martes, 23 de octubre de 2012

FILIPINAS, LA EXCEPCIÓN A LA REGLA.

FILIPINAS, LA EXCEPCIÓN A LA REGLA.

No alcanzamos comprender la escasa difusión atribuida a la firma del acuerdo de paz duradera entre el Gobierno de Filipinas y  el grupo separatista Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI), a través del cual se ha puesto fin a más de 40 años de conflicto armado, el que provocó durante varias décadas la muerte de miles de personas y la división de la sociedad filipina.    
Excluyendo la costarricense, la mayoría de las Cancillerías del mundo se despreocuparon del singular arreglo político que tuvo lugar en esa nación del sudeste asiático, abierto por el Presidente filipino, Benigno Aquino, el cual  ha hecho posible el  diálogo fecundo entre dos religiones y culturas: el cristianismo y el Islam, a pesar de que en regiones como el Medio Oriente, África y la misma Europa, se profundizan los odios, la intolerancia  y la violencia.  
En términos generales, el acuerdo autorizará  al  gobierno filipino a que proceda a  la creación en el  2016 de la región autónoma de Bangsamoro, ubicada en el sur de Mindanao, donde viven entre cuatro y nueve millones de musulmanes, religión minoritaria en ese  país asiático,  considerado mayoritariamente católico. 

A cambio de mayores poderes en materia fiscal,  así como de una “parte equitativa” de las riquezas de la región,  el FMLI renuncia a la independencia de la cuarta parte del territorio nacional, que le ha sido asignada. A la vez,  organizará el desarme de sus 12.000 hombres. 

Asimismo,  la ley islámica  será aplicada allí en lo civil, pero no en lo penal, lo cual ha sido viable,  por cuanto en Filipinas, Indonesia y Malasia es frecuente el rechazo al fundamentalismo islámico y al presupuesto de la  instauración del régimen teocrático, que sí han cobrado vigor en el Medio Oriente, Irán, Afganistán,  Somalia, Nigeria, entre otros países.   

Por su parte, el predominio del catolicismo (fundamentalista,  en el sentido de la fe) en el territorio filipino obedece a los más de tres siglos, en que ese pueblo de orígenes malayos se convirtió en colonia de la Corona española, cuyo imperio de ultramar se impuso frente a la influencia inicial  de los malayos, indios, árabes y  chinos;   que luego  los Estados Unidos de América le  arrebataron  a principios del Siglo XX, al aprovecharse de una rebelión interna contra el gobierno de Madrid.
A partir de la instauración colonial,  los resentimientos políticos religiosos y culturales crecieron progresivamente, recrudecidos con  la ocupación estadounidense que  reemplazó  el predominio de España. 
La invasión y ocupación japonesa en medio de la Segunda Guerra Mundial hicieron más grave el clima de frustración y rebelión nacional, acelerado,  tanto por las embestidas de la guerrilla izquierdista, opuesta a la reocupación del país, por parte de las fuerzas armadas  estadounidenses (1944) y contra el  gobierno títere y dictatorial  de Ferdinando Marcos (1965 – 1986), derrocado después por las fuerzas opositoras, guiadas por  Corazón Aquino, la viuda del líder antigubernamental, Benigno Aquino, éste asesinado por sicarios al servicio de Marcos.   

Tras  la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, tampoco tardaron en llegar los históricos reclamos independentistas  de los musulmanes de la rezagada y empobrecida Mindanao, quienes optaron por la vía armada a finales de la década de 1960, a efecto de concretar sus propósitos separatistas, constante y férreamente impedidos por los cristianos pro-occidentales.
Estos hechos contribuyeron a  perfilar en el Asia un país filipino con rasgos cercanos a la América Latina de los tiempos de la prolongación de las dictaduras militares, la corrupción oficial,  las insurrecciones o guerrillas,  los golpes de Estado (o “técnicos”), aparejados con la alta concentración de la tierra y  crónica desigualdad social.
En el caso particular de la Filipinas moderna, todo lo anterior  ha contrastado con su  impresionante crecimiento económico, sustentado en la producción de bienes electrónicos y manufacturas, el empleo de los  recursos minerales y la modernización agroindustrial, complejidad que todavía no deja de ser un factor de tensión doméstico.
Ciertamente, en  décadas pasadas hubo fallidos intentos de pacificación que fracasaron. La guerra sangrienta, la cual echaba abono a los actos terroristas, indispuso fuertemente a las partes en conflicto a encontrar soluciones políticas y racionales, ahora inscritas en el acuerdo de octubre de este año.
  
Eso sí, corresponde a las Naciones Unidas, así como a los gestores de las negociaciones, en especial Malasia, contribuir al  puntual seguimiento del acuerdo político entre el Gobierno y los rebeldes musulmanes.  En el contenido de los discursos y pronunciamientos de los líderes y responsables de “la hoja de ruta” fijada, lucen las mejores voluntades, con tal de acabar definitivamente con la violencia y alcanzar la unidad del Estado filipino.
La parte hostil contra el plan de pacificación llegaría a ser el grupo extremista islámico Abu Sayyaf, relacionado con Al Qaeda, si bien ha sido objeto de contundentes pérdidas militares, por lo que sus movimientos y acciones terroristas comportarán el rechazo del
Frente Moro de Liberación Islámica, quien se comprometió a deponer las armas tras el arreglo pactado con el gobierno nacional.
Frente a las complicaciones de los múltiples conflictos regionales, resurge la firma del plan de paz en Filipinas en curso, el cual nos acerca a la hipótesis de hacer realidad el auténtico diálogo entre civilizaciones.
Ronald Obaldía González (Opinión personal)

4 comentarios:

  1. Adolfo Constenla, ESCRIBE:

    Excelente comentario,don Ronald, sobre una zona del mundo de la que no se habla mucho y sin embargo tenemos antecedentes históricos en común, por la herencia española, la aplicaciòn del Derecho Indiano y haber sido bautizado, ese territorio, en nombre de uno de los dos grandes reyes españoles de la època de la casa real de los Habsburgos o Austrias, Felipe II, hijo de Carlos I de España y V de Alemania. Además de ser, en el siglo XX uno de los fundadores de ASEAN en 1967, mediante la Declaración de Bangkok.

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  2. C. Echeverria escribe:

    He estado en Filipinas una sola vez, en el 2004, cuando FOCALAE. Me impresionò su latino identidad, a pesar de que la mayor parte de la poblaciòn detestaba a lo españoles, cuya sangre y genètica està por todo lado y el esfuerzo gringo por destruir la herencia e influencia cultural española, cosa que en Cuba y PR no pudieron lograr. Bravo! La Iglesia, los militares, la corrupciòn, las grandes familias, la forma de divertirse, todo es como lo nuestro. De hecho, a veces he dicho, màs en broma que en serio, que Filipinas deberìa estar en la OEA, pues fue parte del Virreinato mexicano.

    Tu artìculo me gustò, pues capta mucho. Solo dos cosas: en el oriente, el tema del acuerdo si ha de haber captado la atenciòn; aquì no pues vemos a Filipinas muy de ljeos. Y segundo, cro que Fiipinas no ha sido exitosa en lo econòmico, en parte quizàs, por la prevalencia de los valores hispanos, que no son los màs adecuados para el desarrollo.

    Slds doctorcito y adelante!

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  3. Adolfo Constenla, escribe: Agregando que, en la época colonial, una de las rutas marítimas más importantes del Imperio español fue la que salía de Manila (Filipinas) a Acapulco (México), cruzaban el territorio continetal mejicano para llevar las mercancías y salir de Veracruz hacia España. En las costas japonesas se han encontrado restos de naufragios españoles, que hacían esa ruta.

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  4. Ama Villegas Cordero, escribe:

    Queridos don Ronald y Adolfo, como siempre yo ilustrándome con Uds. dos. Jefe, ese artículo suyo como el pasado, también sobre Filipinas están demasiados llenos de verdad y de una agudeza que veo en pocos analistas de estos temas en Costa Rica, será porque no tenemos especialistas. Es curioso que desde nuestro continente y desde el europeo se le preste tan poca atención a un acontecimiento de tanto valor para Filipinas, para la región del Sureste Asiático en general y por ende, par a la humanidad. Como bien apunta Adolfo, Filipinas es miembro fundador de la Asociación de Países del Sureste Asiático (ASEAN) el que para mi gusto tiene el mejor sistema de integración del mundo, me perdonará la Unión Europea, pero es así. Además, ese país un verdadero militante en la lucha contra el terrorismo dentro de su propio territorio como al respecto de sus vecinos. Por eso, una firma de un acuerdo de paz que pone fin a un conflicto que costó más de 120.000 víctimas mortales debería ser merecedor de la atención de la comunidad, sobre todo estando en un contexto donde las “soluciones” a otros conflictos armados en otras regiones ha caído en el descrédito, la comunidad internacional debería estar brincando en una tapa por este acontecimiento histórico. Al menos de lo que pude constatar en Japón, los filipinos son gente demasiado trabajadora, disciplinada, con valores y principios inculcados dentro de su fe, mayoritariamente católica. Un dato que me llamó mucho la atención fue darme cuenta que, al menos aquí en Corea, la Virgen de Guadalupe, es la Patrona de América Latina y de las Filipinas, eso no lo sabía pero revela que efectivamente, la herencia española nos ha dado aspectos en común, muchos además, hablan español como nosotros. Por eso, mucha tristeza me dio el otro día leer en uno en uno de nuestros medios escritos de más circulación que la periodista ubicaba a Japón y a China en el Sureste Asiático, bueno, y entonces, quiénes estarán en el Norte? Me preguntaba yo. Eso por decir poco. Apunto esto para respaldar lo señalado por don Ronald, es extraña la falta de atención internacional a esta importante noticia, en nuestros países nos falta más lectura sobre asuntos que acontecen en este lado del mundo y que a lo mejor nos convendría conocer. Aquí en Corea el comunicado de prensa salió el propio 15 de octubre. Pero bueno, algunos siguen creyendo que Asia es China y que China es Asia. Por lo pronto, bien por Filipinas y bien por nuestra cancillería que se pronunció a tiempo y bien porque tenemos observadores y estudiosos como Ud. y como Adolfito que tanto saben.

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