(SEGUNDA PARTE) ANOTACIONES HISTÓRICAS Y POLÍTICAS SOBRE EL PRI DE MÉXICO.
En resumidas cuentas, México se ha convertido en uno de los países más ricos del mundo desde principios del Siglo XlX, donde a la vez han cohabitado el exceso de riqueza y la máxima pobreza, ésta recrudecida por las consecuencias de la desigualdad, el desempleo y la ausencia de la reforma agraria.
Dicho “antidesarrollo” lo reprodujo, de manera autoritaria y corporativa, el legendario Partido Revolucionario Institucional (PRI). La explosión demográfica de la década de 1950 – 1960, sin precedentes, debió frenarse en los últimos 25 años. Las incontrolables emigraciones de mexicanos hacia los Estados Unidos de América significan todavía el alivio social, por cuanto, aproximadamente $20.000 millones anuales corresponden al flujo de remesas que los mexicanos envían a su país desde los Estados Unidos de América.
El sector de la industria maquiladora (textil y electrónica) de capital extranjero, la cual contrata mano de obra barata, adjunta a la actividad de exportación de materias primas, la aceleración industrial, la petroquímica y la tecnología avanzada, han sido insuficientes en lo que respecta a cerrar la crónica desigualdad social, donde se refugió el narcotráfico de los cárteles. Los cuales combate, férreamente, el gobierno de Felipe Calderón, responsable de la inseguridad, del anémico crecimiento económico (1,5% anual); en fin “el mediocre gobierno del Partido Acción Nacional (PAN)”, en cuyas 60.000 personas muertas (Denise Dresser, 2012) descansa la estéril guerra contra el narcotráfico.
Ahora retornemos a lo que nos ocupa en la segunda parte de este comentario. Casi nadie puede argumentar con certeza que las pasadas elecciones mexicanas, hayan sido totalmente confiables, especialmente el desarrollo de la campaña propagandística, el financiamiento de los partidos políticos, probablemente, los resultados finales, tal que aseguren un impacto positivo en la evolución democrática de ese país norteamericano.
Todo ello, se diferencia de los presupuestos políticos del Presidente Ernesto Zedillo al patrocinar las reformas electorales: la vía a los primeros comicios generales realmente limpios y transparentes en la historia de la nación azteca, en los cuales Vicente Fox resultó electo presidente. En aquel entonces, se puso fin “a más de 70 años de poder absoluto del PRI”, - “el peor pecado”, cometido por Zedillo al entregar el poder a la oposición; impensable en “las reglas del juego de la dictadura perfecta”- .
Tampoco merecen alta credibilidad las denuncias de la oposición, en el sentido de que el PRI y “su niño mimado de las redes de la televisión” la despojó de la victoria en las pasadas elecciones. Dicho sea de paso, el Partido Revolucionario Democrático de Manuel López Obrador demostró poseer menor caudal electoral y deficiente organización. Al cabo, que ni el oficial Partido de Acción Nacional (el PAN) – el triunfo del Presidente Felipe Calderón en el 2006 dejó incógnitas - están vacunados de las arraigadas prácticas de “la era del porfiriato” de comprar votos “o regalar alimentos”, así como de “los chanchullos”, las trampas heredadas y “perfeccionadas” por el PRI; valga decir, “el abecedario” de la política mexicana.
La oposición al PRI, el minoritario y pendular Partido Verde, un grueso sector de la clase empresarial y de los sindicatos, han nadado también en las aguas del clientelismo, el pacto, la corrupción, el autoritarismo, asimismo, llegaron a ser “duchos en fraudes”. Varios de esos agentes tuvieron complicidad en las marcadas agitaciones económicas y financieras, como la del “efecto tequila” en 1994, en cuya solución medió los Estados Unidos de América a través de un préstamo de rescate por $20.000 millones. Puede ser que el líder opositor Cuauhtémoc Cárdenas haya sido la excepción a la regla, si bien ha tenido que enfrentar las fuerzas dentro de su propio partido que lo arrinconan y lo desacreditan.
Días atrás un comentarista subrayaba que el PRI y Peña Nieto es un enigma en el 2012, ya que, especialmente, la posición calculadora del “niño mimado” de los oligarcas, pone en entredicho la superación de los vestigios. Con todo, el Presidente electo, Enrique Peña Nieto, de 45 años, se ha proclamado como el representante de la nueva generación, la cual se distancia de la vieja política, institucionalizada por “los dinosaurios”, quienes se enriquecieron de los negociados de las empresas públicas, especialmente de Petróleos Mexicanos (PEMEX), sobre todo, en el tiempo en que México pasó a ser el primer proveedor de petróleo de los Estados Unidos de América, dado el descubrimiento de ricos yacimientos a mediados de la década de 1970.
Admítanme la siguiente regresión, a efecto de comprender un capítulo de la hoja de vida del PRI. La convicción reinante de que “un político pobre era un pobre político”, pesó fuertemente en la tradición de esa organización política. Y si “los dinosaurios” se sentían amenazados acudían simplemente “al recurso del método”; fue de este modo como eliminaron a su candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio, quien se disponía a reestructurar el partido.
Con el Presidente Carlos Salinas de Gortari (1988 – 1994) comenzaron las complicaciones del partido único mexicano. Salinas se había enriquecido, pasmosamente, de las privatizaciones de las empresas públicas, incluidos los Bancos, que antes habían sido nacionalizados, atrajo capitales especulativos, aplicó un gasto desenfrenado en obras públicas. Junto con sus allegados, permitió inversiones extranjeras en las empresas mexicanas, más allá del 49%, estipulado por las leyes del país. Con ello captaba la atención de Washington y del Canadá, a fin de concretar el Tratado de Libre Comercio (NAFTA).
Sin embargo, durante el gobierno de Salinas, de corte neoliberal y populista - cuya publicidad presentó a México como la primera nación de América Latina en alcanzar los niveles de desarrollo - sucedieron la caída de los precios del petróleo, el incremento de la deuda externa (aumentó en $11.000 millones solo en 1993), lo cual provocó fuertes crisis económicas, las cuales obligaron al siguiente gobierno a decretar la devaluación del peso. Igualmente, estalló el déficit de la cuenta corriente al llegar al orden de los $30.000 millones; se produjo la súbita disminución de las reservas monetarias.
En otro orden, las acciones militares de “los zapatistas” fueron ocultadas, en particular las incursiones de la guerrilla en los Estados del sur. De haberse difundido, se iba a lesionar la imagen del Presidente Salinas, el más firme candidato a ocupar la Dirección General de la Organización Mundial de Comercio (OMC), apenas concluyera su mandato.
El Presidente Ernesto Zedillo colaboró a fondo con el proceso judicial de extradición del fugitivo Salinas de Gortari. De ahí, que se temió el posible magnicidio de Zedillo, que, al ocupar el campo de Colosio y luego conquistar la Presidencia mexicana, se dedicó a fortalecer el Estado de Derecho, reformó la administración pública, celebró negociaciones con la guerrilla del Ejército Zapatista y firmó los Acuerdos de San Andrés sobre Derecho, Cultura y Autonomía Indígena, con tal de poner fin a las tensiones sociales que estallaron en el gobierno de su antecesor.
Justamente, las contribuciones del Presidente Zedillo dejaron como legado instituciones democráticas, algo más sólidas, autónomas, garantes de la transparencia, en cuenta la Suprema Corte de Justicia, que sirven de freno y contrapeso frente al abuso del poder. Merced a ello, los medios de comunicación son hoy más independientes y poderosos, a pesar de los asesinatos de periodistas. Por eso, la sociedad civil mexicana se encuentra más organizada y es más vigorosa que en cualquier momento de la historia de ese país (Jorge Castañeda, 2012). Por otra parte, en el Congreso, el próximo partido oficial carecerá de mayoría, razón por la cual el Presidente ha de negociar con una oposición ahora depurada y díscola.
Es decir, la sociedad mexicana ha ido dejando atrás, gradualmente, el esquema de dictadura perfecta, el cual sobrevivió a plenitud antes de 1994, por lo tanto al PRI, del periodo del 2012 – 2018, le podrá resultar complejo restaurar su expediente “autoritario, corrupto y de nacionalismo desacreditado”, imbuido de política exterior tercermundista, que al tiempo le proporcionó significativos réditos, tanto con las dictaduras y las tiranías de diverso signo ideológico, como con las naciones democráticas.
El contexto internacional supone presionar al gobierno priista de Peña Nieto, habida consideración de que gracias a su poderío económico, México forma parte del exigente Grupo de los 20 (países industrializados y emergentes), así como de la APEC y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El PRI entonces se hallará inmerso “en una verdadera maraña de acuerdos de libre comercio (NAFTA), con cláusulas contra la corrupción, democráticas y de respeto a los derechos humanos, laborales, ambientales, de género, indígenas, etcétera”, (Jorge Castañeda), a las cuales tendrá que someterse y cumplir al pie de la letra. La conducta del Presidente priista estará bajo el ojo visor de múltiples instancias diplomáticas.
Hay que poner en funcionamiento los radares. Siempre será válido en estos meses hacerse preguntas sobre la elección del PRI y de Peña Nieto, dado que en los dos gobiernos del PAN vetaron cualquier reforma tendiente a modernizar el Estado (priista). Frente a su maquinaria burocrática y política poderosa, respaldada por fuertes caciquismos regionales, incluidos los cárteles, cabe reflexionar si las exigencias de la incipiente gobernabilidad democrática mexicana, así como los compromisos diplomáticos asumidos por la nación, sean capaces de perturbar el discurso y las maniobras de un partido, el cual tiene por costumbre engañar y fabricar demagogia “de la buena” en los diferentes ámbitos de la política. Disculpen el haber descuidado “este último rasgo y fortaleza” del PRI.
Ronald Obaldía González (opinión personal)
El 16 de julio de 2012 05:10, Gina Guillén Grillo escribió:
ResponderEliminarMuchisimas gracias don Ronald por esta interesantisima perspectiva! Desde la optica de algunos de los temas que coordino aca en la ONU, como lo es crimen transnacional organizado, el tema del gane del PRI es un elemento procupante por su tradicional enfoque y tratamiento del tema. Saludos afectuosos! Gina GG.