Costa Rica: “ En el ombligo de América y centro de desarrollo a partir de las alianzas estratégicas comerciales”.
Adolfo
Felipe Constenla Arguedas
Señalaba el constituyente y diplomático de los Estados
Unidos de América, Benjamín Franklin, que: “Ninguna nación fue arruinada jamás
por el comercio”.
Costa Rica, desde antes de
convertirse en República independiente, en 1848, comprendió la importancia de
unirse, mediante el intercambio comercial, al mundo. Desde ese entonces, el país
ha sido consciente de las posibilidades de progreso que ello podía traer a
nuestro desarrollo. Ejemplo de nuestros primeros pasos exitosos en el Comercio
Internacional, lo constituyó, en 1837,
nuestra primera exportación de café a Valparaíso, República de Chile.
Este hecho fue obra del capitán William Le Lecheur, fundador de la empresa
naviera William Le Lecheur and Son, la principal compañía que se encargaba de
transportar el café costarricense hasta Inglaterra. La primera exportación se
realizó en 1839, en la goleta Halcyon, que partió cargada con 2 397 quintales
de café y un cargamento de cueros.
Es así como, Costa Rica, desde sus
inicios dentro del concierto de las naciones, reconoce, en el Comercio
Internacional, un medio para estrechar relaciones de amistad y vínculos con
diferentes actores mundiales.
Siguiendo esa misma idea, la
geopolítica del siglo XXI la determinan, cada vez en mayor medida, las
relaciones de interdependencia de los diversos bloques regionales, por lo
general, dentro de un marco multilateral.
Costa Rica, no ha dejado de ser ajena
a esta realidad y, entrelazando las bondades del capitalismo con el respeto a
los derechos laborales, impulsados por las corrientes del sistema socialista,
ha logrado conjugar su emprendedurismo con la ubicación geográfica que tiene,
para convertirlos en ventajas comparativas en cuanto a engancharnos al carruaje
del Comercio Internacional como
mecanismo de progreso. Esto nos ha permitido desempeñarnos, como un hábil
“cazador”, dentro del conjunto de “especies” que forman parte de la
biodiversidad mundial.
Nuestra posición geográfica,
en el ombligo del continente americano, nos ha permitido aprovechar las
posibilidades de negociar acuerdos
comerciales con países de América del Norte (Canadá, Estados Unidos de América
y Estados Unidos Mexicanos), Centroamérica, Caribe ( Comunidad de Estados del
Caribe CARICOM) América del Sur (Chile,
Perú, y, recientemente, Colombia), e incluso, surcar los Océanos Pacífico y
Atlántico para establecer alianzas estratégicas, trascendentales, con países
como la República Popular China o la Unión Europea. Estos logros, nos permiten
contar con mercados más grandes, para vender nuestros productos, e importar
productos para satisfacer nuestras necesidades y mejorar nuestra competitividad
–aspectos que también son fundamentales para atraer inversión extranjera
directa al país y generar empleo.
Cabe
recordar que, desde la Antigüedad,
pueblos que han impreso su huella en el desarrollo de la Historia, como:
fenicios, griegos, romanos, chinos o musulmanes lograron desplegar su
influencia, en diversas áreas del quehacer humano, partiendo del comercio como
motivación para alcanzar sus logros.
Hoy
en día, Costa Rica, emulando esas iniciativas, enfila su rumbo hacia las
oportunidades que existen en el horizonte comercial a lo largo y ancho de todo
el planeta. Esas nuevas rutas constituyen posibilidades para mejorar nuestra
forma de vida y consolidar nuestro desarrollo mediante el intercambio político,
cultural y comercial.
Gracias
a los acuerdos comerciales, nuestros productos pueden ingresar, libremente, a
esos mercados, y los productos provenientes de allí ingresan al nuestro,
como resultado de lo cual ambas partes resultan beneficiadas. Internamente,
también, ganamos todos, pues nuestros productores amplían,
enormemente, su mercado y su potencial de producción y exportación (lo que
se traduce en articulaciones productivas con empresas proveedoras, en un
crecimiento generalizado de las ventas, y, por ende, en la mejora de los
niveles de empleo.
El
Comercio Internacional, regulado de forma correcta, tal y como lo entendía el
autor con el que empezamos este comentario, logra sumar voluntades y esfuerzos,
de manera clara y reglada, para seguir construyendo el camino de la
prosperidad, la cooperación y la amistad entre los destinos de los países.
Compartimos, por lo tanto, las palabras del poeta norteamericano Ezra Pound, en
torno al Comercio Internacional, como medio de lograr alianzas y
esperanzas: “Tenemos la misma savia y la misma raíz,
haya comercio, pues, entre nosotros.”
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