naturales lleguen a ser disfrutados por ellos rápidamente.
Ronald Obaldía González (Opinión personal)
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Linda Ronald…eso es fundamental en nuestro contrato social, que se inicia con el amor por las imprentas del “jefe” Mora Fernández, en la defensa de la soberanía y fomento a la libertad de don Juanito, de la visión del General Guardia (no santo de mi devoción por otras razones, pero no puede uno ser mezquino) al eliminar la pena de muerte; de don Jesús Zamora que hizo la barbaridad para algunos de darle al pueblo la posibilidad de educarse, todo esto que luego se complementa con el liderazgo que ya mencionaste y agregaría tu servidor, de don Rodrigo Carazo, por su empeño en educar para la paz y promover a CR como adalid en ese campo.
ResponderEliminarUn abrazo,
Carlos Manuel Echeverría E.
rodrigo diaz puertadehierro58@gmail.com
ResponderEliminarmuy bueno
Miguel Herrera Ulate escribe:
ResponderEliminarQuerido amigo, esto me gusta mucho. Esta referencia histórica es viva de la realidad de nuestra Costa Rica, la solidaridad social, única en el orbe en su época y aún hoy día. Especialmente, esa concertación nacional para lograr acuerdos, y la sabiduría de Figueres de fortalecer la gran reforma social de los 40s., y darle forma al nuevo Estado con la fundación de la Segunda República. Este debe rescatarse en la política actual. Gracias por ilustrarnos siempre. Un feliz fin de semana.
Voy a ir a ver a la Vicecanciller, si me da cita, pasaré a saludarte personalmente, será muy grato.
Gilda Arguedas escribió:
ResponderEliminarExcelente artículo, don Ronald. Gracias por enviármelo; creo que somos muchas las personas en sintonía en cuanto a que Costa Rica ha sido pionero y modelo a nivel mundial en muchos aspectos. No necesitamos cambios sino recuperar lo que se ha ido perdiendo y reforzar todo lo que tenemos. Recordar la historia patria y hacérsela conocer, principalmente a los jóvenes, es imperativo. Un saludo cordial de Gilda Rosa
Estimado
ResponderEliminarHistoriador Ronald Obaldía Perdido en la historia nacional
Leo con cuidado su texto y algunos otros. Los leo como si caminara en un campo minado (como los que salían en la serie televisiva COMBAT!, aquella cinta sobre la 2da. Guerra Mundial que vimos en los 60's). Ese cuidado se debe a que la realidad nacional ha variado mucho con relación a los grandes acontecimientos que marcaron la historia de Costa Rica. La Constitución Política de 1948 ha requerido una Sala Constitucional para actualizarla paso a paso y dar trabajo a cierta concentración de abogados del Poder Judicial. Podemos economizar salarios si se crea una constituyente que además convierta las competencias de miles de votos constitucionales a un nuevo documento político. Eso si sería nuevo.
Ha variado tanto que citar al Dr. Calderón Guardia, a José Figuerez ol padre Nuñez, está totalmente obsoleto. Hay que crear la nueva historia, y para eso el 98 por ciento de los costarricenses decidieron quitarle poder al Partido Liberación Nacional y dárselo después de 13 años de lucha por la participación ciudadana. Sabemos que no se va a obtener una pureza política como la necesaria para superar el paradigma de la estupidez administrativa, pero algo es algo...
Rogelio Palomo