domingo, 1 de marzo de 2015

APERTURA GLOBAL “A LA MULTIPOLARIDAD CULTURAL”.

APERTURA GLOBAL “A LA MULTIPOLARIDAD CULTURAL”. Mientras el Islam se radicaliza en el Medio Oriente y África; “en Eurabia” - la Europa habitada por millones de árabes musulmanes - es interpretado el hecho como real amenaza, a causa del apogeo de los grupos anti inmigracionistas, asociados a partidos de extrema derecha, neonazis - por allí comulgan los euroescépticos - promotores de racismo y xenofobia. En una especie de “unidad de contradicción”, asombrando a los incrédulos, sale a relucir en el arranque del Siglo XXl, la teología y doctrina pastoral del Papa Francisco, provocando remezones en los dicasterios y en las estructuras de casta de la Santa Sede, hasta llegar a pensar en el eventual aggiornamento “o puesta al día de la Iglesia”. Con espíritu receptivo, el Papa (de origen argentino) acaba de dar una hermosa lección de ecumenismo, al censurar la calificación de “secta”, extraída de manera intransigente por el poder tradicional del Vaticano, temeroso del auge de los grupos carismáticos, pentecostales y evangélicos por todo el orbe, quienes desde cuatro décadas atrás han sabido aproximarse a sus adeptos y seguidores, a través de un mensaje apostólico más apegado a sus alegrías o vicisitudes cotidianas. Igualmente ha sido apreciable la contribución de ellos a la cultura y ética de la civilización occidental, poniéndose ello de manifiesto en la calidad del testimonio espiritual de sus miembros. Nos pareció extraño que esta postura ecumenista del Papa haya pasado inadvertida por casi todas las Iglesias cristianas no Católicas. Hemos rastreado los últimos pronunciamientos de dichas Iglesias, y lo hallado ha sido el mutismo. En cuanto a las corrientes de la Teología de la liberación, asociada en un principio a la izquierda latinoamericana - después al desgastado “chavismo” venezolano -, el Papa ha preferido mantener cautela, aunque con Benedicto XVl hubo tímidos acercamientos. Tal vez la pérdida de fuerza de los Teólogos de la liberación, cuyo mensaje menos espiritual y activamente político, se lo arrebataron no pocos movimientos pentecostales de América Latina, haciéndolo más disciplinado a los métodos de evangelización menos dogmáticos y acordes con los tiempos de la democracia pluralista, consolidada tras la caída de las dictaduras militares en la región. En cambio, en el terreno del Islam, expansionista, intolerante y violento, todo ello, arraigado ampliamente en su naturaleza doctrinal, en su caso particular: el Yihadismo, “la Guerra Santa”, inscrita en sus textos fundacionales, dista de ser algún hecho aislado o accidental en términos políticos. Al contrario, tal aberración andaba merodeando en la evolución del Islam, era cuestión de buscar los pretextos históricos: las guerras de las Cruzadas (Siglo Xl y Siglo Xlll), más acá, el Siglo XlX y Siglo XX, las erráticas y arbitrarias construcciones nacionales en el Medio Oriente de parte de Occidente, y así justificarlo con sus orígenes teológicos e históricos, es decir, “su patrimonio genético”. Difícilmente sus mensajes engañan. Mensajes que guardan inequívoca distancia de la exégesis cristiana (institucionalizada en el amor y perdón), o bien de la riqueza filosófica del Budismo “en su búsqueda de la Iluminación y el desarrollo de la conciencia personal”. En tanto el cristianismo convoca energías para la reconciliación entre sus diversos credos, practica el diálogo interreligioso especialmente con el Budismo y el Judaísmo, a tiempo que se acerca a la China Comunista y participa en la ejemplarizante reconciliación de los Estados Unidos de América y Cuba; al otro lado, en el Islamismo cobra mayor fuerza el extremismo y el fundamentalismo religioso, “que es sobre todo enemigo de Dios” (Papa Francisco, 2014), materia fecunda de “la tiranía del poder”, el terrorismo y del odio contra la civilización occidental, antivalores que además de deshonrar al ser humano, todavía peor, comienzan a cobrar fuerza en los árabes musulmanes y musulmanes no árabes. “La unidad de la contradicción” contemporánea está lejos de la rivalidad ideológica entre capitalismo y comunismo, que abrigó la Guerra Fría. En términos históricos y dialécticos, todo hace presumir que será materializada en este Siglo por la cultura occidental y el Islamismo (anacrónico y agresivo), el peligro es que el antagonismo (ideológico - religioso) llegue adoptar el carácter de ley social o un comportamiento duradero en el escenario internacional. La cultura occidental está llamada a “favorecer sus cualidades”, riqueza y potencialidad. Expresaba el Papa Francisco que en estos tiempos existe un mundo en rápido movimiento, interconectado y global; - todavía mejor - en razón de los avances de las tecnologías de información y comunicación. Los desarrollos científicos y tecnológicos como tales pueden facilitar el proyecto de «globalizar» de modo creativo y humanista “la multipolaridad” cultural que a Europa y a América distinguen, al cabo que, como método histórico, también gana fuerza de atracción e influencia en el Asia Pacífico y en algunas sociedades africanas. Particularmente, por simple cálculo o cobardía, abandonar en la lejanía al Medio Oriente, a que se auto destruya, en la cultura “del relativismo totalitario”, dominado por regímenes oprobiosos y corrientes oscurantistas, que deshonran “la trascendencia” del ser humano, ello significará un yerro histórico y antropológico. Usando el lenguaje del Papa Francisco para otros contextos sociales, es como decir que, “sin esta solidez” de honrar la dignidad y las libertades básicas de todos los seres humanos - sin excepción -, “se acaba construyendo sobre arena”, cualquier proyecto global de humanidad hacia el futuro. En fin, tengamos presente también lo absurdo de hacer una separación - teórica y práctica - entre política y religión. Ronald Obaldía González (Opinión personal).

2 comentarios:

  1. C. Echeverría escribió:

    Muy bien Ronald; estás claro. La pregunta es si esa civilización c dejará ayudar. Un abrazo.

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  2. C. Echeverría escribió:

    Muy bien Ronald; estás claro. La pregunta es si esa civilización c dejará ayudar. Un abrazo.

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