LAS PARTIDAS ESPECÍFICAS EN EL LICEO RODRIGO FACIO.
La asignación de partidas específicas a favor del desarrollo y prosperidad de las comunidades nacionales, determinadas en las diferentes leyes presupuestarias del Gobierno de la República sobre todo, entre las décadas de 1970 y 1990, desempeñaron un significativo respaldo para los líderes de las organizaciones voluntarias, dedicados a realizar obra pública en sus respectivos pueblos.
Prácticamente las partidas específicas llegaron a ser la materia prima del trabajo de la sociedad civil. Zapote fue quizás de los más beneficiados con la práctica de la distribución estatal de tales recursos, los cuales subsanaron las necesidades sensibles en aspectos de infraestructura, educación, salud, cultura y deporte.
En esto llama poderosamente la atención la forma en que los fundadores y primeros miembros de la Junta Administrativa del Liceo Rodrigo Facio Brenes se ponían de acuerdo para captar partidas específicas de la Asamblea Legislativa, así como la organización de los métodos de persuasión para atraer el apoyo de los Diputados, tal que éstos se decidieran a colaborar en el financiamiento de la construcción de una edificación del colegio, o bien, fuera una mejora de las instalaciones.
Me correspondió estar al lado de Don Juan José Obando Amador (+), ciudadano grande, de quien aprendí tantas cosas extraordinarias, que en mi vida jamás podré borrar, entre ellas, la habilidosa tarea de conseguir partidas específicas para nuestra institución.
Este patricio zapoteño ponía a colación una fórmula matemática bien simple en el arte de la negociación de dichos recursos. En primer lugar las peticiones había que “inflarlas” – decía don Juan - , había que solicitarles a los Diputados más dinero de lo que se requería para realizar obra, ya que en el posterior forcejeo con ellos, lo más probable era que se negaran a satisfacer los montos originalmente pedidos. Entonces, con seguridad, en los acuerdos se bajaría la suma de lo planteado por la Junta Administrativa, puesto que otras comunidades demandaban también estos limitados recursos.
Aquella reducción de los Diputados cubría, aún así, el costo de las obras del colegio. Eso significaba evitar otras gestiones para completar los recursos. Si la Junta Administrativa conseguía de los Diputados lo que en un comienzo se planteaba, los dineros que sobraban se comprometerían para la concreción de nuevos proyectos que estaban pendientes. En uno de esos movimientos, fue así como en la década de 1980 se logró reparar la estructura del acueducto del colegio y fundar el salón de audiovisuales, gracias a las habilidades y las destrezas negociadoras de Don Juan José Obando, quien nunca abandonó sus funciones honorarias en la Junta Administrativa del Rodrigo Facio, desde ilustre fundador hasta su sensible fallecimiento.
Cabe mencionar a los señores Diputados Romilio Durán Picado, Elías Soley Soler y Guido Granados Ramírez, entre los benefactores del Liceo Rodrigo Facio, en lo que respecta a dotarlo de partidas específicas, recursos que representaron una manera de democratizar el presupuesto nacional.
Ronald Obaldía González.
La asignación de partidas específicas a favor del desarrollo y prosperidad de las comunidades nacionales, determinadas en las diferentes leyes presupuestarias del Gobierno de la República sobre todo, entre las décadas de 1970 y 1990, desempeñaron un significativo respaldo para los líderes de las organizaciones voluntarias, dedicados a realizar obra pública en sus respectivos pueblos.
Prácticamente las partidas específicas llegaron a ser la materia prima del trabajo de la sociedad civil. Zapote fue quizás de los más beneficiados con la práctica de la distribución estatal de tales recursos, los cuales subsanaron las necesidades sensibles en aspectos de infraestructura, educación, salud, cultura y deporte.
En esto llama poderosamente la atención la forma en que los fundadores y primeros miembros de la Junta Administrativa del Liceo Rodrigo Facio Brenes se ponían de acuerdo para captar partidas específicas de la Asamblea Legislativa, así como la organización de los métodos de persuasión para atraer el apoyo de los Diputados, tal que éstos se decidieran a colaborar en el financiamiento de la construcción de una edificación del colegio, o bien, fuera una mejora de las instalaciones.
Me correspondió estar al lado de Don Juan José Obando Amador (+), ciudadano grande, de quien aprendí tantas cosas extraordinarias, que en mi vida jamás podré borrar, entre ellas, la habilidosa tarea de conseguir partidas específicas para nuestra institución.
Este patricio zapoteño ponía a colación una fórmula matemática bien simple en el arte de la negociación de dichos recursos. En primer lugar las peticiones había que “inflarlas” – decía don Juan - , había que solicitarles a los Diputados más dinero de lo que se requería para realizar obra, ya que en el posterior forcejeo con ellos, lo más probable era que se negaran a satisfacer los montos originalmente pedidos. Entonces, con seguridad, en los acuerdos se bajaría la suma de lo planteado por la Junta Administrativa, puesto que otras comunidades demandaban también estos limitados recursos.
Aquella reducción de los Diputados cubría, aún así, el costo de las obras del colegio. Eso significaba evitar otras gestiones para completar los recursos. Si la Junta Administrativa conseguía de los Diputados lo que en un comienzo se planteaba, los dineros que sobraban se comprometerían para la concreción de nuevos proyectos que estaban pendientes. En uno de esos movimientos, fue así como en la década de 1980 se logró reparar la estructura del acueducto del colegio y fundar el salón de audiovisuales, gracias a las habilidades y las destrezas negociadoras de Don Juan José Obando, quien nunca abandonó sus funciones honorarias en la Junta Administrativa del Rodrigo Facio, desde ilustre fundador hasta su sensible fallecimiento.
Cabe mencionar a los señores Diputados Romilio Durán Picado, Elías Soley Soler y Guido Granados Ramírez, entre los benefactores del Liceo Rodrigo Facio, en lo que respecta a dotarlo de partidas específicas, recursos que representaron una manera de democratizar el presupuesto nacional.
Ronald Obaldía González.
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