domingo, 28 de julio de 2013

APRESURADOS POR LAS ARMAS DE GUERRA


APRESURADOS POR LAS ARMAS DE GUERRA.

 

Bajo  los mandatos del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que insta a todos los miembros del organismo mundial a inspeccionar la carga que circule “hacia o desde” Corea del Norte, entre otras medidas de cooperación para hacer cumplir las sanciones a Pyongyang por su desarrollo nuclear;   a mediados de julio de los corrientes Panamá retuvo en su canal interoceánico  el viejo barco Chong Chon Wang,  de bandera norcoreana, portador de material bélico.  

La embarcación con 36 tripulantes, procedente de Cuba e iba a Corea del Norte, traía consigo un cargamento de azúcar que cubría dos contenedores de material bélico o balístico. Igualmente y de acuerdo con la normativa internacional, es prohibido estar pasando material bélico, no declarado, por el canal panameño.

El obsoleto barco, casi una reliquia,  ya estaba atracado en un puerto cubano cuando, el 28 de junio de pasado, se llevó a cabo en La Habana una cumbre de altos mandos militares de Cuba y Corea del Norte (El País, 16 de julio, 2013).  En las conversaciones, que se prolongaron tres días, así por el estilo de la Guerra Fría,  participaron el presidente cubano Raúl Castro, el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, Leopoldo Cintra Frías, y el jefe del Estado Mayor del Ejército Popular coreano, Kim Kyok Sik, que viajó a la isla por invitación del gobierno de la isla.

“Visito Cuba para encontrarme con los compañeros de la misma trinchera, que son los compañeros cubanos”, dijo el general Kim para agradecer los honores recibidos por el gobierno y el ejército militar cubanos. Como es sabido, Corea del Norte posee  poquísimos “compañeros”, especialmente desde que Naciones Unidas sancionó el embargo en su contra, que ha sido prorrogado cada vez que Pyongyang ejecuta un ensayo nuclear. Razón por la cual Cuba, China, Irán y Siria – y solapadamente Nicaragua y Venezuela -   han rechazado estas sanciones y mantienen (El País, idem), pese a ellas, una estrecha relación política con el régimen dinástico (y demencial)  que ahora lidera Kim Jong-un: el tercer hijo de Kim Jong-Il, nieto de Kim Il-sun.

Por su parte, Cuba admitió que el armamento es de su propiedad. El argumento suyo de que el cargamento bélico, descubierto en el Chong Chon Gang sería transportado a Norcorea, a efecto de ser reparado y devuelto después a la isla, desde un principio, fue descreído por las principales fuentes de inteligencia. Poco contribuyeron los negativos antecedentes de los buques norcoreanos, en cuanto a ser capturados tanto por las autoridades internacionales, como por piratas,  al transportar en el pasado drogas y municiones.

Días antes, la cancillería panameña confirmó que “no se excluye” que haya técnicos de Estados Unidos y Gran Bretaña en la misión de inspeccionar a fondo el buque retenido.  Mientras que Corea del Norte reclama la liberación de los tripulantes y del buque.

Las hipótesis señalan esta vez a Siria, como el destino de las armas de guerra, que también  Irán y Rusia le proveen.  Armamento que resulta  indispensable,  sobre todo,  cuando el presidente Basher al – Assad ha equilibrado  la guerra contra la oposición sunita, apresurada por derrocarlo.  

Lo antes citado y la raquítica defensa cubana alrededor del buque norcoreano capturado,  sería parte de su táctica de rearmar sus aliados como Siria, ceñida a  auscultar la creciente transportación de armas de guerra por aguas del Caribe, de la cual podrían ser también receptores Nicaragua, Venezuela, así como la narco - guerrilla colombiana, cuyas negociaciones de paz con el Gobierno de Colombia, posiblemente, le han permitido tomar un respiro y  recobrar fuerza. La reciente  caída de 15 militares del ejército colombiano a manos de la Farc, es una señal evidente de su continuo rearme, en cuya red estarían involucrados Norcorea, retratada en el hallazgo del buque Chong Chon Wang, además de la implicancia de Cuba y el Irán, este con visible influencia en las dictaduras nicaragüenses y venezolanas.    

La vieja nave  norcoreana con armas de guerra, capturada este mes en el canal de Panamá, está lejos de significar un simple incidente  o un hecho aislado. Los regímenes dictatoriales o totalitarios en riesgo de desplomarse, cuyo objetivo, ahora, es sobrevivir y mantenerse vigentes, se han entregado a cooperar entre ellos,  en cuanto a proveerse de armas.  Corea del Norte y Cuba fijaron el método correspondiente en su encuentro militar de junio pasado, todo ello a contrapelo de la ética y las normas del derecho internacional.  Para ellos el lenguaje de las armas será siempre “la solución de continuidad” de sus sistemas políticos espurios.  El azúcar que los roedores lo  contaminen  en los contenedores de los barcos.  

 
Ronald Obaldía González (Opinión personal)

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