EUROPA, HÁBLENOS DE CHIPRE.

EUROPA, HÁBLENOS DE CHIPRE.  

La insinceridad y la duplicidad son un comportamiento habitual en las relaciones internacionales entre  los Estados.  Basta con  observar las precarias condiciones financieras de Chipre,  que siempre sobrevivió como  paraíso fiscal (offshore), ya que casi nada produce su economía, a pesar de la elevada cualificación de su mano de obra.

Hasta  risible resulta que la Unión Europea, así también la zona del euro lo hayan tolerado todo este tiempo, a pesar de que ahora se rasguen las vestiduras, y se  tomen la atribución de  despedirlo del euro, como todo pareciera indicar, sin que interesen las pérdidas de “los pequeños ahorrantes criollos” .        

El economista Paul Krugman,  en su exquisito artículo “El trauma de la isla del tesoro”,  pone de relieve los lloriqueos europeos frente a los eventuales contagios generados por  Chipre, donde los capitales foráneos, en su mayoría de duda procedencia,  depositaron su confianza para blanquear dinero, evadir impuestos y cualesquiera regulaciones, motivo por el cual constituyen fuente de distorsión de los flujos regulares de capitales.

Arriba mencioné la idea introductoria de este comentario, la cual me permite narrar una experiencia que me correspondió abordar con el distinguido  Embajador Javier Sancho Bonilla, rector de la política exterior costarricense en tiempos de la Administración del Presidente Abel Pacheco.

En aquel entonces una llamada telefónica de un diplomático mexicano nos alertó que el Grupo de Acción Financiera Internacional sobre el blanqueo de capitales (GAFI),  se disponía a conformar la lista (negra)  de países que operaban como territorios fiscales, por lo que poseía informaciones confidenciales,  que casi toda Centroamérica  llegaría  a ser parte de la odiosa membresía.   

Sin detenernos un instante, la Cancillería costarricense movilizó a sus misiones diplomáticas en el viejo continente, bajo indicaciones precisas del Banco Central de Costa Rica y del Ministerio de Hacienda,  de suerte tal que se logró detener lo que parecía inminente:  ser objeto de una severa llamada de atención, lo cual significaba ahuyentar   aquí los capitales e  inversiones externas sanas.  Imaginemos lo demás.

Quienes jalonaban  el tal grupo de infractores eran precisamente las autoridades de las  economías líderes de la Unión Europea, obviando eso sí,  que el frío se encuentra dentro de sus propias cobijas.  En cadena con ello y en cuenta  Chipre, la británica  isla de Man, Luxemburgo, etcétera,   cuán sigue siendo el silencio del GAFI frente a  la benevolencia de los bancos de Suiza,  en lo que concierne  a su  receptor  rol   de capitales (rebatiña),  provenientes de los tiranos y ladrones del Tercer Mundo,  únicamente para citar este hecho, porque sobran más.  

Así las cosas, llevan razón los vocingleros de estas tierras latinoamericanas  del buen Papa Francisco;  y es que las crisis y los contagios  financieros de mayores dimensiones distan de provocarlas las economías  tropicales, sin embargo, se nos  recetan las medicinas  amargas que los verdaderos pacientes rechazan.     

Ronald Obaldía González (Opinión personal)