viernes, 11 de marzo de 2016

PASOS HACIA LA REVOLUCIÓN FILANTRÓPICA.

PASOS HACIA LA REVOLUCIÓN FILANTRÓPICA. Frente a la visión negativa de la realidad o como solución al ocaso de las utopías y populismos autoritarios, nos sumamos a la reflexión que comienza a cobrar auge, como filosofía de vida: el ideal de “la revolución filantrópica”, en el espíritu de las convivencias e interacciones humanas. Explicada en el artículo reciente de Juerg Zeltner, el presidente de UBS Wealth Management, quien a grandes rasgos, parte de la comprobación de que ningún actor (sea el Estado, un laboratorio de investigación universitario, una ONG, un emprendedor o un grupo de inversores, etcétera) podrá resolver, por sí solo, las inmensas vicisitudes y dificultades del mundo actual. Él reconoce que hay una brecha visible en áreas tan diversas como la atención de la pobreza, la salud, la educación y los empeños contra el cambio climático. Destacando la importancia de “trabajar en forma conjunta con gobiernos, la academia, las organizaciones sin fines de lucro y empresas”, Zeltner considera conveniente la aplicación de “nuevos modelos”, basados en alianzas público-privadas, para movilizar la inversión en programas innovadores que posean “impacto social”. El procedimiento consistiría en la provisión de capital semilla, “financiación de inversores ángel”, rondas de capitales de riesgo y bonos de desarrollo, siempre con la expectativa de generar rendimiento social, al igual que rendimiento financiero, con tal de atraer más inversionistas. Pero, con la visión de poder darle continuidad y avance a los proyectos – bien medidos -, con sentido humanitario. Se contempla desde la producción de fármacos y la construcción de infraestructura sostenible, hasta el mejoramiento de los métodos de educación a favor de la niñez y la adolescencia, la igualdad de género, así también la formación de capital humano. El autor en mención pone como casos las experiencias en las soluciones energéticas “para el futuro realmente transformadoras” y sostenibles”. Una de ellas arrancó, cuando un grupo de casi 30 multimillonarios, entre ellos, el fundador de Amazon, Jeff Bezos; el de Virgin, Richard Branson; y el de Alibaba, Jack Ma, anunció la formación de la Breakthrough Energy Coalition (BEC, por sus siglas en inglés). Para él, ese avance de la BEC encaja dentro de la visión filantrópica, sujeta a profundizarse una vez que la humanidad puede entender su verdadero significado público. Nos ha hecho falta definir que el término filantropía, es igual a manifestar el amor al género humano. En su acepción práctica lo comprendemos, como una especie de acción altruista, por la cual, una persona o un grupo, al desprenderse de sí misma, emplea recursos, dinero y realiza actividades en beneficio de los demás, principalmente a favor de la gente más vulnerable. La aureola la exhibe en estos tiempos la candidata estadounidense Hillary Clinton; suponemos que anhela caminar por una ruta similar, en cuanto a colocar en posición superior la virtud y el mensaje generoso por encima de otras consideraciones estrictamente convencionales, emocionales, incluso hasta racionales, las que no siempre riman con el bien común. Al señalar los exabruptos y la mezquindad de su contendiente Donald Trump, la candidata Clinton sale al paso de la crítica coyuntura, a cambio de enunciar una de las causas finales que rodea su ideario en esa campaña política. Para ella “lo que está en juego en esta elección nunca ha sido tan alto. La retórica que estamos escuchando en el otro lado (la de Trump) nunca ha sido más baja”, por cuanto se niega el respeto a la identidad y la dignidad de ciertas colectividades étnicas. A nuestro juicio, lo opuesto a la filantropía, dado que su contrincante menosprecia la convivencia pacífica entre culturas y religiones. Según la señora Clinton “lo que necesitamos es más amor y bondad, derribar barreras, en vez de construir muros”. Convicción poco usual en esta clase de campañas, en las cuales se definen una variedad y decisivos intereses, entre ellos, la vigencia de la renovada seguridad social, la atención del tema migratorio, la recuperación económica y el carácter de la convivencia internacional. Desde luego que coincidimos con Clinton. Cuántas fórmulas ideológicas, planes y proyectos “fallidos” abundan en los gobiernos y las organizaciones internacionales, pero quizás ausente de esa dosis de virtud y amor comunitario, libre y espontáneo, en lo cual nos pone a navegar la notable candidata presidencial. La propia academia y la burocracia pública, saturada de conceptos y fórmulas racionales, que según se cree operan por sí solas y de manera neutra - una inversión hecha al vacío - incurren en el error de dejar a un lado la filosofía y los valores filantrópicos, la causa final y “el deber ser” de cualquier concepción y planteamiento, tanto nacional como internacional. Hace apenas unos días Gabriel, el Ministro de Economía en el gobierno alemán de Angela Merkel - bondadosa mujer, que en su país ha abierto las puertas a la inmigración siria, sin importarle su bajonazo en las encuestas políticas – advertía acerca de la necesidad de alcanzar una globalización que sea más justa, a fin de que el conjunto de naciones logren mayor prosperidad. Por el contrario, la tendencia de estos tiempos ha sido colocar “la racionalidad del mercado” y su dogma: “la mano invisible” por encima de la ética de la equidad social, cuyo embrión es la filantropía. En su lugar, la globalización se configuró a la medida de los intereses de determinadas élites poderosas. Aun así, los apologistas del lucro y las ganancias (desmedidas e inescrupulosas), aducen que lo primero (las leyes del puro mercado) posee la capacidad de equilibrar la oferta y la demanda de bienes, además de suponer que este mecanismo de intercambio de productos y servicios, en la globalización, se responsabiliza de garantizar la correcta distribución de la riqueza económica, aunque las estadísticas sociales de las naciones meridionales lo desmientan. La huella del mercado capitalista a ultranza, incapaz de originar bienestar universal, llegó a fascinar otros rincones del planeta, con el señalado agravante de las consecuencias del cambio climático y el deterioro del medio ambiente. Un clon hubo de resurgir. Décadas atrás en algunas culturas se esperaban giros distintos a lo tradicional. El vertiginoso experimento de la China Popular con su capitalismo de Estado con economía privada - hoy desconocedor de la filantropía - permite que la enorme mayoría de habitantes posea también pobre acceso a los beneficios del mercado como tal, idolatrado por una minoría urbana y rural privilegiada, devota del oficial Partido Comunista. En tanto que Confucio, parcialmente reivindicado, apenas le es útil al tipo de sociedad altamente materialista, desintegrada y contagiada por la subcultura darwiniana de la ley del más fuerte, así como las viciosas prácticas financieras de Occidente. Lo siguiente es nuestra propia reflexión, puesto que los esfuerzos hechos por las comunidades nacionales en lo tocante a crecer democráticamente, nos resulta consecuente con un ideal de revolución filantrópica, dicho sea de paso en la promoción y protección de los derechos humanos, el amor a la vida, el desarme, el respaldo a la justicia y el Estado de Derecho, así como la asistencia humanitaria y las operaciones internacionales de paz, misiones que llegan a desactivar guerras y demás tipos de violencias. Pedagogía filantrópica habremos de hacer realidad desde nuestra vida y comportamiento cotidianos, al cooperar con un granito de arena a mejorar en algo nuestro hábitat, en construir comunidades saludables, en superación; “ser optimistas con el futuro”; ayudar a la gente abatida frente a cualquier circunstancia; así también, a convertir las unidades y ambientes laborales, como actividades de solidaridad, colaboración y entrega, ello en función del crecimiento y beneficio de todos sus miembros. Conductas, que, por desgracia, es infrecuente registrarlas con regularidad. Ronald Obaldía González (Opinión personal)

6 comentarios:

  1. CM Echeverría escribió:

    Muy sugestivo tu análisis. No conocía lo de BEC y el concepto detrás de ella.

    No he visto nada parecido a la retörica republicana de estos tiempos. ¿Dónde están esos cuadros partidarios como George Schultz y James Baker, verdaderos señores? La filantropia es importante pero no suficiente. Con la robótica esos paradigmas son insuficientes.

    Abrazo

    Enviado desde mi iPad

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  2. CM Echeverría escribió:

    Muy sugestivo tu análisis. No conocía lo de BEC y el concepto detrás de ella.

    No he visto nada parecido a la retörica republicana de estos tiempos. ¿Dónde están esos cuadros partidarios como George Schultz y James Baker, verdaderos señores? La filantropia es importante pero no suficiente. Con la robótica esos paradigmas son insuficientes.

    Abrazo

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  3. J. Gaitán escribió:

    Saludos don Ronald, deseo este muy bien junto a familia y trabajo, buen inicio de semana.

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  4. El 14 de marzo de 2016, 9:01, Javier Castro González escribió:
    Estimado Don Ronald, mil gracias por compartir su sabiduría conmigo nuevamente.

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  5. J. Bolaños escribió:

    Excelente análisis. Lo que pasa en que no está claro los mecanismos bajo los que operan esos fideicomisos de los multimillarios y cómo acceder a sus monstruosos fondos filantrópicos.

    Jimmy

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  6. Luis Sandí Esquivel escribió:

    Buenos días Ronald, gracias por compartir el opinión personal, me encanta una percepción y conciencia positiva de nuestro quehacer con una clara orientación a buscar el bienestar de la colectividad, creo que todo podemos contribuir a una sociedad más justa, equitativa y equilibrada dando lo mejor en cada momento.
    Muy buen día
    Saludos cordiales

    Dr. Luis Sandí

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