INEXACTITUDES Y PARADOJAS EN AMÉRICA DEL SUR.
Cabe extraer múltiples lecciones de las protestas o manifestaciones populares en casi todo el territorio de Brasil, las cuales tienden atenuarse en los últimos días, dados los remedios políticos - los cambios a la Constitución Política - , prometidos por la Presidenta Dilma Rousseff, quien se ha apartado del lenguaje represivo contra “los indignados”, entre ellos, gente de saco y corbata y habitantes de las famosas favelas o comunidades marginales.
Sin embargo, esta vez la policía militar ha traído al recuerdo su conducta represiva; en efecto, ha sido consecuente con el lema nacional, “Orden y Progreso”, la base ideológica de la doctrina de la seguridad nacional, que arropó en el pasado a las dictaduras militares en sus acciones de contrainsurgencia y contrainteligencia, tal que con ello se despejara cualquier resistencia obstaculizadora contra las políticas de acumulación de capital nacional a través de la aceleración del libre mercado, sin límites.
De acuerdo con las estadísticas oficiales del gigante suramericano, que la propia y objetiva realidad se encargó de desmentir, la clase media pasó a ser mayoritaria, bajo la conducción tanto de los gobiernos dictatoriales, como de los partidos social demócrata y de los Trabajadores (el oficialista), este último de tendencia izquierdista, guiado por el carismático Luis Ignacio “Lula” da Silva.
También el país de la samba y de los cetros mundiales en fútbol registra hoy uno de los menores índices de desempleo en su historia y continúa creciendo, aunque a un ritmo bajo (Revista Atenea, 2013, digital) a pesar de la crisis económica internacional. Eso sí, en cuanto a infraestructura, innovación e investigación, Brasil ha quedado un tanto relegado en comparación con otras economías emergentes, ya sean la China Popular, India y México.
Al mismo tiempo, dichos avances sociales y económicos tampoco han impedido que los brasileños consideren negativamente el funcionamiento de los servicios públicos, principalmente, los de educación, salud, saneamiento y el transporte público, “los cuales dejan mucho que desear”.
Los ya llamados "indignados" brasileños exigen, por ahora, mejores servicios públicos y mayores inversiones en tales áreas, así como el combate a la corrupción y al despilfarro de recursos públicos, “contra toda la suciedad de Brasil" (Revista Atenea, idem), acrecentados durante los tres gobiernos izquierdistas; como si fueran insuficientes “los espectáculos populistas” que en este sentido ofrecen la Argentina de los Kirchner y el chavismo (pro – cubano) de Venezuela.
Particularmente, en Brasilia, las protestas están dirigidas contra las costosas inversiones realizadas por el Gobierno para organizar eventos deportivos internacionales, como la Copa Confederaciones, disputada en días pasados por ocho selecciones nacionales, y el Mundial de fútbol del próximo año. "El Gobierno gasta miles de millones en estadios y deja de lado la salud" y las prioridades sociales, alegan la mayoría de los manifestantes.
La creciente inseguridad dentro de las conocidas favelas, bajo la influencia de sofisticados grupos criminales, agrava todavía más las incertidumbres sociales, la desigualdad e impunidad, que la sociedad brasileña resiente, cansada además de la frondosa e inoperante burocracia tanto federal como estatal.
Regresemos al punto de las lecciones. La primera consiste en la habilidad de las naciones suramericanas para adulterar sus realidades particulares. “El tiro les ha salido por la culata”. Pareciera que Brasil lleva la delantera en este comportamiento, ya sea que le demos crédito a las voces de los manifestantes, que ocupan las calles de las principales ciudades. Así entonces, Brasil “seguirá siendo la nación del futuro”.
Argentina, con la familia gobernante de los Kirchner, hoy agobiada por la carencia de reservas monetarias, déficit fiscal, alta inflación y desempleo y oleo con los fondos públicos, llegó a falsear, por bastante tiempo, sus estadísticas macroeconómicas, al extremo que las organizaciones financieras internacionales “la pillaron”, luego la censuraron, pues lo percibido desde afuera (y adentro) era un continuo desequilibrio fiscal y ralentización.
Por su parte, el milagro socialista guarda silencio en Chile, ahora cuando ha salido a la luz la precariedad de la educación pública y en consecuencia el malestar de los estudiantes por la mala calidad de la enseñanza. Con toda razón, Costa Rica con mejor educación secundaria y universitaria, supera a Chile en innovación - según la última encuesta de medición internacional - , pese a nuestra carencia de materias primas estratégicas, menor territorio y población, más aún con ingresos, basados en la economía del café, joven pero dinámica actividad de servicios y la reciente entronización de la alta tecnología.
Respecto a Venezuela, la veo como un caso perdido, a menos que “el pajarito” oculto en la mente del Presidente Nicolás Maduro reaparezca en nuestros sueños y nos narre otra versión de los hechos.
La segunda lección de tales protestas suramericanas descansa en la prolongación de la tendencia (o equivocada cultura) de “crear desarrollo dentro del subdesarrollo”, un presupuesto empleado por los teóricos de la dependencia de la década de 1970. Según estos académicos, la mayoría de las naciones latinoamericanas son proclives a la construcción y proliferación de infraestructura de última generación, exuberantes edificios, etcétera, así como a generar estilos de consumo del primer mundo en un sector minoritario de la gente, sin embargo, registran cifras patéticas en cuanto al cumplimiento de satisfacer las necesidades vitales de la mayoría de la población.
La tercera lección que nos deja “esta novedosa Primavera brasileña”, es que en Costa Rica andamos siempre “pura vida”.
Ronald Obaldía González (Opinión personal)
Miguel Díaz escribe:
ResponderEliminarGracias don Ronald, una gran responsabilidad escribir de complejas realidades de otras naciones, que para nosotros son poco conocidas.
Podemos caer en la tentación de lecturas y conclusiones rápidas.
Veo que en el caso citado de Chile, usted cae en un problema como el señalado, al atribuir, equivocadamente, las dificultades sobre la educación a los gobiernos socialistas. Un poco más de estudio y de conocimiento de la realidad chilena, encontraría que los orígenes de la actual situación se creó durante los años de dictadura del señor Pinochet, que "municipalizó" (el Estado abandonó) la educación, y privatizó otros servicios sociales, como el agua, la salud, etc.
Es cierto también, que los gobiernos de centro izquierda tampoco hicieron mucho.
En esta campaña y en los años que vendrán podrá conocerse mucho de esos antecedentes. Mucho de lo instalado obedecen a los amarres que dejó la dictadura, por ejemplo, el sistema binominal de elecciones.
Muy cordialmente,
md
Jorge Arturo Sánchez Bolaños escribió:
ResponderEliminarAmigo, considero interesante el breve análisis que haces de los más importantes, económicamente hablando, países sudamericanos. Aquí, allá y en todo lugar, los políticos se encargan de esconder la realidad económica, o al menos "maquillarla". A pesar de los pesares, como se dijo en una ocasión, nuestros gobiernos, han hecho grandes esfuerzos para sobresalir del ámbito centroamericano, inyectando con ayuda económica muchos servicios sociales, situación que no ocurre u ocurre poco en otras economías vecinas. Pero eso no es suficiente, pues esos grandes esfuerzos, últimamente han venido a menos, por la pésima administración que han demostrado algunas de nuestras instituciones. Miles de millones de colones se han malgastado en obras que quedan inconclusas o han costado muy caras y en las cuales, muchos terceros han salido millonarios con los dineros del pueblo. Somos el país del "pura vida", así como Brasil es el "país del fútbol". Lo malo, es que ya el tico empieza a conocer que le están manipulando su razonamiento con algunas frases hechas por los políticos y la prensa. El pueblo costarricense y el brasileño están diciendo basta. Nos diría Mariela Saravia: "No construyas tu yo interior de barro que se derrumba, (tampoco) ... de cristal, porque se quiebra. Constrúyelo de luz para que ilumine y trascienda". Eso es lo que se necesita Costa Rica, luz y sabiduría para que todos juntos logremos encaminar esta Patria, que unida puede ser mejor. "Sí se puede"