jueves, 4 de abril de 2024

MISCELÁNEAS ZAPOTEÑAS. Autor: Ronald Obaldía González

 MISCELÁNEAS ZAPOTEÑAS. Autor: Ronald Obaldía González

FUENTES DE CONSULTA:
Entrevistas a:
- Señora Ana Cecilia Amador Hernández
- Señor Arturo González Jiménez
- Señor Roberto Shaw Mora
- Señor Gustavo Amador Hernández
Libros:
- Barzuna Pérez, Guillermo (2022). Espacios y decires de raigambre tradicional en Costa Rica. San José: Editorial Arlekín.
Bastantes décadas atrás el distrito de Zapote del Cantón Central de San José (Costa Rica) se había distinguido por una diversidad e intensidad de "actividades cotidianas", originadas en la interacción de sus gentes por comunicarse, "de reconocerse", en su ávido interés de convivir y sociabilizar (Guillermo Barzuna, 2022): el vivo sentimiento de pertenencia, en cimentar una historia e identidad propias con bienestar humano, aunque ahora amenazadas por los veloces procesos de modernización urbanos y tecnológicos.
Tales cuales modos de vida claves, constructivos, fueron canalizados a desarrollar proyectos comunitarios, entre ellos el mantenimiento de la Iglesia Inmaculada Concepción de María, el continuo mejoramiento de la escuela central (la Napoleón Quesada Salazar).
Igualmente, en publicaciones anteriores hemos escrito historias, relacionadas con el funcionamiento económico y comercial, las características de los empleos, los puntos de encuentro de las personas, la puesta en marcha de una variedad de servicios sociales, el fomento de la obra pública, la inauguración de los espacios de entretenimiento, recreación cultural y deportiva.
A través del pensamiento y la investigación, intrínseco al respeto por la tradición, las memorias, bases de la singular y creativa historia zapoteña, hemos alcanzado observar que el voluntariado y la movilización cívica comunitaria dieron lugar a la fundación del Liceo Rodrigo Facio Brenes (1962).
Indiscutiblemente, el propósito hecho realidad, luego nuestro principal signo identitario "con perspectivas sociales y económicas" (Barzuna, idem), el que adquirió superior relevancia tanto en nuestra comunidad, como en las jurisdicciones aledañas, fueran Curridadat, el sur de Montes de Oca, Tirrases, San Francisco de Dos Ríos, Barrio Luján, Barrio Córdoba, etcétera. Siendo nuestro distrito uno de los motores del desarrollo de dichas regiones.
Nos atrevemos a pensar acerca de la conformación de un circuito geográfico al sureste del casco Metropolitano, a la vista de un centro educativo de elevada calidad, formador de talento humano.
En simples palabras, la educación para la prosperidad hubo de ser la ruta de desarrollo humano, escogida por nuestros líderes y habitantes, el testimonio de lo que hicieron nuestros antecesores; de lo que deseamos que prosiga (Álvaro Rojas Salazar, 2022). Felizmente, el grupo local "Zapoteños de Corazón" lo tiene previsto, así como el Síndico electo don Carlos Grant Trigueros y su grupo de trabajo.
Sin dejar de lado en ese circuito el asentamiento informal, el cual se ubicó en la finca de la acaudalada familia Dent, conocido como "Chapulines". Y que fue tomando forma a finales de la década de 1950.
Ese terreno usurpado, después convertido en caserío, por gentes procedentes de las zonas rurales y urbanas en condición de alta vulnerabilidad social, fue integrado a nuestra comunidad por el Cura Párroco Claudio Charpentier Chaves (" Padre Cabito"). Su intenso trabajo social, favorable al asentamiento, al igual que el realizado por la escuela y el colegio, por las mismas organizaciones comunales locales, vino a ser una muestra adicional del espíritu de cristiandad y solidaridad que dominó el pensamiento y las obras de los zapoteños.
RENACIÓ LA RELACIÓN GEOGRÁFICA HUMANA CON EL CANTÓN DE SAN PEDRO DE MONTES DE OCA.
En otras ocasiones hemos subrayado que los antiguos habitantes zapoteños se pronunciaron en contra de continuar perteneciendo al nuevo cantón de San Pedro de Montes de Oca, fundado en 1915 (Fuente: Info Costa Rica: cantón central de San José), el cual comenzaba a entrar a una veloz etapa de urbanización, a raíz de la construcción del ferrocarril y el tranvía en 1899, así como de la expansión allí de un cúmulo de servicios públicos y empresas privadas.
Desde los tiempos del Jefe de Estado Braulio Carrillo Colina, específicamente en 1841 nuestro Zapote perteneció al distrito josefino, llamado San Pedro del Mojón, el pueblo precursor del citado moderno cantón. "Los sampedranos estuvieron alejados de las verdaderas necesidades e intereses de nuestra aldea cafetalera". Hubo ausencia de mutua reciprocidad.
Los opositores contra la idea de la pertenencia a Montes de Oca lograron éxito en sus demandas: el pequeño asentamiento pasó a formar parte del cantón central de San José y de inmediato (en 1915) pasó a ser uno de sus relevantes distritos, nada menos que a partir de 1980 comenzó a albergar la Casa Presidencial, posteriormente al Registro Público.
Desde tiempo atrás el Barrio San Gerardo, es decir el Barrio Pinto de Zapote se distinguió por ser una especie de enclave, ya que proporciones de su espacio físico han pertenecido tanto a Montes de Oca y Curridabat, como al Cantón Central de San José. No obstante, en términos sociológicos, culturales, la cercanía geográfica; principalmente los vínculos de consanguinidad entre sus pobladores, siempre se ha mantenido insertado en Zapote, siendo una de sus barriadas legendarias.
Una demostración, entre varias, de nuestro supuesto de trabajo lo representa el noble matrimonio de don Arturo González Jiménez y doña Ana Cecilia Amador Hernández, provenientes de San Gerardo (o Barrio Pinto) y de las familias oriundas de Zapote, respectivamente. Al extremo que el activismo cívico comunalista de la familia Amador Hernández también ingresó a las venas de don Arturo González, conocido como "zurdo", dada su fortaleza con su pie izquierdo, al jugar al fútbol con el equipo local, el Almirante, el constante rival del cuadro del Montecarlo. Durante 22 años él sirvió como tesorero de la junta directiva de la Asociacion de Desarrollo Comunal de nuestro Barrio Moreno Cañas.
Los testimonios de don Arturo, un servidor público jubilado, y de doña Ana Cecilia, educadora pensionada en la Escuela Napoleón Quesada Salazar, recogidos en nuestra larga conversación con ellos, nos dan a conocer que en realidad los vínculos entre el cantón de Montes de Oca y el distrito de Zapote estuvieron lejos de borrarse. Por el contrario, hubo inmediación y relaciones intercomunitarias intensas.
El motivo principal del reencuentro entre ambos poblados se explica ante el significativo evento de 1951, cuando en la administración de don Otilio Ulate Blanco (1949 - 1953) se fundó el Liceo José Joaquín Vargas Calvo, ubicado en San Pedro de Montes de Oca.
Tengamos en cuenta que en aquel entonces, todavía Zapote carecía de un centro de enseñanza secundaria, por lo que las posibilidades de nuestros predecesores de tener acceso a esa modalidad de educación como tal habían sido ampliamente reducidas.
Al cabo que en los inicios de la fundación del Liceo Rodrigo Facio Brenes, en 1962, apenas el primer nivel de estudios se podría cursar, gradualmente se fue completando el correspondiente plan de los cinco años de estudios. De manera que la juventud zapoteña debió de movilizarse al contiguo Cantón por un tiempo más.
Las alternativas de ellos de ingresar al colegio, fueren el Liceo de Costa Rica, el Colegio de Señoritas, o al particular Colegio Vocacional Monseñor Sanabria, establecido en 1957 en Desamparados, habían tropezado con una serie de obstáculos: los ingresos exiguos de la mayoría de las familias era el principal. De hecho, el Liceo Vargas Calvo vino a dar solución al desasosiego de los padres de familia de ver interrumpida la educación de sus progenitores.
Decenas de jóvenes comenzaron a desplazarse desde los caseríos zapoteños, desde nuestra Ciudadela también, hasta llegar a Montes de Oca como destino, según nos relata la educadora Amador Hernández, al igual que su marido. Aquello fue como el regreso "al regazo materno", nuestro progenitor geográfico, el que históricamente dio origen a Zapote. Ella misma, la señora Amador, formó parte de ese grupo de adolescentes, protagonistas de las obligadas caminatas por la barriada sangerardeña, a efecto de llegar puntualmente al colegio sampedrano. El cual llegó a ser crucial en la vida de ellos.
Esos estudiantes se reunían en la bocacalle de Barrio Pinto con tal de caminar juntos o "en barra"; previniendo cualesquier riesgos - casi inexistentes en aquellos bucólicos años -. Se atravesaban los cafetales, cargados de árboles frutales. Aquello originaba gozo, aventura, realización personal. Uno que otro noviazgo se constituía, eso bien pasó con don Arturo y doña Ana.
Repasemos los nombres de algunos de los muchachos y muchachas de nuestro Distrito, quienes cursaron y concluyeron sus estudios secundarios en el vecino Liceo de Montes de Oca, a saber:
Dany Rojas Núñez, Lorenzo Rojas Núñez, Gerardo (el famoso rezador), Jorge Grant Trigueros, Carlos Díaz, Jaime Grant Trigueros, Rafael Ángel Rojas Orozco (Pepo), Gerardo Rojas Orozco, Manuel Méndez Mora (Guita), Pedro González Jiménez, Salvador Gómez (Chito), Cecilia González Jiménez, Olga y Gilberth Sancho, Mayra Navas, Eduardo Uribe, Carlos Castro Johanson, Elvira Díaz Quesada, Rita Garro, Luis Enrique Portilla Barquero, Fresya Gómez, Cayetano Obando Quesada, Pedro González Jiménez, las jóvenes de la familia Garro Núñez, Marta Núñez Díaz, Eduardo Araya Vargas, Xinia Bejarano, Miriam Padilla Porras (educadora), Norma Alvarado, Norma Uribe, así también los hermanos Cortés, vecinos del Barrio Quesada Durán.
A nivel de institución de enseñanza media, el Vargas Calvo llegó a ser un colegio experimental, de carácter mixto, policlasista, se adelantó a la época. Los estudiantes se graduaban en las áreas de las Ciencias y las Letras. A ellos se les formó a través de un plan de estudios holístico, diferente al resto de las entidades ya existentes. Los varones recibieron economía doméstica, tal como se les enseñaba a las jóvenes.
Durante los cinco años del programa lectivo se había enfatizado en las asignaturas especiales tales como la agricultura, las artes industriales, la mecanografía, la contabilidad, las artes plásticas, la educación física, en los idiomas extranjeros; de todas ellas fueron destinatarios tanto las mujeres como los varones (Fuente: Ana Cecilia Amador Hernández, marzo del 2024).
Al graduarse del Bachillerato en Ciencias y Letras, los jóvenes estaban habilitados para ingresar a la carrera docente a cargo del Ministerio de Educación Pública, tal era el reconocido grado de la calidad de la enseñanza, proporcionada por los educadores de dicho colegio, de lo cual fueron receptores una pequeña fracción de la juventud zapoteña, desafortunadamente.
Sobre la base de la excelente formación educativa, adquirida por los egresados del Liceo sampedrano, les sería realmente accesible ocuparse en puestos de trabajo en el sector público y privado. Los graduados universitarios fueron una minoría durante las décadas de 1950 y 1960. Apenas la Universidad de Costa Rica, fundada en 1940, la única en nuestra nación en aquella ocasión, cobraba impulso; la admisión de jóvenes estudiantes era lo suficientemente restringida.
UNA CULTA Y DILIGENTE FAMILIA COSTERA QUE LLEGA A UNA COMUNIDAD EN EVOLUCIÓN.
Un hecho curioso es que años atrás el mencionado Barrio San Gerardo, un diminuto y tradicional caserío fue habitado por varias familias apellidadas como Vargas, Marín, Mora, Díaz, Rojas, Chaves, Sánchez, Portilla, González, Solano, Fonseca, Guevara, mas entre ellas ni siquiera había lazos de consanguinidad.
En el caso de la emprendedora familia González Jiménez, procedente desde mediados de la década de 1950 de Miramar de Puntarenas (un lugar minero), formada por don Antonio González Cordero y doña Bersavé Jiménez Ramírez, quienes procrearon 10 hijos, rápidamente se acoplaron a la cotidianidad, a la vida diaria, a la convivialidad humana y los valores de nuestro remoto Zapote.
Al lado de otras, los Garita Abarca, los Portilla Barquero, los Bejarano, el profesor Ernesto Vargas Montero, don Jorge Grant Chaves, don Manuel Riotte Padilla, doña Carmen Méndez de Marín, don José Manuel Muñoz, Don Gregorio Sandoval, etcétera, fomentaron progreso en el Barrio San Gerardo.
Miembros suyos (de los González) se desposaron con los de las familias nativas, fuesen los Amador Hernández, la familia Mora González, propietaria original de la fábrica del café Rey. La misma familia Cob Jiménez (de orígenes chinos) de la Ciudadela, de la cual formó parte la maestra Bienvenida Quirós Venegas, posee un fuerte parentesco con "los González" (así identificados), una prueba fehaciente del raigambre (denomínese filogenia) imperante en el Zapote de los tiempos idos.
Acompañado de su nucleo familiar en 1956, Arturo Gonzalez, "zurdo", arribó a nuestra comunidad a la edad de 16 años. Instalaron su hogar en el Barrio San Gerardo. Así también, su padre, el señor González Cordero, quien se había dedicado a la labor minera en su pueblo natal, al residir en San José procedió a levantar un negocio en Barrio México.
Ese padre de familia y sus hijos, los González Jiménez, se habían movilizado a San José en búsqueda de mejores oportunidades, de las que precisamente continúan careciendo los lugares costeros, entre ellos el distrito de Miramar del Cantón de Montes de Oro.
Valga destacar que son a los cultos abuelos de los González a quienes se les atribuye el concebir el nombre propio de esa localidad minera, perteneciente a la provincia de Puntarenas.
Arturo González narra que el fútbol en aquel Zapote, pacífico, cohesionado, rodeado de cafetales, era la principal actividad recreativa, fue parte de las costumbres y de la interacción popular.
No era de extrañar que entonces hubieran dos canchas para practicarlo, además de los potreros improvisados que la multitud de jóvenes utilizó para dichos objetivos.
En su memoria tiene fresca la existencia de asociaciones futbolísticas tales como el Montecarlo, al que perteneció el famoso jugador Piche García; además del Barcelona, el Huachipato, la Roxana de Quesada Durán, el Denfield, así como el Sacachispas, dirigido por don Luis Amador Mora. Señala que décadas atrás había una gruesa cantidad de equipos, los cuales se trasladaban por casi todo el territorio nacional a competir, incluso hasta viajaron a Guanacaste, dada la calidad de ellos.
Difícilmente había gente de mal vivir en nuestros caseríos. La humildad, las limitaciones sociales, la sencillez, la solidaridad, la generosidad entre los vecinos era el estándar de vida. De igual forma, nos reitera la relevancia social, la convivencialidad inmersa en las pulperías, los bares, los salones de baile, las salas de billar; igualmente las numerosas fincas de café donde había correrías, eventos y empleo, entre ellas las del barrio que lo acogió por vez primera.
EL DEPORTE: UNA BUENA FACETA DE NUESTRA HISTORIA.
Hay que añadir que la actividad del deporte estuvo vinculada íntimamente en la vida cotidiana de nuestro distrito, cada barriada contaba con su propio representativo. Tan ocupadas cada domingo estuvieron por nuestros futbolistas las plazas del centro zapoteño como "los Ciegos". Los infaltables campeonatos en el ámbito distrital constituyeron una de las principales y masivas atracciones.
Detallar los logros de las organizaciones locales nos ocuparía excesivo espacio. Sin embargo, he aquí algunos de los eventos relevantes que don Roberto Shaw Mora nos ha expuesto en la elaboración de este reporte.
El señor Shaw rescata los desempeños del equipo de fútbol del Movimiento F.C, inspirado en la Católica organización juvenil, del mismo nombre, fundada a inicios de la década de 1970 por el Cura Párroco Claudio Charpentier.
A través del fútbol, dicha organización deportiva, de buen nivel, puso en alto el nombre de nuestra comunidad. Se proyectó a nivel nacional, conquistó la simpatía de los zapoteños, quienes lo acompañaban a los diferentes pueblos adonde competirían. La camisa anaranjada y la pantaloneta negra fueron los colores de su uniforme.
Shaw hace memoria de equipos futbolísticos como el Rosoba, el Némesis y las Águilas en las décadas de 1970 y 1980, pertenecientes al barrio Quesada Durán; destaca también al Montecarlo, al famoso Dodger, quienes tiempo después dieron origen al Zapote F.C, bajo el mando del señor Eduardo Villalobos (+). Cuadro que incluso llegó a competir una final con el rival Plaza González Víquez, tal que de haberla ganado (salió perdidoso), habría de ascender a la categoría de la segunda división de la FEDEFÚTBOL.
Asimismo, (Shaw) nos reseña la conquista del seleccionado juvenil de la Unión Deportiva San Gerardo en diciembre de 1972 - bajo la dirección del Ing. Luis Enrique Portilla Barquero - , quien llegara a convertirse en el Campeón Nacional de dicha categoría al derrotar por 2 goles contra 1 a la Universidad de Costa Rica en el estadio de Rohmoser, Pavas.
Por cierto, al haber alcanzado ese triunfo, al San Gerardo se le habría de conceder el derecho de representar a nuestro país en una competencia internacional a celebrarse al año siguiente en México. Finalmente, el merecimiento como tal se vio obstaculizado por las presiones de la dirigencia del Deportivo Saprissa.
Por esa organización (el San Gerardo) pasaron jugadores proyectados a nivel nacional e internacional, tales como Jimmy y Jorge Grant, Herberth Ovares Cruz, Jorge "Koki" Mendez, Carlos Enrique Vega Velásquez, los hermanos Ortega Solano, los hermanos Tenorio Sánchez, Johnny Williams, los hermanos Cavallini Álvarez, Jorge "cuqui" Rojas Díaz, Hugo Peñaranda, Alison Marín, Juan Sandí Ortega, Koki Sánchez Bolaños y Jorge Arturo "colacho" González González, etcétera.
El equipo San Gerardo reclutó jóvenes talentosos tanto de Barrio Pinto y de Zapote, como de Curridabat, San Francisco de Dos Ríos, entre otras comunidades adyacentes. Alumnos del Liceo Rodrigo Facio Brenes formaron parte de dicha organización deportiva. En 1972 nuestro Liceo, por la provincia de San José, pudo arribar a las semifinales en el Campeonato Intercolegial de fútbol a nivel nacional, eliminado en esa instancia por el Liceo de Costa Rica.
Lo cierto del caso es que don José Joaquín Núñez González, conocido como "Quincho", propietario de la pulpería con la misma denominación de la barriada, fue un animador nato. Él, al lado de los dirigentes comunales Luis Enrique Portilla Barquero, Manuel Riotte Padilla (+), Gregorio Sandoval Ruiz, los hermanos Fonseca (los Goyo), Henry Mejía Guevara, Anael Bejarano (+), Enrique González Jiménez, Carlos Luis Gonzalez García ("Chele"), Carlos Luis Díaz Amador y otros vecinos, sostuvieron por demasiados años a la famosa Unión Deportiva San Gerardo (UDSG), uno de los equipos de fútbol, antiguos y exitosos.
Tampoco el deporte del baloncesto se escapó de nuestras aficiones, comenta Roberto Shaw. Por ejemplo, el Liceo Rodrigo Facio Brenes había contado con una selección estudiantil de alta calidad, llegó a enfrentarse a renombrados representativos colegiales. Resaltó a Jorge Taylor, William Barboza (del Barrio Luján), de los grandes exponentes del distrito en dicha disciplina. Igualmente, la selección de nuestro Liceo del Vóleibol (En inglés: "Volley Ball"), dirigida por el entrenador profesional Gerardo "el chino" Solano, ganó múltiples torneos nacionales, correspondientes a la Primera División Nacional.
La rama femenina del Vóleibol, entrenada por Luis Acuña Méndez, salió gananciosa en diferentes torneos nacionales, habida cuenta que fue fundada en el distrito una escuela local de dicha rama deportiva. De allí salieron formados varios jugadores, fueron tomados en cuenta en las selecciones nacionales. Algunos de esos atletas destacaron a nivel internacional.
Dicho sea verdad, hubo variedad de disciplinas practicadas, explica Shaw. Respecto a los Juegos Deportivos Nacionales, nuestras delegaciones del Vóleibol, quienes representaron al Cantón Central de San José, lograron hazañas. El realizado en 1980, nuestro equipo se coronó campeón.
Cabe hacer mención de los éxitos deportivos de don Roberto Shaw Palavicini, el padre del colaborador del presente escrito. Perteneciente a la Academia del judoca Orlando Madrigal, el señor Shaw llegó a ser de los exponentes connotados en nuestro país en las disciplinas del Judo y el Jiu - Jitsu. Con la obtención de la categoría de cinta negra llegó a convertirse en el campeón nacional durante siete años. Nadie pudo arrebatarle ese primerísimo lugar hasta que decidió optar por el retiro.
A MANERA DE CIERRE.
En nuestros escritos se ha puesto de manifiesto el abierto interés de las primeras generaciones de habitantes de consolidar una comunidad próspera, cargada de acciones cooperativas, hacedoras de una conducta colectiva, la que garantizó gozo, integración y seguridad. En esta visión se hicieron presentes las familias nativas y los primeros allegados entre las décadas de 1940 y 1960, originarias de otras zonas del pais. Conjugaron esfuerzos a favor del bien comunitario.
La educación estuvo inscrita dentro de las prioridades de la mayoría de los hogares, en tanto que el deporte, la cultura, el arte, las fiestas patronales de cada 8 de diciembre alentaron la convocatoria cívica.
El relato ofrecido por la educadora Ana Cecilia Amador lo constata. Es revelador, al dar cuenta de la influencia del Liceo José Joaquín Vargas Calvo en el impulso educativo de este distrito. Ello permitió sembrar una red de necesidades reales. La captaron los líderes lúcidos y perseverantes, motivados por la educadora Doña Lia Gómez de Brenes.
Enseguida nació nuestro colegio; sobrevino un producto social anhelado, a partir de una movilización comunal, adscrita a política pública. Quienes alcanzaron la meta de graduarse en Montes de Oca, aquí construyeron ciudadanía, llegaron a ser personas cultas y prósperas. Las conocemos perfectamente.
Todas las reacciones:
Roberto Alejandro Shaw Mora, Lidia Castañeda Mendez y 17 personas más

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