domingo, 27 de enero de 2013

LA DESGLOBALIZACIÓN.

LA DESGLOBALIZACIÓN.

La tendencia de “la desglobalización”  (Mark Leonar,2013) ha llegado a convertirse en cuestión crítica para “los profetas” de hace veinte años que estaban plenamente convencidos  de la total e irreversible integración política, económica y cultural de la sociedad global.  El fenómeno lo equiparaban hasta con la “ley de la gravedad”.

Ahora estamos presenciando que lo predicado era una “ilusión óptica”, sobre todo, al constatar  la aguda inestabilidad económica y financiera de la Unión Europea (UE), cuyo desorden y descontrol, el desprestigio de las élites políticas y las operaciones suicidas de los banqueros (Niall Feguson), vinieron a socavar los fundamentos mismos del sistema capitalista clásico.

Disculpen la digresión. Quizás sería inconveniente calificar de ciencia ficción lo previsto por los apologistas de la globalización tras la caída del Muro de Berlín, por cuanto nunca se imaginaron el poder de las redes sociales,  a través de la invención de la Internet y el facebook, entre otras herramientas,  las cuales son portadoras de una ética y normativa, sustentada en el “espíritu crítico”.  Un renovado  comportamiento,  diametralmente  opuesto a la ideología del mercado capitalista a ultranza,  cuya voracidad y codicia, como lo demuestra la crisis financiera actual, presupuestó en su hora  la eliminación “del Estado regulador y fiscalista”.

En cambio, el despertar “crítico” de las redes sociales es una tipología de globalización que fertiliza el legado del principal rasgo distintivo de la cultura occidental, es decir,  “el espíritu crítico”, humanista,  que argumenta Mario Vargas Llosa, la única civilización (la occidental)  “que a lo largo de su historia, ha permitido la convivencia en su seno”, tanto de la alta contradicción como el elevado consenso,  “acaso de tantos  detractores e impugnadores como valedores”, y entre aquellos, a buen número de sus pensadores y artistas más lúcidos y creativos.

Ahora sí, regreso al tema central. La relación (desigual)  entre países centrales (fuertes) como Alemania y los de la periferia, entre ellos, España, Italia, Grecia, origina una especie de “disgregación”, en la que están primando las agendas domésticas o nacionales, todo lo cual amenaza la vigencia de la eurozona y el mercado único europeo  (Mark Leonar).

El deterioro de la expansión del bloque comunitario fue  “incontestado” recientemente por el primer ministro británico, David Cameron, tras su anuncio de que dejará que los británicos decidan en un referendo si quieren permanecer en la Unión Europea “o irse”;  poco común es la satisfacción de España, Polonia y Grecia frente a la Alemania, convertida en el núcleo central de la UE, la que mejor provecho ha obtenido de la integración comunitaria, con rosto de globalización.  

A pesar de que Estados Unidos de América continúa  liderando el mundo, es bien notorio su reacción (desglobalizadora) de  anteponer  su centro de interés en la reconstrucción doméstica, ya sea arreglando el déficit fiscal, el acuerdo bipartidista de la deuda pública, así también el incremento de los empleos,  con preferencia sobre las aventuras exteriores (Mark Leonar).  Razón por la cual evita comprometerse a intervenir militarmente en Siria, en los conflictos africanos, o bien tomar partido en las diferencias por límites marítimos entre China Popular y el Japón.  De ahí también el bajo perfil de Washington en sus movimientos de interpenetración con América Latina.   

La China Popular, que continúa siendo de los motores vitales de la economía mundial, tampoco se escapa de “la desglobalización”.  El avance de la significativa reforma económica de Deng Xiaoping  suma, en los últimos años,  riesgosos distractores o detonantes domésticos,  que la pueden “disgregar”   de la nueva e interdependiente “Asia (global) económica, científica, tecnológica, así como de la estabilidad y la seguridad”;  en tanto que los dirigentes comunistas chinos, del estatus quo,  sean incapaces de contener  las exigencias internas de acelerar el tiempo del cambio en el débil sistema político, en especial el Estado totalitario. El cual está lejos de  responder a las expectativas y a los tejidos de la poderosa sociedad civil, fuente de creciente tensión. Todo  ello, atizado por la crónica desigualdad social,  la oposición y el malestar de Hong Kong contra el gobierno local, representante de los intereses chinos, así también la amenaza de las redes sociales que presionan por el derecho a la libertad de expresión, además del cristianismo que gana terreno dentro de la población.

Por su parte, es de prever mayor “ensimismamiento e impermeabilidad” en el  arcaico Oriente Próximo, este, enfermo a causa de dramáticas divisiones y conflictos militares, destinados a  prolongarse, tales como el de Siria y las revueltas en Egipto, a punto de contagiar también las  monarquías del Golfo, todas ellas satrapías árabes y musulmanas, que tanto fascinaron al segundo gobierno del Presidente Oscar Arias Sánchez, y principalmente a su Canciller Bruno Stagno.  

A menos que los sectores liberales y demás sectores seculares  - que los hay en el Medio Oriente -    lleguen a ser efectivos a través de las redes sociales,  tengan éxito en evitar que los yihadistas de la instauración de la sharía, se apoderen del despertar de la Primavera Árabe, tal vez se podría pensar en superar el legado oscurantista y siniestro (Mario Vargas Llosa) que también es parte componente de dicha civilización desglobalizada.       

Hasta Costa Rica se “desglobalizó”, puesto que se percató rápidamente  que  la entrada y salida libre de  capitales, que se distinguen por migrar  de un país a otro en busca de superiores ganancias (los capitales golondrinas o especulativos),   provoca daños irreversibles a las economías nacionales, así como lo acontecido en Asia Oriental en la década de 1990.    Sin embargo, se globaliza en la otra forma positiva, al defender, en el ámbito internacional,  la tesis que evita poner obstáculos a la información difundida por la vía del  Internet.  Si es así, sigamos globalizándonos.

Ronald Obaldía González  (Opinión  personal)    

4 comentarios:

  1. Carlos Echeverria


    Tremendo tu artìuclo Ronaldinho. Das en el clave, comolohice, modestia aprte, en 1995 cuando me le enfrentè a aquel charlatàn japonès que todavìa los consensuados de WA veneran y que escribiò aquel pasquìn llamado "El fin de la Historia". T felicito por tu claridad y valentìa. Claro, los paìses han tenido que "echarp'a tràs".

    Un abrazo,

    ResponderEliminar

  2. Miguel Herrera Ulate

    Amigo, excelente el análisis, especialmente el asiático y esa sinopsis para llegar a los capitales llamados especulativos en C.R. Gracias por estar educándonos en estos temas. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Alexis Arias Mora

    Estimado Ronald, mucha gracias por este importante análisis y gracias también por el aporte valioso al conocimiento de todos nosotros los internacionalistas.
    Un abrazo,

    ResponderEliminar
  4. rodrigo díaz bermúdez escribe:

    Profeta Ronald, profeta politólogo.

    Me gustó su artículo, y me hace pensar muchas cosas que le expreso así.
    El paradigma de inmunología, ataque defensa, guerra fría, da paso a uno de redes
    o neuronal. La globalización sí es por supuesto, una ficción de percepción en la transición entre ambos paradimas saltándose las fallas, grietas, fisuras, placas movedizas del sistema compuesto por identidades, etnicas, singularidades intra y multisistémicas. De tal forma, que el concepto orgánico, sistémico, red neurosocial, es a la vez la vía de un cambio hacia una tendencia no de globalización sino de desglobalización en donde lo desigual, lo crítico, no es señal de no global en el sentido de completo desgaje, sino simplemente síntomas que sólo pueden ser apreciados en un análisis transversal y no tópico seccionado, porque a la postre si hay no una globalización como cemento unitivo sino una "promiscualización" de los mercados en cuanto a mercancías no solo objetivas materiales sino objetales semánticas y
    culturales, como una expresión de la umdimbre en Panikkar, no solo en lo filosofico o religioso sino en lo propiamente humano. La rápida desilución de lo global, ha traido entonces la también rápida toma de conciencia de lo ideológico del asunto y el percaterse del virus que afectaba la ideología globalizante, que escondía los elementos de un capitalismo atroz, o en face atroz, que pretendía legitimar la promiscuidad de los capitales prostituidos y lavados, por ej. o de la ilusión de ser una insula sanchiacana con un anticristo central como parodia de moderno sacroimperioromanogermánico posmoderno, pero al final solo una corrupta idea en la mente de un quijote sin juicio, el libre mercado suelto a la zaga de mayores concentraciones y desastre ecológico y de las esencias propias de los individuos y naciones, en su ser en sí como dirían los filosofos alemanas del 19, por ej. la costa rica profetizada desde los 70 por los pensadores liberales, como una patria con valores universales y nacionales y con instituciones que garantizaran más o menos la vida individual y colectiva,etc.etc.
    En fin, Ronald, creo que hablar de desglobalización sólo puede hacerse en el sentido de despojar de contenido a una categoría idelógica, la globalización predicada desde especialmente desde el final de siglo y entrado el presente, desideologización en base a esa cantidad de síntomas y fenómenos que mencionas como en el Asia. Pero, también podría calificarse, usando de nuevo la categoría de globalización, para puntualizar una idea, un concepto,una filosofía social basada en la tecnología, trasmida por la vía transversal y neuronal de las redes sociales, de que es posible hacer valer los valores y esencias conquistados en el paso y vigentes como patriomonio mundial, el derecho de expresión por ej., la libre difusión de ideas, los derechos humanos, la libertad religiosa, la justicia salarial, el desarrollo desde la producción y desde la corrupción o promiscuidad del mercado, la socialización de la cultura, el arte, la fe, el agua para todos, lo económico y lo ecológico en una balanza de cohexistencia armónica y que sé yo,la amistad por ejemplo y no el sexo promiscuo de la globalización. Me gustó su articulo.

    ResponderEliminar