Sábado 7 de setiembre de 2014
ENCUENTRO DE LOS EGRESADOS DE LA GENERACIÓN DE 1974 DEL LICEO RODRIGO FACIO BRENES (ZAPOTE - SAN JOSÉ)
Queridos profesores, compañeros y compañeras, ¡Buenas Noches!
Todo ello, gracias a las virtudes, la inagotable formación académica y la amplitud cultural de nuestra Directora Lía Gómez de Brenes y del cuerpo de profesores, quienes la acompañaron en la construcción de un proyecto vigoroso, cual fuera el centro de enseñanza secundaria, reconocido como ejemplar.
Lo que hubo de significar nuestro enriquecimiento, sustentado en valores, principios y conocimientos en almas, quienes apenas comenzaban a entender las realidades y la dinámica de la vida, principalmente en medio de un escenario internacional altamente sensible.
En la celebración de hoy nos honran con su presencia dos ilustres mentores nuestros: Don Álvaro Alvarado Castro y Don Rosendo Pizarro Moraga, quienes formaron parte de una inigualable y elogiosa generación de educadores.
Ellos, plenamente comprometidos con los ideales superiores del apostolado de la docencia; de la cual hemos sido un nutrido resultado. Tan significativa que nos proporcionó las habilidades y las herramientas con tal de transitar, sobreviviendo en medio de flores y fieras.
Concedamos un caluroso agradecimiento a los compañeros que tuvieron la feliz iniciativa de organizar este encuentro, para conmemorar el 50 Aniversario de los Graduados de 1974 del Liceo Rodrigo Facio Brenes, en el Nivel de Bachillerato de la Educación Secundaria costarricense.
Y congratulémonos por haber asistido en buen número y festiva acogida. Hoy es otra de nuestras celebraciones que iniciamos hace 30 años en la vivienda del compañero y amigo Jorge Pérez, (+) en los altos de San Ramón de Tres Ríos.
A partir de ahí, nos hemos mantenido en permanente comunicación, siempre con el convencimiento de que, en efecto, 50 años han sido fructíferos, para mantener viva la familiaridad, producto de los hermosos recuerdos de la época de estudiantes en nuestro colegio que, en su tiempo, fueron hechos intensos que en buena medida esculpieron el ser de nuestra personalidad. Tan intensos y abundantes de vida, tal que de nuestra comunión dieron luz hasta varios matrimonios y relaciones afines.
Con los recuerdos que albergamos de experiencias comunes, somos y seguiremos siendo memoria para nosotros, nuestras familias y los jóvenes que cursan hoy estudios en la institución, la cual nació en aquel distrito cafetalero de Zapote.
Sí, aquella humilde comunidad dirigida por líderes perseverantes y movilizadores sociales que, inspirados en los fundamentos de la solidaridad y la participación cívica ciudadana, hicieron realidad en 1962 la fundación de nuestro Liceo. Precisamente, cuando nuestro país iniciaba un nuevo patrón de desarrollo diversificado, el cual a su paso llegó a privilegiar la educación y la cultura.
Nos reconocemos como compañeros que continuamos dando testimonio de que aun somos árboles que siguen dando fruto; que la edad que poseemos, de modo particular, es un tiempo de gracia y sabiduría, en el que el Señor Dios en nuestra Patria nos renueva con optimismo y alegría en la vida.
Él nos llama a custodiar el sentido de la amistad fraterna, nos llama a orar y pensar por aquellos compañeros de generación que fallecieron, por los otros que enfrentan enfermedades y vicisitudes, quienes merecen además nuestra cercanía espiritual y solidaridad.
De las experiencias misteriosas y apasionantes de la vida es tener encuentros con aquellos seres humanos con los que compartimos vivencias, que todavía nos son imborrables, no importa su naturaleza. Pues nos dejaron profundas enseñanzas, así como las flores del jardín que aceptaron con generosidad al sol, el viento y la lluvia, y que por tales compañías todavía son poderosas y bellas a pesar de su fragilidad. Porque a través del tiempo fuimos moldeados por magníficos profesores, para el propósito de continuar dando frutos.
Dichosos nosotros que tuvimos compañeros de colegio, con quienes compartimos una época bastante diferente a la de ahora. Aquella, la de la sencillez, de la misma fe en el amor y la unión.
Jóvenes ayer, ciudadanos adultos hoy, llamados a imaginar, con ilusión y valentía, peregrinando con devoción por este mundo, un mundo que seguirá siendo hermoso, mientras tengan asidero los nobles pensamientos, las acciones y los sentimientos. Ese obrar que prima en nuestra generación de egresados, pues siempre los aprendió a cultivar y compartir, revividos con profundo corazón.
MUCHAS GRACIAS Y AMEMOS A COSTA RICA.
Ronald Obaldía González
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