jueves, 18 de octubre de 2012

EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN PUBLICA GANÓ UNA DISPUTA AL LICEO RODRIGO FACIO BRENES EN 1979.

EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN PUBLICA GANÓ UNA DISPUTA AL LICEO RODRIGO FACIO EN 1979.

La unidad y la cohesión social habían distinguido a la comunidad del distrito de Zapote desde sus orígenes, determinados por el tránsito de la emigración de los habitantes de Cartago, que a inicios del Siglo XVlll establecieron haciendas y nuevas colonias por todo el Valle Central, hasta llegar a Turrialba y San Ramón de Alajuela.

Posteriormente, el proceso de urbanización, el incipiente desarrollo industrial y el incremento del empleo en el sector público, registrado, principalmente, en la ciudad de San José entre las décadas de 1940 y 1950, estimularon las inmigraciones y movimientos internos de personas dentro de Costa Rica, al punto que los vecindarios josefinos se convirtieron en sus destinos predilectos.

Por esta razón, Zapote vio crecer su población de manera significativa, sobre todo, con la construcción de los barrios la Ciudadela, Barrio Córdoba, los Yoses sur, calle Mora, el barrio los Abogados, etcétera, así como la misma ampliación de sus primeros vecindarios, que cada vez más iban siendo receptores de gente, proveniente de los distintas regiones del país.

Todo lo anterior, explica perfectamente la necesidad social y cultural de haber fundado en aquel entonces (1962) un centro de segunda enseñanza en el distrito de Zapote, habida consideración, también, del incremento de la población nacional en el periodo antes citado, e intrínseco a ello, la cantidad mayor de niños y adolescentes a quienes había que ofrecerles educación de calidad, como la proporcionada por el Liceo Rodrigo Facio Brenes a los educandos.

Así, pues, nuestro colegio se convirtió en una de las instituciones vitales de la vida social de Zapote y de las comunidades circunvecinas, entre ellas, San Francisco de Dos Ríos, Curridabat, Barrio Luján, Plaza Víquez. Por ello, era modernizada la infraestructura de la institución, se elevaba la matrícula de estudiantes y cada año eran contratados más y mejores educadores; en esto último la señora Directora Lía Gómez de Brenes se percataba de que así fuera. Y dicho sea verdad, ella tuvo éxito rotundo en esta tarea, tal como lo explicó en comentario aparte el egresado Eduardo Amador Hernández.

Tras la jubilación de Doña Lía en 1974, en el colegio hubo un periodo de cinco años de inestabilidad en el nombramiento de la Dirección, dado que el Ministerio de Educación Pública optó por las designaciones interinas en ese relevante puesto, previo a la recomendación del Consejo de Profesores.

Desde que el joven profesor de español Álvaro Alvarado Castro comenzó a trabajar para la institución en 1970, casi todos los estudiantes, incluida la Directora Lía Gómez, concentraron la atención en la proverbial inteligencia de este educador, la cual se constataba en sus metódicas y exigentes lecciones, que nadie deseaba que concluyeran. Hasta una distinguida joven zapoteña, María Teresa Obando Sandí, se vio atraída por la singular personalidad de aquel joven de 25 años, con quien llegó a formar luego una extraordinaria familia.

Ciertamente, los egresados de esas generaciones seguimos recordando vivamente aquellas horas de aprendizaje, sino que lo diga el egresado Carlos Roverssi Rojas, hoy Viceministro de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica, que días después de asumir tan alto cargo, en enorme gesto de humildad y agradecimiento realizó una visita al hogar del profesor Álvaro Alvarado para agradecerle todo lo positivo que hizo para con él durante su época de estudiante en el Rodrigo Facio.

Lo que parecía ser una aspiración de la comunidad de Zapote y de los propios estudiantes y profesores, vino a concretarse en 1979. El profesor Alvarado Castro fue nombrado Director del Liceo, pero de manera interina; sin embargo, esto fue reconocido como un primer paso, con miras a lograr cuanto antes la oficialidad del nombramiento en propiedad de él. Mientras tanto, el profesor Alvarado daba cuenta de todas sus habilidades y capacidades en la rectoría de la todavía joven institución, que se mantenía entre las mejores casas de enseñanza del país.

Creo que el ímpetu del Director Alvarado fue controlado solamente una vez por uno de sus colaboradores cercanos. Así por ejemplo, en medio de la organización del Festival Deportivo de 1979, el egresado Rubén Acuña Méndez frenó, de una manera simpática, la energía y la hiperactividad del nuevo Director, quien se mostró molesto en un instante del Festival, a causa de la rebeldía (o “serruchadas de piso”) de otro profesor que, al aspirar, infructuosamente, a dicho cargo, se resistía acatar sus órdenes e indicaciones.

Los sueños se truncaron. Una notificación del Ministerio de Educación Pública que, en octubre de 1979, llegó a manos de la Junta Administrativa del colegio crispó los ánimos de los padres de familia, profesores, estudiantes y de la misma comunidad que, sin vacilaciones, respaldaba la labor del Director Álvaro Alvarado. En la notificación se resolvía el nombramiento en propiedad de la señora Velma Bustamante (+) para ocupar el cargo de la Dirección.

La reacción de protesta se dejó venir en cuestión de horas. Dichos sectores en una sesión acalorada tomaron la decisión de declararse en huelga e interrumpir el trabajo del colegio. Los llamados a la moderación, hechos por el Ministerio de Educación fueron desatendidos. La prensa nacional se encargó de informar sobre las medidas de hecho, adoptadas por aquella gente, aferrada a la idea de mantener en el puesto al profesor Alvarado.

Al mismo tiempo, se demandó, lo antes posible, una audiencia con la Ministra de Educación, María Eugenia Dengo de Vargas, y con el Director General de Servicio Civil, David Rodríguez, como condición para levantar el acto de rebelión. Pero, a la vez se exigía una solución favorable, en cuanto a la continuidad de Alvarado en la Dirección; cosa que no se dio, ya que tanto la Ministra y el Servicio Civil argumentaron en la audiencia, con los interesados, absurdos requisitos formales, típicos de esa clase de puestos de trabajo. Los cuales, irónicamente, se alejaban del excelente desempeño realizado por aquel extraordinario profesor de español, que tenía todos los merecimientos intelectuales y académicos para seguir en el cargo.

La entrevista entre tales autoridades del Gobierno y la gente del colegio, en cuenta el Gobierno Estudiantil, así como representantes de la comunidad zapoteña fue realmente inamistosa. La legalidad y los tecnicismos burocráticos, expuestos por la señora Ministra y el Director del Servicio Civil a nadie convencieron. Razón por la cual, de manera abrupta y ofuscada, la Ministra se levantó de su asiento; delegó su representación en el Jefe del Departamento Jurídico del Ministerio, a fin de proseguir con el debate con los dirigentes del colegio, quienes de inmediato desairaron al tímido abogado, a quien por su parte le era difícil explicarse la indignación y la salida inesperada de aquella “irreverente” delegación, nada menos, que del Despacho de la Ministra Dengo, una educadora de gran prestigio.

Después de aquella audiencia poco afectuosa y "descortés", la Ministra rindió declaraciones ante la prensa nacional, reiterando su oposición contra la postura de los representantes del colegio de Zapote, que se negaron a obedecer su decisión y aceptar “el tratamiento legal”, dado al nombramiento de la Directora titular, que empezó a fungir en enero de 1980.

A pesar de que las gestiones de las organizaciones de base de nuestro colegio resultaron desfavorables, cabe mencionar que la prensa nacional acogió con beneplácito las demandas de la gente del Rodrigo Facio. Un editorial de Radio Reloj elogió el movimiento cívico de aquel apasionado colegio, el cual abogaba por la excelencia educativa, tomando como patrón las virtudes y los valores de su cuerpo docente.

Recuerdo como parte de ese movimiento a los padres de familia Marta Constenla y Ana Amador Meneses, al profesor Rosendo Pizarro, la profesora Ana Cecilia Angulo, al dirigente comunal Luis Enrique Portilla, a los miembros de la Junta Administrativa, Gustavo Amador Hernández, Rodrigo Sojo Vargas; como también al patricio zapoteño y uno de los fundadores del colegio, Don Juan José Obando Amador, quien censuró enfáticamente las palabras de la señora Ministra al manifestar, a través de la prensa, que la delegación del Liceo irrespetaba las leyes educativas.

Seguro que a la señora la Ministra Dengo de Vargas la invadieron los cargos de consciencia, ya que días después le dirigió una nota al profesor Álvaro Alvarado Castro, en la que pedía comprensión ante la decisión de ese Despacho; de igual forma, ella le reconoció su elevada vocación al servicio de la juventud.

He aquí la mística con la cual se defendió a nuestra institución amada.

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