“Centroamérica y la Unión Europea: Socios
con visión de futuro”.
Adolfo Felipe Constenla Arguedas
Señalaba Winston Churchill, uno de los más
grandes políticos europeos del siglo XX, en su famoso discurso “Levantemos
Europa”, en 1946, que “Si Europa se uniera,
compartiendo su herencia común, la felicidad, prosperidad y la gloria que
disfrutarían sus tres o cuatrocientos millones de habitantes no tendría
límites”.
Siguiendo esa idea, la geopolítica del
siglo XXI la determinan, cada vez en mayor medida, las relaciones de
interdependencia de los diversos bloques regionales, por lo general, dentro de
un marco multilateral. Dentro del ámbito del proceso de integración emprendido,
desde hace más de medio siglo, la política de Cooperación para el Desarrollo es
uno de los tres componentes sobre los que se asienta la acción exterior de la
Unión Europea (U.E). Esa política nace de un deseo de solidaridad de los
ciudadanos europeos, comprometidos con el imperativo de hacer partícipe al
resto del mundo de su bienestar social y de sus valores de democracia y respeto
a los derechos humanos.
Dentro de este orden de ideas, es importante indicar que el desarrollo de
los procesos de integración a nivel birregional, especialmente entre la Unión Europea y
América Latina y el Caribe, se ha enmarcado en la implementación de acuerdos de
diálogo político y cooperación. Más recientemente se han venido desarrollando
acuerdos de asociación que unen a los componentes sociales y políticos los
aspectos económicos, con el propósito de lograr un mayor nivel de integración.
El Acuerdo de Asociación, suscrito entre
Centroamérica y la Unión Europea
pretende fortalecer los lazos históricos y culturales que,
tradicionalmente, han existido entre las partes. Lo anterior debido a la toma
de conciencia en cuanto al desarrollo positivo de las relaciones entre ambas
regiones, durante la última década. Esto ha posibilitado el fomento de
objetivos e intereses comunes para emprender una nueva fase de relaciones más
profundas, más modernas y permanentes, a fin de responder a los retos y
acontecimientos internacionales actuales.
El mejor ejemplo de esto son los tres
pilares en los que se basa este acuerdo: Diálogo Político, Libre Comercio y
Cooperación. Sobre este Acuerdo se puede
señalar que se caracteriza por lo siguiente: 1. Constituye una manifestación de
voluntad entre sujetos de derecho internacional. 2. Surge de la actuación de
sujetos con capacidad jurídica. 3.
Presenta los requisitos para ser considerado como un tratado técnico,
multilateral, cuyo objeto abarca aspectos de política, economía y cooperación.
4. Su aplicación está circunscrita a las partes contratantes 5. Se trata de un
tratado-contrato, en el tanto solamente pretende regular las relaciones entre
ambos grupos birregionales. 6. Se trata de una manifestación de voluntad,
emitida por sujetos de Derecho Internacional, caracterizada por su solemnidad y
8. Busca crear derechos y obligaciones entre los dos grupos birregionales y su
cumplimiento puede ser exigido, es decir es una manifestación de voluntad
vinculante.
Con
la aprobación de este trascendental instrumento internacional, se estará
promoviendo un desarrollo social y económico sostenible y equitativo,
intensificar la consolidación y modernización del Estado de Derecho y reforzar
las políticas sociales entre ambas regiones.
Por ello, cabe terminar señalando, en
cuanto a la aprobación, por parte de Costa Rica, de este instrumento de
integración birregional, como lo hizo Churchill, en su famoso discurso del 19
de setiembre de 1946, pronunciado en Suiza, relativo a la forma de lograr el mayor desarrollo de Europa, pero
aplicándolo a la realidad de ambas regiones, en la actualidad, que “Todo lo que se
necesita es el propósito de cientos de millones de hombres y mujeres, de hacer
el bien en lugar de hacer el mal y obtener como recompensa bendiciones”.
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