NUESTRO LEAL RESPALDO AL ESTADO DE ISRAEL. CUARTA PARTE. Autor: Ronald
Obaldía GonzálezIsrael lanzó su ofensiva militar después que milicianos islámicos del
Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), incluido en la lista de
organizaciones terroristas de varias naciones, entre ellos Alemania,
Estados Unidos, Francia ingresara al sur del territorio de Israel el
7 de octubre de 2023 y asesinara brutalmente a casi 1.200 personas, en
su mayoría civiles, y secuestrara a unas 240 personas: la mayor
masacre de judíos desde el Holocausto.
Ello significó más allá que una agresión terrorista: implicó un paso
en cuanto a poner en peligro la existencia y la seguridad del Estado,
la prosperidad y la cultura judías, este entonces obligado "a
demostrar determinación estratégica" en su autodefensa.
A decir de Joe Biden, el Presidente de Estados Unidos de América
(EEUU), también la población civil palestina de la Franja de Gaza
está sufriendo demasiado. Es lamentable la pérdida de vidas inocentes
como el mundo entero”. Mientras tanto, parece que sigue sin esbozarse
un plan concreto para un escenario postconflicto en el enclave
palestino (Andrea Polidura), previo al alto el fuego.
Indebidamente, fueron omitidas las responsabilidades de la atención de
las consecuencias humanitarias, las muertes, los desplazamientos y
las hambrunas, entre otras tragedias, lo que continúa empeorando, a
causa de la ofensiva terrestre y los ataques aéreos, ampliados del
ejército israelí en Rafah, una ciudad densamente poblada, sometida a
intensos bombardeos y nuevos combates (Deutsche Welle - DW -,
21/05/2024 -. ONU, Martin Griffiths).
Esa población, cuya función consiste en servir de escudos humanos a
los milicianos de Hamás, una táctica referida a proteger objetivos
militares de los ataques de su enemigo, los que elevan las cifras de
víctimas. Se almacenan armas en infraestructura civil, se lanzan
cohetes desde zonas residenciales, hospitales, escuelas, por lo que se
obliga a los residentes a ignorar las advertencias israelíes de
evacuación.
Las fuerzas armadas sostienen que la ofensiva en la ciudad de Rafaf de
la devastada Gaza es clave, para "aniquilar" los últimos batallones de
Hamás tras los ataques del 7 de octubre; de seguido lograr la
liberación de los rehenes. La organización islámica ha quedado
extremadamente golpeada, la desalojarán del poder. Es de suponer que
tiene sus días contados, por eso insiste, infructuosamente, en las
negociaciones indirectas con Washington, Catar y Egipto, con tal de
poner fin a la guerra.
Lo antes dicho posee trabazón con el poder del Primer Ministro
israelí. Él depende en gran medida del apoyo de los
ultranacionalistas, la ultraderecha y los ultraortodoxos, quienes se
oponen a la ayuda humanitaria, dirigida a la gente del enclave,
teniendo en cuenta el alto el fuego. De paso planean y ejecutan la
expulsión de los palestinos de Cisjordania (Tom Batema) y hasta
ocuparían Gaza de nuevo, tras la eliminación de las desgastadas
milicias islámicas - sunitas.
Cuya salida a corto plazo consistirá "en heredar una insurgencia, ya
que quedarán miles militantes armados". Se augura anarquía, un
vacío lleno de caos, que los fundamentalistas islámicos probablemente
intentarán llenar otra vez (MJ Lee, Kylie Atwood), bajo la lupa y la
contención militar israelí.
Incluso, hay fuertes indicios alrededor de Hamas, que tras su derrota
militar en Gaza, se disponga a llevar a cabo operaciones terroristas y
cibernéticas, contra intereses judíos y occidentales desde Turquía o
dentro de esa nación, gobernada por Tayyip Erdogan, un conservador
musulmán sunita, anti-israelí.
Los de Hamás comenzaron a saltar hacia Jordania, en donde se han
aliado con la célula sunita de la Hermandad de los Musulmanes, a fin
de tramar actos desestabilizadores contra el régimen monárquico
Hachemita, quien mantiene vínculos diplomáticos con la nación judía.
Al extremo que en abril de este año sus fuerzas armadas repelieron
dentro de su territorio los drones, cohetes y demás dispositivos
expulsados por Irán contra el territorio hebreo.
SEÑALES DE GRIETAS.
Washington otorga a Israel 3.800 millones de dólares en asistencia
militar al año. A eso el Congreso añadió recientemente otros 17.000
millones de dólares en armas y sistemas de defensa. "El aliado
incondicional" en el Medio Oriente es, acumulativamente, el mayor
receptor del mundo de ayuda letal estadounidense (Tom Bateman. En: BBC
News).
El Presidente Joe Biden se opone a una operación militar a gran escala
en Rafaf: el extremo sur de Gaza fronterizo con Egipto (EFE), país
aliado al que le causaría un caos. "Socavaría fundamentalmente
cualquier posibilidad de liberar a los rehenes".
El mandatario estadounidense sigue instando al gobierno israelí a ser
"más discriminatorio, más selectivo (y) más preciso" en sus
operaciones en Gaza (Nikki Carvajal y Haley Talbot, de CNN), en
particular en Rafaf, considerada por Israel, como el bastión de los
últimos batallones del movimiento miliciano islamista, quien,
respaldado por el régimen teocrático de Irán, gobierna ese territorio
desde 2007. Y ya citamos que en la guerra "utiliza a civiles como
escudos”.
La resistencia de la Casa Blanca a una ofensiva de tal calibre se
diferencia del punto de vista de los líderes del Partido Republicano,
pro-judíos al extremo, los que manifiestan que cualquier intento de
detener el asalto al paso fronterizo de Rafah, resulta en beneficio de
Hamas (Tom Bateman). Lo que arrastra rechazos al Presidente Joe
Biden, quien se niega a proporcionar armas adicionales, superiormente
destructivas - "la base de la alianza" - a su colega judío en caso de
una recrudecida ofensiva en la Franja (Bateman, idem).
Con todo, continuará suministrando material defensivo para el sistema
antimisiles Cúpula de Hierro, en línea con su compromiso con la
defensa de su privilegiado aliado (DW 09/05/2024).
En cambio, esa negativa de la Casa Blanca se aparta de los operativos
de los israelíes contra Hezbolá, el partido-milicia chií libanés,
aliado terrorista de Hamás, proxy de Irán, quien desde el Líbano
lanza proyectiles, misiles, drones, conformando un segundo frente de
discordia.
A pesar de su rechazo a la invasión de la ciudad de Rafaf en el
destruido enclave de Gaza, seguido de las frustrantes negociaciones o
llamados del alto el fuego, el respaldo incondicional del
estadounidense Biden al Estado judío le ha restado fuerza a sus
aspiraciones por la reelección presidencial.
Intentando atenuar las consecuencias del respaldo como tal, ha
demandado, infructuosamente, al Primer Ministro Benjamin Netanyahu
sumarse a la tesis de la solución de dos Estados, "con la creación del
Estado palestino", y Jerusalén este como capital”. En medio de un
entorno en el que algunos Estados procederán al reconocimiento de
Palestina como Estado, sin tomarse en cuenta “la prioridad” de la
liberación de los (martirizados) rehenes israelíes en manos de los
terroristas, así como el inicio del alto el fuego (SILVIA AYUSO).
Dentro del entramado, los Republicanos y Demócratas se unen en EEUU
contra la orden de la Corte Penal, relacionada con la detención a
Netanyahu y otros miembros del Gobierno israelí por los impactos de la
guerra en Gaza, lo cual llega a ser a Biden una presión menos.
Él y su Secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken suelen percibir
que la operación israelí en Rafá puede ser insostenible y estaría
lejos de acabar completamente con los miles de milicianos de Hamás
(Europa Press). Habría un coste potencial increíblemente alto para
los civiles.
Hay quienes estiman que en su lugar se ensanchará la vía del
aislamiento de la nación, al lado del descrédito diplomático.
Imperdonable. Es inadmisible que una nación democrática - liberal
incurriera en violación a las obligaciones internacionales.
El secretario de Estado de EEUU, Blinken, también verificó el reciente
informe de su Departamento que apunta a que "resulta razonable pensar
que Israel ha efectuado actos inconsistentes bajo el derecho
Internacional": una observación inapropiada en el tiempo que las
Cortes internacionales tienen en la mira a las fuerzas armadas judías.
El contexto internacional, particularmente influenciado pronto por el
desenlace de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos de
América, podría alterar las proyecciones alrededor de los antagonismos
tanto en el Medio Oriente como en Ucrania y Taiwán.
Podrían originarse comportamientos diferentes en la geopolítica,
dadas las posibilidades de Donald Trump de alcanzar otra vez la
presidencia, quien arropa un enfoque cercano con Vladimir Putin en
torno a la guerra de Ucrania; el punto de vista cuestionante de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), o de la
cooperación militar con Europa; a la vez proclive a la nación hebrea,
lo que acarreará la férrea enemistad con Irán.
Los vínculos de la posible segunda administración de Trump con (la
expansionista) China serán una incógnita, pues el endurecimiento del
gobierno suyo, Biden lo reiteró, en relación con "el desacople
parcial". Dista de estar claro qué rol asumiría el líder del Partido
Republicano si habitara la Casa Blanca, porque Xi Jinping en su
visión de construir un orden multilateral a nivel global, ajeno a
EEUU, aspira a ejercer influencia en el Medio Oriente. Ya dio un paso
en esa dirección, al acercar a su aliado Irán con su antagonista
Arabia Saudita.
ADVERTENCIAS INTERNACIONALES.
Israel ha debido enfrentar tres frentes: a Hezbolá en el sur del
Líbano, a Hamás en el fronterizo enclave de la Franja de Gaza; al
propio Irán, que además de haberlo atacado de manera directa el 14 de
abril de este año, con misiles, drones y cohetes, atiza a los hutíes
de Yemen en el Mar Rojo, con tal de impedir el tránsito de los buques
mercantes, cuyo destino sean los puertos judíos.
A nivel diplomático tampoco las ha tenido todas consigo. Era de
prever que la fiscalía del Tribunal Penal Internacional (TPI o CPI)
ahora se decidiera a llevar a cabo investigaciones por la presunta
comisión de crímenes de guerra y contra la humanidad en el curso de la
guerra de la Franja de Gaza de Palestina. Adentradas "con una petición
formal para que se dicten órdenes de arresto" contra la cúpula
responsable del fundamentalista islámico, Movimiento de Resistencia
Islámica (Hamás), así también a dos dirigentes políticos israelíes
clave: el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y el responsable de
Defensa, Yoav Gallant (Newsroom INFOBAE, 20 de mayo, 2024).
El Estatuto de Roma, 124 países lo han suscrito, excepto Israel y
Estados Unidos de América, piedra angular del TPI, establece que
dicha Corte posee las facultades de juzgar a individuos acusados,
con tal de responder "en persona por los crímenes que se le imputan"
sean genocidio, crímenes de guerra graves, crímenes contra la
humanidad o una guerra de agresión.
El TPI afirma tener jurisdicción sobre Gaza, Jerusalén Este y la
Ribera Occidental. En el 2015 la cúpula palestina había aceptado
formalmente quedar vinculados por los principios fundacionales del
organismo de justicia del derecho internacional (Ivana Kottasová;
Madalena Araujo). Por su parte, el Estado judío no reconoce la
jurisdicción de él. A pesar de ello, el Tribunal "tiene base para
actuar ante hechos ocurridos en sus territorios", como es el caso de
Gaza (Costa Rica: Editorial del periódico La Nación, 25/05/2024).
En los casi ocho meses de guerra han muerto más de 35.500 personas en
Gaza. La detención de todos ellos (los acusados) "es, por tanto,
condición imprescindible para llegar a juicio". La Corte carece de un
instituto propio (policial) "capaz de ejecutar el arresto" (INFOBAE,
idem) y delega dicha responsabilidad en los Estados miembros.
Cuestión polémica y sensible, por cierto.
El TPI, de hecho, tendrá pendiente la detención de los acusados
israelíes y la cúpula de los palestinos fundamentalistas. En cuanto a
los arrestos, el TPI reconoce que, cuando dicta una orden de
detención, es porque tiene indicios "razonables" para pensar que un
determinado individuo ha cometido delitos que caen dentro de su
jurisdicción.
Ante lo subrayado, requiere de la colaboración de los países (INFOBAE,
idem) para su entrega. Resulta innecesario haber firmado el Estatuto
de Roma, siempre que ello proceda, mediante examen legal, dentro de un
proceso doméstico "que difiere del de extradición".
Israel ha pedido a las “naciones civilizadas”, sus aliados en
especial, que rechacen la orden de detención contra el primer
ministro, Benjamín Netanyahu, emanada del fiscal del Tribunal Penal
Internacional (TPI) de La Haya por crímenes de guerra y contra la
humanidad (El País - España, 21/05/2024).
Rechaza la comparación implícita entre Hamás y los líderes israelíes”,
alrededor de las consecuencias de la guerra, al pedir la captura del
primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y de su ministro de
Defensa, Yoav Gallant.
Asimismo, el fiscal de esa Corte acusa específicamente a Netanyahu y
a su ministro de utilizar la hambruna de la población de la Franja de
Gaza como arma de guerra. Obviamente, es un señalamiento internacional
demasiado extendido, pésimamente trabajado por las fuerzas judías.
La disposición como tal por parte del fiscal del Tribunal, acerca de
la orden de detención, vino a unir al gobierno y la oposición a
Netanyahu, ambos sectores la censuran de forma categórica. Piensan que
es inaceptable "atar las manos" al pueblo hebreo. Esto mismo hizo
empoderar otra vez al gobernante judío.
Nos parece absurdo hacer un paralelismo "o comparación" entre las
incursiones terroristas de Hamás, o de cualesquiera que las
secunden, con los esfuerzos de los judíos por recurrir al derecho de
la legítima defensa de la soberanía de su Estado. Un derecho
impulsado por el espíritu de sobrevivencia suyos; incluida la
protección garantizada de la seguridad nacional, esto desde la
proclamación de la independencia de la nación democrática en 1948.
"El Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que tampoco se libra
de ser culpado por sus connacionales en vista que su Gobierno fue
incapaz de prevenir el ataque de Hamás del 7 de octubre, ha afirmado
en repetidas ocasiones que el Ejército debe entrar en Rafah para
desalojar a los islámicos terroristas del poder, alegando que sus
militantes se esconden entre la población local" (DW, 21/05/2024).
En enero del año en curso, también en un caso presentado por
Sudáfrica, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) había ordenado a
Israel "hacer todo lo posible para evitar actos de genocidio y
permitir el acceso de ayuda humanitaria a Gaza" (el COLOMBIANO,
17/05/2024). Sin embargo, excluyó el reclamo de un alto el fuego
como exigía la nación africana.
Horas antes de la conclusión de nuestro escrito la misma Corte de
Justicia, ante un pedido de Sudáfrica, ordenó al gobierno de Netanyahu
"frenar de inmediato" la ofensiva militar en Rafaf. Nuevamente, le
ordenó reabrir el paso desde Egipto y permitir el ingreso de alimentos
y suministros médicos, "urgentemente necesarios", con el propósito de
auxiliar la población gazatí (Costa Rica: Editorial del periódico La
Nación, 25/05/2024).
Ciertamente, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) había
dictaminado "que Israel debe detener "inmediatamente" su ofensiva
militar en Rafah, en el sur de Gaza". No obstante, la decisión de ese
Tribunal no determinó si se están cometiendo o no actos genocidas en
Gaza, sino más bien si existe un riesgo plausible para el derecho del
pueblo palestino a la protección (En: BBC, Anna Holligan desde el
tribunal en La Haya).
Esta vez la resolución se dirige a evitar a "infligir al grupo
palestino en Gaza condiciones de vida que podrían provocar su
destrucción física total o parcial" (BBC News Mundo, 24/05/2024).
Asimismo, se añade que Israel debe permitir el acceso al enclave de
cualquier organismo de la ONU que investigue acusaciones de genocidio.
En lo que respecta a la ayuda humanitaria, la Corte urgió a Israel "a
mantener canal abierto el cruce de Rafaf", tal que los gazatíes la
reciban "sin restricciones" (AFP, 25/05/2024. DW).
Sudáfrica había pedido otra vez al Tribunal que emitiera esta decisión
como una medida de emergencia, señalando que las actividades de Israel
en Rafah constituyen una operación “genocida” y amenazan la
supervivencia del pueblo palestino (BBC News Mundo, 24/05/2024). Eso
sí, la nación africana en ningún extremo de su demanda hace referencia
a la naturaleza terrorista de Hamás, equiparable a los Talibanes, así
también a al Qaeda, al Estado islámico; ni siquiera España, Noruega e
Irlanda que acaban de reconocer al Estado Palestino lo han dado a
entender.
La CIJ es el máximo tribunal de Naciones Unidas y puede emitir fallos
jurídicamente vinculantes en disputas entre países. Pero en las
fragilidades del accionar del derecho internacional, igualmente
dispone de pocos mecanismos para hacer cumplir sus sentencias.
Por eso, con facilidad, fuentes israelíes niegan las acusaciones en
su contra y señalan que ignorarían cualquier orden de detener sus
operaciones, cuyos bombardeos continúan, en respuesta a la incursión
terrorista del 7 de octubre. Para sus gobernantes "no hay ningún poder
en el mundo que les empuje a cometer un suicidio público", porque de
eso se trataría, en caso "de detener la guerra contra Hamas" (BBC
News Mundo, idem).
Ha habido atenuantes a favor de Israel, puesto que en la orden de ese
Tribunal se considera "profundamente preocupante" que Hamás y otros
grupos armados sigan reteniendo rehenes judíos en Gaza. Por lo tanto,
pidió "su liberación inmediata e incondicional".
COOPERACIÓN Y SEGURIDAD.
En una entrevista con el programa "Face the Nation", de la cadena CBS,
Antony Blinken, Secretario de Estado, ha insistido de nuevo en que
EEUU sigue necesitando de Israel un plan "creíble" tanto para la
situación actual como para el futuro de Gaza (la postguerra) para que
ambos países actúen en completa sintonía.
En cuanto a dicho emplazamiento, los israelíes han sido evasivos. Las
obligaciones derivadas de la guerra los tiene mayormente
comprometidos, tras constatarse que Hamás se está reconstituyendo en
otras posiciones de la zona, a causa de la invasión a Rafaf. Se
piensa en eliminar a Hamás; y se evita que la organización
fundamentalista gobierne al enclave en adelante.
Basada en su fuerza económica, científica, cultural y militar, Israel
debe redoblar esfuerzos por ejecutar acciones cooperativas con las
naciones árabes con base en la política exterior blanda, sin dejar de
lado la cooperación dura: la militar, a efecto de contrarrestar la
amenaza expansionista de Irán en el Medio Oriente, así como del
fundamentalismo islámico. Con ello elevará confianza y aceptación.
Tampoco puede exibirse como una potencia dominante con sus vecinos, al
cabo que debe modificar sustancialmente sus políticas de apropiación
ilegal de los territorios de Cisjordania y Jerusalén Oriental,
evitando a la vez la absoluta ocupación de Gaza, tal como lo pretenden
la ultraderecha y los ultraortodoxos judíos.
Tras la derrota de los fundamentalistas a manos de las fuerzas armadas
hebreas en el enclave - una de las zonas de influencia del
económicamente deteriorado Irán - , el Medio Oriente comportaría
mayor seguridad y estabilidad.
La normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudita es
valorada como un avance primordial, "no solamente por sus
implicaciones bilaterales", sino porque ambos países -al igual que
Estados Unidos de América y la Unión Europea - ven con desconfianza
la política de Irán en Medio Oriente y su plan de desarrollo nuclear
(BBC News Mundo, 07 Mayo 2024).
Próximamente, los ministros de varios Estados árabes se reunirán con
sus homólogos de la Unión Europea (UE) en Bruselas, a fin de intentar
forjar un camino común para poner fin a la guerra en Gaza y construir
una paz duradera.
Representantes de Arabia Saudí, Egipto, Jordania, Catar y los Emiratos
Árabes Unidos, favorecedores del Estado palestino como la Liga Árabe,
"algo que hasta ahora hacen 143 Estados miembros de la Organización de
las Naciones Unidas" (El País España, 22/05/2024/), se unirán a una
reunión regular de ministros de Exteriores de los 27 miembros de la
Unión Europea (UE), ha afirmado Sven Koopmans, el representante
especial de la UE para el proceso de paz en el Medio Oriente.
El éxito del cónclave dependerá del Primer Ministro Benjamin
Netanyahu, quien, sometido al riesgo de una posible orden de
detención, decidida por el Tribunal Penal Internacional (TPI), seguirá
empeñado en "ganar la guerra de Gaza". Él está persuadido que Hamas
"intentaría llevar a cabo la masacre del 7 de octubre una y otra vez",
siéndole útil la conformación de un palestino "Estado terrorista"
(Reuters. El País - España -, 22 de mayo del 2024). Al cabo que en su
intransigente formato mental continúa incentivando la edificación de
nuevos asentamientos judíos en Cisjordania, donde viven medio millón
de colonos.
En este mismo orden, cítese la gobernanza de Gaza durante la
posguerra, en esto serán cruciales las acciones coordinadas y
cooperativas de la Liga Árabe, Washington y la Unión Europea,
partiendo de la exclusión de la dirigencia terrorista en Gaza y de la
desmilitarización del enclave, tras la consolidación del ejército
hebreo, quien podría asumir transitoriamente las funciones de
seguridad de él, cuando sea derrotado su enemigo.
A sabiendas que la dirigencia islámica ha actuado cruelmente frente a
la población gazerí y que se constituyó en el gestor de las actuales
hostilidades: la amenaza superior de los judíos.
Además, el Gobierno de Egipto guarda distancia con los miembros de
Hamás, organización que se originó como una rama de los
fundamentalistas Hermanos Musulmanes egipcios, "a quienes considera
como una amenaza a su seguridad" y estabilidad.
UN ENEMIGO EN ESTADO CRÍTICO.
Irán es una potencia que tiende a declinar tras su fracaso contra el
lanzamiento de cohetes, misiles y drones contra el territorio israelí
el 14 de abril del 2024. Tampoco se le tiene temor a su presunto
poderío militar, cuyas controladas capacidades fueron puestas en
evidencia.
Sin contar al Estado hebreo, su acérrimo enemigo y otros gobiernos
árabes que lo adversan, el disociador régimen de los Ayatolas arrastra
líos con Pakistán y con la organización terrorista del Estado Islámico
(EI), habida cuenta de su injerencia en las convulsiones políticas en
Siria contra los sunitas fundamentalistas, quienes intentan derrocar
el gobierno allí establecido, guiado por el dictador chiita - alauita,
Bashar al-Ásad.
Específicamente, Irán es de los principales asuntos que crean
crispación entre el judío derechista Benjamín Netanyahu y el
presidente de EEUU, Joe Biden. El israelí considera que la invasión a
Gaza "y el polvo que ha levantado" han creado condiciones
"perfectas", con la mira puesta en destruir las instalaciones
nucleares y militares de Irán. Pero según Biden, eso impulsa el
riesgo de una guerra total en la región (Nazanín Armanian).
Alternativa rechazada por Washington, tan concentrado en la guerra
entre Ucrania y Rusia. E igualmente dispuesto a contener el incremento
del precio del petróleo - contraproducente a la reelección de Biden -
ante la suposición de un Irán, aún más vulnerable en una confrontación
militar.
No es difícil presagiar una fuerte agitación social contra los
Ayatolas, las habidas han fracasado. Al triunfar los líderes
teocráticos y conservadores durante la Revolución Islámica, los
Ayatolas desplazaron violentamente a los liberales, los comunistas y
los socialistas que colaboraron en la causa de derribar al Sha
Mohammad Reza Pahleví. Tales fracciones políticas, pese a la
persecución, mantienen vigencia como fuerza política impugnadora.
El estancamiento de su sistema económico, dependiente del comercio
petrolero con China, es insuficiente para garantizar bienestar y
seguridad social, máxime que la corrupción ostenta colosal arraigo. El
financiamiento suyo a sus proxies en el Medio Oriente le representa un
fardo pesado a sus ingresos presupuestarios, aún cuando los Ayatolas
insisten en convertir la nación en un subimperio. Una segunda
Primavera Árabe puede alcanzarlo.
El accidente mortal del Presidente de Irán, Ebrahim Raisi ("el verdugo
que mandó ejecutar a 5000 personas) , y de sus acompañantes en un
helicóptero, cuyas causas se desconocen, dan cuenta de la
impopularidad del régimen de los Ayatolas, por cuanto "el júbilo" de
los opositores contestatarios y los desertores estuvo lejos de pasar
desapercibido.
Significó el fallecimiento de un mandatario intolerante, leal a los
Ayatolas, con un amplio expediente, relacionado con la violación de
los derechos humanos, entre ellos los decretos de los ahorcamientos,
ejecutados por "la comisión de la muerte", la cual él había
presidido. Al lado de los líderes teocráticos instruyó a la policía
moral, herramienta de represión, a perseguir las mujeres en rebeldía
por las acciones misóginas del régimen.
AMENAZAS REALES.
El bloque autoritario conformado por China, Rusia, Corea del Norte -
potencias nucleares - e Irán, que tienen subordinados a las
dictaduras latinoamericanas, nada fuertes en términos políticos,
económicos y militares, como Venezuela y Nicaragua, en cuenta a
regímenes dictatoriales del Sur global, buscan desmantelar el orden
internacional liberal.
Se intenta acercar algunos sectores de las corrientes autoritarias,
iliberales de la extrema derecha europea, algunos círculos neonazis,
también. Otro frente, enemigo del orden liberal, reside en el
fundamentalismo religioso, particularmente el islámico, que, en cuanto
a salirse por las suyas, continúa fracasando frente a Israel - nación
axioma de nuestra civilización - .
El régimen integrista islámico de los Ayatolas de Irán, el socio
radical de dicho bloque antidemocrático y despótico ha jugado con
fuego en Gaza. Una "Primavera iraní" lo estaría desvelando, tanto así
que omitieron dar mayor protección a Ebrahim Raisi, "el carnicero".
LOS RECALCITRANTES.
A las múltiples organizaciones propalestinas, asentadas en diferentes
confines, en este instante las promotoras de las movilizaciones y las
acciones de protesta contra el Estado de Israel, habida cuenta de los
excesos en la guerra de la Franja de Gaza, más ponen al desnudo sus
propios y extremados instintos y prejuicios afines al antisemitismo
(y el antisionismo) que el de defender a los palestinos en sus
suplicios.
Esto último les proporciona narrativa. "Es puro antisemitismo
encubierto", o el odio al pueblo judío. Aquí funciona aquello "que el
enemigo de mi enemigo es mi amigo".
Esos agentes guardan constante silencio, menos aún formulan condenas,
a sabiendas que en diversos Estados árabes, la población palestina
enfrenta de manera constante persecuciones, discriminaciones y
restricciones legales "que impactan negativamente en su acceso a
oportunidades laborales dignas, propiedad, educación y la plenitud de
derechos civiles". Tales probadas restricciones, sumadas a la
negativa de otorgarles la ciudadanía, "relegan a los palestinos a una
condición de refugiados permanentes, o residentes de segunda
categoría" (Diario judío.com; 10/05/2024).
Es patética la omisión de esos sujetos en denunciar las mismas
violaciones a los derechos humanos de los palestinos, perpetradas por
agentes no israelíes, ya sean la Autoridad Nacional Palestina y el
Grupo Terrorista Radical Islámico Hamás (Diario judío, idem).
Cómo se explica que las organizaciones de la izquierda socialista, una
de ellas que Hamás reprime abiertamente en el enclave, alimentadas por
su añejo dogmatismo antiestadounidense, anticapitalista, lleguen a
obviar los actos terroristas de los fundamentalistas islámicos, cuando
en verdad entre las víctimas de los asesinatos del 7 de octubre al sur
del territorio hebreo, se encontraban líderes socialistas,
ambientalistas, de la diversidad, defensores de los derechos humanos y
una gama de artistas.
Es sabido que los principios y los postulados de la paz o de la
convivencia pacífica son despreciados por un grueso sector de las
gentes palestinas. El odio, la violencia terrorista, la
radicalización, al igual que el saqueo y la corrupción públicas, son
sus cartas de navegación. Además de las intifadas, una de tantas, lo
cual ha hecho imposible cualesquier soluciones en el Medio Oriente.
Por el contrario, con facilidad y por conveniencia optan por la
desestabilización, viven de ello. La historia ha sido el mejor
testigo.
La dirigencia palestina se ha distinguido por poner cuesta arriba las
diversas fórmulas de paz que la comunidad internacional o la Liga
Árabe les ha planteado, tales como las propuestas de Camp David
(2000), las de la Hoja de Ruta (2003), impulsada por el denominado
Cuarteto del Medio Oriente, conformado por los Estados Unidos de
América, Rusia, la Organización de las Naciones Unidas y la Unión
Europea.
Desde que emergió el Estado judío, el que emancipó a millones de
judíos en condición vulnerable (llámese sionismo), ha intentado a
hacer las paces con los Estados árabes clave. Sin resultados
categóricos lo ha intentado con los palestinos. A pesar de ello,
dentro de la nación judía, la población palestina aumentó del 11% en
1948 al 21% en la actualidad.
Ellos con la gente judía han mantenido una convivialidad constructiva
y pacífica (Shlomo Ben Ami). Se ha ido superando la idea llena de odio
del líder palestino Yasir Arafat (+), "quien primero se refirió al
vientre de las madres palestinas como la mejor arma" de su pueblo (Ben
Ami, idem).
Peor todavía, ni los mismos palestinos se entienden entre sí. La
secular Cisjordania y la fundamentalista islámica de Gaza se han
declarado antagónicas. En el mismo sentido, se ha expresado Mahmud
Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), al
rechazar rotundamente las acciones terroristas de Hamás del 7 de
octubre, señalando que ello vino a entorpecer "la solución de dos
Estados” y ofreció pretextos para la incalculable destrucción de Gaza.
Una solución que los dirigentes yihadistas de Hamás en el fondo
desdeñan formalmente (Antonio Pita). Los fundamentalistas, en términos
políticos, han llegado a imponerse a las fuerzas moderadas, si es que
las hay; aún así el Presidente Abbas de la Autoridad Nacional
Palestina (ANP) ha caído en el descrédito en vista de la inoperancia y
la corrupción que priva en su gestión.
Si Hezbolá, proxy de Irán, lanza misiles contra el suelo hebreo, o
en su lugar los hutíes de Yemén que obstruyen las rutas marítimas
comerciales, difícilmente se palpa a tales agentes haciendo
pronunciamientos condenatorios. Es parte de la falsedad y aberración
de los comportamientos y reacciones de ellos, tanto así que en la
actual lucha armada desde el Líbano y Siria, el propio Hezbolá
continúa intensificando los disparos de cohetes y misiles.
El antisemitismo, los neonazis, también los supuestos movimientos
propalestinos, que desinforman, evitan, maliciosamente, hacer
mención en Estados Unidos de América y Europa del hecho brutal de
Hamás, ejecutado el 7 de octubre del año pasado. Ciertamente han
logrado influir en los futuros votantes, quienes le están cobrando
facturas al Presidente Joe Biden.
Vergonzosamente, una incómoda cantidad de gobiernos nacionales, por
burda complacencia, insuficiencia de criterio propio o ligereza, se
suman a tales corrientes subrayadamente sesgadas y distorsionantes,
aún cuando adoptan posturas oficiales temporales, engañosas,
distanciadas de los postulados democrático liberales, encarnadas en
sus políticas diplomáticas.
Ellos mismos saben que los palestinos tienen aversión contra Occidente
y el orden liberal global, lo cual arrastra odio e indisposición
frente a cualesquiera corrientes ideológicas, religiosas,
cosmovisiones nacidas en nuestra civilización.
Hay que sentir pesar y dolor por todas las víctimas de la guerra
(Shlomo Ben Ami), sean árabes o judíos. Y estamos llamados a
protestar frente a los excesos de la guerra; por ejemplo, contra "el
sionismo mesianico", centrado en la errónea expansión de los
territorios ocupados en Cisjordania (Shlomo Ben Ami), fenómeno
antisocial que obstaculiza los precarios procesos de paz.
Lo otro es la turbamulta, anclada en la vetusta retórica del
antiimperialismo estadounidense, implicante con el movimiento
sionista. La Guerra Fría nunca escapó de sus mentes fanáticas,
empaquetadas con el odio ancestral frente a la comunidad judía.
Carlos Echeverria escribió:
ResponderEliminarLo más fuerte que he visto en la defensa de Israel. o estoy de acuerdo pero Israel tiene que ser cuidadoso, para no echar a perder el futuro promisorio. Solución dos estados: ineludible. Pero sin amas y con una AP + kosher