sábado, 10 de noviembre de 2012

EL COLONIALISMO CHAVISTA.


EL COLONIALISMO CHAVISTA.

El problema de “los neo - camaradas” es de estrabismo, arrastran las limitaciones de sus antecesores. Decía Enrique Benavides Chaverri (+), que tales “dueños de la verdad y de la moral” sólo tienen un ángulo de observación y de allí no se mueven. Pero, que además de esto, son incapaces de ver el paisaje social, sino en blanco y negro.  Hasta la mala fe reduce todos sus enfoques y comentarios a propagar la epidemia del pensamiento destructivo contra el sistema democrático y sus instituciones vitales, hasta llegar a desquiciarse  en el circo  “de la democracia callejera”.
Los cripto “neocamaradas” han heredado el patrimonio abstracto de las añejas fórmulas leninistas y estalinistas, más todas las letanías contra la corrupción, “de la cual únicamente ellos están inmunes”. Así también  enjuician la realidad social costarricense, “odiando a la Iglesia Católica”, difamando a gobernantes y desacreditando nuestra institucionalidad democrática, en la cual nunca han creído. Tal postura que, ciertamente,  ocultan en las  “manifestaciones populares”, habida consideración de sus inclinaciones por los gobiernos dictatoriales de Hugo Chávez, Daniel Ortega y por los hermanos Castro en Cuba, los tótems del totalitarismo tropical.   
Sean señales de alarma, entre otros eventos,  las decenas de paros en las escuelas y colegios, organizados por Doña Ferreto,  “la madre de todas las huelgas”; el respaldo al prófugo de la justicia, el pseudo - ecologista Paul Watson, capitán de la embarcación Ocean Warrior,  quien actuó con premeditación y dolo en su intento de detener en alta mar la embarcación Varadero I, tripulada por humildes pescadores nacionales;  así como la violencia, desatada en  el desfile a favor del fotocopiado de textos universitarios, el cual concluyó en la Asamblea Legislativa, con  tentativa de homicidio contra un  grupo de honestos policías de la Fuerza Pública, quienes impidieron mayores destrozos en el edificio de la Asamblea Legislativa.
Todo hace pensar que tales hechos distan de ser aislados, sobre todo, que los promotores de tales actos vandálicos contra nuestra forma de vida democrática y civilista, guardaron un silencio cómplice frente la reciente invasión contra el territorio nacional por parte de la dictadura pseudo – sandinista de Nicaragua.  Menos aún, estos grupúsculos  hicieron  referencia de los fraudes electorales fraguados por el dictador Daniel Ortega (el clon somocista),  en su espurio propósito de perpetuarse en el poder, lo cual es un alto factor de riesgo para Costa Rica.  En este capítulo, ya bastante se ha mencionado de las interrelaciones del presidente venezolano Hugo Chávez con  agitadores locales, así como de los vínculos de algunos – no todos –  grupos ecologistas y supuestos  defensores de los inmigrantes con el gobierno nicaragüense.

Lo peligroso es que la ciudadanía caiga en la trampa de los estratagemas de estos oscuros movimientos, que hoy, de manera engañosa,  dicen defender la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), cuando en verdad es la Dra Ileana Balmaceda, la Presidenta de la institución - y su actual equipo de colaboradores -  que, con todo y enaguas, se ha enfrentado contra los grandes intereses, las gollerías y los desmesurados abusos  de los sindicatos y organizaciones de médicos, que en el pasado hicieron fiesta con  los recursos de la CCSS; incluidos aquellos políticos y  autoridades gubernamentales que despilfarraron las finanzas de la entidad aseguradora, al contratar personal innecesario.  

Es atinado  lo subrayado por el diplomático costarricense, Adolfo Constenla Arguedas, en cuanto a que debe producirnos gran preocupación las encuestas publicadas, en lo que respecta a la concepción que tenemos los costarricenses acerca de nuestro sistema político y, en especial, acerca de un aumento en las opiniones favorables en cuanto a contar con "un hombre fuerte", que conduzca nuestro destino político.

Es decir, que frente a la mentira, el engaño y el nihilismo de los grupúsculos anarquistas,  tiendan a resurgir, peligrosamente, organizaciones de extrema derecha, cuya naturaleza es igual de antidemocrática, que la de sus gemelos: los que ahora  se dedican a golpear policías,  tirar piedras, cerrar  las vías públicas a base de sacar pecho, o tildar de corruptos a sus adversarios, y que en sus criptas se autocalifican como los dueños de la justicia, la moral y de la ética, aunque en la realidad sean peor que el Palidejo o el pobre diablo del barrio.    
Dicho sea verdad,  los costarricenses, entre otras reacciones enfermizas  contra la democracia,  han sido testigo  de los excesos de las huelgas de Doña Ferreto contra el curso normal del trabajo educativo y de las políticas inteligentes del Ministro Leonardo Garnier. Han soportado pacientemente los atropellos contra las vías públicas, en cuenta,  la violencia de los neo-camaradas y de sus conductas victimistas, cuyo estrabismo los hace comparar,  morbosamente,  a nuestros queridos  policías con los militares cubanos, venezolanos y nicaragüenses, estos últimos  que sí matan e introducen en mazmorras a quienes piensan distinto.

Allí mismo, donde ni el histrionismo es permitido, como el de una diputada costarricense vestida de rojo, aquella, que en la huelga frente al edificio de la CCSS  adelantó la fecha del Festival de la Luz, haciéndole  competencia a Maribel Guardia, esta vez haciendo gala de su característico exhibicionismo, al subirse a una patrulla, con tal de  llamar más la atención de las cámaras de televisión, a como lo acostumbra la bella actriz tico mexicana.
Coloquemos cuatro ojos detrás de la cabeza, a veces es necesario un poco de paranoia;  mucha atención a las señales de alarma que nacen de la actividad de “los enemigos internos”, quienes,  malversando nuestros valores de libertad,  pluralismo y tolerancia, esconden  el rostro verdadero de pirañas chavistas.  De esto, Alberto Cañas Escalante y el diputado Manrique Oviedo han ofrecido valientemente pistas convincentes.
A los extremistas criollos, secundados por la torcida legión de agoreros  de las desgracias y obsesionados con el hundimiento de la democracia  costarricense, lamentablemente, la prensa nacional les da espacio en sus columnas, además de que ejercen un constante dominio malicioso por las redes sociales (facebook y twitter).  Seguro que tienen colaboradores a sueldo, en cuanto a usar tales herramientas pluralistas, las cuales,  justamente fueron producidas por “el imperialismo”, la palabreja  predilecta de los extremistas y de los presidentes bolivarianos.  Sin embargo, hay costarricenses que combaten, sin ambages, a esos fanáticos, entre los que me cuento, hasta que Dios me conceda vida.    
Ronald Obaldía González (Opinión estrictamente personal)

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